EL CRISTIANISMO A LA LUZ DE LA RAZÓN.
1ª.- Parte : VERDAD Y FALSEDAD COMO CLAVES PARA COMPRENDER EL UNIVERSO
LA LEY DE LA NATURALEZA HUMANA
Normalmente en las discusiones (de adultos y/o niños, educados o no) normalmente no se dice que el comportamiento del interlocutor no agrada, sino que se apela a un cierto modelo de comportamiento que se espera que el interlocutor conozca.
Normalmente, también, el otro, no contesta "al diablo con tu modelo" sino que suele intertarse demostrar que sus hechos no van contra el modelo, o de hacerlo que tiene una razón para ello.
Parece y hay entre ambas partes un acuerdo tácito sobre una regla de juego limpio, comportamiento decente, una moralidad o como quiera llamarse sobre la que sí están ambos de acuerdo. Si no hay dicho comportamiento, regla, moralidad, comportamiento, podrán luchar como animales, con más o menos violencia, pero no podrán DISCUTIR en el sentido humano de la palabra.
Discutir significa intentar demostrar que la otra parte está equivocada pero no tendría sentido si ambas partes no comparten (o tienen un acuerdo) lo que está bien y lo que está mal. Como tampoco tendría sentido decir que un jugador de fútbol ha cometido una falta a menos que haya un consenso sobre las reglas del juego.
A esta Ley o Regla sobre lo que está bien o mal se le llama LEY NATURAL. Hogaño cuando hablamos de leyes de la naturaleza nos referimos a las leyes físicas, de la herencia o de la química. Antaño cuando los pensadores llamaban a la regla de lo que está bien (o mal) Ley de la Naturaleza se referían en realidad a la LEY DE LA NATURALEZA HUMANA. La idea era que del mismo modo que todos los cuerpos están sometidos y gobernados por la ley de la gravedad, el hombre tenía su ley ... con una gran diferencia: que un cuerpo no puede elegir si obedece la gravedad o no, pero el hombre sí puede elegir obedecer, o no, la ley de la naturaleza.
Dicho de otra forma, todo hombre se encuentra, en todo momento, sujeto a varios conjuntos de leyes, pero sólo hay una que le está permitido desobedecer. Como cuerpo está sometido a la gravedad, como organismo no puede desobedecer las leyes biológicas, físicas y químicas que le rigen. Es decir, el hombre NO PUEDE DESOBEDECER las leyes que comparte con las cosas y animales, pero la Ley que es peculiar a su NATURALEZA HUMANA, la que no comparte con ningún animal, cosa o planta, es la que si quiere puede desobedecer.
Y a esta Ley se le denominó la LEY DE LA NATURALEZA HUMANA porque se pensaba que TODO EL MUNDO la conocía por naturaleza, que no precisaba ser enseñada. Evidentemente no quiere decirse con ello que no pueda encontrarse, raramente, individuos que la desconocen como pueden encontrarse daltónicos o sin oído musical.
Pero tomando el conjunto la idea humana de un comportamiento decente es evidente para todos. Por eso se puede decir que otros hacen mal porque conocemos el bien (ellos y nosotros), de otro modo, si no lo conocieran no tendría sentido ni podríamos culparlos de nada.
Algunos objetan que la Ley Natural conocida por todos los hombres no puede sostenerse porque ha habido (y hay) diferentes civilizaciones y épocas con pautas morales diferentes. Pero no es verdad. Cierto que ha habido diferencias de pautas morales pero no han sido tantas que hayan permitido constituir una difernecia total.
Cuando se comparan las enseñanzas morales de, por ejemplo, antiguos egipcios, babilonios, hindúes, chinos, griegos o romanos lo que realmente llamará la atención es lo parecidas que son entre sí y a la nuestras.
Habría que preguntarse ¿qué significa una moralidad totalmente diferente?
El egoísmo nunca ha sido admirado, puede que los hombres disientan en si deben tener una o varias esposas, pero siempre han estado de acuerdo en que no se debe tomar a cualquier mujer que se desee.
Y más asombroso aún, cada vez que se encuentra a un hombre que dice que no cree en lo que está bien y en lo que está mal, se verá que se desdice inmediatamente. Puede que no cumpla la promesa que hace, pero si se rompe una que se le hizo a él se quejará diciendo "no es justo" antes de que se haya dado cuenta.
Una nación dirá que los tratados no son importantes, pero estropeará su argumento diciendo que el tratado en particular que violó era injusto. Entonces, si los tratados no son importantes (o no se cree en lo que está bien y mal), si no hay Ley de la Naturaleza ¿Cuál es la diferencia entre un tratado injusto y uno justo, entre un hecho bueno y uno malo?
¿No se delatan demostrando que, digan lo que digan, realmente conocen la ley de la naturaleza como todos?
Estamos forzados a creer en un auténtico bien y mal. Las personas pueden, a veces, equivocarse sobre ello, pero no son cuestión de gusto u opinión, como tampoco lo es la tabla de multiplicar
Pero aunque es cierto que hay una Ley de la Naturaleza, también lo es que nadie la guarda realmente, si hay alguien que sí lo hace puede dejar de leer pues nada de lo que siga le concierne.
Podemos decir que este año, este mes, más probablemente, hoy mismo hemos dejado de practicar el comportamiento que esperamos de los demás. Podemos tener todo un cargamento de excusas, fuimos injustos con los niños porque estábamos cansados, el asuntillo de aquel dinero turbio (ya casi olvidado) sucedió por las estrecheces que pasábamos, y lo que prometimos hacer y se nos olvidó fue porque ... bueno no lo habríamos prometido si hubiéramos sabido que estaríamos tan ocupados, etc. etc.
Yo, tu, todos, no conseguimos cumplir muy bien con la ley de la naturaleza, y cuando nos lo reprochan ya tenemos un arsenal de excusas. Que nos demuestran, nos guste o no, cuánto creemos en la ley de la naturaleza. Si no creyéramos en un comportamiento decente ¿porqué tantas excusas por nuestro comportamiento indecente?
La verdad es que creemos tanto en la decencia, sentimos tanto la ley natural presionándonos, que no podemos enfrentarnos al hecho de transgredirla e intentamos evadir la responsabilidad.
Sólo es para nuestro mal comportamiento para el que intentamos buscar tantas explicaciones.
Sólo atribuimos nuestro mal carácter al hecho de sentirnos cansados, preocupados, etc. Porque nuestro buen comportamiento lo atribuimos a nosotros mismos.
Así los dos puntos a considerar son:
1º.- los seres humanos tienen esa idea de que deben comportarse de cierta manera, y les guste o no, no pueden librarse de ella.
2º.-no se comportan de esa manera correcta, conocen la ley de la naturaleza y la infringen.
Estos dos hechos son el fundamento de todas las ideas claras sobre nosotros mismos y del universo en que vivimos.
ALGUNAS OBJECIONES:
PRIMERA: ¿Lo que llamamos ley natural no será nuestro instinto gregario desarrollado como los demás instintos?
No negamos que podamos tener dicho instinto, pero no debemos confundirlo con la ley moral. Todos sabemos qué se siente cuando nos empuja el instinto: sea el amor maternal, el sexual, el de comer o respirar.
Es una necesidad intensa, un deseo fuerte, de actuar de cierta manera. Muchas veces podemos sentir el deseo de ayudar a otro, sin duda, fruto del instinto gregario. Pero sentir un deseo de ayudar es muy diferente de sentir que uno DEBERÍA ayudar lo quiera o no.
Si oyéramos un grito de socorro probablemente sintamos dos deseos: prestar ayuda (instinto gregario) y mantenernos a salvo del peligro (instinto de conservación).
Pero además, en nuestro interior, sentiremos que debemos prestar ayuda y reprimir la huída. Precisamente esto que juzga entre dos instintos y decide cuál de ellos debe alentarse, no puede ser ninguno de los instintos anteriores. Sería como decir que la partitura que indica, en un momento dado, tocar una tecla de piano y no otra, es ella misma una de las notas del teclado. La ley moral indica qué nota tocar, nuestros instintos son las teclas.
Otra forma de ver que la Ley Natural no es uno de nuestros instintos es que si lo fuera deberíamos poder señalar algún impulso particular en nuestro interior que fuera siempre lo que se llama "bueno"; que siempre estuviera de acuerdo con el buen comportamiento. Pero no sucede así. No hay ningún impulso que la ley moral no pueda, en algún momento, decir que reprimamos y ninguno que no pueda, en algún momento, decirnos que lo alentemos.
Por eso ES UN ERROR PENSAR QUE HAY IMPULSOS BUENOS (amor maternal, patriotismo) Y OTROS MALOS (sexo, instinto de lucha). Normalmente el deseo sexual y el instinto de lucha deben ser reprimidos con más frecuencia que el amor maternal y el patriotismo, pero hay situaciones en que los primeros deben alentarse y reprimirse los segundos.
No hay tal cosa como impulsos buenos o malos. El piano no tiene dos clases de notas, las "correctas" y las "equivocadas", cada nota es correcta (o equivocada) según el momento.
La ley moral no es un instinto ni un conjunto de instintos, es algo que compone una especie de melodía (que llamamos bondad o conducta adecuada) dirigiendo los instintos.
Por eso es peligroso tomar un impulso cualquiera y fijarlo como norma a seguir a toda costa. No hay ni uno solo que no pueda convertirnos en demonios si lo fijamos como guía absoluta. Tal vez pensemos que el amor a la humanidad es una excepción, pero no lo es. Si dejamos fuera la justicia estaríamos violando acuerdos y falseando pruebas en un juicio "en nombre de la humanidad" volviéndonos crueles y traidores.
SEGUNDA: ¿No es la ley moral una convención social inculcada por la educación?
Aquí hay un malentendido, el que se plantea esta cuestión suele dar por sentado que si hemos aprendido algo, de nuestros padres, maestros, etc. Lo aprendido debe ser sencillamente una convención humana. Pero NO es así. Todos aprendemos las tablas de sumar y multiplicar en el colegio, un niño sin instrucción no las conocerá, pero de esto no puede seguirse que las tablas de suma y multiplicación son una convención humana. Algo que los hombres hemos inventado para nosotros mismos y podrían haberse hecho de forma diferente de haberse querido.
Es evidentemente que aprendemos los comportamientos decentes y las reglas de comportamiento de nuestros modelos (padres, amigos, profesores, libros, ...) del mismo modo a como aprendemos todo lo demás.
También es evidente que algunas o muchas cosas que aprendemos podrían ser diferentes (circular por le lado derecho, pero otras, como las leyes matemáticas son verdades auténticas) la cuestión es ¿a qué clase pertenece la ley de la naturaleza humana?
Hay dos razones para afirmar que pertenecen a la misma clase que las de las matemáticas
1ª.- aunque puede haber diferencias entre las ideas morales de una época, y las de otro no son tan grandes y puede reconocerse la misma ley presente en todas, mientras que las meras convenciones (como las normas de tráfico) pueden variar.
2ª.- cuando se piensa en las diferencias morales entre pueblos ¿es mejor la moral de un pueblo que la de otro? ¿algunos de los cambios sirvieron para mejorar? Si no, no podría haber habido ningún progreso moral. EL PROGRESO NO ES SIMPLE CAMBIO SINO QUE TIENE QUE SER UN CAMBIO PARA MEJOR. Si ningún conjunto de ideas morales fuera más verdadero o mejor que otro, no tendría sentido preferir la moral civilizada a la salvaje, la cristiana a la pagana.
Pero todos creemos que ciertas morales son mejores que otras.
Y es precisamente en ese momento, cuando se dice que un conjunto de ideas morales puede ser mejor que otro, cuando se está midiendo a ambas por una norma, estamos diciendo que uno de ellos se ajusta mejor a la norma que el otro.
Pero la norma que mide dos cosas es diferente de ambas, en realidad, se comparan ambas con una MORAL AUTÉNTICA, admitiendo que existe algo como el BIEN y el MAL, independiente de lo que crean las personas.
De otra forma, si vuestra moral es más verdadera que otra forma de pensar o ideología que es menos verdadera o buena, tiene que haber algo ALGUNA MORAL AUTÉNTICA que haga que las primeras sean verdad (o mejores).
La razón por la que tu idea de Zaragoza es más (o menos) verdadera que la mía es que Zaragoza existe, es un lugar real, con independencia de lo que ambos creamos sobre ella.
Si cuando alguno dijera Zaragoza y simplemente quisiera decir "la ciudad que estoy imaginando" ¿cómo podría uno tener una idea mejor o más auténtica que el otro? No habría cuestión de falsedad o autenticidad en absoluto.
De igual forma si la regla del comportamiento decente significara, simplemente, lo que a cada uno le de por creer, no tendría ningún sentido decir que un país habría estado más acertado que otro, ni decir que el mundo podría desenvolverse progresivamente mejor o peor.
Aunque las diferencias entre las ideas de las personas sobre el comportamiento correcto a menudo nos hacen sospechar que no hay una auténtica ley de comportamiento, lo que podamos pensar sobre estas diferencias realmente prueban lo contrario.
Algunos exageran las diferencias porque no distinguen entre diferencia de creencia y de hechos.
Si alguien dice "hace 300 años había gente en España que quemaba a las brujas" ¿Es esa la regla de la naturaleza humana o el comportamiento correcto?
Si no ejecutamos brujas es porque no existen. Si lo creyéramos (si hubiera realmente personas que se habían vendido al diablo y recibido poderes sobrenaturales a cambio, y usaran dichos poderes para matar a sus vecinos o volverles locos es indudable que estaríamos todos de acuerdo en que si alguien merecía la pena de muerte serían esos traidores repugnantes).
Aquí no habría diferencia de principio moral; la diferencia es simplemente un asunto de hecho. Puede que sea un gran progreso en nuestro conocimiento no creer en las brujas, pero no hay progreso moral en el hecho de no ejecutarlas cuando no se cree que existan. Como no llamaríamos considerado con los animales a alguien que no pone ratoneras en su casa, si lo hace porque no cree que en su casa haya ratones.
LA REALIDAD DE LA LEY.
Así hay dos cosas extrañas en la naturaleza humana:
una: estamos obsesionados por la idea de un comportamiento que deberíamos practicar y
otra: no seguimos dicho comportamiento.
Muchos pueden considerar que no es extraño, o incluso que quebrantar la ley natural sólo significa que no somos perfectos y ¿Por qué esperaríamos serlo?. Sería una buena respuesta si intentáramos fijar la cantidad de culpa que tenemos por no comportarnos como esperamos que lo hagan los demás. Pero eso es algo que no nos compete en absoluto. La culpa no nos concierne, estamos intentando averiguar la verdad, y desde este punto de vista la sola idea de algo como imperfecto, que no es como debería ser, tiene ciertas consecuencias.
Si tomamos un árbol, una piedra, etc. cada uno es como es, no tiene sentido decir que debería haber sido de otra forma. Podemos decir que una piedra tiene "la forma equivocada" si quiere usarse para un uso determinado, o que el árbol es malo si no nos da la sombra o el fruto esperado. Pero en ambos casos, árbol y piedra, queremos decir que no son adecuados para nuestro interés particular. No les podemos echar la culpa de ello.
Ese árbol que decimos malo, de hecho, está cumpliendo las leyes naturales igual que uno bueno.
¿Qué se sigue de esto?
Que lo que llamamos leyes de la naturaleza (el modo en que el clima actúa sobre el árbol, por ejemplo) pueden no ser realmente leyes en el sentido estricto del término, sino sólo en un sentido figurativo.
Cuando se afirma que las piedras caen siguiendo siempre la ley de la gravedad ¿no es tanto como decir que la ley sólo significa "lo que siempre hacen las piedras que caen"?
No pensamos que al soltar la piedra ésta recuerda, súbitamente, que tiene órdenes de caer hacia el suelo. Sólo queremos decir que, de hecho, cae.
En otras palabras, no podemos estar seguros de que haya algo por encima de los hechos en sí, una ley sobre lo que debería ocurrir, diferente de lo que realmente ocurre.
Las leyes de la naturaleza, tal como se aplican a los árboles, piedras, etc. podrían significar, solamente, "lo que la naturaleza, de hecho, hace"
Pero en la Ley de la Naturaleza Humana, o ley moral o del comportamiento decente, la cosa cambia. Esa ley no significa "lo que los seres humanos, de hecho, hacen" pues muchos no la obedecen completamente.
La ley de la gravedad dice qué harán las piedras si se dejan caer, pero la ley de la naturaleza humana dice QUÉ DEBERÍAN HACER LAS PERSONAS, no lo que realmente hacen.
Es decir, con las personas, entra en juego algo más, algo que está más allá y por encima de los hechos en sí. Tenemos los hechos (cómo se comportan los hombres) y tenemos algo más (cómo deberían comportarse).
En el resto del universo no es necesario que haya otra cosa salvo los hechos. Los electrones, las moléculas, etc. se comportan de cierta manera, y de ahí siguen unos resultados, y esa podría ser toda la historia.
Pero no ocurre lo mismo con las personas, los hombres se comportan de una cierta manera pero esa no es toda la historia, ya que en todo momento se sabe que deberían comportarse de forma diferente.
Podría decirse que cuando se dice que alguien no debería comportarse como lo hace,sólo quiere darse a entender lo mismo que cuando alguien dice que una piedra tiene la forma equivocada; es decir, que lo que está haciendo nos resulta inconveniente. Pero no es verdad. No nos enfadamos porque tropiece alguien con nosotros, pero sí cuando intenta ponernos la zancadilla deliberadamente, incluso si no lo consigue. Y aunque el primero nos haya hecho daño y el segundo no.
Aún más el comportamiento malo de otro puede beneficiarnos. En la guerra cada lado puede encontrar traidores del otro lado que les resultan útiles, pero aunque lo usen y paguen lo consideran un gusano.
Lo que llamamos comportamiento decente de los demás es es el que nos resulta útil a nosotros. En cuanto a nuestro comportamiento decente, no significa que nos compense como guardar un secreto aunque ello nos deje en ridículo, estudiar en vez de copiar en el examen, etc.
Aunque ser decente no compense a una persona particular en un momento dado, sí compensa a la raza humana como todo, pues los humanos sabemos que no podemos tener felicidad o seguridad auténticos excepto en una sociedad en la que todo el mundo juega limpio y por ello intentan ser decentes.
La seguridad y la felicidad sólo pueden conseguirse cuando los individuos, las clases y los países son honestos, justos y sinceros los unos con los otros. Esta es una de las verdades más importantes del mundo.
Si bien no explica completamente el por qué nos sentimos como nos sentimos sobre el bien y el mal. Pues si preguntamos a alguien ¿Por qué debería ser generoso? y contestara "porque es bueno para la sociedad", entonces podríamos repreguntarle ¿Por qué iba a importarme lo que es bueno para la sociedad salvo cuando me compensa personalmente? y respondería "porque debes ser generoso" y así volveríamos al punto de partida.
Estamos enunciando una verdad pero no progresamos.
Es como si alguien pregunta ¿para qué sirve el fútbol? y respondieran "para marcar goles". Marcar goles es el juego mismo, pero no la razón del juego. Estaría diciendo el fútbol es fútbol ... cierto, pero no vale la pena decirlo.
Igualmente si alguien pregunta ¿De qué sirve ser decente? es inútil constestar "para beneficiar a la sociedad" pues ser generoso (beneficiar a la sociedad) es una de las cosas en las que consiste ser decente. Es decir, estamos diciendo que ser decente es ser decente.
Los hombres deberíamos ser generosos, deberíamos ser justos. No decimos que los hombres son generosos, ni que les gusta serlo, sino que DEBERÍAN SERLO.
La LEY MORAL o Ley Natural no es un simple hecho sobre el comportamiento humano del mismo modo que la ley de la gravedad es, o puede ser, simplemente un hecho sobre cómo se comportan los objetos pesados.
Tampoco es una fantasía, pues no podemos librarnos de la idea, y la mayoría de las cosas que pensamos y decimos sobre los hombres sería un sinsentido si lo hiciéramos.
Tampoco es una manifestación de cómo nos gustaría que los hombres se comportasen para nuestra conveniencia, ya que el comportamiento que llamamos malo o injusto no es el mismo que el comportamiento que nos parece inconveniente, e incluso puede ser el opuesto.
En consecuencia, esta norma de lo que está bien y lo que está mal: la Ley de la Naturaleza humana es de una u otra forma algo auténtico ... algo que sí está realmente ahí, algo que no ha sido inventado por el hombre.
Y sin embargo no es un hecho en el sentido corriente de la palabra, no del mismo modo que nuestro comportamiento real es un hecho. Parece como si tuviéramos que admitir que hay más de una clase de realidad, que en este caso en particular, hay algo que está más allá y por encima de los hechos ordinarios del comportamiento humano, y que sin embargo es definitivamente real: una Ley Real que ningún hombre haya formulado, pero que nos presiona.
LO QUE YACE DETRÁS DE LA LEY
Si lo que llamamos leyes de la naturaleza no fueran otra cosa que una forma de hablar, cuando decimos que la naturaleza está regida por ciertas leyes puede querer decir, solamente, que la naturaleza se comporta de cierta manera.
Las llamadas leyes pueden no ser nada real, nada por encima y más allá de los hechos que observamos.
Pero en el caso del hombre no es así. La ley de la naturaleza humana, de lo que está bien y está mal, puede ser algo por encima y más allá de los hechos en śi del comportamiento humano. En este caso, además de los hechos en sí, hay algo más: una ley real, que no es inventada y que sabemos que deberíamos de obedecer.
Veamos ahora, qué es lo que nos dice esto sobre el universo en qué vivimos.
Desde que los hombres empezaron a pensar han estado preguntándose qué es en realidad este universo y cómo ha llegado a estar donde está.
En general, se han sostenido tres puntos de vista:
1º.- el materialista:
Sostiene que la materia y el espacio, sencillamente existen, y siempre ha sido así, sin que nadie sepa por qué, y que la materia siguiendo comportamientos fijos ha producido, por una suerte de rareza, criaturas como nosotros, capaces de pensar. Por una infinitesimal probabilidad algo chocó contra nuestro sol y produjo los planetas, y por otra minimísima posibilidad los compuestos químicos, la temperatura, y condiciones para la vida se dieron en uno de esos planetas con lo que parte de esa materia cobró vida.
Luego seguirían una larga serie de coincidencias las criaturas vivas se convirtieron en seres como nosotros.
2º.- el religioso:
Lo que está detrás del universo se parece más a una mente que a cualquier otra cosa que conozcamos. Es decir, es consciente, tiene planes y fines, y prefiere unas cosas a otras.
Es con esa intención con la que creó el universo, en parte con propósitos que desconocemos pero, en todo caso, para producir criaturas semejantes a Él (con mente).
No debemos pensar que una de esas posturas fue sostenida hace mucho tiempo y la otra fue tomando, gradualmente, su lugar.
Allí donde hay gente pensante aparecen ambas ideas. Y más aún, no es posible averiguar cuál de las dos ideas es correcta sólo basándose en la ciencia.
La ciencia funciona a base de experimentos, observando cómo se comportan las cosas. Toda afirmación científica, a la larga, por complicada que sea, significa algo como: "apunté el telescopio a cierta parte del cielo a las 2,20 AM, del día 15 de enero y vi tal cosa", o "puse un poco de esto en un matraz, lo calenté hasta tal temperatura e hizo esto o se transformó en aquello".
Esto no es atentar en nada contra la ciencia, es dejar claro su cometido. Y cuanto más científico es el hombre, más estará de acuerdo en que esa es la misión de la ciencia ... muy útil y necesaria.
Pero la RAZÓN de por qué las cosas están dónde están, y de si hay algo detrás de las cosas que observa la ciencia (algo de una clase diferente) no es cuestión científica. Si hay algo detrás, entonces, o tendrá que permanecer del todo desconocido para el saber humano o si no hacerse conocer de forma diferente.
La afirmación de que existe tal cosa, o la de que tal otra o existe, no son afirmaciones que pueda hacer la ciencia, por eso los auténticos científicos no suelen hacerlas. Sí lo hacen los periodistas, los novelistas populares, que han recogido unos fragmentos más o menos científicos, los que las hacen.
Después de todo es un asunto de sentido común. Si la ciencia fuera completa, que conociera todas las cosas del universo las preguntas del tipo ¿Por qué hay un universo? ¿por qué funciona de esta manera? o ¿Tiene algún significado?, etc. seguirían sin ser contestadas.
La posición sería desesperante si no fuera por un motivo: que hay una cosa, y solo una, en todo el universo de la que sabemos más de lo que podemos aprender mediante la observación externa. Y, sí, esa única cosa es el hombre. No sólo observamos al hombre, SOMOS hombres, disponemos de información confidencial.
Por esa causa sabemos que los hombres se encuentran bajo una ley moral que ellos no han hecho, que no pueden olvidar aunque lo intenten y que saben deben obedecer.
Cualquiera que no fuera humano y estudiase al hombre desde fuera, como nosotros observamos la electricidad, o las coles, sin conocer nuestro lenguaje y sin poder información confidencial sobre nosotros, jamás obtendría la más mínima evidencia de que tenemos esa ley moral. ¿Cómo podría?
Sus observaciones le demostrarían lo que hacemos, y la ley moral trata de lo que debemos hacer (no de lo que realmente hacemos).
De igual modo si hubiera cualquier cosa por encima y más allá de los hechos observados en el caso de las piedras o del clima, nosotros, estudiándolo desde fuera, jamás podríamos esperar descubrirlo.
La posición de la pregunta es por tanto ésta: queremos saber si el universo sencillamente es lo que es sin ninguna razón, o si hay algún poder detrás de él que le hace ser lo que es.
Dado que ese poder, si existe, no sería uno de los hechos observados sino una realidad que los hace, ninguna mera observación de los hechos puede descubrirlo.
Solamente hay un caso en que podemos saber si hay algo más, y ese caso es el nuestro, y en ese caso encontramos que ese poder existe.
O dicho al revés, si hay un poder controlador fuera del universo, no podría mostrarsenos como uno de los hechos dentro del universo ... de la misma forma que el arquitecto no es una pared, una escalera o una pieza del edificio.
El único modo en que podríamos esperar que se nos mostrase sería dentro de nosotros mismos como una influencia o una orden intentando que nos comportásemos de una cierta manera. Y eso es justamente lo que encontramos dentro de nosotros.
¿No es sospechoso? en el único caso en el que se podría esperar obtener una respuesta, la respuesta resulta ser positiva, y en los otros casos en los que no se obtiene una respuesta se ve por qué no se obtiene.
Supongamos que alguien nos pregunta, cuando vemos un hombre uniformado que va dejando sobres en diferentes casas ¿por qué supones que va dejando cartas? pues le responderíamos "porque cada vez que viene a nuestras casas compruebo que, efectivamente, son cartas". Y si nos objetasen "pero nunca has visto esas cartas que reciben los otros" podríamos decirle, efectivamente, claro que no, y no espero hacerlo, porque no están dirigidas a mí.
Podemos explicar, razonadamente, las cartas de otros por las que recibimos nosotros.
Lo mismo ocurre con esta pregunta, la única carta que se nos permite abrir es el hombre, cuando lo hacemos, especialmente cuando abrimos esa carta en particular que llamamos yo mismo, encontramos que no existimos solo, que estamos bajo una ley, que algo o alguien quiere que nos comportemos de cierta manera.
Por supuesto no es creíble que si nos pudiéramos meter dentro de una piedra o un árbol descubriríamos exactamente la misma cosa, del mismo modo que no es creíble que todas las personas reciban la misma carta que yo.
Esperaríamos que la piedra obedeciese la ley de la gravedad ... mientras el remitente de nuestra carta simplemente nos dice que obedezcamos la ley de nuestra naturaleza humana.
Él compele a la piedra a que obedezca las leyes acordes a su naturaleza pétrea, pero esperaríamos encontrar que había un remitente de las cartas en ambos casos, un Poder detrás de los hechos, un Director, un Guía.
Aunque vamos progresando aún estamos muy lejos del Dios de la teología cristiana. Hasta ahora lo único que tenemos es Algo que dirige el universo, y que aparece en mí como una ley que me urge a hacer el bien y me hace sentirme responsable e incómodo cuando hago el mal.
Podemos asumir, fácilmente, que esto se parece más a una mente que a cualquier otra cosa que conozcamos ... porque después de todo, la única otra cosa que conocemos es la materia, y es apenas imaginable que un fragmento de materia de instrucciones. Naturalmente no es necesario que se parezca mucho a una mente, y aún menos a una persona.
3º.- la filosofía de la fuerza vital
Es un punto de vista intermedio entre los dos anteriores, también denominado de Evolución Creativa o Evolución Emergente (por ejemplo las de la obra de Georges Bernard Shaw o en las de Bergson)
Los que sostienen este punto de vista afirman que las pequeñas variaciones por las cuales la vida en esta tierra "evolucionó" de formas más simples hasta el hombre no se debían al azar sino al "esfuerzo" o "propósito" de una fuerza vital. Aquí deberíamos preguntarnos si esa fuerza vital tiene mente o no.
Si la tiene, entonces, "una mente que trae al vida a la existencia y la conduce a la perfección es realmente Dios, y su punto de vista es idéntico al punto de vista anterior, el religioso.
Si no la tiene ¿qué sentido tiene decir que algo que no tiene mente se "esfuerza" o tiene un "propósito".
Una de las razones por las que la idea de la evolución creativa resulta atractiva para muchos es que proporciona gran parte del consuelo emocional de creer en Dios y lo exime de las consecuencias menos agradables.
Cuando nos sentimos bien y brilla el sol, no queremos creer que todo el universo es una simple danza mecánica de átomos, es agradable poder pensar en esta gran fuerza misteriosa que se despliega a lo largo de los siglos y que nos transporta en la cresta de la ola.
Pero si queremos hacer algo que no está muy bien, la fuerza vital, ya que es ciega, sin moral ni mente, jamás interferirá con nosotros como ese Dios molesto.
Así la fuerza vital es una especie de Dios domesticado que puede ponerse en funcionamiento a voluntad, pero no molestará en nuestros planes.
Es la piedra filosofal, todas las emociones de la religión pero sin tener que pagar ningún precio por ellas ¿No es así la fuerza vital el mayor logro de la creencia deseada que el mundo haya visto hasta la fecha?
2ª.- Parte : UN MOTIVO PARA ESTAR INQUIETOS.
En la Ley Moral, alguien o algo, desde el más allá del universo material, está comunicándose con nosotros.
Esta conclusión puede irritar a algunos o pueden pensar que les estamos tendiendo una trampa, envolviendo con ropaje filośofico lo que es una "charla religiosa" más.
Algunos pueden que estuvieran interesados mientras creían que tenía algo nuevo que decir, pero claro, si resulta ser solamente religión ... bueno, el mundo es así y no podemos dar marcha atrás al reloj.
Si alguno opina así me gustaría que siguiera leyendo porque le comentaría tres cosas:
PRIMERA:
En lo de dar marcha atrás al reloj ¿pensaríais que es una broma si digo que podéis dar marcha atrás, y que si el reloj estuviera equivocado a menudo esto es algo muy sensato?
A todos nos seduce la idea del progreso. Pero el progreso significa acercarse más al lugar donde se quiere estar. Por tanto, si descubrimos que nos hemos desviado del camino seguir la senda equivocada no nos acercará más a él. Si marchamos por la senda errónea el progreso significa dar un giro de 180º y volver hacia el camino correcto. Así el hombre que antes se vuelve es el más progresista.
No hay nada de progresista en persistir y avanzar en el error, negándose a admitirlo.
Si observamos el estado actual del mundo es evidente que la humanidad ha estado cometiendo un grave error. Estamos en el camino equivocado, y por tanto debemos volver atrás cuanto antes.
SEGUNDA:
De momento no hemos, ni estamos, haciendo un discurso religioso. Aún no hemos llegado al DIOS de ninguna religión en sí, ni siquiera a un Dios Personal y menos aún al Dios Cristiano.
Hemos llegado a un ALGO o ALGUIEN que se encuentra tras la Ley Moral. No hemos sacado nada de la Biblia o de las Iglesias; estamos RAZONANDO e INTENTANDO ver qué podemos averiguar sobre ese Alguien (Algo) con el uso de nuestra razón.
Aunque lo que averiguamos sobre ese Alguien nos deja sin aliento, tenemos dos pequeñas pruebas sobre ese Alguien.
Una de ellas es el universo que ha creado, en base a ello, tendremos que admitir que es un gran Artista (el universo es inmensamente bello) aunque también es bastante despiadado y un enemigo del hombre (el universo es peligroso y aterrador).
La otra es la Ley Moral que nos ha inculcado en nuestras mentes. Y ésta es una evidencia aún mejor que la anterior porque es información confidencial.
Se descubre más acerca de Dios mediante la Ley Moral que a través del universo en general, del mismo modo que se descubre más sobre un hombre escuchando su conversación que mirando la casa que ha hecho.
Desde esta segunda evidencia podemos llegar a la conclusión de que el universo está intensamente interesado en una conducta correcta ... en el juego limpio, la generosidad, el valor, la buena fe, la honestidad y la sinceridad.
En este punto debemos estar de acuerdo con lo que dice el cristianismo y otras religiones de que "Dios" es "bueno".
Pero, un momento, la Ley Moral no nos da ninguna base para pensar que Dios es "bueno" (en el sentido de indulgente, simpático, blando). No hay duda indulgente sobre la Ley Moral. Es dura como el acero, dice que hagamos lo correcto y no parece importarle lo doloroso, peligroso o difícil que pueda ser. Si Dios es como la Ley Moral no es blando.
No sirve aquí decir que al hablar de Dios "bueno" os referís a un Dios que puede perdonar.
Aún no hemos llegado a hablar de un Dios personal ... sólo hemos llegado a un Poder tras la Ley Moral (y el universo) más parecido a una mente que a cualquier otra cosa. Pero aún podría ser muy diferente a una Persona. Si esa es una mente puramente impersonal, puede que no tenga sentido pedirle que haga excepciones con vosotros o que os exima, del mismo modo que no tiene sentido pedirle a la tabla de multiplicar que os exima si hacéis mal las cuentas. Es inevitable que saquéis un resultado equivocado.
Tampoco sirve de nada decir que si hay un Dios de esa clase (bondad impersonal absoluta) entones no os gusta y no vais a hacerle ningún caso. Ya que el problema es que una parte de vosotros está de Su parte y de acuerdo con su desaprobación de la avaricia, la trampa y la explotación humanas. Puede que queráis que haga una excepción en vuestro caso, que os perdone por esa vez, pero en el fondo sabéis que a menos que el Poder que hay tras el mundo realmente e inalterablemente deteste esa clase de comportamiento, Éste no puede ser bueno.
Por otro lado, sabemos que si de verdad hay una bondad absoluta, ésta debe detestar la mayoría de las cosas que hacemos. Ese es el terrible dilema en el que estamos.
Si el universo no está gobernado por una bondad absoluta todos nuestros esfuerzos, a la larga, serán inútiles.
Pero si lo está, entonces nos estamos enemistando todos los días con esa bondad, y no es nada probable que mañana lo hagamos mejor, de modo que nuestro caso vuelve a ser desesperado.
No podemos estar sin ella pero tampoco con ella. Dios es el único consuelo; pero también es el supremo terror, lo que más necesitamos y aquello de lo que más queremos escondernos. Es nuestro único aliado posible, y nos hemos convertido en sus enemigos.
Los que hablan como si encontrarse con la mirada de la bondad absoluta fuera divertido tendrían que volver a pensarlo antes de afirmar tal cosa. Aún siguen, solamente, jugando con la religión. La bondad es o la gran seguridad o el gran peligro, según el modo en que reaccionemos ante ella. Y nosotros hemos reaccionado mal.
TERCERA:
No hemos hecho este preámbulo para tender una trampa, la razón es diferente, es que: EL CRISTIANISMO SENCILLAMENTE NO TIENE SENTIDO HASTA QUE NO NOS ENFRENTAMOS CON LOS HECHOS DESCRITOS.
El Cristianismo dice a la gente que se arrepienta y les prometa perdón. Por lo tanto no tiene nada que decir a los que no saben que hayan hecho algo por lo que deban arrepentirse y que no piensan que necesiten algún perdón.
Solamente TRAS COMPRENDER QUE HAY UNA AUTÉNTICA LEY MORAL Y UN PODER TRAS DICHA LEY, Y QUE HEMOS INFRINGIDO DICHA LEY Y NOS HEMOS ENEMISTADO CON DICHO PODER... es después de eso, y no antes, cuando el Cristianismo empieza a hablar.
Cuando sabemos que estamos enfermos hacemos caso al médico. Cuando nos damos cuenta de que nuestra posición es casi desesperada empezamos a comprender de qué habla el Cristianismo.
Los cristianos ofrecen una explicación de cómo hemos llegado a nuestro estado actual de odiar la bondad en vez de amarla. Ofrecen una explicación de cómo Dios puede ser una mente impersonal detrás de la ley moral y, al mismo tiempo, Persona.
Dice como las exigencias de esta ley, que nadie puede satisfacer, han sido satisfechas en nuestro nombre; cómo Dios mismo se hace hombre para salvar al hombre de la desaprobación de Dios.
Es también una vieja historia, y si queremos profundizar en ella habremos de consultar con personas autorizadas para hablar del asunto.
Lo único que aquí decimos y pedimos a la gente es que se enfrenten a los hechos ... que comprendan las preguntas que el Cristianismo pretende contestar. Y estos son HECHOS ATERRADORES. Nos gustaría que fueran agradables, pero debemos decir lo que creemos es la verdad.
Naturalmente que la religión cristiana es, a la larga, indeciblemente consoladora. Pero no empieza con consuelo: empieza con el desaliento descrito, y no sirve de nada pasar al consuelo sin haber sentido antes el desaliento.
En la religión, como en todo lo demás, el consuelo es lo único que no puede obtenerse buscándolo. Si buscamos la verdad, puede que al final encontremos consuelo. Si solo buscamos el consuelo no obtendremos ni una ni otro ... sólo palabrería y creencias deseadas para empezar y, al final, desconsuelo.
LAS CONCEPCIONES RIVALES DE DIOS.
Antes de hablar de qué creen los cristianos hablaremos de una cosa que no necesitan creer. Los cristianos no precisan creer que todas las demás religiones están simple y totalmente equivocadas. Los ateos deben creer que lo más importante de todas las religiones del mundo es sencillamente un tremendo error. Pero los cristianos son libres de pensar que todas esas religiones, incluso las más extrañas, contienen al menos un indicio de verdad.
Un ateo tiene que intentar persuadirse de que la mayor parte de la humanidad ha estado siempre equivocada sobre la cuestión que más le importa.
Pero un cristiano puede tener un punto de vista más liberal. Naturalmente ser cristiano significa pensar que allí donde el cristianismo difiere de otras religiones es el cristianismo el que tiene razón y las otras no. Como en aritmética la cuenta sólo tiene un resultado correcto, los demás están equivocados, pero algunos resultados equivocados están más próximos al correcto que otros o al que no reconoce ni la cuenta.
La primea gran división de la humanidad ocurre entre la mayoría, que cree en una clase de Dios o dioses, y una minoría que no cree. El cristianismo se alinea con la mayoría y en contra de los materialistas modernos.
La siguiente clasificación se produce entre los creyentes en Dios que pueden dividirse por la clase de Dios en que creen. Hay dos ideas muy diferentes sobre esto:
Él está más allá del bien y del mal
Los humanos llamamos a algunas cosas buenas y a otras malas, pero es un punto de vista humano, pero a medida que nos volvemos más sabios vemos más claramente qué todo es bueno en ciertos aspectos y malo en otros, y que nada podría haber sido diferente, por tanto, mucho antes de acercarnos al punto de vista divino esa distinción habrá desaparecido completamente. Un cáncer es malo porque mata al hombre, pero el cirujano es mal porque mata el cáncer, todo depende del punto de vista.
Este primer punto de vista, que Dios está más allá del bien y mal se llama PANTEÍSMO, entre otros lo sostenía Hegel y muchos hindúes.
Dios es definitivamente bueno o "justo"
Un Dios que toma partido, que ama el amor y rechaza el odio, que quiere que nos comportemos de una forma determinada. Este segundo lo sostienen los judíos, mahometanos y cristianos.
A esta gran diferencia entre el panteísmo y la idea cristiana de Dios se añade otra. Los panteístas creen que Dios anima el universo, que el universo mismo es Dios de modo que si no existiese uno tampoco lo haría el otro y que cualquier otra cosa que se encuentre en el universo es una parte de Dios.
La idea cristiana es muy diferente. Los cristianos piensan que Dios inventó y creó el universo pero no es el universo. del mismo modo que un hombre pinta un cuadro o compone una canción. Un pintor no es su cuadro y no muere si se destruyera éste.
Si no se toma demasiado en serio la distinción entre el bien y el mal es fácil decir que todo lo que se encuentra en el mundo es parte de Dios. Pero si pensamos que algunas cosas son realmente malas, y que Dios es realmente bueno, entonces no puede hablarse de Dios así. Los cristianos creemos que Dios está separado del mundo y que algunas cosas que vemos en él son contrarias a Su voluntad.
Ante un cáncer o un barrio de chabolas el panteísta puede decir "si sólo lo vierais desde el punto de vista divino, os daríais cuenta de que esto también es Dios".
El cristiano replicaría "no digas esas tonterías" el cristianismo es una religión luchadora, cree que Dios hizo el mundo (el espacio, el tiempo, el calor, el frío, los animales, los vegetales son cosas que Dios inventó igual que un hombre inventa una historia). Pero también piensa que hay muchas cosas que han ido mal en este mundo que Dios creó y que Dios insiste, e insiste en voz muy alta, en que volvamos a enderezarlas.
Esto plantea una pregunta muy importante. ¿Si un Dios bueno ha creado el mundo por qué éste ha salido mal?
Muchos se niegan a escuchar la respuesta de los cristianos a la misma pues no hacen más que pensar que "digan lo que digan los cristianos, y por inteligentes que parezcan los argumentos, ¿no es más fácil y sencillo decir que el mundo no fue creado por un poder inteligente? ¿no son todos esos argumentos más que un complicado intento de evitar lo que es evidente?"
Pero eso lleva a una nueva dificultad.
Si el argumento contra Dios es que el universo parecía tan injusto y cruel ¿Cómo se adquiere esa idea de lo que es JUSTO e INJUSTO? Cuando alguien dice que una línea está torcida es porque tiene idea de lo que es una línea recta.
¿Con qué se compara este universo cuando se afirma que es injusto? si es tan malo y sin sentido de la A a la Z ¿por qué la persona que forma parte de dicho universo reacciona tan violentamente en contra? Una persona se siente mojado en el agua, pero un pez que es acuático no se siente así.
Alguien podría renunciar a su idea de injusticia y afirmar que era una idea privada suya, pero si lo hace así el argumento contra Dios también se derrumba .... ya que el argumento dependía de decir que el mundo era realmente malo e injusto, y no simplemente que no satisfacía sus fantasías privadas.
Así, en el mismo acto de intentar demostrar que Dios no existe, (en otras palabras, que toda la realidad carecía de sentido) se descubre que estamos forzados a asumir que una parte de la realidad (específicamente nuestra idea de justicia) estaba llena de sentido.
En RESUMEN EL ATEÍSMO RESULTA SER DEMASIADO SIMPLE. SI TODO EL UNIVERSO CARECE DE SIGNIFICADO, JAMÁS NOS HABRÍAMOS DADO CUENTA DE QUE CARECE DE SIGNIFICADO, del mismo modo que, si no hubiera luz en el universo, y por lo tanto nadie tuviera ojos, jamás habríamos sabido que el universo estaba a oscuras y la palabra oscuridad carecería de algún significado.
LA INVASIÓN.
Sí, el ateísmo es demasiado simple, pero también lo es el punto de vista del cristiano-con-agua, el que afirma que hay un Dios bueno en el cielo y que todo marcha bien, dejando a un lado todas las doctrinas terribles y difíciles sobre el pecado, el infierno y la redención. Ambas filosofías son igualmente pueriles.
No sirve de nada pedir una religión sencilla. Después de todo, las cosas no son sencillas. Pueden parecer sencillas, pero no lo son.
La mesa ante la que nos sentamos parece sencilla, pero pedidle a un científico que os diga de qué está hecha realmente (que os hable sobre los átomos y sobre cómo las ondas de luz rebotan en ellos y se dirigen a nuestros ojos, lo que hacen con el nervio óptico y éste con nuestro cerebro) y descubriremos que lo que llamamos "ver una mesa" nos lleva a misterios y complicaciones cuyo final apenas podemos imaginar.
Un niño rezando una plegaria infantil parece algo sencillo. Lo sería si nos detenemos ahí, todo está bien. Pero si no nos conformamos (y el mundo moderno no suele hacerlo) y queremos profundizar y preguntar qué está sucediendo realmente, entonces tendremos que prepararnos para algo difícil.
Cuando se pide algo que va más allá de la simplicidad no podemos luego quejarnos de que ese algo más no sea sencillo. Sin embargo este comportamiento necio suele ser adoptado por personas que en realidad no son nada necias, pero que consciente (o inconscientemente) quieren destruir el cristianismo.
Esas gentes presentan una versión del cristianismo adecuada para un niño de 6 años y lo convierten en el objeto de sus ataques. Cuando se intenta explicar la doctrina cristiana tal como realmente la sostiene un adulto instruido, se quejan de que haces que les de vueltas la cabeza y que todo es demasiado complejo, para acabar por argüir que si realmente hubiera un Dios están "seguros" de que Él habría hecho simple "la religión" porque la simplicidad es tan hermosa, etc. etc.
Es difícil rebatir a estas personas porque cambiarán sus bases cada cinco minutos y sencillamente os harán perder el tiempo. Fijémonos, entre otras cosas, en su petición de que "Dios haga simple la religión".
Como si la religión fuese algo que Dios ha inventado, y no Su manifestación a nosotros de ciertos hechos inalterables acerca de Su propia naturaleza.
Además de ser complicada, la realidad suele ser extraña, no es nítida ni obvia, no suele ser lo que se espera.
Por ejemplo: cuando se comprende que la tierra y demás planetas giran alrededor del sol podría esperarse que todos hubieran sido creados parejos ... a igual distancia unos de otros, o a distancias que progresivamente aumentaran o disminuyeran, o del mismo tamaño todos, o aumentando (disminuyendo) su tamaño según su distancia al sol. Pero en realidad no hay ninguna consonancia en sus tamaños, distancias, algunos tienen una luna, otros cuatro, o ninguna, o dos, otros un anillo, ...
La realidad suele ser algo que no habríamos podido ni imaginar. Esa es una de las razones por las que creer en el Cristianismo. Es una religión que no podría haberse adivinado, imaginado alguien.
Si ofreciera exactamente la clase de universo que siempre esperaríamos, intuiríamos que es algo artificialmente inventado. Pero en realidad no es algo que alguien haya podido inventarse por su ingrediente de peculiaridad que poseen las cosas reales.
Así pues dejemos atrás todas esas filosofías infantiles y sus simples respuestas, demasiado simples. EL PROBLEMA NO ES SIMPLE Y LA RESPUESTA TAMPOCO LO SERÁ.
¿Cuál es el problema? Un universo contiene muchas cosas malas y aparentemente carentes de sentido. Pero también contiene criaturas como nosotros que sabemos que son malas y carentes de sentido.
Sólo quedan dos puntos de vista que encaran todos los hechos:
El Cristiano: que este mundo es bueno pero que ha ido por un mal camino, pero que aún conserva el recuerdo de lo que debería haber sido.
El Dualismo: o creencia de que hay dos poderes iguales e independientes tras todo lo que existe, uno bueno y otro malo, y que este universo es el campo de batalla en el que ambos guerrean sin fin.
Personalmente creo que el Dualismo, tras el Cristianismo, es la postura más valiente y sensible del mercado, salvo por una trampa.
Los dos poderes (espíritus, dioses, bueno y malo) son supuestamente independientes, ambos existieron desde toda la eternidad, ninguno creó al otro y ninguno tiene más derecho que el otro para llamarse, a sí mismo, Dios.
Probablemente cada uno de ellos piensa que es bueno y el otro malo. Uno es amante del odio y la crueldad, el otro del amor y la compasión, y los dos apoyan su propio punto de vista.
¿Qué queremos decir cuando llamamos a uno el Poder Bueno y a otro el Poder Malo? o estamos simplemente diciendo que, piensen lo que piensen ambos poderes sobre ello y nos guste lo que nos guste a los humanos, uno está de hecho en un error, que se equivoca al llamarse a sí mismo bueno.
Si lo que queremos decir es que preferimos al primero, debemos renunciar, totalmente, a hablar del bien y del mal. Ya que el bien significa que lo que deberíamos preferir, sin importarnos lo que nos pueda gustar en un momento dado.
Si "ser bueno" meramente significa unirse al lado que nos gusta en un momento dado, sin razón aparente, entonces el bien no merece llamarse bien. así que debemos querer decir que uno de los dos poderes está, de hecho, equivocado y el otro es correcto.
Pero en el momento que aceptáramos eso estaríamos añadiendo al universo un tercer elemento: una ley, o norma, o regla del bien a la que uno de los dos poderes se adhiere, y el otro no. Pero como ambos poderes se juzgan con igual patrón, este patrón o el Ser que estableció dicho patrón, está más arriba y por encima de ambos, es decir, Él será el auténtico Dios.
De hecho, lo que queríamos decir al llamarlos bueno y malo resulta ser que uno de ellos está en relación correcta con el auténtico y definitivo Dios, y el otro está en relación equivocada.
Puede demostrarse lo mismo de diferente manera. Si el dualismo fuera verdad, el poder malo debería ser un ser a quien le gustara el mal per se. Pero en la realidad no tenemos experiencia de alguien a quien le gusta el mal sólo por ser malo. Lo que más se acerca a ello es la crueldad, pero en la vida real la gente es cruel por una de dos razones:
1ª.- son sádicos, tienen una perversión que convierte para ellos la crueldad en placer, o
2ª.- porque obtienen algo a cambio (poder, dinero, ...) Pero el poder, el dinero, etc. son todas cosas buenas en sí mismas. La maldad consiste en perseguirlas con el método equivocado, o de manera errónea, o en demasía.
Es decir, la maldad, cuando se la examina, resulta ser el medio para obtener un bien aunque de una forma equivocada.
Se puede ser bueno por el mero hecho de la bondad, pero no se puede ser malo por le mero hecho de la maldad. Puedes hacer una buena acción cuando te sientes bondadoso, aunque no produzca placer el realizarla, pero nadie comete un acto cruel porque la crueldad es perversa, sino porque le resulta útil o agradable.
En otras palabras, la maldad no puede conseguir siquiera ser mala del mismo modo que la bondad es buena. La bondad es ella misma pero la maldad es sólo bondad estropeada. Y para que algo sea malo primero tiene que ser bueno.
Al sadismo lo consideramos una perversión porque tenemos una idea previa del comportamiento normal, luego lo calificamos de pervertido, y podemos ver cuál es la perversión porque podemos explicar lo perverso a partir de lo normal, pero no podemos explicar lo normal a partir de lo perverso.
Entonces ese Poder Malo, que se supone que está en igualdad con el Poder Bueno y que ama la maldad de igual modo que el Bueno la bondad, es un mero espejismo.
Para ser malo debe tener cosas buenas para desearlas y luego perseguirlas de forma equivocada, debe tener impulso (originalmente buenos) para poder pervertirlos.
Pero si es malo no puede proporcionarse a sí mismo cosas buenas para desearlas o buenos impulsos que pervertir. Debe de recibir ambas cosas del Poder Bueno. Y si es así, entonces no es independiente. Forma parte del mundo del Poder Bueno: o fue creado por el Poder Bueno o por algún poder superior a ambos.
De manera más sencilla. Para ser malo, debe existir y poseer inteligencia y voluntad. Pero la existencia, la inteligencia y la voluntad son en sí mismas buenas. Por lo tanto debe estar obteniéndolas de un Poder Bueno: incuso para ser malo debe pedir prestado o robar a su oponente.
Por eso el Cristianismo sostiene, acertadamente, que el Demonio es un ángel caído. NO ES UN MERO CUENTO INFANTIL. ES UN RECONOCIMIENTO REAL DE QUE EL MAL ES UN PARÁSITO, NO LA COSA ORIGINAL.
Los poderes que permiten al mal seguir adelante son poderes que le ha otorgado la bondad. todas las cosas que le permiten a un mal hombre ser eficazmente malo son buenas en sí mismas: la resolución, valor, inteligencia, belleza, ... la misma existencia. Y por eso el Dualismo no es creíble.
Si bien el cristianismo (no el cristianismo-con-agua) se acerca mucho, más de lo que se cree, al dualismo.
Una cosa que sorprende al leer el Nuevo Testamento es que éste hable tanto sobre un Poder Oscuro en el universo ... un poderoso espíritu del mal que se creía estaba detrás de al muerte, la enfermedad y el pecado.
La diferencia es que el Cristianismo piensa que este Poder Oscuro fue creado por Dios, y que era bueno en su origen pero que fue por mal camino. El Cristianismo coincide con el Dualismo en que este universo está en guerra, pero cree que será una guerra entre poderes independientes. Cree que es una guerra civil, una rebelión y que estamos viviendo en un a parte del mundo ocupada por los rebeldes.
Un territorio enemigo, ese es nuestro mundo. El Cristianismo es la historia de cómo llegó aquí el verdadero rey, disfrazado, si queréis, y nos convocó a todos para tomar parte en una gran campaña de sabotaje. Cuando acudís a la iglesia en realidad estáis escuchando la secreta telegrafía de nuestros amigos; precisamente por eso el enemigo está tan ansioso por impedirnos acudir. Lo hace azuzando nuestra vanidad, pereza, esnobismo intelectual, ...
Algunos se preguntarán ¿De verdad propones, en la época que estamos, reintroducir a nuestro viejo amigo el demonio, con sus pezuñas y cuernos? Bueno, realmente no sé que tiene que ver con ello la época en la que estamos. Y no soy partidario de los cuernos ni las pezuñas. Pero en otros aspectos la respuesta es un "SÍ".
No pretendo saber nada acerca de su apariencia personal. si alguien quiere conocerlo mejor, yo le diría "No te preocupes, si de verdad lo quieres, lo harás. Si te gustará o no, esa es otra cuestión".
LA CHOCANTE ALTERNATIVA.
Los cristianos, creen que un poder maligno se ha constituido, de momento, e Príncipe de este Mundo, y esto presenta problemas. ¿Es una situación de acuerdo con la voluntad de Dios?
Si lo está, es un Dios extraño, y
si no lo está ¿Cómo puede suceder algo contrario a la voluntad de un ser omnipotente?
Pero cualquier cosa puede estar de acuerdo con una parte de la voluntad pero no en otra.
Si una madre sensata dice a sus hijos: "no voy a pediros que ordenéis el cuarto de jugar todos los días, pero tenéis que aprender a mantenerlo ordenado por vuestra cuenta". Si una tarde entra en el cuarto y está desordenado va contra su voluntad, preferiría que los niños fueran ordenados, pero también es su voluntad la que ha permitido que los niños sean desordenados. Igual sucede en el ejército, la escuela o un sindicato.
Cuando hay decisiones y acciones voluntarias la mitad de las personas las harán pero otras no. No era lo que se pretendía pero la voluntad lo ha hecho posible.
Lo mismo sucede en el universo, Dios creó seres con libre albedrío. eso significa que las criaturas podemos acertar o equivocarnos. No es concebible una criatura libre sin posibilidad de equivocarse. Es el libro albedrío lo que ha hecho posible el mal. Cuando se es libre de obrar bien, también se es para obrar mal.
¿Por qué Dios nos dio entonces el libre albedrío? Porque el libre albedrío aunque haga posible el mal también es lo único que hace que el amor, la bondad o alegría merezcan la pena tenerse.
Un mundo de autómatas no valdría la pena de ser creado. La felicidad que Dios concibe para Sus criaturas más evolucionadas es la felicidad de estar libre y voluntariamente unidas a Él y entre sí en un éxtasis de amor y deleite comparado con el cual el amor más arrobado hombre-mujer de este mundo es una insignificancia. Y para que sea posible debemos ser libres.
Dios sabía que pasaría si utilizáramos mal nuestra libertad, pero aún así le pareció que valía la pena. Tal vez nos sintamos inclinados a disentir de Él. Pero hay una dificultad en ello. Él es a fuente de donde proviene todo nuestro poder razonador. No podemos tener razón y estar Él equivocado. Cuando argumentamos en Su contra, estamos argumentando contra el poder mismo que nos capacita para argumentar. Si Dios piensa que este estado de guerra en el universo es un precio que vale la pena pagar por el libre albedrío podemos suponer que si es un precio que vale la pena pagar.
Comprendido el libre albedrío nos damos cuenta de la necedad de preguntar ¿Por qué hizo Dios a una criatura de tan mala pasta que salió mal?
Cuanto mejor es la pasta de la que está hecha una criatura, (cuanto más inteligente, más fuere y más libre sea) mejor será si sale buena, pero también peor si sale mala.
Una vaca no puede ser ni muy buena ni muy mala, un perro puede ser mejor o peor, un niño mejor (peor) aún, y un hombre corriente, mejor/peor todavía, un genio mejor y peor aún más, y un espíritu sobrehumano, mejor peor que todos los anteriores.
¿Cómo salió mal el Poder Oscuro?
Pues es una pregunta que los humanos no podemos resolver con total certeza. Una suposición razonable (y tradicional) basada en nuestra propia experiencia es que en el momento en que tenemos un ego, existe la posibilidad de ponerlo por encima de todo, de querer que sea el centro, de querer que sea Dios. Ese fue el pecado de Satán y ese el pecado que enseñó a la raza humana.
Aunque algunos piensan que la caída del hombre tuvo un origen sexual es un error. La historia del Génesis sugiere que una cierta corrupción de nuestra naturaleza sexual siguió a la caída, de esto se sigue que pudo ser el resultado, no la causa.
Satán lo que puso en la cabeza de nuestros antepasados fue que podían "ser como dioses" que podían desenvolverse por sí solos como si se hubieran creado a sí mismos fuera de Dios, a parte de Dios. Y de ese desesperado intento ha salido casi todo lo que hoy denominamos historia humana (dinero, pobreza, ambición, guerra, prostitución, imperios, las clases, la esclavitud, ...) la larga y terrible historia humana intentando encontrar otra cosa fuera de Dios que lo haga feliz.
Pero la razón por la que esos intentos fracasan es que Dios nos hizo: nos inventó del mismo modo que un hombre inventa una máquina. Un coche ideado para funcionar con gasolina, y que no funciona adecuadamente con ningún otro combustible.
Dios diseñó la máquina humana para que funcionar con Él. El combustible con el que nuestro espíritu ha sido diseñado para funcionar, o la comida de nuestro espíritu es Dios mismo. No hay otra cosa. Por esa razón no sirve de nada pedirle a Dios que nos haga felices a nuestra manera, sin molestarnos con la religión. DIOS NO PUEDE DARNOS PAZ NI FELICIDAD APARTE DE ÉL PORQUE NO EXISTEN. NO HAY TAL COSA.
ESTA ES LA CLAVE DE LA HISTORIA. Se gasta una tremenda energía, se construyen civilizaciones, se pergeñan excelentes instituciones, pero cada vez algo sale mal. Algún defecto fatal acaba por llevar a la cima a las gentes crueles y egoístas mientras todo se desploma en la miseria y la ruina. De hecho, la máquina se rompe. Parece empezar bien, consigue avanzar unos cuantos metros y luego se rompe. Porque se intenta que funcione con el combustible equivocado, eso es lo que Satán nos ha hecho a los seres humanos.
¿Y qué hizo Dios?
En primer lugar nos dejó la conciencia, el sentido del bien y del mal: y a lo largo de la historia ha habido individuos que han intentado, algunos con gran empeño, obedecerlo. Ninguno lo consiguió del todo.
En segundo lugar Dios envió a la raza humana "sueños felices" esas extrañas historias esparcidas por todas las religiones paganas acerca de un Dios que muere y vuelve después a la vida y que, por su muerte, ha dado de algún modo nueva vida a los hombres.
En tercer lugar, escogió a un pueblo en particular y pasó varios siglos metiéndoles en la cabeza la clase de Dios que era -que sólo había uno como Él y que le interesaba la buena conducta- como se detalla en el Antiguo Testamento.
En cuarto lugar entre ese pueblo aparece de pronto un hombre que:
- habla como si fuera Él, como si fuera Dios.
- sostiene que Él perdona los pecados.
- dice que Él siempre ha existido.
- que vendrá a juzgar al mundo al final de los tiempos.
Aclaremos una cosa, entre los panteístas (por ejemplo los hindúes) cualquiera podría decir que él es parte de Dios, o uno con Dios: no habría nada extraño en ello.
Pero este hombre no podía referirse a esa clase de Dios. Dios para los judíos es un Ser aparte del mundo que Él había creado y que era infinitamente diferente de todo lo demás. Es decir, ese hombre decía lo más impresionante que jamás haya sido pronunciado por ningún humano.
Una parte de esa pretensión nos puede pasar desapercibida por la cantidad de veces que la hemos oído y ya no nos damos cuenta de su significado. PUEDE PERDONAR LOS PECADOS, TODOS LOS PECADOS.
Salvo que el que lo afirma sea Dios, esto resulta tan absurdo que raya lo cómico. Podemos comprender que alguien perdone ofensas que le hayan sido infligidas pero ¿Qué pensar de alguien al que nadie ha ofendido, ni robado, ... que anuncia que él nos perdona por haber ofendido, robado, ... a otros?
Necia fatuidad e a descripción más benévola, y sin embargo es lo que hizo y dijo Jesús.
Les dijo a las gentes que sus pecados eran perdonados, y no esperó a consultar a las demás gentes a quienes esos pecados habían sin duda perjudicado. Sin vacilar se comportó como si Él hubiese sido la parte principalmente ofendida por dichas ofensas.
Esto sólo tiene sentido si Él era realmente ese Dios cuyas reglas son infringidas y cuyo amor es herido por cada uno de nuestros pecados.
En boca de cualquiera que no fuera el auténtico Dios implicarían una estupidez y una vanidad sin igual en ningún otro personaje histórico.
Y sin embargo, y esto es lo más extraño y significativo, incluso Sus enemigos, cuando leen los Evangelios, no suelen tener ninguna impresión de estupidez o vanidad. Aún menos los lectores sin prejuicios. Cristo dice que Él es "manso" y "humilde" y le creemos, sin darnos cuenta de que, si Él fuera un mero hombre, la humildad y mansedumbre serían las últimas características que le otorgaríamos a algunas de Sus enseñanzas.
Con esto se impide que alguien diga sobre Él la estupidez de: "estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no su afirmación de que era Dios"
Eso es precisamente lo que no se debe decir. un hombre que fuer meramente un hombre y que dijo las cosas que dijo Jesús NO SERÍA UN GRAN MAESTRO MORAL, SERÍA UN LUNÁTICO O UN DEMONIO.
Hay que escoger: O ese hombre era, y es, el Hijo e Dios, o era un loco o algo mucho peor.
Podemos hacerle callar por necio, podemos escupirle, golpearle y matarle como si fuera un demonio. O podemos caer a sus pies y llamarle Dios y Señor. Pero no salgamos ahora con insensateces paternalistas sobre que fue un gran maestro moral.
Fue Él el que nos cerró esa posibilidad, así quiso hacerlo.
EL PERFECTO PENITENTE.
Nos hallamos así ante una alternativa aterradora. O ese hombre era (es) justamente lo que Él dijo ser o, si no, era un lunático o algo peor.
Parece evidente que era (es) lo primero, por extraño, terrible o improbable que parezca tenemos que aceptar la idea de que Él era y es Dios : DIOS DESEMBARCÓ EN ESTE MUNDO OCUPADO POR EL ENEMIGO ASUMIENDO UNA FORMA HUMANA.
¿Con qué propósito? ¿Qué vino a hacer Él aquí?
Vino a enseñar, por supuesto. Pero en cuanto se examina el Nuevo Testamento o cualquier otro escrito cristiano se descubre que está, constantemente, hablando de algo diferente ... de Su muerte y Su resurrección. Es evidente que los cristianos consideran que lo más importante de esa historia reside en estos dos hechos. Creen que lo más importante que Él vino a hacer a la tierra fue sufrir y ser crucificado.
Antes de convertirme al cristianismo creía que lo primero en que debían de creer los cristianos era una teoría en particular en cuanto a la razón de esta muerte. Según esa teoría, Dios quería castigar a los hombres por haberle abandonado y haberse unido al Gran Rebelde, pero Cristo se ofreció como voluntario para ser castigado en lugar de ellos, y de ese modo Dios nos perdonó a nosotros.
Ahora admito que esa teoría no me parece tan inmoral e idiota como me parecía, pero no es el punto al que quería llegar.
Lo que comprendí más tarde fue que ni esta teoría ni ninguna otra son el cristianismo.
La principal creencia cristiana es que LA MUERTE DE CRISTO NOS HA DEVUELTO LA AMISTAD DE DIOS, NOS HA OTORGADO UN NUEVO COMIENZO.
Las teorías de cómo logró esto son un asunto aparte. Se han elaborado muchas y diferentes sobre cómo funciona, pero en lo que todos los cristianos están de acuerdo es en que funcionó.
Cualquiera sabe que si uno está cansado y tiene hambre una buena comida le hará bien, pero las teorías modernas sobre la alimentación (vitaminas, glúcidos, proteínas, etc.) es una cuestión diferente. Las personas comían y se sentían mejor mucho antes de que se oyese hablar o intuir sobre las vitaminas, y si alguna vez se abandona la idea de las vitaminas seguiremos comiendo igual que siempre.
Las teorías sobre la muerte de Cristo no son el cristianismo: son explicaciones de cómo esa muerte funciona. No todos los cristianos estarán de acuerdo en cuanto a la importancia de estas doctrinas.
La Iglesia Anglicana no establece ninguna de ellas como la única verdadera. La Iglesia Católica va más allá. Pero todas están de acuerdo en que el hecho en sí es infinitamente más importante que cualquier explicación teológica. Incluso los teólogos admitirán que ninguna explicación será jamás del todo adecuada a la realidad.
NO SE PIDE QUE ACEPTÉIS UNAS U OTRAS TEORÍAS, sin duda muchos habéis leído Jeans o a Eddington. Lo que hacen cuando quieren explicar el átomo o algo parecido es dar una descripción a partir de la que podamos hacernos una imagen mental, pero advirtiendo que dicha imagen no es aquello en lo que realmente creen los científicos, éstos creen en una fórmula matemática, las imágenes solo son muletas para que nos ayuden a comprender la fórmula y no son válidas en la forma en que lo es la fórmula. No enseñan la realidad sino algo más o menos parecido. Si nos ayudan podemos incluso prescindir de ellas.
La cosa en sí no puede ser representada, sólo puede expresarse matemáticamente.
La muerte de Cristo es aquel momento de la historia en el que algo absolutamente inimaginable llega desde fuera y aparece en nuestro mundo. Ni siquiera podemos ni imaginar los átomos de los que está construido nuestro mundo por lo que evidentemente no podemos imaginarnos esto. De hecho, si descubriésemos que podemos comprenderlo totalmente, esto mismo demostraría que el hecho no es lo que pretende ser ...lo inconcebible, lo increado, lo que se halla fuera de la naturaleza, e irrumpe en la naturaleza como un relámpago.
Entonces ¿de qué nos sirve si no lo comprendemos? pues de la misma forma que nos tomamos la cena sin comprender exactamente de qué modo le alimenta. PODEMOS ACEPTAR LO QUE HIZO CRISTO SIN SABER DE QUÉ MODO OPERA, DE HECHO, NO SABRÁ CIERTAMENTE COMO OPERA HASTA QUE LO HAYA ACEPTADO.
Cuando se nos dice que Cristo fue muerto por nosotros, que Su muerte redimió nuestros pecados y que por el hecho de morir derrotó a la muerte misma, esa es la fórmula. Eso es el cristianismo. Esto es lo que debe ser creído.
Las teorías que se elaboren respecto a cómo la muerte de Cristo logró esto son secundarios, menor diagramas que pueden abandonarse si no nos ayudan, e incluso aunque nos sean de utilidad deben abandonarse para no confundirlo con el hecho, la fórmula, en sí.
Con todo algunas de estas teorías merecen examinarse.
La mayoría ha escuchado la teoría de que fueron perdonados porque Cristo se había ofrecido voluntario para sufrir el castigo en nuestro lugar. En apariencia esta teoría es bastante absurda. Si Dios estaba dispuesto a perdonarnos ¿por qué no lo hizo sin más? ¿qué sentido tenia castigar en cambio a una persona inocente? Ninguno, si pensamos en un castigo como los del juzgado de guardia. Pero si pensamos en concepto de deuda, tiene mucho sentido el que alguien que tiene medios pague en nombre de otra que no los tiene.
Y ¿Cuál era la deuda en que se habían metido los hombres? Habían intentado valerse por sí mismos, comportarse como si se perteneciera a sí mismo.
En otras palabras, el hombre caído es una criatura imperfecta que precisa mejorarse; un rebelde que debe deponer sus armas. Deponer las armas, rendirnos, pedir perdón, darnos cuenta de que hemos escogido el camino equivocado y disponernos a empezar nuestra vida nuevamente desde el principio ... esta es la única manera de salir del lío.
Esta rendición, este movimiento hacia atrás es lo que los cristianos llaman arrepetimiento. Y el arrepentimiento no es divertido, en absoluto. Es mucho más difícil que bajar la cabeza humildemente. Significa desaprender toda la vanidad y autoconfianza en las que nos hemos estado ejercitando miles de años. Significa matar parte de nosotros mismos. De hecho hay que ser bueno para arrepentirse.
Y AQUÍ ESTÁ LA TRAMPA:
Sólo una mala persona precisa arrepentirse; sólo una buena persona puede arrepentirse perfectamente. Cuánto peor es una persona, más lo necesita, y más difícil es. La única persona que podría hacerlo perfectamente es una persona perfecta, y ella no lo precisaría.
Pero debemos recordar que este arrepentimiento, esta voluntaria sumisión a la humillación y a una especie de muerte, no es algo que Dios exija antes de recibirnos de nuevo y de lo cual podría librarnos si quisiera: es simplemente una descripción de lo que es volver a Él.
Cuando pedimos a Dios que nos reciba de nuevo, sin arrepentirnos, lo que realmente estamos pidiendo es volver a Él sin volver a Él. No puede ocurrir. Y la misma maldad que nos hace necesitarlo nos imposibilita el hacerlo.
¿Podemos hacerlo con la ayuda de Dios? SÍ, ¿Pero qué queremos decir cuando hablamos de la ayuda de Dios? Queremos decir que Dios nos ponga dentro de un trocito de Sí. Él nos presta un poquito de Su capacidad de razonar, y de ese modo pensamos; nos presta un poquito de Su amor y así es como nos amamos los unos a los otros.
Cuando un niño empieza a escribir y le sujetamos la mano mientras forma las letras, forma las letras porque se las formamos nosotros. Nosotros amamos y razonamos porque Dios ama y razona y nos sostiene mientras lo hacemos. si no hubiéramos caído, todo esto sería facilísimo, pero desgraciadamente, ahora, necesitamos la ayuda de Dios para hacer algo que Dios, en Su propia naturaleza, no haría jamás ... rendirnos, sufrir, someternos, morir.
Nada en la naturaleza de Dios corresponde a este proceso en absoluto. De modo que el único camino para que ahora necesitamos más que nunca la ayuda de Dios es un camio que Dios, en Su propia naturaleza, jamás ha recorrido. Dios sólo puede compartir lo que Él tiene, y esto, en Su propia naturaleza, no lo tiene.
Pero si Dios se hace hombre ... supongamos que nuestra naturaleza humana que puede sufrir y morir se amalgama con la naturaleza de Dios en una persona. esa persona, entonces, podría ayudarnos.
Podría entregar su voluntad, sufrir y morir, porque es un hombre y podría hacerlo perfectamente porque es Dios.
Los hombres sólo podemos pasar por dicho proceso con la ayuda de Dios, y Dios sólo puede hacerlo si se hace hombre. Nuestros intentos de padecer esta muerte podrán llegar a buen término sólo si, como hombres, compartimos la muerte de Dios, del mismo modo que nuestros pensamientos sólo pueden llevarse a cabo sólo porque son una gota del océano de Su inteligencia.
Pero no podemos compartir la muerte de Dios a menos que Dios muera, y Él no puede morir a menos que se haga hombre. Es en este sentido en el que Él paga nuestras deudas (pecados) y sufre por nosotros lo que, como Dios, no es necesario que sufra.
Algunos dicen que Jesús era Dios y hombre por lo que Su sufrimiento y Su muerte debieron ser algo fácil.
Otros rechazan la ingratitud y descortesía de esta objeción, pero revela un malentendido.
Los que la hacen tienen razón en un sentido, incluso se quedan cortos. La perfecta sumisión, el perfecto sufrimiento, la muerte perfecta no sólo fueron más fáciles para Jesús por ser Dios, sino que fueron posibles sólo porque era Dios. Entonces ¿no es esa una razón para no aceptarlos?
El maestro puede formar las letras del niño sólo porque es adulto y sabe escribir. Eso, lo hace más fácil para el maestro, y sólo porque para él es más fácil enseñar si el niño lo rechaza porque "para los adultos es fácil" y esperase aprender a escribir de otro niño de su edad que no sepa hacerlo (así no tendría una ventaja injusta) evidentemente no progresaría mucho.
Si nos ahogamos en el río y un hombre con un pie en la orilla puede salvarnos ¿deberíamos gritarle "no, no, no es justo, tú tienes ventaja" aún tienes un pie en la orilla? Pero esa ventaja, aunque la llamemos injusta es la única razón por la que puede ser útil.
¿A quién recurrimos en busca de ayuda sino a aquél que es más fuerte que nosotros?
CONCLUSIÓN PRÁCTICA.
Cristo se sometió a la rendición y humillación perfectas: perfectas porque Él era Dios, rendición y humillación porque era un hombre.
La creencia cristiana es que si compartimos la humildad y el sufrimiento de Cristo también compartiremos Su conquista de la muerte, encontraremos una nueva vida después de muertos y en ellos nos haremos criaturas perfectas y perfectamente felices. Esto significa algo mucho más importante que seguir Sus enseñanzas.
Muchos preguntan ¿Cuándo tendrá lugar el próximo paso en la evolución del hombre? ¿el paso hacia algo más que lo humano?
Para los cristianos este paso ya ha sido dado. Con Cristo apareció una nueva clase de hombre, y la nueva clase de vida que empezó con Él nos ha de ser dada.
¿Cómo sucederá esto?
Si recordamos como adquirimos la vida normal y corriente. La derivamos de otros, de nuestros padres, de nuestros ancestros, sin consentimiento nuestro, y a través de un proceso muy curioso que implica placer, dolor y peligro.
Un proceso que jamás podríamos haber adivinado.
Muchos pasan muchos años de su infancia tratando de adivinarlo, y algunos niños, cuando se enteran de ello por primera vez no se lo creen.
El Dios que dispuso ese proceso es el mismo es también el Dios que dispone cómo la nueva clase de vida (la vida de Cristo) va a difundirse. Debemos estar preparados para que esto también nos resulte extraño. Él no nos consultó cuando inventó el sexo: nos ha consultado cuando inventó esto.
Hay tres cosas que difunden la vida de Cristo en nosotros: Bautismo, Fe, y Comunión. Evidentemente hay casos especiales que se transmite por otros medios.
No comprendemos porqué debe ser así, pero la realidad debe tomarse como es, no sirve de nada hablar de cómo nos gustaría que fuera o de cómo esperaríamos que fuera. Pero aunque no comprendamos el porqué es así, podemos decir por qué creemos que así es.
Hemos explicado por qué tengo que creer que Jesús era (y es) Dios. Y parece tan claro como un hecho histórico que Él enseñó a sus discípulos que la nueva vida se comunicaba de este modo. Lo creemos por Su autoridad y creer cosas por su autoridad sólo significa que las creemos porque nos las ha dicho alguien digno de confianza.
Aunque algunos se burlen de ello el 99% de las cosas que creemos las creemos por autoridad. Creemos que hay una ciudad llamada New York, no la he visto nunca ni nunca he estado en ella. Incluso no podría probar, con un razonamiento abstracto, que exista pero si no creyera que existe sería un estúpido pues muchas personas en quienes confío me han dicho que existe.
El hombre común cree en el sistema solar, los átomos, en la evolución y en la circulación sanguínea porque personas de autoridad se lo han dicho.
Igualmente sucede con todas las afirmaciones históricas del mundo. Ninguno ha estado en el viaje de Cristóbal Colón, o la batalla de Zama, nadie podría demostrarlas con pura lógica y razonamientos como se demuestra una ecuación matemática.
Las creemos porque personas que sí las vivieron dejaron escritos de esos sucesos. Es decir, las creemos por su autoridad.
EL HOMBRE QUE DESCONFIARA DE LA AUTORIDAD EN OTROS TEMAS COMO ALGUNOS DESCONFÍAN DE LA RELIGIÓN TENDRÍAN QUE RESIGNARSE A NO SABER NADA EN TODA SU VIDA.
No estamos proponiendo que el Bautismo, la fe, y la comunión son las cosas que bastan para imitar a Cristo.
Igual que recibimos la vida natural de nuestros padres eso no significa que seguirá allí si no hacemos nada por cuidar de ella. Podemos perderla por negligencia o despreciarla con un suicidio. Tenemos que alimentarla y cuidarla, pero con todo no la hacemos, sólo la cuidamos.
Igualmente un cristiano puede perder la vida en Cristo que le ha sido infundida, y tiene que esforzarse para conservarla, pero ni el mejor cristiano actúa por voluntad propia ... sólo está nutriendo o protegiendo una vida que jamás habría adquirido por su propio esfuerzo.
Y esto tiene consecuencias prácticas.
Un cuerpo vivo no es el que no se lastima, sino el que se recupera de las heridas. De igual forma un cristiano no es un super hombre que nunca peca, sino un hombre al que se le ha conferido la capacidad de arrepentirse, de levantarse y empezar de nuevo tras cada tropiezo ... porque la vida de Cristo está en su interior, reparándolo en todo momento
Por esa razón los cristianos están en una posición diferente a otras personas que intentan ser buenas. Éstas tienen la esperanza de que, siendo buenas, agradarán a Dios, si es que existe; o si creen que no existe, al menos esperan la aprobación de otros hombres buenos.
Los cristianos piensan que cualquier bien que hagan proviene de la vida de Cristo en su interior. no creen que Dios nos amará porque seamos buenos, sino que Dios nos hará buenos porque nos ama, del mismo modo que el tejado de un invernadero no atrae al solo porque es brillante, sino que brilla porque el sol lo ilumina.
Y cuando un cristiano dice que la vida de Cristo está en ellos, no se refieren a algo mental o moral. Cuando hablan de "estar en Cristo" o de que "Cristo está en ellos" no es un simple modo de decir que están pensando en Cristo o imitándole. Lo que dicen es que Cristo está obrando a través de ellos; que todos los cristianos son el organismo físico a través del cual actúa Cristo; que somos Sus dedos, y Sus músculos, las células de Su cuerpo.
Y esto explica un par de cosas:
1ª.- ¿por qué esta vida nueva se propaga no sólo por medio de actos mentales como la fe, sino por actos corporales como el bautismo y/o la comunión?.
No es sólo la propagación de una idea, es más una evolución, un hecho biológico. No sirve de nada intentar ser más espiritual que Dios. Dios nunca tuvo intención de que el hombre fuese una criatura puramente espiritual. Por eso usa sustancias materiales, como el pan y el vino, para infundirnos la vida nueva. Pudiera parecer algo burdo, poco espiritual, pero a Dios no, Él inventó la comida, le gusta la materia. Él la inventó.
2ª.- ¿no es injusto que esta vida nueva se limite a las personas que han oído hablar de Cristo y creen en Él?
Dios no nos ha dicho qué ha dispuesto para los demás. Sabemos que ningún hombre puede salvarse si no es a través de Cristo, pero no sabemos que sólo aquellos que le conocen puedan salvarse a través de Él.
Entretanto, si os preocupan los que han quedado fuera, lo menos razonable es quedar fuera vosotros que habéis oído hablar de Él.
Los cristianos son el cuerpo de Cristo, el organismo a través del cual Él trabaja. Cualquier adición a este cuerpo le permite a Él hacer más. Para ayudar a los que están fuera debemos añadir nuestra pequeña célula al cuerpo de Cristo que es el único que puede ayudarlos.
Otra objeción frecuente es: ¿Por qué Dios desembarca disfrazado en este mundo ocupado por el enemigo e inicia una especie de sociedad secreta para boicotear al demonio? ¿Por qué no desembarca con su poder, por qué no invade y rescata este mundo? ¿No es acaso bastante fuerte?
Bueno, los cristianos sabemos que desembarcará con todo su poder, pero no sabemos cuando.
Podemos adivinar que lo está retrasando, quiere darnos la oportunidad de unirnos a Su bando de forma libre.
Dios vendrá con toda su gloria y poder pero las personas que le piden que interfiera abierta y directamente en este mundo ¿se darán cuenta realmente de qué sucederá cuando ello ocurra? Será el fin del mundo. Cuando el autor sube al escenario es el fin de la obra.
Cierto que Dios desembarcará omnipotente ¿Pero de qué servirá entonces decir que estáis de su lado? cuando el universo natural se difumine como un sueño y algo más, algo imposible de concebir, aparezca de pronto, ALGO TAN HERMOSO PARA ALGUNOS COMO TERRIBLE PARA OTROS QUE NADIE TENDRÁ YA LA OPORTUNIDAD DE ELEGIR.
Será Dios sin disfraz, algo tan sobrecogedor que inspirará un amor irresistible o un odio irremediable en todas las criaturas. Entonces será demasiado tarde para elegir uno u otro bando. No sirve de nada decir que elegís seguir acostados cuando no podéis manteneros en pie. NO SERÁ EL MOMENTO DE ELEGIR SINO EL DE DESCUBRIR EL BANDO QUE REAL Y LIBREM0ENTE HABÍAMOS ELEGIDO, seamos conscientes de ello o no.
Hoy, ahora, en este momento tenemos la opción de elegir el bando adecuado. Dios está esperando para darnos esa posibilidad, pero su espera no será eterna. Debemos aceptarlo o rechazarlo.
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