La Inmaculada hoy. Cultura Inmaculista
Por JOSÉ ORTIZ DÍAZ. Catedrático Emérito de Derecho Administrativo
La devoción y el amor a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María se proyectaron a lo largo de la historia en diversos aspectos de la vida de Sevilla y de los sevillanos. Se asientan en los propios sentimientos y entraña de la mejor sevillanía, afectan e inciden en la vida religiosa y cultural de muchos sevillanos, andaluces y españoles.
Tales sentimientos se han plasmado en las bellas artes, la pintura, la escultura, la música popular, en la buenas letras sevillanas, en la religiosidad popular hispalense. Cabe decir, que se ha producido una cultura religiosa inmaculista en honor y con centro en la Santísima Virgen Inmaculada.
El Monumento de la Plaza del Triunfo de nuestra ciudad, erigido en 1918, y dedicado a la Inmaculada Concepción de María, que culmina con la efigie de tan celestial Señora, recoge y simboliza plásticamente, en buena parte, la anterior consideración. Las cuatro esculturas que figuran en su base representan a Juan de Pineda, la Teología; Martínez Montañés, la Imaginería; Murillo, la Pintura y Miguel del Cid, la música popular, constituyen un exponente y homenaje al triunfo de la Inmaculada en nuestra tierra.
Sevilla, ciudad de honor a la Inmaculada, como España. Inmaculada Concepción, patrona de España. También en Roma, en la ciudad eterna. Precisamente en su Plaza de España, se erige el monumento a la Inmaculada, al que los Papas van a orar el 8 de diciembre.
En Sevilla tenemos diversas evocaciones importantes y recuerdos conmemorativos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, empezando por la Santa Iglesia Catedral, con su iconografía inmaculista, los cultos en honor de la Inmaculada con el baile de los niños Seises de celeste en su Octava. Y siguiendo por la capillita del Postigo, de la Pura Limpia; la parroquia de la Inmaculada Concepción en Nervión, la asociación de Empleadas de María Inmaculada, las congregaciones marianas de la Inmaculada...
La devoción y el amor a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora impregna espiritualidad y devoción en muchas de nuestras hermandades y cofradías de la Archidiócesis. Destaca la antigua Hermandad y Cofradía de Nuestro padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Concepción, Hermandad del Silencio, de los primitivos nazarenos de Sevilla. La historia de esta hermandad es en buena parte historia concepcionista, bien conocida y pionera. En defensa de la creencia de la Inmaculada Concepción y de su Definición dogmática. Ejemplo notable y singular , es también el de la Hermandad de Jesús Nazareno de Castilleja de la Cuesta, de la calle Real.
La devoción a la Inmaculada de nuestras hermandades queda plasmada plásticamente en diversas insignias alusivas y en honor de la Virgen, verdaderos símbolos Inmaculistas. Así, el Sine Labe Concepta, las banderas celestes concepcionistas y los simpecados.
Especiales son también las notorias vinculaciones devocionales entre la Pura y Limpia Concepción de María Santísima y la mayoría de hermandades sacramentales sevillanas, algunas, muy anteriores a la Definición Dogmática, ya que diversas de ellas arrancan del siglo XVI. En los respectivos títulos de estas hermandades se incluyen referencias a la Santísima Virgen Inmaculada. Las Sacramentales poseen además en sus Sagrarios bellísimas imágenes de la Virgen Inmaculada y dedican cultos a la misma. Unen por tanto la Santísima Virgen en el Misterio de su Inmaculada Concepción, y el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. María, mujer eucarística. Y es que María es el primer tabernáculo de Jesucristo, el primer sagrario del cristianismo. El Cuerpo y Sangre de Cristo pertenecen a María, son Cuerpo y Sangre de María.
La Eucaristía es la continuación de la Encarnación. María, cuando visita a su prima Santa Isabel, realiza la primera procesión del Corpus Christi de la historia cristiana. No en una custodia de Arfe, de plata u oro, sino con su propio cuerpo.
Pasaron los tiempos de las luchas y disputas teológicas sobre la Inmaculada Concepción. Definida la creencia como dogma de fe en 1854 por el Papa Pío IX, en la actualidad se ofrece como doctrina diríamos «pacífica», dentro de la teología católica. Es bueno y está bien que conozcamos y recordemos el pasado Inmaculista su proyección en la cultura religiosa de nuestra ciudad, pero no podemos quedarnos en la Inmaculada, sólo como mero sentimiento, imagen histórica, en la vida de Sevilla, o como estampa turística.
La Inmaculada debe estar presente espiritual e interiormente en los sevillanos en la actualidad. Tenemos que, vivirla e imitarla, aunque esto nos parezca algo imposible, irreal o utópico.
El misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María implica la prerrogativa que sólo ella tuvo de ser preservada preventivamente del pecado original, desde su concepción. En esto no podemos imitarla, porque ese privilegio Dios se lo reservó sólo a ella. Pero la Inmaculada es, conjuntamente a tal privilegio, la plenitud de la gracia, «la llena de gracia», la gracia plena, y aquí sí que nosotros podemos participar, viviendo y llenándonos también de la «vida de gracia», de ese don que Dios nos da, vida de gracia, de las tres «C». Consciente, creciente y comunicada.
Vivir la «gracia» de la Inmaculada hoy, renovar, confirmar y vivir la verdadera devoción a la Inmaculada.
El mundo actual tiene la necesidad perentoria de la protección y misericordia de la Santísima Virgen María. El mundo de hoy, desorientado, desesperanzado, necesita ante todo de esperanza. Necesita de las esperanzas que vienen de la Virgen María. Ella encarna las esperanzas y es la Esperanza. Nuestra sociedad actual tiene necesidad de un modelo de feminidad, de maternidad, y de virginidad. María Santísima es mujer, madre y Virgen conjuntamente. Modelo de mujer, modelo de madre y modelo de virgen. Hoy, que se cuestiona tanto ser madre. como el ser virgen, como la indiferencia de sexo. Ante la incertidumbre e inseguridades María, nos da la certeza del triunfo final.
Acerquémonos a nuestra Madre del Cielo para que también sea nuestra Madre, aquí en la tierra. María, madre, modelo, maestra, auxiliadora, profesora, intercesora, educadora.
El Papa Benedicto XVI, en su segunda Encíclica «Spe salvi» (Salvados en la Esperanza) acaba de decirnos esperanzadamente, que «la esperanza» no es una virtud individual ni centrada exclusivamente en el más allá, sino que se vive de modo colectivo, al servicio de los demás y lleva a mejorar en la medida de lo posible el mundo en que vivimos. Según el Santo Padre, «la búsqueda siempre nueva y fatigosa de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación, nunca una tarea que se pueda dar definitivamente por concluida. Cada generación tiene que establecer un orden de libertad y de bien». La esperanza lleva a la vida futura, pero también a mejorar la vida presente. Quien tiene esperanza vive de otra manera y es capaz de hacer cosas que consideraba imposibles».
Inmaculada y Esperanza ¡qué dos nombres para un sevillano y para todo cristiano! Diríamos que siempre, pero de manera especial en este mes de diciembre, en este tiempo de Adviento, de preparación del Nacimiento de Jesucristo.
Mes de la Inmaculada, la figura central, y de las esperanzas, en plural, que tenemos en Sevilla. De la Macarena, de Triana, de Gracia y Esperanza, de la Trinidad y de la O.
http://sevilla.abc.es/20071208/sevil...712080357.html
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