Lo cierto Aliocha, es que las cuestiones teológicas hay que planteárselas a los teólogos. Esta última cuestión escapa a nuestra razón y a nuestros sentidos, y es que habría que estar dentro del Pensamiento del Padre para responder lo que planteas. No obstante, hay algún apunte que sí se puede hacer aunque con una enormidad en la diferencia.
El ser humano, creado a "Imagen y semejanza" de Dios, tiene una doble naturaleza: cuerpo y alma. Puesto que Dios es Espíritu, aunque con posibilidades de "Encarnarse", lo hizo en su "Segunda Persona. El Hijo", es de suponer que nuestra semejanza y nuestra imagen serán espirituales. Desde esta premisa, estamos dotados de conciencia, razón, pensamiento, y somos capaces de amar, pero no podemos "crear". Sin embargo, sí podemos "imaginar" y así lo hacemos desde que tenemos conciencia: es decir, desde la Prehistoria. Ese afán de imitación de Dios y de creación nos lleva al Arte. este no es sino la plasmación de aquello que quisieramos que tuviese vida, pero no la tiene. Ciertamente tiene "existencia", pero esto no es vida necesariamente. Si hacemos un retrato de alguien vivo, real, le daremos existencia a su imagen en un momento dado, pero no le estaremos dando vida. Si contemplamos un retrato de S.M. D. Felipe IV de Velázquez, por ejemplo, la imagen de este Rey sigue teniendo existencia, pero no está vivo, como tampoco lo está quien lo retrató.
Del mismo modo sucede cuando imaginamos historias, si las publicamos tendrán existencia y posiblemente durante un largo período de tiempo, por ejemplo, La Eneida aunque su autor, Virgilio, hace dos milenios que murió. Pero si imaginamos una historia, como cuando éramos críos y nos inventábamos países o leyendas, o cualquier otra recreación de la imaginación, éstas tendrán existencia mientras nos acordemos de ellas y si lo hacemos siempre, mientras duren nuestras vidas.
Si nosotros, como hijos de Dios, tenemos existencia y vida porque estamos en su Pensamiento, sin duda nunca desapareceremos pues somos su Creación y Él es el Padre Eterno, es decir, que no tiene ni principio ni fin, el Tiempo no está en Él. Por tanto, y dado que fuimos creados, podemos suponer que siempre estaremos en su pensamiento y eso significa infinitud, dado que al ser creados si tuvimos un principio.
No obstante, vuelvo a insistirte en que compres algún libro de Teología católica. Te recomendé uno, pero puedes encontrar otros y procura que no sean demasiado complejos. Porque, amigo, planteas cuestiones que tienen muy difícil, y delicada, respuesta.
Un saludo.
Marcadores