Reproduzo a continuación un artículo aparecido en el año 2.005 que no ha perdido un ápice de actualidad. En él su autor refleja lo que abunda en nuestra sociedad, ¿nuestra?, desde luego no me identifico con ella porque ni siquiera merece el nombre de tal. El vaso se está desbordando desde hace tiempo y luego llegarán las lamentaciones.

"EL SARCASMO LAICISTA.


Lo impío causa furor, decididamente está de moda. Todo vale si la cuestión es ridiculizar el cristianismo. Su tradición, sus símbolos, su liturgia, sus costumbres. Lo que sea. Ni respeto ni mandingas. Es un auténtico festín, una orgía compulsiva que llena de satisfacción a los profetas del pedigrí progresista. La asnería ha llegado a tales términos en la actual legislatura que, cuanto más soez e irreverente te muestres, mayor será la recompensa y el condumio. Tal vez unos minutos de telediario, o quizás un puesto fetén en la administración (o en Prisa que todavía es más grato), o un premio nacional de algo, o un "goya", o una portada. ¡Qué bien! La blasfemia, señores, es pieza cotizada hoy día. El escándalo vende. la irreverencia se ha convertido ya en una vasta operación mercantil. E incluso electoral.

La deshumanización va haciendo sus deberes, y el corazón de las personas se va volviendo cada vez más inhóspito, refocilándose en el embeleso de la maldad. Hace unos días supe que en la página web e-Bay -dedicada a menesteres de almoneda- se había llegado a vender al mejor postor una hostia consagrada. Ahí es nada, el sacrílego suceso tuvo lugar en Estados Unidos, pero podría haber ocurrido perfectamente en España. El desprecio a lo más sagrado es consecuencia de un apagamiento intelectual. Es decir, espiritual. No sentimos la poesía de la vida, embobados en la última tontería que se pueda comprar. En la apariencia de una desganada paranoia relativista. Y si cunde lo intrascendente, lo abstruso y lo demencial es porque hemos dejado de creer en la felicidad. Así de claro. Ejemplos de insultos a la religión cristiana no faltan a lo largo del último año, pues el talante socialista no deja de hacer estragos. Se ha llegado a convertir en una costumbre, en seña de identidad -casi la principal-, de determinados grupos políticos radicales. Porque así conciben algunos el respeto y la democracia. Como antecedente recuerdo con pena las cucamonas burlonas que en 1982 unos híspidos concejales del PSOE le iban haciendo por detrás a Juan Pablo II, mientras salían por la puerta alta de la Basílica del Pilar en Zaragoza. Por lo tanto, ante las cuchufletas de Carod, Maragall y demás compinches hacia la corona de espinas -signo de tortura y redención divina del Eccehomo (se los imaginan bailando una sardana bajo las duchas de gas de Auschwitz?)-, uno reacciona con empacho. Son unos infelices, sin ninguna consistencia humana, política y moral para los puestos que ocupan. Su melopea mental no hay pócima que la remedie. Más que una glosa, el episodio necesita un exorcismo. Que se vayan a su casa y nos dejen en paz."

Fuente: elsemanaldigital.com Autor: Guillermo Urbizu. Fecha: 29/05/05

(El texto no tiene añadido alguno, está recogido tal cual lo redactó el autor, y recuerdo que fue escrito en 2005).
Desde luego, después de haberlo leído sé que necesito confesar mañana, porque el autor me parece una malva en el tratamiento que da al tema, y comparando sus términos con las palabras que salían de mi boca. Me he preguntado infinidad de veces ¿hasta cuándo vamos a seguir así? Pero siempre encuentro consuelo en palabras contenidas en el NT, y respecto a todos estos y con toda justicia a tales enérgumenos sub-humanos con alma de esclavos, "más les valdría no haber nacido".