Vergonzoso... La justicia española es la más vergonzosa del mundo si se me apura y el PP no hizo lo suficiente para cambiarla...
En Madrid tuvo lugar, el pasado 12 de julio, una vista, en los juzgados de lo Penal, que sólo puede producirse en un país en plena crisis liberal. Se juzgaba a dos jóvenes por defender el santo nombre de Dios interrumpiendo una presunta obra teatral que figuraba en los carteles bajo el título, nada sospechoso de pretender camuflarse, de Me cago en Dios.
El autor es un ciudadano de buena familia, que estudió en los jesuitas y que, en la vida teatral, como diría el castizo, "no se ha comido un colín". Y el principal y único autor, educado en colegios de distinguidos institutos religiosos -como él mismo reconoció-, es un joven que actuaba en monólogo y sentado, al parecer, sobre una base de rollos de papel higiénico propios del retrete. No había más decorado, aparte de una música que salía del fondo de la sala manejada por una joven argentina que el día de la vista estaba tan asustada que se contradecía más que hablaba.
La sala estaba a rebosar. La juez pidió a los presentes que dejasen asiento a tres sacerdotes con hábito propio, uno de ellos muy joven y con sotana, que se habían instalado previamente, de pie, donde pudieron. Y comenzó el juicio con un banquillo ocupado por Santiago y Miguel Menéndez Piñar, hermanos entre cinco más, jóvenes de su tiempo, de buen aspecto y con las ideas, por lo que manifestaron, bastante claras.
Antecedentes
La obra en cuestión había sido incorporada al cartel del Círculo de Bellas artes de Madrid, que tiene una pequeña sala para representar obras de autores noveles o que presenten cierta materia especializada. Cuenta para ello esta entidad, que fue cheka de tortura de intelectuales que creían en Dios en 1936, con una subvención importante de la Comunidad de Madrid que preside Esperanza Aguirre, liberal en estado puro, como ella mismo ha manifestado en numerosas ocasiones, y cuyo cuñado, Íñigo Ramírez de Haro, es hermano de su marido y autor de la obra en cuestión.
La papeleta que se le planteó a esta señora en su día, cuando tuvieron lugar los hechos, fue de campeonato. Una mujer que comulga públicamente en la Plaza Mayor, de manos del cardenal de Madrid, en las fiestas religiosas mayores, no puede dejar sin reparo dicha afrenta. Y para ello publica una carta quejándose de la obra y amenazando con retirar la subvención a sus protectores, pero sin entrar en profundidades acerca de la magnitud de la ofensa al sagrado nombre de Dios y de su santa Madre, que también entra en liza.
Y el Ayuntamiento de Madrid, puede que para incordiar a la Presidencia de la Comunidad, y al mismo tiempo para mostrar su adhesión a la obra y al Círculo que la propagaba y exhibía, envió, en embajada plenipotenciaria, a la concejal de las Artes y las Letras del consistorio, Alicia Moreno, que es hija de la actriz Nuria Espert, a presentar sus cartas credenciales de fervoroso apoyo al cuadro directivo del que fuera durante la guerra recinto de tortura, dirigido por Rafael Alberti y su mujer, Maria Teresa León, otras dos viejas glorias de las artes y las letras hispanas.
El entramado político e institucional estaba claro: el Circulo de Bellas Artes exhibiendo la intencionada y descomunal blasfemia, la liberal del PP en estado puro quejándose, pero tal vez más por la faena que le había hecho su cuñado que por el fondo de la trama en sí mismo, y el alcalde Madrid, díscolo con todo, pero también del PP, regodeándose del hecho y aplaudiendo, a través de sus enviados especiales, a los autores, a los exhibidores y al público asistente. ¿Por qué? Porque Dios y todo lo relativo a Él le importa un bledo a Ruíz-Gallardón y porque, además, la liberal en estado puro que preside la Comunidad madrileña le revienta. En estas circunstancias, que cualquier católico que se precie vote a estos señores, más que un mal menor es el mal, pero en sí mismo y también en estado puro.
El juicio
La acusación privada la tenía que afrontar Cristina Almeida, la pepona de peluche de la izquierda española, pero no asistió. El asunto no era bonito. Envió en su lugar a una joven abogado, con acento bellotari tipo Rodríguez Ibarra, cuya mejor faena fue acusar a los hermanos del banquillo de actuar en prueba de "racismo y xenofobia". La carcajada de los presentes fue histórica, y hasta la juez, una mujer más bien joven y en su sitio, esbozó igualmente una mueca entre lo sorprendente y lo jocoso.
La defensa, los abogados Muñoz-Perea, padre e hijo, fue al grano: "Si cagarse en Dios no es delito, ¿puede explicarnos alguien por qué lo es cagarse en el Rey?" Y ante la insistencia de la acusación de los "enormes daños físicos y económicos, y de la salvaje agresión" presuntamente producidos por los dos hermanos, la defensa fue contundente: "Piden ustedes daños y se niegan a que comparezca el perito que los evalúe, y hablan de tremendas lesiones causadas al autor y al actor y ambos estaban al día siguiente trabajando en la misma obra y en el mismo sitio".
La fiscal, que pedía, en principio, de todo para los dos chicos, modificó y rebajó sensiblemente sus peticiones. E Iñigo Ramírez de Haro, el cuñadísimo, con gesto y voz crispados, con cara de asco a cuanto le rodeaba en aquella sala, divino y humano, mueble e inmueble, no hizo otra cosa más que exponer una letanía de males materiales causados por los dos jóvenes que inducían a pensar que sólo le interesaba el vellocino de oro: "He perdido representaciones, decorados, cadenas musicales, giras, contratos sin cumplir y no sé cuántas cosas más" "Oiga -le dice la defensa-, ¿pero su obra vino a menos por la acción de mis defendidos o porque era ya polémica con bastante antelación?" Y continuaba el letrado: "¿y no le parece a usted que una representación que tiene 50 espectadores, pagando sólo 29 de éstos, y que posteriormente, en el teatro Alfil, no tiene ninguna visita en taquilla, más que producir una lesión económica mejor hace imaginar que la obra, aparte de blasfema, era intrínsicamente mala?" Silencio.
Conclusión
Y visto para sentencia. Algo flotaba en la sala: Dos mozos jóvenes, con buena facha, limpios, españoles de convicción, habían defendido, cualquiera que sea el resultado del juicio, el nombre de Dios mientras los obispos, y los católicos liberales y sedicentes del PP, callaban o se enfrascaban en la pugna política. Si en vez de Dios es Mahoma el ofendido, o el Yavhé de los judíos, otro gallo hubiera cantado. Pero ese Dios, como dijeron los dos acusados, era el de la religión "católica, apostólica y romana, que profesamos".
Vergonzoso... La justicia española es la más vergonzosa del mundo si se me apura y el PP no hizo lo suficiente para cambiarla...
Me pregunto dónde estaba esa élite cristiana que son los soldados del Marqués de Peralta, dónde la movimentación de los "Movimientos" eclesiásticos, dónde la voz del Comité Central de obispos radiofónicos …
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Da patria e religion o fogo santo
Na gente de Galicia atéa tanto,
Que morrer só deseja,
Primeiro que sufrir á negra mingua
De que os Mouros lle manchen a sua lingua.
Nin as leis, nin costumes, nin a Igrexa ...
En toda las edades os Gallegos
De España muy leales defensores
Probaron po lo mar e po la terra
Que non se presentaban nun-ha guerrra
Soldados mais valentes nin mellores ...
Non te acòres ti pois, nobre Galicia, ...
Quizais teus fillos inda che precuren
Un novo menumento,
E ardendo no amor patrio que eu che juro
Resóe traspasando o firmamento
O nome de Galicia santo e puro.
D' aqui non nos arrincan herejes nin gentios,
Nin tod' os protestantes con mouros e judios.
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A' Galicia - Joan Manoel Pintos, 1861
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