Costa Nostra. Así se refieren a la Costa del Sol en algunos barrios de Nápoles. Los primeros desembarcados de afiliados a la mafia napolitana en Marbella y alrededores se remontan a hace muchos años. Puñados de camorristas llegaban, huyendo de algún ajuste de cuentas interno, de presión policial italiana o buscando oportunidades para blanquear capitales en el sector inmobiliario. Pero investigaciones a ambos lados del Mediterráneo están dejando cada vez más claro el sentido actual y completo del concepto Costa Nostra: su centralidad logística en el tráfico de droga gestionado por los clanes de la Camorra.

La investigación que ha llevado a la detención hace unos días en Marbella de Pasquale Mazzarella y otros cuatro presuntos miembros del clan homónimo -una potente familia asentada en el centro y en el este de Nápoles- ilustra de manera paradigmática la actividad de los camorristas de la zona. Apoyándose en la infraestructura ofrecida por una red integrada por ciudadanos marroquíes, los napolitanos permanecían en la sombra y canalizaban hacia Italia toneladas de hachís, como las 2,5 que fueron incautadas en la operación que se cerró con su detención. "Las familias suelen elegir un representante para las zonas clave de las rutas de la droga, como en España, para garantizar que el abastecimiento se produzca de manera ordenada", explica Vittorio Pisani, jefe de la brigada móvil de la policía de Nápoles. A diferencia de la Mafia siciliana, que tiene una estructura piramidal, la Camorra napolitana es una realidad muy fragmentada. Así, cada familia o agrupación actúa por su cuenta, tiene sus propios enviados.

Pasquale Mazzarella, de 29 años y barriga prominente, era, según los investigadores españoles, el representante en Marbella de su clan. Una familia, los Mazzarella, cuya fuerza criminal puede deducirse de una reciente operación policial llevada a cabo en su contra en Nápoles y cerrada con 200 detenciones. Hasta se descubrieron videocámaras instaladas por los camorristas en la calle para controlar las plazas clave de su narcotráfico. Pero en la Costa del Sol las familias no tienen logística. Por eso, se apoyan en infraestructuras asentadas en la zona. Además de los cinco italianos, el Equipo Contra el Crimen Organizado de la Guardia Civil de Málaga, dependiente de la Unidad Central Operativa, detuvo a otras nueve personas, seis de ellas marroquíes, e incautó bienes -entre ellos, 7 inmuebles y 60 vehículos- por un valor de cinco millones de euros. La red marroquí que colaboraba con los Mazzarella disponía en Ceuta de embarcaciones que servían para el transporte de la droga y de una compañía de alquiler de coches creada hace unos seis años, en pleno centro de Marbella, que facilitaba vehículos bajo falso nombre. Coches buenos para llevar la mercancía a Italia. "Las cuatro ruedas son la vía habitual de transporte de España a Italia, normalmente, a través de conductores sin antecedentes penales", señala Pisani.

Los coches de la Reale Car, en todo caso, no servían sólo para los camorristas. Según señalan fuentes de la investigación, recurrían a sus servicios malhechores de media Europa. Cuatro sociedades ficticias se ocupaban luego de blanquear los capitales sucios logrados por los marroquíes con sus actividades criminales. De los capitales de los italianos, en cambio, no se encontró ni rastro. Es un rasgo muy típico, según los investigadores españoles, de las actuales transacciones de tráfico de droga. Mazzarella nunca financiaba totalmente partidas de droga. El napolitano cofinanciaba, dejando que los propios marroquíes pusieran dinero y gestionaran parte del cargamento, en una especie de estrategia de reparto de riesgo que también garantiza la máxima implicación de los colaboradores.

Mazzarella -que vivía sin lujos, viajaba a veces a Italia y siempre negociaba a través de uno de sus lugartenientes- tenía probablemente otros elementos para fiarse y colaborar con la red marroquí; en ella figura una mujer, también detenida, con antecedentes penales en Nápoles por tráfico de droga. Quizá allí pudo establecerse un contacto. Ella es precisamente quien, en el registro mercantil, figura como titular de la Reale Car. Los Mazzarella no desdeñan trabajar con mujeres, como demuestra las decenas de detenidas en la redada que realizó la policía italiana en Marzo pasado, tras tres años de investigaciones que indicaron con fuerza lo que la detención de Pasquale y los suyos confirma: la ruta española es el corazón del tráfico de droga gestionado por la Camorra, además de un terreno propicio para el blanqueo de capitales.

Muchos expertos consideran que el espectacular crecimiento de billetes de 500 euros en circulación en España, que ya representan la cuarta parte del total en Europa, debe achacarse a las operaciones sucias de las mafias. No sólo las italianas, por supuesto.