EN LA CUNA DEL SANTO REYNO DE JAÉN




Castillo de Burgalimar, en Baños de la Encina... ¿cuna de San Fernando?


TAL VEZ CUNA DE SAN FERNANDO REY... CIERTA CUNA DEL REYNO DE JAÉN.

Al norte de la capital del Santo Reino de Jaén, a siete leguas de la ciudad en cuya Sacra Iglesia Catedral se custodia el Santo Rostro, se asienta en la falda de Sierra Morena la villa de Baños de la Encina, en las antiguas crónicas conocida también como Báñez. A 12º y 46' de longitud y 38º y 9' de latitud. Su Patrono es San Mateo Apóstol que viene a titular su Iglesia Parroquial, de noble fábrica, con su Puerta del Perdón y su Puerta del Sol. Calles de austeras fachadas labradas en piedra, caserío antiguo y blasonado. Los dinteles de sus multiseculares puertas todavía ostentan estelas, Cruces de Malta y emblemas del Santo Oficio de la Inquisición, como blasones cristianegos de un pueblo que puede ser considerado Cuna del Reyno de Jaén. Rodeada de tierra fértil, tres ríos nacen y riegan sus campos paniegos y olivareros: el Pinto y Almahenejos que confluyen en el Ferrumblar -el Río del Hierro- que rinde sus aguas al Padre Betis. Fuentes salutíferas -como la de Salsipuedes o La Eliseda- son otros haberes de la villa en su caudal de aguas.

Si bien es verdad que en Navas de Tolosa rompimos la brecha, para reconquistar nuestras tierras robadas por el invasor moro, Baños de la Encina puede ser considerada como la Cuna del Reyno de Jaén, que es decir Cuna de la Reconquista de las Andalucías. Y es que aquí, en el Castillo de Burgalimar, se concertaron los 500 Infanzones que reconquistaron Jaén en tiempos de Fernando III el Santo, para hacer el repartimiento de los territorios liberados por el avance imparable de los Cruzados. Su portentoso castillo merecía rendirle una visita, y hasta él fuimos, embargados el alma por el peso de tantos siglos. Fue Baños de la Encina reconquistada tras las Navas de Tolosa. Perdida varias veces y recobrada definitivamente por el Rey Santo, D. Sancho IV de Castilla concedióle un privilegio por el que sus vecinos podían cortar, pescar, cazar y aprovechar un pedazo de término que donó la Ciudad de Baeza. Pero, no obstante, fue aldea del Concejo de Baeza hasta 1626, año en que obtuvo su título de Villa Realenga.

Las armas heráldicas de su escudo son dos Castillos, y en medio una encina, la misma en que apareciera María Santísima a un pastor que cuidaba de su rebaño, y que con la advocación de Nuestra Señora de la Encina recibe veneración como Patrona de este solariego pueblo del norte jaenés.

Pero lo que todavía no se sabe es si será cierto o no lo será que Fernando III el Santo nació en Baños de la Encina. Introdúzcase la incógnita, pues aunque a nuestro Santo Rey nos lo hacen natural bien de Bolaños de Calatrava o bien de Peleas de Arriba, en la actual provincia de Ciudad Real, considérese que -por papeles viejos que tienen unos amigos nuestros- existe un extraño documento que lleva por título "Del nacimiento del Santo Rey Don Fernando en la villa de Baños". Es tradición que, refutada por unos y sostenida por otros, Fernando III el Santo fue alumbrado en Baños de la Encina. Lo cierto es que, si no fue así, si en Baños de la Encina no fuere alumbrado San Fernando Rey, en Baños de la Encina fue alumbrado el Reyno de Jaén aquel día en que, al partir este portentoso santo y monarca a la conquista de Sevilla, concertó con sus guerreros más esforzados y señalados el reparto de las tierras de Jaén para su defensión.

De ahí que paseáramos las calles de Baños de la Encina con el recogimiento religioso de quien sabe que aquel lugar, además del atractivo turístico que pueda tener por su antiquísimo castillo, es un lugar sagrado al que se va como peregrino, más que como viajero curioso.

Y tú, otra vez, venías conmigo.



Maestro Gelimer

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS