Josu Jon Imaz, presidente del PNV, ha dejado claras este domingo sus pretensiones. Imaz reclamó una "nación vasca" que "englobe a todos los vascos, de Iparralde y Hegoalde", –parte del sur de Francia y Navarra–, y abogó por "la soberanía compartida con España, Francia y Europa". Desde el PP del País Vasco, su secretario general, Carmelo Barrio, constató como el discurso del PNV "se acerca cada vez más" al de Batasuna-ETA. El PSE también ha criticado la "absoluta locura" del PNV.
L D (Agencias) El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, abogó este domingo por que su partido asuma "el liderazgo político" para construir una "nación vasca que englobe a Hegoalde e Iparralde" (al País Vasco, Navarra y el sur de Francia) frente "a la unidad territorial impuesta". Además, se planteó "captar la pluralidad" para alcanzar un acuerdo político que permita "hacer nación" y llegar a un Pacto con el Estado con el fin de que se respete la voluntad del pueblo vasco.
En un acto conmemorativo del CX aniversario de la fundación del partido, que se celebró en la sede de Sabin Etxea de Bilbao y que concluyó con una ofrenda floral a la estatua de Sabino Arana en los Jardines de Albia, Imaz abogó por "la soberanía compartida con España, Francia y Europa, sin sometimientos a nadie y sin imponer nada", frente a la opción de "dependencia o independencia" y la idea de "Estado-nación".
"De eso hablamos, en realidad, cuando reclamamos el derecho a decidir unido a la obligación de negociar. De eso hablamos cuando asumimos el binomio 'no imponer-no impedir', cuando apostamos por unas instituciones que sean garantía de construcción nacional y social, cuando reclamamos el Pacto con el Estado", aseveró.
"Discurso independentista, de secesión, irreal y basado en obsesiones mitológicas"
Para el secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio, la propuesta de Imaz y el discurso del PNV "se acerca cada vez más" al de Batasuna y EHAK, que enmarcó "en la ruptura constitucional".
En declaraciones a Europa Press, Barrio criticó que las claves del PNV manifestadas este domingo por Imaz "se sigan moviendo en lo poco práctico y en las obsesiones de la nación vasca, del conflicto, de la ruptura y de la independencia", y señaló que demuestra que su proyecto es "independentista, de secesión, irreal y basado en obsesiones mitológicas".
Asimismo, aseguró que los discursos del PNV, Batasuna y EHAK, "se acercan cada vez más", puesto que "son proyectos y procesos con el Plan Ibarretxe a la cabeza y la estrategia de Sabin Etxea como elemento fundamental, enmarcados en la ruptura constitucional, la independencia y el proceso de secesión". "Una vez más, tenemos que confirmar cómo hay una comunión nacionalista, una comunión de discursos, de manera que cada día el discurso del PNV es más coincidente con el discurso tradicional que rodeaba a ETA-Batasuna en relación con las expectativas de este país", indicó.
Para Barrio, en la celebración nacionalista "se siguen observando los mismos tics de siempre: de la radicalidad, del independentismo, de la comunión nacionalista, del odio y la obsesión con España", por lo que acusó al PNV de "no ser una buena fórmula o solución para arreglar los problemas de los vascos, sino para causar más problemas".
El PSE dice que al PNV "le ha entrado una especie de borrachera de nacionalismo"
Por su parte, el portavoz del PSE-EE en la Cámara vasca y secretario general de los socialistas vizcaínos, José Antonio Pastor, consideró "una absoluta locura" el discurso de Imaz. En declaraciones a Europa Press, Pastor dijo que "da la impresión de que le ha entrado una especie de borrachera de nacionalismo y ha vuelto a contar las viejas ensoñaciones del nacionalismo que no tienen ningún futuro".
Asimismo, dijo que el PNV no puede liderar "una nación vasca" que cuente con otros territorios, tal como ha apostado Josu Jon Imaz, porque la formación nacionalista "no representa nada fuera de Euskadi". El dirigente socialista destacó que este discurso "no se corresponde con la imagen de moderación y de sentido común que pretende trasladar" Josu Jon Imaz, sino que "da la impresión de que le ha entrado una especie de borrachera de nacionalismo y ha vuelto a contar las viejas ensoñaciones del nacionalismo, que no tienen ningún futuro".
Pastor reprochó al líder del PNV sus referencias "a la unidad territorial impuesta" porque "aquí no hay ninguna unidad territorial impuesta por nadie, sino una realidad política fruto de muchos siglos de historia". De esta forma, animó al presidente del EBB "a construir país en lo que a él le toca, que es la Comunidad Autónoma de Euskadi", y a tratar de eliminar los problemas de falta de libertad ante la existencia de la violencia. "Que se olvide de ensoñaciones que sólo satisfacen a una parte de los nacionalistas y que, además, no tienen ningún futuro ni político ni de ninguna clase", reiteró.
Por último, pastor calificó las palabras de Imaz como un "brindis al sol dirigido a sus militantes", y recalcó que éstas palabras "no hacen ningún favor para la normalización del país"
Josu Jon Imaz y su reino de nunca jamás
Para los observadores medianamente avisados y para los que conocen la naturaleza del nacionalismo vasco, las palabras que Josu Jon Imaz pronunció ayer son la consecuencia lógica de una ideología –la nacionalista- a la que el PNV rinde tributo de continuo. Lo hizo con motivo del 110 aniversario de la fundación del PNV, en la Sabin Etxea y valiéndose del aliento vital que le insufla su militancia más bizarra, la que marca la línea de acción del partido que gobierna en el País Vasco desde hace un cuarto de siglo. Según Imaz, ha llegado el momento de reclamar una “nación vasca” que se extienda al norte y al sur de los Pirineos, que reúna a los “vascos” de Navarra y el departamento francés de los Pirineos Atlánticos con los de la Comunidad Autónoma vasca.
Semejante ensoñación, que no por delirante deja de ser constantemente aireada por la izquierda radical vasca y por sus primos hermanos del PNV, es uno de los pilares básicos del nacionalismo vasco. Lo llaman territorialidad. La doctrina consiste en repetir continuamente que el País Vasco, en realidad, está formado por otros cuatro territorios históricos amén de los tres que forman las provincias vascas. La fantasía ha llegado a tal extremo que se imprimen mapas con ese país imaginario, mapas que forman parte del temario de geografía de las escuelas vascas. No es un secreto para casi nadie que muchos son los niños en el País Vasco que tienen dificultad para situar Zamora en un mapa de la península pero que se conocen al dedillo el nombre de remotas localidades del País Vasco francés. La televisión autonómica, la ETB, presenta la información meteorológica sobre ese mismo mapa en el que regiones como Navarra, de mayor tamaño que el País Vasco, o condados como el de Treviño se diluyen en una entidad geográfico-política que no ha existido más que en las febriles pesadillas de los hijos políticos de Sabino Arana.
De nada ha servido que en Navarra el voto nacionalista vasco haya sido siempre minoritario o que, en el sur de Francia, el sentimiento vasquista sea prácticamente inexistente. Los irredentistas no se dan por vencidos y no han permitido jamás que la realidad les estropee una de sus consignas favoritas. Durante años la reclamación de esa Euskal Herria de nunca jamás vino de la mano de los partidos de extrema izquierda mientras que el PNV solía pasar de puntillas sobre un espinoso tema que bien podría crear conflictos con las autonomías adyacentes y con un país extranjero en el que el nacionalismo vasco no pasa de ser una curiosidad folclórica. Con la radicalización progresiva de los jeltzales a raíz del acuerdo de Estella, era de esperar que sus líderes no dejasen sin atender ninguna de las reivindicaciones que consideran irrenunciables; la territorialidad es una de ellas. De manera que tal aspiración es no sólo una estupidez sino que, además, se da de bruces con la Constitución, es imperativo que alguien en Madrid, en Pamplona y, por que no, en París recuerde a nacionalistas de todas las tendencias que el País Vasco es lo que es y que cualquier reclamación territorial puede ser tomada como una ofensa.
Exceptuando al gobierno de la Comunidad Foral de Navarra lo más probable es que, como ha venido siendo hasta ahora, nadie mueva un dedo. En la España de Zapatero los nacionalistas tienen barra libre para disparatar a conciencia mientras a cambio reciben el mejor de los tratos que la Moncloa pueda dispensar. Carod Rovira lo hace casi a diario, los de Ibarretxe no iban a ser menos. Unos días antes de que Imaz soltase lo de la “nación vasca” ante su entregada audiencia de la Sabin Etxea había mantenido una reunión con prominentes miembros del PSOE entre los que se encontraban José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba. La entrevista se convocó para "restablecer el diálogo entre los partidos" y los participantes hicieron votos para continuar con los encuentros en septiembre. Llegado el momento, haría bien Rubalcaba en pedir a Imaz que le aclare en qué consiste esa extraña “nación vasca” asentada sobre dos países y tres Comunidades Autónomas. Podrían incluso dialogarla.
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