Por Real Cedula de Felipe III se organiza la matricula del mar que seria el origen de la distribución del literal español en Provincias Marítimas. Esto ocurría en 1.607.
Una Real Orden dada en Madrid con fecha 30 de julio de 1.845, y publicada en 4 de agosto del mismo año por la Dirección General de la Armada dispuso que todos los buques mercantes nacionales matriculados en las distintas Provincias Marítimas de España debían largar junto con la bandera nacional en el tope de su palo mayor, en el pico de la cangreja u otro lugar bien visible de la arboladura, una bandera de unos determinados colores y dimensiones, como contraseña característica del correspondiente puerto de matricula, tanto estando navegando como en el momento de entrar o salir de los puertos, sin cuyo requisito no podrían ser despachados por el Capitán del Puerto.
Estas banderas o contraseñas, como oficialmente se denominaron, fueron un total de 35, incluyendo las correspondientes a las provincias de ultramar, tanto las americanas como las filipinas. Estas ultimas, en numero de seis, fueron del tipo denominado corneta, es decir, que su extremo libre estaba rematado por dos puntas, al estar cortado en forma de V, a diferencia de las metropolitanas que eran rectangulares. El pliego que fue publicado en la fecha anteriormente reseñada, establecía para las contraseñas de un modo exacto los colores y tamaños, siendo estos últimos de dos clases diferentes según fueran para buques de travesía o para buques menores de cabotaje.
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