Claro, porque al contrario de lo que han repetido en los últimos 50 años, en una fortaleza ninguna grieta es pequeña; y hasta el propio Pablo VI reconoció al finál quién "se les había colado" por esa grieta.No menos preocupados, los eclesiásticos de más elevado rango en nuestro país andarán rascándose la cabeza para ver la manera de torear la cosa con la ambigüedad sistemática que les caracteriza. Y es que su posición se ha vuelto verdaderamente insostenible. Desde los tiempos posconciliares, los eclesiásticos españoles, siguiendo las pautas marcadas por Tarancón y, en última instancia por Maritain, se han opuesto constantemente a la existencia de formaciones políticas declaradamente católicas y han favorecido la acción política de los católicos desde el interior de los partidos existentes. La absoluta inoperancia de semejante planteamiento, evidente para todos, ha sido suplida con una política hecha por detrás, o bajo capa, que ha permitido a esos eclesiásticos evitar sobresaltos y persecuciones a costa del creciente desprestigio de la Iglesia.
Me alegro extraordinariamente de que en la CT sepan reconocer esas posturas de dirigentes que, si bien no son de los nuestros, al menos plantan cara a los mandatos del contubernio de sodomitas y masones al servicio de la gran finanza europea.El Presidente de los Estados Unidos, sin duda agradecido al apoyo decisivo que le han prestado las «iglesias» protestantes y especialmente la evangélica, ha declarado su apoyo a la familia y a la religión, evidentemente desde sus presupuestos democráticos y liberales. Y Putin, de consuno con las autoridades de la iglesia llamada ortodoxa, ha puesto coto a la degeneración sexual y a las pretensiones de los maricas. Aunque sólo sea por eso, los que vivimos en países de raigambre católica sentimos envidia de esos países donde predominan sectas heréticas y cismáticas. Porque no cabe esperar humanamente que los eclesiásticos del día abandonen una actitud que no es de cobarde timidez o de comodidad culpable, sino que se asienta sobre un liberalismo católico profundamente asumido como tesis inamovible.
Pero todo se paga, y si no logramos nosotros parar en seco esto, pronto seremos pasto de los bárbaros.
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