En 1910, la capital austrohúngara era la tercera ciudad de Europa, tras París y Londres y ligeramente por encima de San Petersburgo y Berlín, contando con 2.083.630 habitantes, que se estima eran 2.239.000 en 1916, durante la Primera Guerra Mundial. La desmembración de Austria-Hungría supuso un revés demográfico y la población ha ido sufriendo altibajos desde entonces pero con una marcada línea descendente, situándose siempre por debajo de los 2.000.000 y hallándose sin variaciones significativas desde 1951. En los últimos años ha habido un repunte demográfico favorecido por la integración de los países de Europa del Este en la Unión Europea.