A mí Pérez Reverte me suscita sentimientos encontrados. Me gusta que reinvidique lo nuestro sin tapujos y sin vergüenzas, y mucho de lo que escribe me gusta, pero otras veces no me agrada tanto, porque al fin y al cabo es un progre en muchos sentidos, y por su actitud hacia la religión. Es una de cal y otra de arena. Tampoco me agrada mucho su lenguaje tabernario, que puede estar justificado en los diálogos de una novela, o de modo muy ocasional con alguna palabra o expresión, pero no me parece bien que haya tanto lenguaje soez en una columna periodística. Aunque claro, esto es una tendencia bastante generalizada, por la decadencia de que es objeto la sociedad.

En el Foro Santo Tomás Moro tienen un hilo muy interesante sobre Pérez Reverte. Por cierto, ayer Ordóñez aportó a ese hilo la carta de Arnau Jara que abre este, prueba de que sigue viniendo por aquí aunque no participe. Vamos, hombre, no te hagas rogar, vuelve.