Tema: ¿Dónde está el límite?

RAMON OPINA.Señora tiene usted razón, pero aqui ese mensaje ya es tardío-baldío. Dame pantallas de plasma, aire acondicionado en verano y cien euritos para salir de marcha.¡¡qué se sacrifique otro!!!!!!

Hijos mantenidos
Pilar Crespo Álvarez
Tarragona

Nuestros padres y abuelos trabajaron literalmente con el sudor de su frente, con sus manos callosas y arrugadas sin cremas hidratantes que borraran sus labradas arrugas. Se conformaron con poco, un plato en la mesa con la familia a su alrededor, contemplar el cielo para saber el tiempo –sin necesitar un programa de televisión de 30 minutos para acabar diciendo que lloverá o hará sol–, y paseos el fin de semana por los campos cercanos. Su felicidad era trabajar bien y sentirse amados y amar. Cada vez que echaban una moneda en la hucha estaban satisfechos: «Nunca se sabe qué puede pasar el día de mañana», aseguraban. Aseguraban y acertaban.
Ahora, muchos de estos abuelos están manteniendo en sus casas, y en las ajenas, a sus hijos o nietos. Generación malgastadora por definición. Que gastaron más de lo que ganaban, que compraban más de lo que necesitaban, que necesitaban menos de lo que creían. Quizá, la famosa crisis nos haga recapacitar y buscar el término medio de una vida que, y esto es evidente, no conducía a nada bueno.</SPAN>

Iniciado por despertaferro

RAMON OPINA.Señora tiene usted razón, pero aqui ese mensaje ya es tardío-baldío. Dame pantallas de plasma, aire acondicionado en verano y cien euritos para salir de marcha.¡¡qué se sacrifique otro!!!!!!

Hijos mantenidos
Pilar Crespo Álvarez
Tarragona

Nuestros padres y abuelos trabajaron literalmente con el sudor de su frente, con sus manos callosas y arrugadas sin cremas hidratantes que borraran sus labradas arrugas. Se conformaron con poco, un plato en la mesa con la familia a su alrededor, contemplar el cielo para saber el tiempo –sin necesitar un programa de televisión de 30 minutos para acabar diciendo que lloverá o hará sol–, y paseos el fin de semana por los campos cercanos. Su felicidad era trabajar bien y sentirse amados y amar. Cada vez que echaban una moneda en la hucha estaban satisfechos: «Nunca se sabe qué puede pasar el día de mañana», aseguraban. Aseguraban y acertaban.
Ahora, muchos de estos abuelos están manteniendo en sus casas, y en las ajenas, a sus hijos o nietos. Generación malgastadora por definición. Que gastaron más de lo que ganaban, que compraban más de lo que necesitaban, que necesitaban menos de lo que creían. Quizá, la famosa crisis nos haga recapacitar y buscar el término medio de una vida que, y esto es evidente, no conducía a nada bueno.</SPAN>

en parte es cierto. Nuestros abuelos trabajaron muy duro para lograr vivir dignamente, pero el sistema en el que vivian era mucho mas honesto.

Sabian que trabajando y siendo decentes y honestos y sacrificandose podian aspirar a algo mejor, pero ahora no existe esa seguridad.
Hoy vemos en la television y medios de comunicación a diputados que tras estar unos añitos en la poltrona se aseguran pensiones de lujo. Gentecilla "famosa" que vive del cuento por contar las intimidades del hijo de un torero y que son amigos de la vecina cuñada del sobrino del cantante.
Tontolabas mandamases que dan un monton de ese dinero al primer sinverguenza que monta una asociacion y si hoy lleva el nombre de intercultural y tolerante y sostenible mejor aún.
Se pretende pagar por ir a clase a los mas zoquetes, vagos y brutos.

Es decir, la idea del esfuerzo, del sacrificio, de la superación personal ha desaparecido y es debido a que las personas que creen en ellas se las relega por otras personas vagas, inutiles, estupidas y parasitarias.

Hay muchos españoles fuera de nuestro país, en laboratorios extranjeros, en hospitales extranjeros, en centros de investigación extranjeros, que han tenido que dejar el país para poder continuar o siquiera acceder a aquellos puestos para los que se han preparado con grandes esfuerzos.

A todo ello añade que las necesidades primarias es mas dificil cubrirlas hoy que antaño, por ejemplo la vivienda.

Lo extraño es que aún haya quien crea en el esfuerzo, el trabajo y la dedicación.