Mi muy apreciado hermano Hyeronimus:hace unos tres meses pasé por el mismo trance que tú atraviesas en este momento (trance que anhelo ya estés superando con el apoyo de los que pueden y las oraciones de los que no podemos). Llegué a sentir que no tenía derecho a escribir en Hispanismo por no haber podido acudir al pedido de Donoso de que contribuyamos a la mantención del sitio. Mis laudes y vísperas eran sólo una letanía monótona mientras pensaba ?Qué será de mi, Señor?.
Pensaba todo el tiempo en los corruptos y fraudulentos de mi país y del mundo que viven sin cuidado, sin temor de Dios y son cada vez más ricos.
Luego me convencí (no sin algunas dudas, lo reconozco) que solo eran pruebas, y que debía mantenerme firme mientras el mar se zarandeaba. Que el Señor y la Santísima Madre ya pondrían las cosas en su lugar.
Y así fue. Hoy estoy más tranquilo por que, sin que yo lo buscara demasiado, mi economía se ha acomodado, apesar de que la miseria, la pobreza y la deseperación campea en la mayoría de mis compatriotas.
ABANDONO EN LA PROVIDENCIA
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
Apreciado Hyeronimus, no es necesario que te dé yo catecismo, pero sí debo decirte (tal vez por humildad tu no lo aceptes) que eres unos de esos AMIGOS de Dios, y que Él te dará lo que necesites, y el ciento por uno!!.
Quiero que sepas que estás en mis preces diarias hasta que nos digas que ya todo pasó y que vos y los tuyos estáis bien. Y eso será muy pronto, no lo dudes.