Quieren que el lenguaje se vuelva definitivamente demente
Instale un corrector antisexista en su ordenador
JAVIER RUIZ PORTELLA
En su blog de El Mundo, escribía el otro día Fernando Sánchez Dragó:
«¿Retretes? ¡Huy! Me acusarán de incorrección política. Ahora hay que decir “servicios”, “lavabo”, “baño”… Incluso “váter” empieza a estar mal visto.
»Antes de que la corrección política existiera, ¿cómo habríamos llamado a quienes ahora —progres, feministas, políticos, cooperantes, biempensantes, funcionarios de la ONU, chupatintas de la UNESCO y gentes así— llaman servicios a los retretes, invidentes a los ciegos, dependientes a los inválidos, violencia de género a los crímenes pasionales, empleadas de hogar a las señoras de la limpieza, trabajadoras del sexo a las putas, subsaharianos a los negros, y tercera edad (¡Dios mío!) a los vejestorios como yo?
»Pues los habríamos llamado cursis. Es lo que son.»
Los cursis reinan. Y para asegurar su reinado, acaban de sacar un instrumento extraordinariamente eficaz: un programa informático que corrige las incorrecciones políticas que pueda usted cometer al escribir en su ordenador. Gran Hermano piensa en todo: benevolente y solícito, vela para que sus súbditos no puedan siquiera intentar pecar.
El programa, sin embargo, adolece todavía de tres graves imperfecciones —pero todo se andará y tarde o temprano se corregirán. Por un lado, el programa (Themis es su nombre) «analiza y localiza expresiones sexistas y/o excluyentes» en todos los documentos de su ordenador (textos de Word, correo electrónico, páginas web…), pero sólo corrige aquellos que hayan sido escritos por usted mismo. Con otras palabras, aunque instale usted el programa, tantos los textos de Dragó como los artículos de El Manifiesto no serán, por ahora, corregidos. La segunda imperfección es que, de momento, el programa aún no comunica la IP del infractor a la Policía del Pensamiento; pero todo se andará... El tercer defecto (provisional también) del que adolece el programa es que, de momento/momenta, lo único que detecta son l@s errores y erroras de tipo-tipa sexista (me lo acabo de instalar y, como ven, ya está empezando a surtir sus efectos y efectas).
¿Perdón?… ¡Ah!… ¿Qué les parece imposible semejante locura? ¿Qué hasta ahí podíamos llegar? ¿Que todo esto es una coña marinera que nos acabamos de inventar los de El Manifiesto para engrescar y encrespar al personal? La verdad es que yo también me pensaba que se trataba de una divertida tomadura de pelo… hasta que me he tenido que rendir a la evidencia.
La cosa (salvo las hipérboles mías) va totalmente en serio. He aquí la página del programita de marras: http://www.themis.es/. Y esto no es todo. He aquí una aplicación institucional de este programa por parte del gobierno-gobierna de Cantabria.
Pasen y vean.
¿Perdón?… ¡Ah!… ¿Que después de haber visto de cerca semejante monstruo, un escalofrío les está recorriendo el espinazo? No se preocupen. La reacción es sana. Lo contrario sería inquietante en cualquier lector de www.elmanifiesto.com.
Una comisión del parlamento andaluz a la que se encomendó revisar el «lenguaje sexista» de los documentos de allí, se ha dirigido a la Real Academia Española solicitando un informe sobre la corrección de los desdoblamientos tipo «diputados y diputadas, padres y madres, niños y niñas, funcionarios y funcionarias», etcétera. Como suele –recibe cinco mil consultas mensuales de todo el mundo–, la RAE respondió puntualizando que tales piruetas lingüísticas son innecesarias; y que, pese al deseo de ciertos colectivos de presentar la lengua como rehén histórico del machismo social, el uso genérico del masculino gramatical tiene que ver con el criterio básico de cualquier lengua: economía y simplificación. O sea, obtener la máxima comunicación con el menor esfuerzo posible, no diciendo con cuatro palabras lo que puede resumirse en dos. Ésa es la razón de que, en los sustantivos que designan seres animados, el uso masculino designe también a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Si decimos los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales o en mi barrio hay muchos gatos, de las referencias no quedan excluidas, obviamente, ni las mujeres prehistóricas ni las gatas.
Aún se detalló más en la respuesta de la RAE: que precisamente la oposición de sexos, cuando se utiliza, permite destacar diferencias concretas. Usarla de forma indiscriminada, como proponen las feministas radicales, quitaría sentido a esa variante cuando de verdad hace falta. Por ejemplo, para dejar claro que la proporción de alumnos y alumnas se ha invertido, o que en una actividad deportiva deben participar por igual los alumnos y las alumnas. La pérdida de tales matices por causa de factores sociopolíticos y no lingüísticos, y el empleo de circunloquios y sustituciones inadecuadas, resulta empobrecedor, artificioso y ridículo: diputados y diputadas electos y electas en vez de diputados electos, o llevaré a los niños y niñas al colegio o llevaré a nuestra descendencia al colegio en vez de llevaré a los putos niños al colegio. Por ejemplo.
Pero todo eso, que es razonable y figura en la respuesta de la Real Academia, no coincide con los deseos e intenciones de la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, doña Soledad Ruiz. Al conocer el informe, la señora Ruiz se quejó amarga y públicamente. Lo que hace la RAE, dijo, es «invisibilizar a las mujeres, en un lenguaje tan rico como el español, que tiene masculino y femenino». Luego no se fumó un puro, supongo, porque lo de fumar no es políticamente correcto. Pero da igual. Aparte de subrayar la simpleza del argumento, y también la osada creación, por cuenta y riesgo de la señora Ruiz, del verbo «invisibilizar» –la estupidez aliada con la ignorancia tienen huevos para todo, y valga la metáfora machista–, creo que la cosa merece una puntualización. O varias.
Alguien debería decirles a ciertas feministas contumaces, incluso a las que hay en el Gobierno de la Nación o en la Junta de Andalucía, que están mal acostumbradas. La Real Academia no es una institución improvisada en dos días, que necesite los votos de las minorías y la demagogia fácil para aguantar una legislatura. La RAE tampoco es La Moncloa, donde bastan unos chillidos histéricos en el momento oportuno para que el presidente del Gobierno y el ministro de Justicia cambien, en alarde de demagogia oportunista, el título de una ley de violencia contra la mujer o de violencia doméstica por esa idiotez de violencia de género sin que se les caiga la cara de vergüenza. La lengua española, desde Homero, Séneca o Ben Quzman hasta Cela y Delibes, pasando por Berceo, Cervantes, Quevedo o Valle Inclán, no es algo que se improvise o se cambie en cuatro años, sino un largo proceso cultural cuajado durante siglos, donde ningún imbécil analfabeto –o analfabeta– tiene nada que decir al hilo de intereses políticos coyunturales. La RAE, concertada con otras veintiuna academias hermanas, es una institución independiente, nobilísima y respetada en todo el mundo: gestiona y mantiene viva, eficaz y común, una lengua extraordinaria, culta, hablada por cuatrocientos millones de personas. Esa tarea dura ya casi trescientos años, y nunca estuvo sometida a la estrategia política del capullo de turno; ni siquiera durante el franquismo, cuando los académicos se negaron a privar de sus sillones a los compañeros republicanos en el exilio. Así que por una vez, sin que sirva de precedente, permitan que este artículo lo firme hoy Arturo Pérez-Reverte. De la Real Academia Española.
Mi honor, la lealtad,
mi fuerza, la voluntad,
mi fe, la catolicidad,
mi lucha, la hispanidad,
mi bandera, la libertad,
mi arma, la verdad,
mi grito... ¡despertad!
mi lema... ¡¡Conquistad!!
Pues otro ejemplo del Egalitarianismo de esta sociedad "mundial" que tenemos.
"En mis dominios nunca se oculta el sol"
"No importa que no me entendáis. Que yo estoy hablando en mi lengua española, que es tan bella y noble que debería ser conocida por toda la cristiandad."
"Habéis de saber, señor, que el rey no es más que un servidor retribuido de la nación".
-Carlos I de España
Que yo sepa, ningún varón se ha ofendido jamás de ser llamado persona. Decimos "había tantas personas en tal sitio", y los hombres no nos consideramos excluidos. O "Juan es una bellísima persona", y nadie pone en duda su hombría. Y siempre hemos llamado criaturas tanto a los niños como a las niñas, y no pasa nada. El género no tiene nada que ver con el sexo por mucho que lo quieran confundir. Hay idiomas en que el género gramatical tiene más peso, y hasta se aplica el neutro a personas. Nosotros aplicamos el neutro a cosas abstractas, como lo bueno, lo malo, o más generales como lo blanco, lo negro, etc. Pero en alemán dicen cosas como "lo mujer" o "lo niño" y nadie se escandaliza, porque el género es gramatical y no tiene nada que ver con que sea macho o hembra.
El otro día en una farmacia, oí semejante atrocidad, todo ocurrió cuando un cliente se dirigió al "boticario" pidiéndole una jarabe para la tos para "una bebé".
Quizás los laboratorios empezarán a fabricar medicamentos para ambos sexos, y digo yo ¿será una nueva forma de separar con los precios a los dos sexos?, porque ya que se ponen, será para sacar algún beneficio del tema y los economistas de los laboratorios que son unos "pájaros de cuidado" no darán el mismo precio en el jarabe para "una bebé" que para "un bebé".
Mi honor, la lealtad,
mi fuerza, la voluntad,
mi fe, la catolicidad,
mi lucha, la hispanidad,
mi bandera, la libertad,
mi arma, la verdad,
mi grito... ¡despertad!
mi lema... ¡¡Conquistad!!
Bofetada de la Real Academia a las guas de lenguaje no sexista - ABC.es
Bofetada de la Real Academia a las guías de lenguaje no sexista
«Si se aplicaran las directrices propuestas en sus términos más estrictos, no se podría hablar», señala en un informe
EFE / MADRID
Día 04/03/2012 - 11.58h
ERNESTO AGUDO
El académico Ignacio Bosque, en una imagen de archivo
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El pleno de la Real Academia Española (RAE) ha aprobado un informe del académico Ignacio Bosque en el que se critican las directrices contenidas en nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas por comunidades autónomas, sindicatos y universidades, porque, si se aplicara estrictamente cuanto dicen, «no se podría hablar».
A los responsables de estas guías les molesta de forma especial el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos, a pesar de que «está firmemente asentado en el sistema gramatical español» y de otras muchas lenguas, y recomiendan, por ejemplo, decir «la ciudadanía», en lugar de «todos los ciudadanos»; "las personas becarias», en vez de «los becarios», o «personas sin trabajo» y no «parados».
El informe «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer», respaldado por todos los académicos asistentes al pleno del pasado día 1, puede consultarse íntegramente en el Boletín de información lingüística de la RAE (BILRAE), en la página web de esta institución.
Las guías analizadas son de la Junta de Andalucía y de la Generalitat Valenciana; de las universidades de Málaga (junto con el ayuntamiento de esta ciudad), Granada, Politécnica de Madrid, UNED y Murcia, y de Comisiones Obreras -en colaboración con el Ministerio de Igualdad- yUGT.
Estas guías extraen «una conclusión incorrecta de varias premisas verdaderas», porque, afirma Bosque, es cierto que «existe la discriminación hacia la mujer en nuestra sociedad», como también lo es la necesidad de «extender la igualdad social de hombres y mujeres, y lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea más visible».
Pero en esos textos se suele llegar a «una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes consideramos insostenible»: «suponer que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizarían 'la visibilidad de la mujer'».
Ante los argumentos de los lingüistas, los responsables de las guías podrían decir que sus recomendaciones proceden de «su sensibilidad ante la discriminación de la mujer en el mundo moderno». Pero ese argumento «es insostenible, puesto que califica arbitrariamente de sexista al grupo -absolutamente mayoritario- de mujeres y hombres con una sensibilidad diferente», afirma Bosque.
«¿Qué se supone que ha de pensar de sí misma una mujer que no se sienta excluida de la expresión 'Se hará saber a todos los estudiantes que 'por mucho que la Generalitat Valenciana le diga que la están discriminando?» Las guías analizadas «son poco flexibles en este punto. Pareciera que se quiere dar a entender que la mujer que no perciba irregularidad alguna en el rótulo 'Colegio Oficial de Psicólogos de Castellón' debería pedir cita para ser atendida por los miembros de dicha institución», dice el autor.
Lenguaje oficial frente al real
Un buen paso hacia la solución del «problema de la visibilidad» sería «reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar», asegura Bosque, quien cree que las propuestas están pensadas solo para el lenguaje oficial.
Pero, luego, «la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvidaría de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara y hablaran como todo el mundo».
La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación de los lingüistas y el autor asegura que, en algunos casos, las propuestas «conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias».
«No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios».
Bosque tiene claro que el propósito último de las guías de lenguaje no sexista es loableporque quieren «contribuir a la emancipación de la mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos del mundo profesional y laboral», pero no tiene sentido «forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad» ni «impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real».
Las nueve guías analizadas
• «Guía sobre comunicación socioambiental con perspectiva de género». Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, ISBN-978-84-96776-78-4, sin fecha.
• «Guía para un uso del lenguaje no sexista en las relaciones laborales y en el ámbito sindical y Guía para delegadas y delegados». Secretaría confederal de la mujer de CCOO y Ministerio de Igualdad, Madrid, 2010.
• «Guía de lenguaje no sexista». Unidad de Igualdad de la Universidad de Granada, Universidad de Granada, sin fecha.
• Antonia M. Medina Guerra (coord.): «Manual de lenguaje administrativo no sexista». Asociación de estudios históricos sobre la mujer de la Universidad de Málaga y Área de la mujer del Ayuntamiento de Málaga, 2002.
• «Guía de uso no sexista del lenguaje de la Universidad de Murcia». Unidad para la Igualdad entre mujeres y hombres, Universidad de Murcia, 2011.
• «Manual de lenguaje no sexista en la Universidad Politécnica de Madrid». Madrid, Unidad de Igualdad, Universidad Politécnica de Madrid, sin fecha.
• «Guía sindical del lenguaje no sexista». Madrid, Secretaría de Igualdad, Unión General de Trabajadores, 2008.
• «Guía de lenguaje no sexista». Oficina de Igualdad, UNED, sin fecha.
• «Igualdad, lenguaje y Administración: propuestas para un uso no sexista del lenguaje». Conselleria de Bienestar Social, Generalitat Valenciana, 2009.
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