“Rey por la gracia de Dios”

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Una gran parte de las imágenes del Rey derivan de su aura sagrada: la perfección, la santidad, la bondad, la justicia.
A esto nos referiremos hoy apropósito de este hilo, al carácter sobrenatural que rodeaba la imagen Real. Esta no fue una imagen existente per se, parte de un largo proceso de construcción histórica. Desde la antigüedad se buscó vincular a la realeza con la divinidad y a las diversas casas dinásticas como familias predestinadas.
En el caso del Reino de Castilla la apelación al origen divino de los Reyes parece haberse acentuado solo a partir del siglo XV con los “Reyes Católicos”, aunque ya mucho antes que la teoría del origen divino fuera sistematizada en el medioevo, los Reyes astur-leoneses se hacían llamar Dei Rex, Rey por la gracia o por la voluntad de Dios. Desde el siglo XIII, las imágenes teológicas del Rey comenzaron al multiplicarse. Además de la insistencia en el origen divino y la idea del vicariato, se empezó a hacer alusión al Rey “Ungido”.
Parece que al Rey trató de ubicársele en un lugar intermedio entre Dios y los hombres, “como el postrero de los dioses y el primero de los hombres”. Algunos jurisconsultos lo consideraban un “cuasi Dios en la tierra”, a imitación del Papa. En las Siete partidas aparecen, específicamente, como vicarios de Dios.
El tema de la unción de los Reyes es particularmente interesante puesto que no fue una costumbre imperante a mediados del siglo XV, aunque si fue parte de la propaganda difundida por autores como Diego de Valera (1412-1488). De su Doctrinal de príncipes proceden estas ideas sobre la unción Real:
“Los Reyes Católicos deben ser ungidos en la espalda e onbro e braço derecho con olio consagrado porque así como nuestro Señor Iesu Cristo llevó en su hombro la cruz en que fue puesto para salvación del linaje humano así los Reyes han de sofrir toda carga y trabajo por la salud e bien e sosiego de sus pueblos”. También, porque con mano vigorosa defienden la Santa Fe Católica y las tierras y señoríos a ellos encomendados. Eran consagrados, para que “no mientan y hagan juicio y justicia”.
La unción habría constituido una forma en la que los Reyes accedían al orden sacerdotal y en la que se equiparaban con los eclesiásticos, acción muy vinculada a la idea de mantener el carácter sacral de la realeza. La contraparte de este acto era sin embargo, el establecimiento de una mayor dependencia del Rey con la Iglesia.
La unción real comenzó entre los hebreos. Saúl y David fueron consagrados por el profeta Samuel. En los Reinos de las Españas esta práctica fue usada por los soberanos visigodos y sólo el Reino de Aragón habría conservado su uso. En el Reino de Castilla durante la edad media fue excepcional el caso de SMC el Rey Don Alfonso XI. Sin embargo, se creía en una unción regia no visible que efectuaba Dios sobre el Monarca y que llegaba a tener los mismos efectos que la unción ritual y pública, creencia vigente en el siglo XV.
La coronación era también, un ritual de extrema importancia para reafirmar la diferencia del Rey “con otras gentes”. La coronación con corona de oro era muy significativa porque así como el oro es incorruptible, así el Rey no debía serlo, “ni por odio ni por amor ni por otra cosa”.

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Coronación figurada de SMC Carlos V como Rey de Jerusalén

La importancia que poseen actos rituales como la coronación y la unción ó consagración Real, radican “en la singular capacidad que poseen para expresar los conceptos, posturas y realidades institucionales”. Solo estudiando cada caso particular podemos entender cuál era la tendencia de cada uno de los miembros proclamados como Reyes por las diversas casas reales europeas.
Un acto completo del rito de coronación, tal como ocurría en el Reino de Aragón podía comprender los siguientes momentos:
a) Acción previa al sacramental: investidura de caballería con la bendición y entrega de la espada al Rey
b) Acción sacramental:
B1) unctio con óleo crismal
B2) impositio corone o coronación
B3) colación de insignias Reales: el cetro y el globo o pomum
B4) professio o declaración pronunciada por el rey
B5) la assignatio solii o entronización
Entre las fórmulas retóricas que ayudan a comprender el aura de sacralidad que portaban los Reyes encontramos las siguientes: “Rey por la gracia de Dios”, “el Rey gobernador divino”, “Rex imago Dei” y “Protegido de Dios”.
SMA el Emperador Don Carlos V de Alemania y Carlos de Castilla y León y de las Españas fue un emperador muy preocupado por la elaboración de su imagen Real como “Príncipe Cristiano” que aspiraba a unificar la Cristiandad y a defenderla de las herejías y de los infieles. Uno de los juramentos que hiciera SMV Don Carlos V nos retrotrae también a los conceptos de sacralidad de que hemos hablado aquí. De cara al altar del Altísimo y después de su coronación en Aquisgrán en 1520 como emperador del Sacro Romano Imperio dijo:

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Coronación de SMC Carlos V en Aquisgrán

“Juro y prometo delante de Dios y de sus ángeles, que yo quiero en el presente y en el porvenir, mirar y hacer respetar la ley y la justicia, así como la paz de la Santa Iglesia de Dios; que yo quiero ser útil al pueblo a mi sujeto y procurarle justicia; que quiero mantener los derechos del Imperio, bajo la reserva de tomar en consideración la misericordia divina: lo cual prometo cumplir con todas mis fuerzas; con el consejo de los príncipes de mi Imperio y de mis vasallos […]”.
De sus diversas coronaciones existen detalladas crónicas, específicamente de la doble coronación en territorio lombardo, que sería la definitiva. La primera, celebrada en Bolonia en febrero 22 de 1530, contó con la presencia de cardenales, obispos, príncipes y gente de la primera nobleza del Reino. Fue ungido por uno de los cardenales con oleo santo en el brazo derecho (desde la mano al cúbito) y entre el dorso y la espalda, haciéndose el signo de la cruz sobre la espalda. El cronista de este acto explicaba que este ritual significaba la disposición permanente del Rey en la defensa de nuestra Santa Religión.
Posteriormente venían la confesión y los respetos presentados al Papa Clemente VII. Durante la misa, los cuatro príncipes presentes –entre ellos el Príncipe de Salerno y el Príncipe de Stigliano- colocan sobre la mesa del altar el cetro, la espada, el globo y la corona que le serán entregados por el Papa al Rey mientras se dicen las oraciones dispuestas para el acto. Una vez coronado Carlos Augusto como Rey de Lombardía, recibió numerosos gestos de afecto. Esta primera coronación se hizo con corona de hierro, la de Aquisgrán con corona de plata y la última se haría con corona de oro, en Bolonia también, dos días después.
Para finalizar, un apunte histórico que nos alerta sobre el contraste de imágenes. SMC la Reina Doña Isabel I de Castilla, llamada “la Católica” y rodeada en su época por un aura de virginal pureza, moralidad y espiritualidad, sorprendió al propio Rey SMC Don Fernando I por la entrada que realizó en la ciudad de Zaragoza haciendo alarde de un ritual que además de masculino era considerado un símbolo de amenaza de castigo. Su procesión de entrada fue encabezada por un paje que portaba una espada erguida, símbolo de la autoridad Real y la justicia e históricamente identificada con la figura del varón.
Los cronistas fueron un pilar importante de este tipo de construcciones históricas, quienes se ocuparon de exaltar la imagen de sacralidad de Reyes y Reinas como SMC Doña Isabel I la Católica. De ella se describían excelsas virtudes como esta:
“Cuanto en excelencias era la Reina la más acabada persona que en el mundo había, y para redención de Reinos tan perdidos, era creencia de muchos que maravillosamente fue criada”.

Los parámetros que hemos expuesto hoy nos permitirán tener un referente más preciso a la hora de votar en este hilo, pues al haber estado sin Rey nosotros los Hispanoamericanos por más de 180 años necesitamos conocer que es un Rey y volver a encontrarnos en la unidad que representa.

Yo voto por la "Monarquía Católica Tradicional"

Fuentes:

[1] José Manuel Nieto Soria, “La Realeza” en José Manuel Nieto Soria (Dir.), Orígenes de la monarquía hispánica: Propaganda y legitimación (ca.1400-1520). Madrid, Dykinson, 1999, p.32.
[2] Juan Eusebio Nierember retomó esta frase de un filósofo egipcio. Citado por David Brading, Orbe indiano, p.252.
[3] Esta alusión se encuentra en la obra del jurista F. Salgado de Somoza, Tractatus de regia protectione y Tractatus de suplicatione. Estudiado por Salustiano De Dios, “El papel de los juristas castellanos en la conformación del poder político (1480-1650)” en Francisco José Aranda Pérez y José Damiao Rodrigues (eds.) De Re Publica Hispaniae. Una vindicación de la cultura política en los reinos ibéricos en la primera modernidad. Madrid, Silex, 2008 […], p.138.
[4] Nieto Soria, op.cit., p.33-34.
[5] Ibidem.
[6] Bonifacio Palacios Martín, “Los actos de Coronación y el proceso de “secularización” de la monarquía catalano-aragonesa (siglos XIII-XIV)” en Etat et Eglise dans la genese de l’etat moderne. Madrid, Casa Velásquez, 1986.
[7] Wikipedia, “Consagración real”.
[8] José Manuel Nieto Soria, “La monarquía bajomedieval castellana ¿Una realeza sagrada?” en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes: Vol.1. Murcia, Universidad de Murcia-Academia Alfonso X el Sabio, 1987.
[9] Ibidem.
[10] Ibidem.
[11] Bonifacio Palacios, op.cit., p.113 y ss.
[12] Antonio Durán Gudiol, “El rito de la coronación del rey en Aragón” en Revista Argensola, 103, 1989, 17-39.
[13] Richard Kagan, Los cronistas y la corona. La política de la historia en España en las edades media y moderna. Madrid, Centro de estudios Europa hispánica-Marcial Pons Historia, 2010, p.131.
[14] Vicente de Cadenas y Vicent, Doble coronacion de Carlos V en Bolonia, 22-24/II/1530. Madrid, Instituto Salazar y Castro (C.S.I.C.), 1985, p.169-170.
[15] Peggy K. Liss, Isabel la Católica. Madrid, Nerea, 1998.
[16] Kagan, Op.cit., p.81.
[17] Liss, Op.cit, p.153.
Abril 11, 2013 Natalia Silva Prada

Saludos en Xto Rex et Maria Regina
Pro Deo Patria et Rex
No se ama loque no se conoce