¿Saben, damas y caballeros?; Anna había nacido en Les, un hermosísimo pueblo de la Val d'Arán; sus padres -y, sus abuelos y sus bisabuelos y...- eran pagesos pero NO tuvieron nunca tierra que fuese suya. Trabajaban, cuando les daban trabajo, para unos tíos maternos de mi abuela paterna, a.c.s.; y, cuando no, en el contrabando.

Cuando mi abuela paterna, a.c.s., se convirtió en la esposa de un hereu, los padres de Anna le pidieron que se la llevara con ella "per servir a casa". Mi abuela paterna, a.c.s., la conocía de toda la vida (tenía un año más que Anna); y, se la llevó. Era una costumbre normal, entonces, que las novias prefiriesen una criada ya conocida cuando iban a una casa nueva de nuera...

Anna "va servir" en casa hasta que murió, a los 73 años; una peritonitis fatal, en fin... Está enterrada por expreso deseo de mi abuela paterna, a.c.s. (que, murió antes que ella..; pero, aunque NO era, ¡por Dios bendito!, en absoluto necesario.., lo dejó por escrito en el testamento) en el panteón familiar. NUNCA se casó; y, me quería a mí con verdadera devoción y AMOR sincero.

¡Hacía un arroz con leche..! oh, mon Dieu!

Realmente, ¡donde las haya!, una experiencia religiosa.

Les cuento, les cuento...

Lavaba el arroz con agua abundante, tres y cuatro veces..; con mimo. Luego, lo dejaba escurrir SIN moverlo en una escurridera de madera rectangular y plana que era EXCLUSIVA de ese uso. Mientras se escurría, lo cubría con un paño blanco humedecido.

Mientras tanto hervía a fuego lento agua con azúcar puro número uno (decía pontifical que el standard carecía del necesario cuerpo al caso...); le daba vueltas continuamente y en una misma dirección.., NUNCA lo hacía de otra manera. ¿Cuantas veces le pregunté?, un montón..; pero, ella siempre sonreía y me decía que "es fa així, Jaumet...".

Mientras esperaba que el agua redujera, sacaba leche cruda del refrigerador... Con una espátula de madera recogía la nata de encima (que, ponía en un plato y azucaraba para dármela..; ¡me gustaba TANTO!; me sigue gustando, sí..; aunque cada vez es más difícil encontrar leche cruda en este valle de lágrimas...). Después la ponía a calentar...
Cuando el agua había reducido, más o menos, una tercera parte, ponía el fuego al máximo y tiraba el arroz. Esperaba el nuevo hervor..; e, INMEDIATAMENTE, sacaba el arroz del fuego, lo escurría con agua fría muy abundante, hasta que quedaba totalmente frío, y lo dejaba, suelto, encima de un paño blanco debajo del cual había puesto hielo.

Cuando la leche empezaba a hervir, cortaba una finísima corteza de limón ENCIMA ("s'ha de fer així...", decía absolutamente convencida...) del cazo y, finalmente, la dejaba caer. Era entonces cuando tiraba ramita y media de canela. Esperaba un minuto o dos..; sin dejar de dar vueltas en la misma dirección a la leche hirviendo a fuego lento. Tenía que reducir aproximadamente una cuarta parte...

Cuando así era, tiraba el azúcar (ya podía ser standard...), y, enseguida, también el arroz. A partir de ese momento, su dedicación era total y absoluta; dando vueltas y vueltas, sin quitar el ojo de encima, escudriñando cada hervor y cada onda...

Sentenciaba que era IMPRESCINDIBLE sacar del fuego el cazo dos minutos antes de la cocción completa del arroz..; y, así lo hizo SIEMPRE. Los dos minutos se los pasaba el cazo ESPERANDO...

Cuando habían pasado, con unas pinzas retiraba la corteza de limón y las ramitas de canela..; entonces, rellenaba las tazas. Dejaba que se enfriaran a temperatura ambiente, cubiertas con un paño blanco. Después, las ponía en el refrigerador; tapadas con un platito de cerámica (NUNCA uso el vidrio para esto).

Antes de servir el arroz con leche, lo espolvoreaba con algo de canela; muy poca... Decía que le quitaba sabor a arroz con leche.
Pero, ¡SIEMPRE le ponía!; y, cuando yo quería ponerme, digamos.., rebelde (y, hacer las cosas DISTINTO para ver qué pasa...) e insistía en que NO me pusiese canela, ella me miraba con ojos DESOLADOS por mi barbarie y me decía, definitiva.., "ai, Jaumet!; si així NO és pas arrós amb llet!, va, va, va..."

NUNCA conseguí que me lo dejase comer SIN canela.

NUNCA permitió, por tanto, que mi pasota frivolidad enlodara una obra maestra.

Era muy suya Anna, sí...

Y, su arroz con leche, damas y caballeros, ¡su arroz con leche! NO hay palabras, no...

Voy a tomar una copita de shemshu, a cerrar los ojos, y a tratar de que, cette éclosion!, aquel arroz con leche vuelva a mis papilas gustativas aunque sea un instante tan sólo...

¡Oh, Anna; los que van a morir te saludan!

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, mes amis/es.

Jaume de Ponts i Mateu
jaumedeponts@terra.es
Tortosa (Baix Ebre)
-Catalunya/UE-
06/12/2005, 21'55 hs. p.m.