Esa utópica Tierra Santa cristiana, al ser patrimonio de la cristiandad, debería tener como lengua oficial la de la Cristiandad. Es decir, el latín. Lo cual no impediría que el resto de la población se expresara en árabe o hebreo, siendo esa su lengua materna, del mismo modo que el latín es lengua oficial del Vaticano y sin embargo en la práctica se habla italiano. Sin embargo, los medios de difusión y los documentos oficiales estarían en latín, lengua que se adapta mejor y con más precisión a la teología y la filosofía y se traduce con más facilidad a otras lenguas. Podría ser un reino (bajo la autoridad de Cristo Rey), o bien estar gobernado por un administrador eclesiástico de una Iglesia Católica restaurada a su pureza preconciliar.
¡A la Cruzada! Dieu le veut!
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