Iniciado por Ordóñez
Ordoñez, con todo el respeto que me merecen todas tus interesantes intervenciones historiográficas, creo que estas sentencias tuyas son generalizaciones excesivas y verdades a medias - impropias de un buen conocedor de la historia.
En general, resulta harto difícil interpretar, a la luz del conocimiento histórico actual, las intenciones reales de la jerarquía nacional-socialista con respecto a los judíos - de hecho, en general, parece casi imposible alguna certeza, una sola, acerca de las "verdaderas intenciones" de los nazis. Pues si el heterogéneo grupo de camorristas, ex-combatientes, pequeños burgueses con ínfulas de filósofos, esoteristas de medio pelo, brillantes ingenieros y demás fauna nazi, etc. poseía alguna característica común esa es, sin duda, la disociación mental esquizofrénica - una disposición que, curiosamente, les parecía la raíz de todo mal y que consideraban el defecto por excelencia de la raza judía. (“Disociación bicameral” que, por otra parte, les emparenta a otro pueblo terrorista con muchas y curiosas similitudes con los nazis, los asirios.)
De hecho, para el historiador contemporáneo, la más misteriosa de todas esas nieblas wagnerianas entre las que se desarrolla la corta vida del III Reich es precisamente la relación exacta entre nazis y judíos. A primera vista, todo parece indicar que los nazis compartían los tópicos sobre el judío (que no vamos a desarrollar aquí puesto que son de sobra conocidos) que ya existían, se puede decir desde siempre, en Alemania y, en general, en toda Europa. (Tópicos - de topos – que, desde luego., no se pueden dejar a un lado con esa burda explicación, con ese moderno “cubrelotodo” llamado “antisemitismo” que no es otra cosa que “barrer las cosas debajo de la alfombra” – pero eso nos llevaría demasiado lejos y no es el propósito de este hilo).
Sin embargo, en cuanto uno empieza a profundizar en la intimidad nazi las cosas se complican. ..
Si tomamos como referencia al propio Hitler, de largo la figura más interesante de toda la jerarquía, el antisemitismo claro y directo, “tópico”, que muchos pseudo historiadores quieren vendernos se difumina en un oscuro fondo metafísico de difícil interpretación. La asombrosa complejidad, la “alucinante” multiplicidad – muy lejana de esa tosca simpleza (“el cabo pueblerino”) con la que muchos quieren falsificar su figura – del propio Hitler, ese “dictador de las mil caras”, no facilita en absoluto la tarea y sus declaraciones sobre la cuestión judía variarán de un extremo a otro según el interlocutor que tenga delante. Una, sin embargo, me parece que se acerca al meollo y que resulta muy reveladora de su más profunda concepción sobre el judío, aquella en la que Hitler dice: "hay que ver lo mucho que se parecen a nosotros".
Ahora bien, con todo y con eso, me parece simplemente descabellado etiquetar, sin más, a los nazis como "defensores del estado de Israel". Sin duda, en algunos escalafones intermedios de la jerarquía se manejaron estos conceptos(aunque no, desde luego, como “amigos del sionismo” ni nada parecido, sino con esa fría, desapasionada “racionalidad aséptica” de la que les gustaba hacer gala), pero en lo mas alto de la pirámide los sentimientos con respecto a la cuestión judía se resolvían en el pequeño espectro que va desde el odio más extremo y visceral de un Streiser, pasando por el simple y generalizado “asco a los parásitos” hasta el ambiguo, oscuro sentimiento del judío como "gemelo inverso" o “mellizo defectuoso” de Hitler. (Por el contrario, si se puede calificar, dentro siempre de la prevención con la que hay que tratar todo lo que se encuentre en el interior de la nebulosa esquizofrenia de la mente nazi, al III Reich como filoarabe - como lo confirman, por otra parte, el hecho de que los servicios secretos del mundo árabe hayan estado dirigidos en muchos casos, durante los últimos cincuenta años, por los restos del espionaje nazi desmantelado a la caída del Reino de los Mil Años.)
La siguiente frase: "tanto nazis como sionistas tiene concepciones muy parecidas acerca de la raza-estado", aunque un tanto equivoca, es, a mi entender, la que más se acerca a la verdad, pues, en efecto, da la impresión de que parte del "complejo metafísico de dominación" nazi haya pasado al sionismo, como si "la victima se hubiera transformado en verdugo".
Por último, la afirmación "tuvieron contactos" también resulta demasiado ambigua - alguien sin conocimientos sobre el asunto podría imaginar situaciones lejanas a la realidad. Es verdad que tales contactos existieron, pero habría que especificar que tipo de contactos, con que finalidad, etc - sobre este particular quizá la mejor fuente sea el polémico libro de Lenni Brenner - Zionism in the age of dictators. Si se puede afirmar, en cambio, y con mayor precisión histórica y solidez documental, la presencia del judaísmo internacional en la financiación de los primeros años del NASDP, el partido nazi (vid. Hitler and Wall Street del siempre interesante Antony Sutton o el extraño librito de "Sidney Warburg": Hitler's Secret Backers - The Financial Sources of National Socialism (1933)*
Por ultimo, y como anécdota curiosa para nosotros los católicos, una historieta un tanto estrámbotica. Todo el mundo sabe que el gran artífice – podríamos decir el Sabino Arana - del Sionismo fue Theodor Herzl, el famoso periodista con ínfulas mesiánicas de origen húngaro que a finales del XIX puso las bases de lo que ahora conocemos como Estado de Israel. Lo que ya no sabe tanta gente es que, en los instantes supremos de la crisis existencial que le llevo a enarbolar con la fiereza del “iluminado” la bandera del sionismo, en esos instantes decisivos en donde el péndulo vital vibra y bascula con la mayor intensidad, en ese “centro de la decisión” donde el sismógrafo anímico salta de un extremo a otro, a punto estuvo de convocar (siguiendo los pasos, metafóricamente hablando, a otros conversos ilustres como Gustav Mahler o el joven prodigio vienes, el malogrado Otto Weininger), como solución al problema semita en Europa, una conversión en masa al catolicismo – que hubiera pasado si Herzl hubiera inclinado todo el poder de su enorme voluntad a esta empresa imposible es algo que dejo ya a la viva, por española, imaginación de los foreros.
Saludos en Cristo Rey
- (Si alguien tiene interés en su lectura, poseo copias en pdf de ambos textos)
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