“De la derecha se comienza a hablar, en sentido político, a partir de la Revolución francesa, y originariamente el término servía para indicar a los partidarios de un retorno íntegro al Antiguo Régimen, al menos en sus aspectos estructurales y por lo tanto de principio. Se trata de una derecha autónoma, que se opone ciertamente a la Revolución, pero que no saca las propias ideas y las propias tesis simplemente de esta oposición, sino sobre todo de los principios que defiende. Es la derecha católica y tradicional, que dio al mundo los mártires y los guerreros cristianos de la Vendèe, de Navarra, del Tirol, de Calabria, de Méjico, de España. Es, por tanto, la sola derecha capacitada para dar vida a la Contra-Revolución y de conducir un pueblo a resurgir.
“A esta derecha auténtica, originaria, y felizmente intransigente y rigurosa, se añaden consecuentemente al avance de la Revolución, los elementos liberales satisfechos con las conquistas de la Revolución en su fase liberal e intencionados a conservarlas contra los ataques del emergente socialismo. Nace de esta manera el “liberalismo conservador“, la “revolución conservadora“, el “conservadurismo revolucionario“ – las fórmulas son distintas pero la substancia no cambia – que se convierte, en el marco político en el cual el fenómeno se produce, en la nueva derecha, que va a unirse a la primera o más a menudo a superponerse a ella, moderando con este contacto las propias posturas revolucionarias pero tentando, con sus tesis moderadas, a la derecha auténtica al abandono y al compromiso. Es manifiestamente una derecha de acarreo y de deslizamiento, de hecho y no de principio; una falsa derecha cuyo ideal no es un mundo ordenado según los principios que inspiraron últimamente el Antiguo Régimen y originariamente la sociedad medieval, esto es, los principios del catolicismo, sino un mundo “parado“ en la Revolución en su fase liberal. Nos hallamos ante la primera “derecha de la Revolución“, y no ante la derecha como indicación de las fuerzas que a la Revolución misma se oponen en todas sus formas y sobre todo en sus elementos inspiradores.
“Si ésta es la primera falsa derecha, es decir, la primera derecha revolucionaria, también existe una segunda, que se manifiesta en la medida en que la Revolución procede ulteriormente y se revela. Tras la fase liberal, en efecto, la Revolución atraviesa la fase socialista, y cuando está a punto de revelarse comunista e internacionalista nace la segunda falsa derecha, también ésta de hecho, y no de principio, que se manifiesta como socialismo nacionalista, como revolución nacional-socialista, como escoramiento hacia la derecha, en el marco político del momento, por parte de las fuerzas del socialismo. También en este caso se trata por consiguiente de una derecha revolucionaria, de una derecha de acarreo que se va a suporponer a las otras dos, a la auténtica y a la liberal-conservadora, y que a su vez se propone conservar las conquistas de la fase socialista de la Revolución, y rechaza la fase comunista en cuanto incompatible con la individualidad nacional; por tanto sus fórmulas son, por ejemplo, “socialismo alemán“, “bolcheviquismo prusiano“, etc. Y también en este caso el contacto induce el socialismo a moderarse – sólo así se explican las declaraciones ancipitales de algunos de sus exponentes – y la derecha auténtica se corrompa.
“El proceso histórico ve por tanto sucederse una derecha auténtica que se propone restaurar las instituciones naturales y cristianas, esto es, la sociedad sobre cimientos religiosos, borrando también los errores del regalismo; luego una seudoderecha que acepta a veces examinar con benevolencia, entre otros, también el problema religioso, sobre todo a causa de la aplastante presencia de los católicos, y está dispuesta a concederles parciales concesiones para convertirlos en aliados primero contra el socialismo y consecuentemente contra el comunismo y el internacionalismo – puesto que la religión católica proclama la paz social y es un elemento de la cultura nacional -, aunque no esté dispuesta a convertirse, sino simplemente unirse, superponerse y servirse de la derecha auténtica, y a ser posible subyugarla, aprovechando la ausencia de jefes en grado de conservar la autonomía necesaria para el mantenimiento de posturas doctrinales íntegras y la independencia operativa, o bien desautorizándolos, donde estuvieran presentes."
Este texto es un fragmento de la introduccion-prologo escrita por Giovanni Cantoni (regente del movimiento civico Alianza Catolica)a la edicion italiana de la magnifica obra de Plinio Corrêa de Oliveira "Revolucion y Contrarevolucion". Nos puede ilustrar sobre la que se debe entender por derecha.
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