Antes que nada habría que identificar quién se había levantado en armas contra quién.

Durante los llamados años de plomo del neo-fascismo italiano, el número de acciones instigadas por los servicios secretos del gobierno italiano a través de sus muchos infiltrados, o incluso llevadas a cabo por los mismos agentes de los servicios secretos para luego culpabilizar a los grupos neo-fascistas, fueron innumerables e infames como pocas.

Algo que en España heredamos de un modo u otro, a veces de forma directa y otras de forma indirecta. Sirva como muestra la matanza de Atocha que tan convenientemente ayudó a crear el clima perfecto para la legalización del Partido Comunista de España, en un momento en el que se temía que si se llevaba a cabo los militares se levantaran.

Como nota aparte, para el caso particular de España entre los años 70 y los 80, sugiero que nadie haga especulaciones ni se haga eco de rumores. Creo que sobran más comentarios.

En cuanto al FUAN, NAR, TP y otros grupos en Italia de la época, había gente para todos los gustos. Aunque sí, en el NAR y en otros grupos la mayoría eran evolianos.

En los tiempos de la lucha urbana en Roma, Massimo era evoliano en ideas y más bien agnóstico en la fe. Ya en una etapa avanzada en el tiempo en Londres, continuaba con las mismas ideas pero se mostró católico. Aunque nunca llegué a discutir ese tema, yo diría que cristiano agnóstico. En su última época, y ya con el cáncer avanzado, se acercó al movimiento lefrebvriano. Sin embargo, discutiendo sobre este punto con cierta persona de su círculo más interno familiar que mantuvo una relación muy especial con Massimo hasta sus últimos momentos, los dos estamos de acuerdo en que esto se debió a su estado en el que, a pesar de poderse decir que mantenía su juicio, también sufría una cierta distorsión de la realidad en muchas otras cosas; y, por supuesto, por la insistente influencia de Roberto Fiore.

Soy consciente de que lo que he dicho aquí no gustará a algunos y que levantará algunas ampollas, pero es la realidad percibida por gente que le conocieron, y algunos muy bien.

En cualquier caso, por respeto a sus últimos deseos, es de recibo afirmar que sus últimos momentos los vivió como un Católico Tradicionalista.