<B><FONT face=Arial size=3><SPAN style="mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Times New Roman">ESBOZO DE UNA CONSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA CATÓLICA Y TRADICIONAL
Regionalismo y separatismo
A propósito del movimiento de Solidaridad que se difunde cada vez más pro todas las regiones y empieza a resonar con acentos vibrantes en Valencia y en Galicia, y la de las justas protestas con que Vizcaya se yergue contra el bárbaro centralismo que adula a la muchedumbre obrera, arrojada por obra de la economía liberal en el mercado de la concurrencia, mientras, por otro lado, atenta contra su riqueza y su industria no repuesta de la crisis reciente, algunos periódicos vuelven a hablar del regionalismo con esa frivolidad que parece característica de la que llaman gran prensa.
Todos los que escriben contra el sistema tienen una particularidad: la de inventar otro regionalismo para poder combatir el verdadero.
Es lo que hacen los impíos con la Iglesia: inventan un catolicismo que es una colección de herejías, y le atacan con furia, haciendo creer a la multitud estulta que el desfigurado y auténtico son una misma doctrina.
Confunden, por ignorancia o por hipocresía, el regionalismo con el separatismo, y sacan a reducir estos supremos recursos retóricos, que en labios de los liberales son dos sarcasmos: la unidad nacional y la integridad de la Patria.
La unidad nacional en España la formaron la Iglesia y la Monarquía tradicional, que representan las dos grandes unidades, interna y externa, que han originado, sin amasarlas ni confundirlas, la federación de las regiones que constituyen la patria común.
La unidad nacional estaba fundada sobre la unidad de creencias, que producía la de los sentimientos, costumbres y aspiraciones fundamentales, dejando ancho cauce a una opulenta variedad que se desarrollaba sobre ellas como una vegetación espléndida.
¿Y que hicieron con esa unidad los centralistas del liberalismo? El absolutismo de Gabinete, la oligarquía parlamentaria, rompió la unidad de creencias, separó a los españoles por abismos de ideas contradictorias y por ríos de odio. Separó lo que estaba unido. Estableció el divorcio donde brillaba la unión indisoluble.
Pero, en cambio, mientras se rompía todo el vínculo religioso y moral, se apretaba con cadenas y grilletes a todas las personas colectivas sujetándolas con cadenas administrativas y económicas al carro del Estado omnipotente.
Centralización administrativa, centralización económica, centralización militar, centralización docente, centralización legislativa, y, como expresión de todas las tiranías, una burocracia que tiene por cabeza a unas tertulias de sultanes que nos gobiernan a la otomana...
La universidad y la escuela, dilataciones de la familia, y que en la patria potestad, delegada para la enseñanza en el maestro, tienen su origen, dependen de cualquier Jimeno que los mismo propaga los microbios de Ferrán por los pueblos, que el bacilo laico en los hogares. La constitución de la familia, anterior a la existencia del Estado nacional que depende de ella, y no ella del Estado, queda entregada al arbitrio de cualquier Romanones, que puede hollar el derecho natural y el canónico y hasta el civil que establece el Código, en el preámbulo de una circular modelo de estulticia progresista.
El municipio, la provincia y la región, no se pueden administrar ni regir en su vida interior sin imposiciones extrañas, sino que dependen de cualquier Poncio amovible a voluntad de un Ministro de la Gobernación; y el capital y la industria y la paz social de las ciudades más florecientes de España dependen de la impertinencias de un Dávila, el hombre en cuya cabeza las ideas, si llegan a penetrar, mueren como los pájaros en la máquina neumática por falta de oxígeno.
¡Esa unidad de caciquismo, expedientes y engrudo es la unidad nacional que nos han dejado los liberales!
Ese Estado que tiene la unidad de sus atribuciones robadas a la sociedad y a la Iglesia es la potestad civil de que hablan a todas horas nuestros anticlericales, la que hay que levantar contra la doble jerarquía eclesiástica y su vértice supremo el Pontificado, para que caiga como inmenso mandoble sobre las creencias cristianas, porque es ya lo único que le queda por aplastar.
¿Y la integridad de la Patria? Las Cortes de Bayona de Pepe Botella iniciaron el movimiento separatista con absurdos e inoportunos proyectos. Lo confirmaron las Cortes de Cádiz, llegando a propagarle con una especie de proclama en que se hablaba de la tiranía secular de España sobre pueblos a que había dado con monumentos legislativos toda la civilización que tenían; se completó con la obra de las logias, que prepararon los trece pronunciamientos que estallaron desde el 14 al 20, en relación con los movimientos filibusteros a que puso coronamiento la traición de Riego en Cabezas de San Juan, obligando a disolverse un ejército de treinta mil hombres preparado con grandes sacrificios para el embarque.
Se salvaron los principios liberales y se perdieron las colonias.
El Tratado de París ha sido el epitafio de la integridad de la Patria.
Y ¿qué eran Rizal, Aguinaldo, Máximo Gómez, Maceo y Quintín Banderas y los hombres del gabinetillo autonomista y sus congéneres, que vuelven a ensangrentar la Manigua? ¿Reaccionarios? ¿Tradicionalistas? Todos eran liberales, y laicistas, y francmasones, apuntados con tres puntos en los registros de Morayta y en los de Filadelfia.
Los liberales españoles no tienen derecho a hablar de la unidad nacional, que han disuelto, ni de la integridad de la Patria, que han mutilado.
Y esto debiera abrir los ojos a muchos que parece que tienen miedo a la luz, para ver que en España no hay mas separatistas que los partidos liberales.
El Estado monstruo que han fabricado con tantas rapiñas, es la enorme cuña que ha partido el territorio nacional, y ha escindido la unidad que antes imperaba, más por el amor que por la fuerza, en las regiones congregadas por la obra de los siglos en torno del mismo hogar.
Y mientras no arranquemos esa cuña, no habrá unidad nacional ni Patria española, sino un rebaño de siervos dirigidos por el látigo de los tiranuelos parlamentarios y las plumas de los rotativos.
VÁZQUEZ DE MELLA
El Correo Español, 7 de Septiembre de 1896
<B><FONT face=Arial size=3><SPAN style="mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Times New Roman">ESBOZO DE UNA CONSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA CATÓLICA Y TRADICIONAL
¡ Frodo, qué buen texto, muchas gracias por exponerlo !
Desde luego es un buen artículo. Algunas partes de el han quedado anticuadas por el paso del tiempo (los nombres propios y los temas candentes del momento que cita), pero las partes que selecciono son tan igualmente ciertas hoy como el día en que se escribieron. "Los liberales españoles no tienen derecho a hablar de la unidad nacional", esta me la apunto para mi repertorio personal, desde luego.Iniciado por Frodo
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Totalmente de acuerdo con el texto. Como carlista, también pienso que los nacionalismo nacidos a finales del siglo XIX i principios del XX son una burda consequencia del liberalismo centralista. La única opción válida es el carlismo que defiende :
Dios
Patria
Rey
FUEROS (nada de regiones ni comunidades autonomas)
Requete,si pudieras explicar lo de nada de regiones te lo agradecería
Lo de Dios, Patria, Fueros, de acuerdo...¿ Rey ? ¿ Dónde, cómo y por qué ?....
"Y mientras no arranquemos esa cuña, no habrá unidad nacional ni Patria española, sino un rebaño de siervos dirigidos por el látigo de los tiranuelos parlamentarios y las plumas de los rotativos."
No os suena esta situación?
Gran texto, vive Dios. Escrito hace casi 100 años y sigue hoy con una gran vigencia.
Creo que todos los foreros de hispanismo estamos de acuerdo en la trilogía de Dios, Patria y Fueros. Pero en el caso de Rey, quizás haya más división de opiniones. Aprovechando esta situación del post, lanzo al viento esta pregunta:Iniciado por Alonso De Ojeda
Rey: ¿Sí, no o depende?
Mi respuesta es, a día de hoy, que depende. Esta claro que los Borbones sobran en España, pues son la dinastía responsable de la decadencia de Las Españas. Su trayectoria como reyes ha sido la de unos centralistas, como buenos afrancesados que son. De lo "puteros" que han sido/son, mejor no hablar... Sobre la dinastía que defiende el carlismo, no voy a entrar a opinar, ya que no conozco la situación ni al Monarca defendido por la CTC en sí. Si es una persona con un perfil digno para Las Españas, no me opongo, pero tiene que ser alguien con una conducta intachable, conocedor de los problemas de nuestro país, que constituya un modelo a seguir e imitar y un firme defensor de la realidad de Las Españas. Si cumple estas condiciones, para mí, no me opondría a que fuera nuestro rey.
Requeté: En primer lugar, bienvenido al foro. ¿Podrías explicarnos porque estás en contra de las regiones? Hasta lo que yo sé, la Comunión siempre ha estado a favor de las regiones. De hecho, su organización, podemos decir, que está dividida en forma territorial.
Un saludo.
Yo creo que rey DEPENDE, pero tirando más a NO que a SÍ.
Los Borbones no han sido los únicos responsables de la decadencia de las Españas, y no son ni más ni menos extranjeros que los Habsburgo (Carlos I tampoco entró en las Españas de forma muy respetuosa con las tradiciones locales y hombre, con los Habsburgo había mucho capitán Alatriste y tal, pero los banqueros alemanes e italianos hicieron su agosto). Por otro lado, los primeros Borbones (FelipeV, Fernando VI y Carlos III) no fueron tan malos reyes y supieron sostener a España como potencia mundial de primera a pesar del caos que heredaron de los últimos Habsburgo (un pusilánime, un follamonjas medio lerdo y un subnormal profundo). Tan centralistas no serían cuando respetaron los fueros vascos... suprimieron los de otras partes porque habían combatido al heredero legítimo y a las Españas (los soldados catalanes ayudaron a tomar Gibraltar a la escuadra anglo-holandesa... todavía hay un monumento que lo rememora en "Catalans Bay", en Gibraltar).
Pero resumiendo y sin meternos en berenjenales, una república puede ser una forma de gobierno tan tradicional como una monarquía con tal de que respete los valores tradicionales. También podría darse una monarquía electiva como la del Vaticano, que no sería mala opción.
Una monarquía hereditaria personalmente va a ser más bien que no.
Saludos
Esbozo de una constitución de la Monarquía Católica y Tradicional
Antonio Aparisi y Guijarro
http://avant.webcindario.com/textos....acatolica.html
Pongo el enlace que anteriormente creo que quisieron colgar. A me da problemas el copiar y pegar.
Última edición por Ulibarri; 09/08/2005 a las 18:04
Veleta, no soy yo precisamente el más xenófobo, y son los propios sixtinos los que hablan de sus Borbones como reyes habsburgizados....
¿ Qué Carlos I cometió errores ? Y tanto....Pero ese no es el tema....
El tema está en cómo entran los Borbones. Sí, la decadencia empezó antes, pero aún con toda la miseria política en los Austrias Menores no es comparable a la invasión borbónica. Carlos I tenía sangre castellana, portuguesa, aragonesa, borgoñona, austriaca....Carlos I venía de una Germanidad aliada natural nuestra; no es precisamente el caso de Francia. Curiosamente, la misma Cruz de Borgoña va pasando a mejor vida con los Borbones...Un ejemplo muy ilustrativo....No creo que sea comparable en modo alguno la Casa de Austria a los borboncillos. Si nos ponemos quisquillosos con lo de extranjero, todos lo somos....Íberos del Cáucaso, celtas de las estepas, godos de Suecia, romanos de Italia...No creo que haya que ir por ahí, o al menos eso me parece.
Por lo demás, en caso de aceptar una monarquía ( Que por lo pronto me niego ) sería tradicional isidoriana, y para eso hace falta una nobleza de la cual adolecemos.
Te empeñas en hablar osadamente -como si supieras algo- de quien no conoces. Eso de "Borbones Habsburguizados" es una expresión que usó Elías de Tejada durante un cierto tiempo y que después revisó y acabó rechazando. En la mentalidad habsburguica habia más centralización que en la borbónica (Conde Duque de Olivares). La dolorosísima pérdida de los Fueros de la Corona de Aragón fue una medida menor, que no se deja sentir hasta la segunda guerra carlista, curiosamente enarbolada su causa por un Borbón frente a un bastardo de la familia Puigmoltó-Mayans. De hecho, al contrario que en Vizcaya por ejemplo, la defensa de los fueros aragoneses solo se entiende exclusivamente vinculada a la causa carlista. Nunca en Cataluña ha existido foralismo no carlista. Si vas a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación verás grandes cuadros de los juriconsultos aragoneses del siglo XIX que hicieron la recopilación del derecho privado en la codificación previa a los trabajos del Código Civil y todos eran destacados militantes carlistas. Como uno de ellos, Arnau Climent reconocía, "la recuperación foral se siente necesaria a partir de la usurpación del Trono a Don Carlos, pues las instituciones de derecho privado que pervivían de hecho pese a los decretos de nueva planta sufren su golpe mortal con la subida al poder de los liberales y la sustitución del Clero y la Nobleza por la nueva oligarquía liberal". La restauración foral que hace Carlos VII es sinónimo de restauración del Antiguo Régimen, que es el único en el que cabian los Fueros. La Revolución con su concepto de igualitarismo y de ciudadania hace impensable la autarquías preestatales. Una de las tesis fundamentales de uno de los más destacados cultores del foralismo navarro y aragones, Javier Nagore Yarnoz (ex-combatiente en la Cruzada en Radio Requeté), es precisamente la inexcusable relación entre Monarquía y Fueros. En otros casos, cito textualmente, se puede hablar de autonomia, regionalización funcional o descentralización, todos conceptos liberales nacidos al amparo de las ideas fisiocraticas de la revolución francesa.Iniciado por Alonso De Ojeda
Esto no lo decía por Tejada Ulibarri, sino por los que escribían en L´Esclat.
Lo del Conde Duque es un episodio puntual que desde luego, vergonzoso, pero mira te invito a que hagas una cosa :
Pon en una balanza todo lo que hicieron los Austrias, Mayores y Menores, con los Borbones; eso sin decir cómo entraron....
Eso mismo hice yo en años, y......En fin, eso ya es cosa de cada uno.
Por lo demás la política de Carlos VII me parece acertadísima, Fueros, unión con Portugal y Gibraltar, hasta el Atlas....¿ Pero qué fue de su " Volveré " ? Realmente no lo sé.
Imagino que quien escribiese en el antiguo foro no sabria el por qué de la expresión de "borbones habsburguizados".Iniciado por Alonso De Ojeda
Evidentemente no se puede comparar a Carlos I o Felipe II con los Borbones. Ahora, empeñarse como la peor y más rancia propaganda republicana (que de paso también era ranciamente anticlerical y masónica) en poner todo el día a los Borbones en la picota parece panfletismo a mi entender. Y es más, esa visión tan uniltateral nos impide hacer un juicio justo y severo de la política de cada momento. Es un apriori injusto que la buena pluma de los republicanos ha hecho que cale hasta cierto punto, pero sobre la cual gira uno más de los muchos mitos de nuestra historia. Tanto como la apelación a la "entrada". Que una cosa fue el desenlace. Pero la entrada de Felipe V en Barcelona y la Corona de Aragón fue triunfal, entre aclamaciones, en un primer momento. ¿Se puede decir lo mismo del Archiduque, rodeado de janseistas y protestantes y que ya vimos después como se las gastaba con su despotismo en el Imperio?
El Volveré queda en manos de la Misericordia de Dios. Pero no olvides que junto a su promesa Don Carlos añadió que la inmortal dinastía de los españoles no se extinguiría jamás. Y si en España se hubiese hecho justicia y Don Carlos hubiese ocupado el Trono usurpado valentía y arrojo no le faltaban para haber devuelto a España la grandeza perdida.
El Volveré queda en manos de la Misericordia de Dios. Pero no olvides que junto a su promesa Don Carlos añadió que la inmortal dinastía de los españoles no se extinguiría jamás. Y si en España se hubiese hecho justicia y Don Carlos hubiese ocupado el Trono usurpado valentía y arrojo no le faltaban para haber devuelto a España la grandeza perdida.
Bien, esto ni se me ocurre discutirlo, y lo digo de corazón, de hecho Carlos lo era de Borbón pero también de Austria-Este; bueno es sólo un detalle esto último, pero hablo muy en serio.
Lo primero que pusiste...Hombre, sí y no....Es decir, es que yo no soy un ferviente partidario del Archiduque, como bien dices es un momento histórico. Lo de panfletismo, no pretendo parecer eso, sino precisamente estudiar la génesis de esa consumación decadente, y lo que supuso nuestra subordinación a Francia; ya que el que entró fue el Borbón y no Carlos; si hubiera entrado Carlos pues igual cargaría contra él...El caso es que los Austrias, como tú bien dices, nos dieron un Carlos I o un Felipe II, ¿ qué nos dieron los Borbones ?....
Por encima de todo un Carlos V, un Carlos VII y un Don Alfonso Carlos I. No está mal del todoIniciado por Alonso De Ojeda
Ulibarri no está mal y son acertados, valientes y genorosos en su momento histórico pero no pasan de la "provincialidad" al lado de la universalización hispánica y católica de los dos grandes y magnos Austrias de nuestra España: Carlos V y Felipe II...
Totalmente de acuerdo con Alonso de Ojeda...
Las fuerzas ocultas de la Revolución impidieron su legitimo reinado. El triste XIX español hoy día seria un tiempo de legitimo orgullo patriótico, política transparente, expansión territorial, desarrollo de las artes y las letras, modernización de las estructuras y ejemplo y recuerdo del catolicismo en política. En cambio la herencia de la Revolución fue atraso, analfabetización, caciquismo, explotación capitalista e inicio del engendro separatista y del repugnante anticlericalismo.Iniciado por costerode
Carlos I y Felipe II tuvieron su periodo. En el que mucho se hizo. Y su mismo espiritu inspiró a los Reyes Legitimos. La gente no se alzaba por un Borbón o un Austria, sino por esa Monarquía Tradicional, Católica, que gobernaba sin despotismo y que imprimió a los españoles un caracter que hoy se ha perdido.
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