Respuesta: ¿Porque la gente se grita?
Esta historia me recuerda otra, una de las muchas que se pueden encontrar en la Red a nada que uno se ponga a buscar. La que comento hablaba de un hombre que estaba realmente agobiado por sus problemas, tanto personales y familiares como de trabajo y de deudas. Era un pobre hombre prototipo de estas sociedades consumistas que "matan" al ser humano que hay debajo de la piel de cada persona.
Pero este hombre era religioso y una noche le pidió al Señor que le aliviase la carga que llevaba encima, le pidió que le quitase la cruz que le había tocado en suerte en esta vida, y Nuestro Señor escuchando su petición se le apareció en sueños. Así le mostró una habitación llena de cruces, algunas eran tan grandes que incluso estaban colocadas diagonalmente porque la altura del techo era insuficiente.
El pobre hombre miraba con ojos de súplica al Señor y miraba espantado aquellas cruces tan enormes, algunas sumamente gruesas. Entonces, allí, en un rincón, atisbó la presencia de una cruz pequeña, de aspecto liviano, casi de madera de balsa o sea que debía pesar poco, por lo cual el hombre acertó a decir: "Señor, esa me vendría bien, creo que podría sobrellevarla".
Nuestro Salvador lo miró con compasión y sonriendo le respondió: "Pero hijo mío, si esa cruz es la que acabas de dejar".
Me pregunto cuál será el tamaño auténtico de la que llevó Él por nosotros.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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