¡Cuán similares son algunos giros aragoneses a los del español de La Mancha!
UN REBELDE
-Ya es hora de que amanezcas
-No hi podido golver antes.
-¡Rediez con estas mujeres,
que mielsa tienen mas grande!
En cuanto se van de casa
a ver los escaparates
u se meten en la iglesia
a ver quién entra y quién sale
se eslaminan de tal modo
que no se acuerdan de naide.
-Calla, lengua larga.
-¡No me da la gana callarme!
Ahura mesmo vas a icime
de ande vienes:
-De la calle,
de hablar con los ispetores
de Sanidá; ya lo sabes.
-¿Con los ispetores?
-Justo y cabal.
-¿Y pues contame
qué nigocios tiés pendientes
con ese par de morrales?
-Muy sencillo. Tropecemos
en la esquina hace un istante
y me pararon, pa icime
de orden del siñor alcalde,
que hay viruela en este barrio
y que a las dos de la tarde,
cuarto de hora mas u menos,
vendrán con el menistrante,
el botiquín, las lancetas
y demás, pa vacunate.
-¿Pa vacuname?
-Lo que oyes.
-¿A mi?
-Al hijo de tu padre
y a mi presona y al gato
si se les pone delante.
Ya estás enterau.¿Lo intiendes?
-No sé si rirme u si date
un tozolón por venime
con músicas de esta clase.
-Pues te echarán, si no acedes,
una multa de diez riales.
-Y la pagará el Obispo.
¡Como vengan a multarme
saldrán de aquí de cocota
y con las garras pol aire!...
¡Otra qué Dios!...¿Quién son ellos
pa venir a molestame
sin mas ni mas con vacunas
ni con gaitas semejantes?
¿Piensan que me chupo el dedo
u qué? Nenguno de Tauste
ni naide de mi familia
en jamás de los jamases
ha consentido que vaya
nengún médico a punchale.
¡Antes premito que venga
el verdugo a capolame
pa hacer con mí albondiguillas
fritas u estrato de carne
que premitir a mi costa
se ría nengún farsante!
¡Rediós, pues me cuesta poco
hacer dos gotas de sangre
pa dejar que esos granujas
me punchen y me la saquen!...
-Por Dios, Mamerto, no seas
cabezón...Se razonable...
Miá que la vacuna es cosa
prebada...Y pués contagiate
y morite...
-Si me muero,
con mandar que me amortajen
y me intierren a dos leguas
del sitio en que está tu madre
(pues a su lao, ni el el otro
mundo deseo encontrame)
se acabó. Prefiero veme
muerto y vestido de fraile
que vacunao.
-Reflexiona
una miaja...
-¡Que te calles
te hi dicho!...
-Pues no me callo
y aunque grites y te enfades
te diré que no hay motivo
pa ponese como un cafre
por una cosa como esa
que en cinco menutos se hace.
Acuérdate de tu primo
Juan, que por no vacunase
enfermó de la viruela
el año pasau en Caspe
y se le ha quedau la cara
con más hoyos y señales
que balazos de franceses
hay en la Puerta del Carmen.
-Pues si té hoyos en la cara
como ices, que se los tape
con emplasto de ese que usan
pa sujetar los cristales
y, si aun así no consigue
tapáselos, que se aguante
que por tener un bujero
más, no meten preso a naide.
-Claro que no. Pero en cambio
su aspeuto es tan ripunante
que con él no hay una moza
que se decida a casase.
-Mejor pa él si no se casa.
Yo pagaría mil riales
por estar en su pellejo
y no tener que aguantate.
-¡Por juerza has perdido el juicio!...
¡Josús, cuántos disparates
por una cosa tan simple!...
-Más simple eres tú...
-Inorante,
mal hablao...
-Abre la puerta,
que llaman...
-¡Dios nos ampare!...
¡Son ellos!...
-¿Quién?
-Los médicos
de la Higiene.¡Miá lo que haces,
Mamerto!...
-Trae la escopeta...
-¿Qué quiés hacer?
-Arrimáles
dos kilos de perdigones
en salva sea la parte
pa que escarmienten. Hi dicho
que a mi no me puncha naide
y no me apeo del burro
aunque el Papa me lo mande.
Que vacunen a su agüelo
si tién gusto en vacunale,
que lo que es a mi...¡necuacuam!
¡Primero voy a la cárcel!...
Alberto Casañal
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
¡Cuán similares son algunos giros aragoneses a los del español de La Mancha!
...otro ejempo .
uve
ROMANCE A SAN VALERO
Tuve yo, cuando era chico,
(¡Felices tiempos aquéllos!)
una niñera baturra
(bastante guapa por cierto),
que era un arsenal de historias,
de oraciones y de cuentos,
y cada vez que llegaba
el veintinueve de enero,
mientras mecía mi cuna
o me daba el alimento
consistente en unas cuantas
cucharadas de borregos,
me refería la historia
del glorioso San Valero.
Aquel romance ha quedado
esculpido en mi cerebro
y hoy, a falta de otra cosa,
viene como anillo al dedo.
Como obra de la ignorancia
y la inspiración del pueblo,
no hay que decir que contiene
disparates y conceptos
que las personas sensatas
no deben tomar en serio.
Si hay alguna irreverencia
que la perdonéis espero,
porque sé de buena tinta
que el que compuso los versos
fué, hasta el día de su muerte,
creyente y cristiano viejo
y a mi, al darlos a la imprenta,
no me guía mas objeto
que avivar en mi memoria
mis infantiles recuerdos.
Decía así mi niñera...
(con música, por supuesto)
¿Qué les pasa a las campanas
del Pilar y de la Seo
que repican con mas fuerza
que si se quemara el Ebro?
¿Por qué Jupiter, Saturnio,
Mercurio y demás luceros
tién mas brillo que otros días
y en la bóveda del cielo
detienen, por un instante,
sus noturnos movimientos?
¿Y por qué razón los peces
que hay en el río Gállego
asoman el morro juera
del agua que es su elemento?
Es porque ha venido al mundo
el bendito San Valero,
y no hay naide en Zaragoza
que no se halle satisfecho
al recibir la noticia
del mano acontecimiento.
Nuestra ceudá se encontraba
sin obispo hacía tiempo
por culpa de los romanos
que protestaban del clero,
y al que despuntaba un poco
lo ahorcaban u poco menos;
así es que al ver que llegaba
a realizarse el deseo
de que en la episcopal silla
un Santo tomara asiento,
no quedó en tó Zaragoza
hombre, mjer, gato u perro
que de júbilo y argullo
no hiciese mil aspavientos.
Se cebaron en las plazas
y prencipales paseos
luces de bengala y güetes
de cinco riales el ciento.
En la confección de tortas
y roscones, consumieron
las vendedoras y algunos
acreditaos confiteros,
diez tenajas de manteca
y ocho banastas de huevos.
Fue tan grande el rebullicio,
que hubo varios atropellos
y el gobernador despuso
que salieran al momento
cuatro u cinco batallones
de ceviles y lanceros
pa impedir que se le hiciera
negún prejuicio al comercio.
Mientras tanto, no cesaban
de predicar San Valero
y su diácono Vicente
por las ceudades y pueblos
pa convertir a los moros
y judíos de ambos sesos
que en aquella época aciaga
campaban por sus respetos
y robaban las verduras
y los higos de los güertos.
El emperador de Roma
Diocleciano, al saber esto,
se puso hecho una pantera,
pues tuvía mu mal genio
y estaba agriao por un voto
de censura que le dieron
un día en el Capitolio
por abandonar su puesto;
y publicó, pa vengase,
un bando, edito u decreto,
mandando que sus pretores
llevaran ataus y presos
al obispo y su diácono
pa aplicales el tormento
(que aún se usa en los hespitales)
de los botones de fuego.
El destenguido y célebre
jurisconsulto del reino
Marceliano, deseguida
se enterpuso de por medio
pa suavizar a unos y otros
y precurar un arreglo,
pero como ya el nigocio
había tomao mal sesgo
no tuvo, como otras veces,
el tato y el güen acierto
de impedir que desterraran
de su tierra a San Valero
y que el diácono Vicente,
atau a un poste de hierro,
le azotaran las espaldas
con unos zorros de cuero
untaus on sal y pimienta
pa mayor padecimiento.
Se marchó el obispo a Enape
que es, sigún dicen, un pueblo
que está cerca de Barbastro,
y el veitinueve de enero
del año trescientos trece,
día mas u día menos
murió, rodiau de los suyos,
dejando en el orbe entero
por sus cristianas vertudes
inolvidable ricuerdo.
Y aquí termina el romance
del glorioso San Valero
que es Patrón de Zaragoza
dende su fallecimiento.
Alberto Casañal
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
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