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Tema: Historia de Asturias

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  1. #1
    Avatar de Michael
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    03 may, 10
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    Re: Historia de Asturias

    'Acabamos de ver por el relato que hemos hecho de las principales campañas que emprendió Alfonso para aumentar el territorio de sus Estados, que la fortuna acompañó casi siempre sus pendones. Ya el reino de Asturias habia franqueado los límites de las montañas, y tenia por fronteras el caudaloso Duero, fortificado en muchos de sus puntos por importantes castillos y atrincheradas ciudades que servian como de vanguardia y defensa á aquellas tierras, contínuamente amenazadas por los escuadrones sarracenos.
    Sin embargo, el soberano cuyos hechos acabamos de relatar, y que por ellos se habia conquistado el sobrenombre de Grande, estuvo muy lejos de disfrutar en el interior de su reino de la tranquilidad y el reposo que merecia por sus importantes hazañas. El fuego de la rebelion, mal apagado todavía, y que en tantas ocasiones habia brotado durante los anteriores reinados, amagó de contínuo los dias de Alfonso, arrancando de sus sienes la real diadema en los últimos años de su vida.
    hácia la mitad de su reinado (pues con respecto á las fechas discrepan con frecuencia los cronistas de aquella época), vióse envuelto Alfonso en una tenebrosa conspiracion, tanto más sensible y desagradable, cuanto que tenia su principal orígen en el seno de su propia familia, conjurada para causar su ruina. Urdieron esta tenebrosa trama cuatro hermanos del monarca, llamados Ñuño, Odoario, Froila y Veremundo, y aquel se vió en la triste alternativa de castigar con mano severa la sedicion que contra su poder habia estallado, ó abdicar en manos de los revoltosos el poder que con tanta gloria para los destinos de la causa cristiana poseia. Ahogó Alfonso, ante los deberes de soberano, los impulsos del corazon, y habiendo conseguido apoderarse de sus turbulentos hermanos, castigó con el terrible suplicio de la ceguera el crímen de la traicion.
    No deja de oscurecer esta sombra de un modo notable la memoria del esforzado monarca, tanto más, cuanto que este hecho, poco conocido en sus principales detalles, no demuestra hasta qué punto llegó la culpabilidad de los revoltosos.
    Pero no terminó aquí este terrible incidente del reinado de Alfonso, que dejó bastante lastimada la popularidad de que disfrutaba en sus pueblos. Vere
    vaba este caudillo eran sesenta mil hombres, muchos berberies traidos á sueldo, muchos bandidos y gente de Alguf, de Algarbe, de Toledo y sus confines, y de la gente de España oriental. Los cristianos de Galicia juntaron sus gentes y vinieron contra el caudillo Ahmed, y encontrándose estos dos grandes ejércitos en cercanias de Zamora, trabaron sangrienta pelea que mantuvieron con gran furor y encarnizamiento cuatro dias; los arruyaces berberies el último dia, otros di 'en que el primero, abandonaron el campo de batalla, los muslimes de España oriental y tierra de Toledo pelearon con mucha constancia, y el misino caudillo Ahmed que perdió la vida peleando, y con su muerte los muslimes huyeron sin orden, y los cristianos hicieron en ellos gran matanza. En la fuga murió Abderraman-benMohaviah, insigne caudillo de Tortosa. Cortaron los cristianos muchas cabezas y las pusieron en las almenas de Zamora y en sus puertas; y esta derrota fué c lebrc entre los cristianos y fronterizos con el nombre de nía rf<? Zamora, y fué en el año de
    mundo, el mayor de los hermanos, á pesar de su ceguera , consiguió burlar la vigilancia de sus guardianes , dirigiéndose á Astorga, en donde logró formarse un partido numeroso, que alzó por él el pendon de la desobediencia. Considerable debió ser el número de parciales que ayudaron á Veremundo en sus proyectos de usurpacion ; pues segun nos refieren los cronistas, ocho años sostuvo su independencia, llegando á. formar en el territorio de Astorga un pequeño Estado enclavado en los dominios de su hermano.
    Sin embargo, la situacion de Veremundo fué haciéndose cada vez más crítica, hasta que se vió obligado á sostener con sus parciales un choque contra las aguerridas tropas de Alfonso, que esta vez, como todas, alcanzaron un completo triunfo. Veremundo, perdida y& toda esperanza, buscó entre los árabes un asilo , que su patria le negaba ya, castigando de esta suerte sus ambiciosos designios. La severidad de Alfonso en esta ocasion consideróse extrema por sus pueblos , y quizá dió márgen á las posteriores revueltas. Era esto natural; por más que las leyes de los tiempos prescribiesen aquel bárbaro castigo para los delitos de traicion , no debe olvidarse que los sentimientos fraternales pudieron haber tem piado en a¡go el rigor de la justicia, tanto más, cuanto que la más preciosa prerogativa de un monarca es la de perdonar.
    El triste fin de los hermanos de Alfonso, léjos de causar un prudente temor, excitó los ánimos de algunos magnates que lanzaron poco despues el grito de la sedicion. Los cronistas de todas estas revueltas apenas nos han conservado más que los nombres de los jefes, los cuales, habiendo sido derrotados, sufrieron la misma suerte que los desdichados hermanos del monarca. Tan pronto como Alfonso conseguia cortar una de las cabezas á la hidra de la rebelion, renacian otras nuevas de la misma sangre derramada , amargando los últimos dias de su reinado, que tan glorioso fuera para las armas de los cristianos. Vino á dar cima á todos estos tenebrosos trabajos y repetidas sublevaciones la de su propio hijo primogenito García, que estaba casado con la hija del conde Nuño-Fernandez, uno de los mas poderosos señores de Castilla. Es creencia general que el desobediente hijo olvidó sus deberes á instigaciones de su esposa y de su suegro, que creian de esta suerte gozar de mayor influencia en el Estado, tan pronto como empuñase sus riendas el jóren García, que no mientras permanecieran en manos de Alfonso, que tantas muestras habia dado de entereza y resolucion. De todos modos, el mal aconsejado príncipe, que, segun ya hemos visto, gobernaba la ciudad de Zamora, defendiendo por aquella parte las fronteras del reino de Astúrias, dirigió las fuerzas que su padre le habia confiado contra la misma patria, en vez de emplearlas en la causa nacional de la reconquista.
    No tardó el monarca asturiano en presentarse en Zamora y en apoderarse del rebelde infante, que se vió conducido al castillo de Gauzon cargado de cadenas, para purgar en el estrecho recinto de un calabozo su doble falta de desobediencia contra el autor de sus dias, y de traicion contra las leyes y costumbres del reino (1).
    Esta diligencia del monarca por ahogar en su gérmen el fuego de tan censurable sedicion , sólo sirvió para conjurar contra él los ódios más reprimidos de los descontentos, que alzando pendones por el rebelde príncipe, dirigieron sus esfuerzos aunados contra Alfonso. El suegro de García, el poderoso conde Ñuño, no titubeó ya en manifestar sus criminales intentos, dando con su potente iniciativa la señal de una insurreccion , que no tardó en propagarse en todas partes, estrechando cada vez más como en medio de un fuerte círculo de hierro al monarca. El fuego de la rebelion penetró hasta en el alcázar real, y la misma esposa Jimena, que jamás habia manifestado gran adhesion á Alfonso , instigó á sus propios hijos, que de común acuerdo se conjuraron contra su padre , propagando con tan pernicioso ejemplo la conjuracion.
    Al mismo tiempo los castillos de Alba , Arbolio, Gordon y Luna, levantados por Alfouso para la proteccion de los territorios bañados por el rio Esla, se hicieroa eco de este movimiento , proclamando á don García como rey de Astúrias y Galicia y pidiendo la abdicacion de Alfonso. Más que las contrariedades materiales, que no podian abatir el ánimo esforzado de un caudillo acostumbrado á la victoria, la ingratitud de su familia y el verse siempre juguete de la traicion y el crímen, debilitaron el alma del monarca asturiano, que cansado, no de combatir á los sarracenos , sino de lidiar contra sus propios subditos, se despojó de la diadema que con tanta gloria habia ceñido á sus sienes, y el rebelde García pudo al fin romper los hierros de su estrecha prision para trasladarse á la corte y ser proclamado como soberano.
    Alfonso, si no satisfecho , resignado al ménos con su suerte, tanto más cuanto ménos la merecia, retiróse á la vida privada en uno de sus palacios, llamado de Boides, situado cerca de la villa de Gijon, que en aquella época habia adquiridoya bastante importancia.
    Quizá el recuerdo de sus hermanos, sacrificados inflexiblemente ante las prescripciones de una severa justicia, le indujo á marchar en su peregrinacion á Santiago, templo que habia construido de nueva planta, sustituyendo los mezquinos muros que de piedra y lodo habia levautado su antecesor Alfonso el Casto con otros suntuosos y magníficos, en los cuales se habian empleado los mármoles y pórfidos.
    Todavía vemos á Alfonso empuñar de nuevo el acero que tan victoriosamente esgrimió en tantas ocasiones contra los enemigos de la patria, y guiará la victoria á las aguerridas huestes cristianas. Para este fin habia solicitado el permiso de su hijo y rey, que puso á sus órdenes respetables fuerzas, queriendo sin duda con esta condescendencia debilitar de algun modo la falta que habia cometido al levantar pendones contra su propio padre.
    (1) Este castillo, que hoy se llama de Gozon, está situalo á poca distancia de Aviles, en la costa. Todavia se ven algunos restos de sus fuertes muros, que azjtan las encrespadas olas del Océano cantábrico.
    Fué aquella la última llamarada de gloria que habia de circundar la frente del anciano monarca, el cual, de vuelta de su expedicion , en la que recogiera abundantes laureles, entregó su alma á Dios en la ciudad de Zamora, que le dpbia su rescate y restauracion (1).
    Teniendo presente la piedad de aquellos tiempos y el asíduo y constante anhelo con que los soberanos de Astúrias dedicaban la mayor parte de los medios á erigir santuarios y templos, restaurando ademas los que habian perecido más que al fanatismo sarraceno, á impulsos de la codicia y al afan del saqueo que se apodera siempre de la desenfrenada soldadesca, debemos comprender que á la extension de las conquistas de Alfonso correspondian muchas construcciones importantes. En efecto, ya dejamos indicado que el templo del apóstol Santiago, erigido en tierra de Galicia por uno de sus predecesores, fué enriquecido por él, no sólo con más suntuosa y sólida fábrica , sino tambien con toda clase de dones y riquezas.
    Nada ménos que diez y siete prelados asistieron á la consagracion del restaurado templo, contribuyendo á dar mayor esplendor á aquel acto la presencia de todos los poderosos magnates congregados al efecto.
    Enriqueció tambien Alfonso el Magno con preciosos dones la basílica del Salvador de Oviedo, solicitando la vénia del Papa Juan VII para reunir un Concilio en la capital de sus Estados y erigir la silla episcopal en metropolitana de todas las del reino de Astúrias.
    No sólo accedió el Pontífice romano á las pretensiones de Alfonso, sino que por medio de los presbíteros Severo y Siderio que fueron los encargados por el monarca asturiano de la peticion, le envió afectuosas misivas, animándole en las piadosas obras que meditaba.
    Celebróse, en efecto, el Concilio en la iglesia de Oviedo con toda solemnidad y con asistencia de muchos prelados, unos que ocupaban ya sus respectivas diócesis y otros que conservaban el título de las suyas, que permanecian todavía en posesion de los sectarios del Islam. Reconocióse entóneos por el Concilio la primacía de la iglesia de Oviedo, qué fué dotada por Alfonso con ricos y extensos dominios (1).
    (1) Acaeció la muerte de Alfonso el Magno en 20 de diciembre del año 910, segun los mas fundados cálculos. Sin embargo, los cronistas disienten algun tanto acerca del año de la muerte de Alfonso, prolongando algunos su vida hasta 912, y Otros hasta 913. De lns cálculos del monj . de Silos y del cronista Sampiro, se desprende la cronologia que nosotros hemos fijado en el texto, por ser la que mejor se amolda á los cuareuta y cuatro años de reinado que se asigna A ese principe. Fué trasladado á Astnrga el cuerpo de Alfonso, y algun tiempo despues al pnnteon de la catedral de Oviedo, formado en el templo de Santa Maria, erigido por Alfon.10, cuyo templo forma hoy parte de las cátedras y lleva el nombre de la Capilla del Rey Casto. Este templo, que en su primera fundacion perteneció al génerO que podemos llamar romanógodo, y que no era mas que una degeneracion de la arquitectura clásica, ha sido restaurado posteriormente, y hoy ostenta las ridiculas galas lei género churrigueresco.
    (2) Existe un documento que lleva la fecha de 903 y en el cual aparece al lad> de la firma de Alfonso la de su esposa ó

    hijos. He aquí lo que por esto escrito se asignaba á la iglesia de Oviedo:
    El castillo y el palacio de Oviedo; la iglesia de San Vicente, situada en la falda del Naranco, y la de San Miguel de Linio en el mismo monte; el monasterio de San Julian, situado en el arrabal que hoy lleva el nombre de Santullano; el castillo de Gauzon; la villa de Aviles, con todas sus iglesias; la de Gijon, tambien con sus templos. Además de otros dominios que so asignaban en territorio de Asturias á la catedral, en el de Leon se le donaban la mitad de todas las iglesias que existían desde el nacimiento del rio Carrion hasta que se junta con el Pisuerga y hasta Zamora. Asimismo quedaba bajo el dominio do la catedral de Oviedo la ciudad de Palencia, unos baños en Zamora que rentaban veinte sueldos anuales, y Analmente, el arrabal de San Mames de aquella ciudad. Pode
    ASTVRUS.
    de Luna, Arbólio, Alba, Gordon, que con el de Sublancia formaban á espaldas de la ciudad una linea entera de fortificaciones que debia detener á los ára
    mos decir que la donacion de Alfonso se extendia á casi todo cuanto consiguió arrancar con sus victorias del poder de lo* sarracenos.
    (1) Por este Concilio se concedió al obispo de Leon la iglesia de San Julian junto al rio Nalon; al de Astorga la de Santa Eulalia, protegida por el castillo de Tudela; al de Iria la de Santa María de Tiñana; al de Viseo la de Santa María de Noveletojal de Britonia y al de Orense la de San Pedro de Nova; al arzobispo de Braga, al obispo de Dumio y al de Tuy, la de Santa María de Lugo; al de Coimbra la de San Juan de Neva; al de Oporto la de Santa Cruz de Andorga; al de Sala* manca y al de Coria la do San Julian en el arrabal de Oviedo; al de Zaragoza y al de Calahorra la de Santa María de Solis; al de Tarazona y al de Huesca las de Santa Maria y San Miguel de Naranco.
    7
    bes en su acometida, si lograban atravesar la primera que estaba formada, siguiendo las márgenes del Duero.
    Pero como no eran los sarracenos los únicos enemigos del reino de Astúrias, sino que en más de una ocasion hemos visto aparecer ante sus ásperas costas á los terribles normandos, sedientos de pillaje y de botin, edificó Alfonso tambien algunos castillos en los puntos más avanzados de la costa, descollando entre todos el de Gauzon, por haber servido de prision al rebelde D. Garcia, y por haberse fabricado alli la Cruz de la Victoria, obra primorosa para aquellos tiempos y que todavia hoy se conserva piadosamente en el camarin de las reliquias en la catedral de Oviedo (1).
    De las demás obras de Alfonso, á pesar de haber sido numerosas é importantes, apenas queda rastro ni vestigio alguno. En efecto, delfpalacio de Boides, situado en las inmediaciones de Gijon, y que le sirvió de morada, cuando la ingratitud de su hijo le hizo deponer la real diadema, nada nos restajmás que el nombre, lo mismo que del palacio^ edificado en el sitio de Cultrocies, que hoy se conoce con el nombre de Contrueces.
    Igual suerte ha cabido á las'construcciones con que Alfonso el Magno enriqueció la corte de Oviedo, habiendo desaparecido por completo, tanto el palacio que erigió para morada de los reyes, despues de haber abandonado el de su antecesor Alfonso II, como la fortaleza con que intentó poner al abrigo de las incursiones de los normandos la ciudad de Oviedo.
    Con la muerte de Alfonso el Magno comienza para la monarquia de Astúrias un nuevo periodo en el cual pierde la supremacia que hasta entónces habia adquirido, convirtiéndose de centro de los estados cristianos, en una provincia subalterna. La conquista se habia desbordado ya por las llanuras de Castilla; en ella habian brotado nuevas ciudades y renacido otras, arrasadas por las invasiones arábigas. Por lo tanto, Oviedo estaba ya demasiado léjos para la residencia de la corte de un reino, que debía estar continuamente preparado á la defensa y á la custodia, tratándose de enemigos tan formidables como los sectarios del Islam.
    (t) Cuando nos ocupemos de los monumentos y de las cosas notables que encierran, examinaremos esta cruz y la leyenda que se asigna á otra fabricada en tiempo de Alfonso el Casto, y que se conoce con el nombre de Cruz de los Angeles.
    Desde esta época, la historia de Astúrias toma ya otro carácter distinto. Deja de ser la general de toda la grey cristiana en la Peninsula, para constituirse en puramente local y secundaria. Al propio tiempo, los demás estados que á semejanza del de Astúrias habian nacido protegidos tambien por las asperezas de los Pirineos, adquieren cada dia mayor importancia, representando un papel bastante notable en la lucha de nuestra reconquista.
    No obstante, la gloria de destruir en la Peninsula el poder musulman estaba reservada para Castilla, que debia llegar con sus vencedoras armas hasta los dos mares que ciñen el territorio ibérico, encerrando dentro de un circulo infranqueable los estados de Navarra, Aragon y Barcelona.
    Los dos últimos principalmente, viendo cortado el camino por el Mediodia, dirigirán sus miras hacia el Oriente, recorriendo el mar Mediterráneo, y realizando en el caduco y desorganizado imperio griego hazañas dignas de la epopeya.
    A Astúrias le cabe la gloria de la primera época de la conquista, de la más dificil, de la más peligrosa, de la que se presentaba con todos los caractéres de una lucha desesperada y fatal. Posteriormente, luego que Castilla continúa la obra tan gloriosa y heróicamente emprendida en las fragosidades de Covadonga, quedará siempre Astúrias, como un punto de refugio en las circunstancias desesperadas.
    Cuando en los estados musulmanes del Mediodia aparece un guerrero invencible, lleno de génio, osadia é incansable aliento; cuando por medio de continuas campañas proseguidas siempre con constante suerte, destruya en gran parte la obra realizada por los Alfonsos; Astúrias volverá á servir de refugio á los cristianos perseguidos, y en sus enriscadas montañas adquirirán la fortaleza necesaria para oponerse al asolador paso de aquel rayo de la guerra, llamado Almanzor, que destruyó las nacientes ciudades, saqueó los templos, redujo á cautividad á innumerables cristianos, haciendo morder el polvo á multitud de guerreros de la Cruz, bajo el irresistible empuje de las cimitarras de sus esforzadas legiones.
    Cúmplenos despues de esta breve digresion, volver á reanudar nuestra crónica, narrando los principales acontecimientos que ocurrieron en Astúrias, desde que con la muerte de Alfonso, la ambicion de sus sucesores destrozó la unidad nacional, alejando por esta fatal politica el momento del triunfo apetecido.
    FIN DEL LIBRO PRIMERO.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  2. #2
    Ciudadano K está desconectado Miembro novel
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    29 mar, 14
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    Re: Historia de Asturias

    Gran novela, si señor.

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