CCIV aniversario de Jovellanos. El Ayuntamiento democrático debe quitarle la calle


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Tal día como hoy hace doscientos cuatro años, el 27 de noviembre de 1811, moría en Puerto de Vega —huyendo de Napoleón, de los afrancesados y de las falsas Cortes de Cádiz— don Gaspar Melchor de Jovellanos y Ramírez. Como es sabido, había nacido en nuestra villa el día de Reyes de 1744. Se le considera, con justicia, nuestro mayor benefactor y el hijo más ilustre que dio Gijón en el siglo XVIII.

Ahora bien: dada su probada (aunque a menudo ocultada) condición de reaccionario feroz, enemigo jurado de la Revolución, de la Enciclopedia, de la forma republicana de gobierno, de la soberanía nacional, de la democracia, de la libertad de religión, expresión y pensamiento, y hasta del entonces proyecto de Constitución, procede que el Ayuntamiento democrático de Gijón le quite su nombre a la calle que tiene dedicada.

Y a la plaza.

Y al Antiguo Instituto. Y al nuevo.

Y al Colegio Jovellanos, situado precisamente en la Calle de la Merced.

Y al teatro.

Y al Centro de Seguridad Marítima.

Y ni se sabe a cuántas cosas más.

Y fuera su estatua de la Plaza del Seis de Agosto.

Memoria histórica
, señores. Memoria histórica. ¡Con la cantidad de nombres democráticos que pueden ponerse en lugar del de Jovellanos! Veamos: José Manuel Palacio Álvarez, Vicente Alberto Álvarez Areces, Paz Fernández Felgueroso, Francisco Álvarez-Cascos Fernández, Rodrigo Rato Figaredo, LetiZia Ortiz Rocasolano, León Trotsky…


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