Oró don Jaime, previa la conquista de Mallorca: "Señor Dios, harto conocemos que ha sido tu mano la que nos ha hecho rey de la tierra y de los bienes que nuestro padre tenía por tu gracia: éste es el primer hecho grande y peligroso que emprendemos; en su buen éxito hemos querido confiar, ya sea porque desde que nacimos hasta ahora, siempre sentimos la fuerza de vuestra ayuda, ya por ver que habéis querido que sirviesen a nuestra mayor honra aquéllos mismos que querían contrastar con Nos: así, pues, Señor y Creador mío, tened la gracia de ayudarnos en tan gran peligro, y haced que no sufra mengua la hazaña que hemos emprendido, en lo que no sería yo solo quien perdiese, sino Vos, mayormente si se atiende a que este viaje lo hago solo por ensalzar la fe que Vos me dísteis, y para rebajar y destruir a aquéllos que no creen en Vos. Dignaos por ello, Dios poderoso, libradme de este peligro, y haced que mi voluntad se cumpla, ya que la empleo solo en vuestro servicio. Acordaos que ninguna gracia os he pedido que no me la hayáis otorgado, mayormente si es para alguno de aquéllos que tienen ánimo de serviros y padecen por Vos; y que yo soy ahora uno de tantos.
Y Vos, Madre de Dios, escuchadme también. A Vos, que sois puente y paso para los pecadores, a a Vos os suplico por los siete gozos y los siete dolores que sufrísteis por vuestro caro Hijo, que os acordéis de mi para suplicarle que me saque de esta pena, y del peligro en que nos encontramos yo y todos los que van conmigo."
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