"Cuando llegaron al puerto serían las ocho de la mañana, que tan serena y clara se mostraba, que parecía que estaba atenta mirando aquella alegre entrada. Antes de entrar en el puerto hizo Ricardo ispararlas piezas de la galeota, que eran un cañón en crujía y dos falconetes; respondió la ciudad con otras tantas (...) En llegando a tierra hicieron como los demás, besándola postrados por el suelo". Miguel de Cervantes, Novela del amante liberal.