[tradicionastur] Aniversario de Vázquez de Mella Hoy se cumple el 79º aniversario de la muerte en la villa y ex corte de Madrid de don Juan Vázquez de Mella y Fanjul, Príncipe de la elocuencia y Verbo de la Tradición, como fue conocido por sus contemporáneos. Había nacido en Cangas de Onís el 8 de junio de 1861. Sus restos reposan en el Cementerio de la Almudena de Madrid.
En los tiempos actuales, cuando el separatismo campa a sus anchas y comparte con socialistas y mahometanos el control de la vida pública española, conviene estar también en guardia contra la falsa reacción que algunos pregonan, el nacionalismo falsamente español nacido del liberalismo, y por lo tanto antiespañol. El centralismo sigue siendo el vicio del sistema, pero se ha trasladado de Madrid a las capitales de las comunidades autónomas. Defendamos, con Vázquez de Mella, el regionalismo nacional contra el nacionalismo regional. Recordemos sus palabras:
"Confunden, por ignorancia o por hipocresía, el regionalismo con el separatismo, y sacan a reducir estos supremos recursos retóricos, que en labios de los liberales son dos sarcasmos: la unidad nacional y la integridad de la Patria.
"La unidad nacional en España la formaron la Iglesia y la Monarquía tradicional, que representan las dos grandes unidades, interna y externa, que han originado, sin amasarlas ni confundirlas, la federación de las regiones que constituyen la patria común.
"La unidad nacional estaba fundada sobre la unidad de creencias, que producía la de los sentimientos, costumbres y aspiraciones fundamentales, dejando ancho cauce a una opulenta variedad que se desarrollaba sobre ellas como una vegetación espléndida.
"¿Y qué hicieron con esa unidad los centralistas del liberalismo? El absolutismo de Gabinete, la oligarquía parlamentaria, rompió la unidad de creencias, separó a los españoles por abismos de ideas contradictorias y por ríos de odio. Separó lo que estaba unido. Estableció el divorcio donde brillaba la unión indisoluble.
"Pero, en cambio, mientras se rompía todo el vínculo religioso y moral, se apretaba con cadenas y grilletes a todas las personas colectivas sujetándolas con cadenas administrativas y económicas al carro del Estado omnipotente.
"Centralización administrativa, centralización económica, centralización militar, centralización docente, centralización legislativa, y, como expresión de todas las tiranías, una burocracia que tiene por cabeza a unas tertulias de sultanes que nos gobiernan a la otomana...
"La universidad y la escuela, dilataciones de la familia, y que en la patria potestad, delegada para la enseñanza en el maestro, tienen su origen, dependen de cualquier Jimeno que los mismo propaga los microbios de Ferrán por los pueblos, que el bacilo laico en los hogares. La constitución de la familia, anterior a la existencia del Estado nacional que depende de ella, y no ella del Estado, queda entregada al arbitrio de cualquier Romanones, que puede hollar el derecho natural y el canónico y hasta el civil que establece el Código, en el preámbulo de una circular modelo de estulticia progresista.
"El municipio, la provincia y la región, no se pueden administrar ni regir en su vida interior sin imposiciones extrañas, sino que dependen de cualquier Poncio amovible a voluntad de un Ministro de la Gobernación; y el capital y la industria y la paz social de las ciudades más florecientes de España dependen de la impertinencias de un Dávila, el hombre en cuya cabeza las ideas, si llegan a penetrar, mueren como los pájaros en la máquina neumática por falta de oxígeno."
Juan Vázquez de Mella, "Regionalismo y separatismo". El Correo Español, 7 de septiembre de 1896
Actos del 78º aniversario de Vázquez de Mella, en 2006:
http://es.groups.yahoo.com/group/tra...tur/message/99
Textos de las intervenciones en los actos de Oviedo del año pasado en Archivos de http://carlismo.es/circulomella
Círculo Cultural "Juan Vázquez de Mella" de Asturias
CTC · Apartado de Correos 666 · 33200 Gijón
http://carlismo.es/circulomella
VAZQUEZ DE MELLA, PRECURSOR DE LA CRUZADA
Revista FUERZA NUEVA, nº 69, 4-May-1968
A los 40 años de su muerte
MELLA, PRECURSOR DE LA CRUZADA
No solamente es Cruzada una gesta bélica para defender la libertad de propagación y de adoración de la Cruz. La Cruzada es también la lucha pacífica -no es un absurdo- por medio de la palabra escrita y hablada y por medio de acciones ejemplares que tiendan a la extensión del Reino de Cristo.
Las dos Cruzadas de Mella
Don Juan Vázquez de Mella y Fanjul hizo personalmente la segunda de ambas cruzadas y contribuyó a la primera. En la Cruzada no cruenta, Mella batalló como soldado, y, pasando por todas las graduaciones, fue también general en jefe de los ejércitos del Bien y de la Verdad. Su sola presencia constituía un ejército. Su pluma, defensora de las tradiciones españolas; su apologética de la religión, su oratoria clara, jamás ocuparon la retaguardia, sino las primeras filas de la vanguardia, bien a sabiendas de que la incomprensión y la ingratitud serían lo que más brillaría en las personas que tenían una representación y una responsabilidad en la ideología que Mella propugnara.
Por otra parte, no solamente hizo esa Cruzada, casi individualizada, sino que su doctrina, como hemos dicho, contribuyó a que, tan solamente ocho años más tarde de su fallecimiento, tuviera lugar la última de las Cruzadas del Occidente. Sobre esta materia escribió el más amplio de sus prologadores, Bofarull y Romañá, que “sin el apostolado de Mella, la Comunión Tradicionalista no hubiera ofrecido el grandioso ejemplo que dio en nuestra gloriosa Cruzada nacional, ni nuestros campos de batalla se hubieran teñido con amapolas sangrantes de nuestros tercios heroicos y bravos requetés”.
Pero, ¿quién es Vázquez de Mella?
Mella murió, sí; es verdad. Pero Mella no fue, sino que es. Como la obra de Mella no murió, sino que sobrevive, no podemos decir que Mella fue, sino que él está presente en su doctrina. Mella es.
Mella es, entre otros motivos, debido a los tres sellos de su nacimiento, que le acompañaron en vida y que nadie pudo arrebatárselos: el sello geográfico, el histórico y el genealógico.
En Covadonga
Nace en el mismo corazón de la Reconquista: en Cangas de Onís (Asturias), a muy poca distancia del santuario de la Virgen de Covadonga, donde, juntamente con San Juan de la Peña se inició la recuperación del solar ibérico para conjunto de reinos cristianos.
¡Cuántas veces invocaba a la Virgen, en su advocación de Covadonga, y cuántas veces hablaba y escribía de la Reconquista! No es de extrañar, pues, para Mella, la gesta ibérica contra los árabes no fue más que la más larga y la que sirve de pauta de todas las demás. La Reconquista que se capitanea desde lo que había de ser cuna de Mella no es más que la madre de las reconquistas y la principalísima Cruzada de Occidente. Si se había luchado contra la “media luna”, más próxima estaba la Cruzada antinapoleónica, que, en realidad, no era sólo contra los franceses invasores, sino contra el espíritu del liberalismo sectarista que se importaba con los ejércitos galos. En su juventud, como luego veremos, fue conocedor de otra Cruzada, que no era más que continuación de las anteriores. La ideología del liberalismo y la perniciosa actuación de la masonería iban minando la mente nacional. Mella veía la necesidad de frenar por medios pacíficos -tampoco tenía otros- aquel torrente de maldad que se iba extendiendo. Se imponía otra nueva Covadonga, otra Reconquista, la que vaticinó con mucho acierto. Ese fue uno de los sellos que le distinguen a través de toda su sana actuación pública y privada.
Nace el 8 de junio de 1861. Precisamente cuando empieza el declive del favor de los liberales hacia Isabel II. Nace cuando se habla constantemente de “progresistas”, como un anticipo a la segunda mitad del siglo XX. Nace cuando se preveía que en fecha próxima la Revolución devoraría a su hija, la Monarquía liberal, lo que tuvo lugar hace exactamente 100 años (1868). Por todo ello, los recuerdos de su niñez (…) son las luchas tan pronunciadas por la unidad católica y el abandonismo de la acción española en América. Cuando tiene diez años muere su padre, y es tan grande el caos y el poder de la masonería, que el pueblo carlista se levanta en la última cruzada del siglo XIX y que se desarrolla en los primeros años de Vázquez de Mella.
Con el Ejército
Nace de un militar. Su padre era coronel del Ejército. Este es el tercer sello que queremos señalar y que más de una vez recordará a sus auditorios, a la par que canta las glorias castrenses; sintiéndose identificado con los que velan por la seguridad de la Patria. Es en Barcelona, por ejemplo, cuando habla elocuentemente al Ejército y a la Armada, y les dice: “Yo estoy entre vosotros, no como un extraño, sino como un compañero; porque tratándose del círculo del Ejército y de la Armada conviene recordar que soy hijo de un coronel del Ejército y que en Trafalgar mueren tres que llevaban mi apellido, como habían ya luchado otros en las fronteras lusitanas y en Flandes; porque llevo sangre militar… que alcanza hasta la época de la Reconquista”.
Estas palabras las recordamos en la Academia General Militar, cuando Blas Piñar se dirige a varios centenares de cadetes, que también escuchaban a quien era hijo de un heroico militar. Más recientemente las hemos tenido presentes el día 31 de marzo en la Asamblea de Alféreces Provisionales, celebrada en Zaragoza; por cuanto allí estaban presentes los hijos de quienes llevaron con orgullo una estrella sobre fondo negro. Esos hijos son centinelas y continuadores de aquel ideal de los alféreces de España, como fueron fieles a sus padres, Juan Vázquez de mella y Blas Piñar.
El porqué de Mella
Hemos dicho que Mella fue un cruzado y que Mella fue fiel a los tres sellos que actuaban en él; pero, ¿por qué nos ocupamos de Mella? Por un doble motivo: porque en este 1968 conmemoramos -debiéramos conmemorar- el 40 aniversario de la muerte de Mella y porque Mella es siempre actualidad, máxime en los tiempos de confusionismo.
Cuando Mella murió, en 1928, se constituyó una Junta encargada de levantar un monumento imperecedero. Tal monumento fue el editar las “Obras completas” que ocuparon XXX volúmenes, a pesar de que importantes documentos referentes a sus relaciones con don Jaime no fueron incluidos. Esta Junta estaba integrada por varios centenares de personalidades eclesiásticas, de la política, de las ciencias y letras, del Ejército y de la nobleza. A título meramente indicativo recordamos que figuraban el obispo de Madrid, Víctor Pradera, Herrera Oria, Esteban Bilbao, Menéndez Pidal, fray Justo Pérez de Úrbel, Antonio Goicoechea, Jordana de Pozas, Lamamié de Clairac, Gregorio Marañón, Oriol, Pemán, Rey Pastor, Romanones, Senante, etc.
Al llegar el centenario de su nacimiento, se formó otra Junta, la que visitó la tumba de Mella en el cementerio de la Almudena, y ante la cual el ilustre franciscano padre Oltra rezó un responso y entregó a Blas Piñar el título de vicepresidente de honor. La Junta de la Asociación de Amigos de Mella la integraban personas de relieve nacional, tal como los prelados de Toledo, de Pamplona de Valencia, de Granada, de Bilbao y de Guadalajara; varios ministros, generales y políticos tan conocidos como Martín Artajo, Blas Piñar, Oriol, Ibáñez Martín, Jiménez Millas, Fueyo, Lizarza y Javier del Burgo.
Ahora se cumplen cuatro décadas de la muerte física. No sabemos que se haya formado ninguna Junta o que las que había hayan actuado. A pesar de ello, algunos círculos que llevan el título del Verbo de la Tradición han organizado una serie de actos, principalmente conferencias, para todo este año 1968. Destaca, según nuestras noticias, el círculo de Burgos, que acaba de lanzar su publicación de “Comuneros de Castilla” con un plan ambicioso de actividad cultural. En Zaragoza el domingo día 25 de febrero, víspera de la muerte del tribuno de la Tradición, en el altar mayor de la Basílica de la Tradición Hispánica, se celebró el santo sacrificio con asistencia de relevantes personalidades del Tradicionalismo, presididos por José Luis Zamanillo y el presidente de la Hermandad de Tercios de Requetés.
Mella tuvo la virtud de escribir y de hablar para todas las generaciones. Difícil es encontrar la idea apropiada tan sólo para las circunstancias del momento en que salía de la pluma o de la boca de Mella: de aquí la gran actualidad de que se hable de Mella y la necesidad de que sus círculos salgan a predicar por todas partes la apologética, el tradicionalismo y los dogmas nacionales de don Juan Vázquez de Mella.
La ideología de Mella y el Movimiento Nacional
La pretensión de reducir a unos párrafos la ideología mellista es una verdadera osadía, a no ser que la encerremos en los límites, suficientemente locuaces, de Dios, Patria, Fueros y Rey.
La idea de Dios es la que envuelve toda la actividad de Mella. Vivió y murió pensando en la mayor gloria de Dios y de su Iglesia. La unidad católica en España fue tema predilecto de su apostolado incansable. Fue teólogo y apologista de todos los dogmas, muy especialmente de la Eucaristía y de la Virgen. La “Filosofía de la Eucaristía” es uno de los tratados más completos y más profundos sobre este tema. Si el mundo cristiano hubiera seguido a Mella, Paulo VI no hubiese tenido necesidad de promulgar la “Mysterium Fidei”. También era un enamorado de la Virgen, siguiendo la doctrina del Magisterio ordinario y extraordinario de Roma. ¡Qué bien harían los progresistas actuales de leer y estudiar a Mella, que parece que profetizaba todo el vigente desorden teológico!
La idea de Patria la podemos condensar en lo que él llamó los dogmas nacionales, que no pasan de ser de vigencia absoluta, de donde el nombre profundo de “dogmas”. “Todos los hijos de España -decía- deberían oír desde el regazo de sus madres, que tenemos un fin común y colectivo que une a todos los pueblos peninsulares: el dominio del Estrecho, la federación con Portugal y la unión con América. Por estos tres ideales, que forman la abrazadera espiritual de nuestra raza, hay que luchar”.
El mismo día del centenario del nacimiento de Mella, el ilustre sacerdote Gutiérrez Lasanta publicaba “JUAN VÁZQUEZ DE MELLA, EL VERBO DE LA HISPANIDAD”, en el que glosa admirablemente todo el tema de los dogmas nacionales, síntesis de la Hispanidad. Mucho se ha logrado, pero no estaría de más que desempolvásemos los poderosos argumentos de Mella. Gibraltar continúa en poder de quien, según el tribuno, “es enemiga de España y tiene intereses geográficos opuestos a los nuestros”. Con Portugal tenemos un pacto Ibérico que Mella hubiese aplaudido; pero se requiere llegar a más, a un aprovechamiento del mutuo tradicionalismo, por ser pueblo hermano. Con Hispanoamérica tenemos lazos en otro tiempo, solamente en la mente de Mella, pero debido a que la obra de España no fue de colonización, sino de civilización, allí está nuestro porvenir y entendemos que podemos dar mayor impulso a la Confederación con América. Nuestros lectores habrán podido observar que el concepto de patria que indirectamente se encierra en la frase que encabeza la enunciación de los “dogmas” es de un efecto muy similar a la de unidad de destino que José Antonio nos dio para la nación.
La idea de los Fueros también está plenamente de acuerdo con la postura carlista. Los Fueros constituyen una expresión que normalmente es muy desconocida en su verdadero significado. Los Fueros, según Mella, coinciden con la doctrina de la subsidiariedad del magisterio ordinario de la Iglesia. Los Fueros no son más que el respeto a la dignidad y derechos de todas las personas físicas y jurídicas. El español debe tener sus Fueros, de donde el Régimen ha instituido el Fuero de los Españoles. La familia debe tener sus Fueros y su esencia consta en los Principios del Movimiento.
El Municipio y la Región deben tener sus Fueros, porque tienen una existencia de derecho natural e histórico. Los Sindicatos deben tener sus Fueros, que no son más que los derechos a regirse por sus normas para defender los intereses comunes, siempre que no estén en pugna con el bien común de los demás, es decir, con los Fueros del prójimo. Es imposible que nos ocupemos de cada uno de sus Fueros, nos limitamos a recoger la frase de “somos regionalistas por esencia y potencia”. Unos justos fueros regionalistas serían la defensa contra el separatismo, en su reacción contra el liberalismo centralista.
La idea del Rey es la de Monarquía, que se instituye en el Principio VII de los del Movimiento; esto es, la Tradicional, Católica, Social y Representativa, como opuesta la “democrática, constitucional y parlamentaria”. El Rey de la Monarquía tradicional no es el monigote decorativo y palaciego propio de la Monarquía cuando dejó de ser Monarquía, sino que es el que acaudilla un pueblo y respeta los Fueros de todos sus estamentos. Mella fue carlista de acción y de corazón. Jamás aceptó la dinastía liberal. Desarrolló la teoría de la doble legitimidad de origen y de ejercicio, que iniciara la princesa de Beira. No ha perdido actualidad esta doctrina, sino que recobra más interés que nunca en este siglo. Hoy la legitimidad de ejercicio es la legitimidad del Movimiento Nacional.
“Precursor de la Cruzada”
El Movimiento Nacional lo vaticinó varias veces, por cuanto afirmaba que el enfrentamiento de las dos posiciones irreconciliables no se haría esperar. “En vano vendrán los eclécticos a establecer componendas, arreglos y alianzas entre los opuestos principios. A la postre, los dos ejércitos vendrán a las manos, y la batalla, aplazada en toda su grandeza, tendrá que librarse al fin, con igual ardimiento”. Profetizó también la desaparición de los partidos medios, así como la unión de los católicos por imposición de los enemigos de la Iglesia. La desaparición tuvo lugar y la unión se produjo, según lo había previsto; pero los hombres somos olvidadizos y agentes enemigos de España vuelven (1968) a intentar resucitar los partidos medios y trabajan por la desunión de los católicos, como en otros tiempos, para volver a caer en el mismo desgobierno y anarquía y a la enemistad entre los hombres y tierras de España. Esos sectores son los que, por continuar su tarea disgregadora, buscan diferencias y las siembran entre las diversas generaciones, en tanto que para Mella “la edad no es un criterio, no es una regla segura”.
En efecto, hoy comprobamos cómo también hay juventud muy católica, muy española, sin dejar por ello de ser muy social y que canta alegremente los mismos ideales que sus mayores; en tanto que no dejamos de ver que los responsables de que parte de la juventud no siga la ruta del bien son precisamente los que, por su edad, debieran de conducirla por el camino recto, y en cambio, siembran la discordia al pretender ensayar nuevos eclecticismos vergonzantes.
Ese es Vázquez de Mella, el Cruzado y el Verbo de la Tradición, sobre el que me he quedado soñando.
Roberto G. BAYOD PALLARÉS
Última edición por ALACRAN; 14/06/2023 a las 15:22
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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