Para ir ubicándonos en lo geográfico, tomemos la siguiente imagen como referencia, válida hasta mediados del siglo XIX, aunque yo incluiría también la parte occidental de las Encartaciones:

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La nación montañesa jamás tuvo un espacio político correspondiente. Era pues una identidad étnico-geográfica pura, por así decirlo, hasta el siglo XIX en que el Liberalismo comenzó a corroerla y reducirla a su estado actual, prácticamente en vías de extinción, aunque sí había comenzado un proceso de integración -siempre en ausencia de conflicto con el Estado, sino todo lo contrario, como el principio de subsidiariedad perfectamente nos describe- en torno a las Juntas de la Provincia de Cantabria, en Puente San Miguel, en las que se iban convocando cada vez a mayores jurisdicciones de "este país de la Montaña". Nunca llegaron a ser sancionadas, pero se convocaban igualmente.

Esta definición es fácilmente rastreable entre los que como tal así se autoidentificaban. Se hablaba de un País Alto y un País Bajo, al Sur y Norte de la Cordillera respectivamente, como se puede comprobar en viejas ordenanzas de pastos entre ambos territorios o en referencias literarias como la obra del "don Quixote de la Cantabria", en el cual consta una breve descripción que confirma parcialmente el mapa anteriormente enlazado.

El Centro de Estudios Montañeses, ese "nido de carlistas" del que hablé en otro hilo, había sido hasta ahora quien mejor había estudiado la historia de aquellas gentes. Hoy en día quien está descubriendo cada vez más esta realidad son estudios desde la Universidad Nacional de México.