La Tradición ha sido tan categórica en cuanto a la imposibilidad absoluta de que la mujer pueda acceder al sacerdocio, que su negación puede ser considerada una herejía, o tan próxima a ella que sea como fuere constituye un pecado gravísimo contra la Fe. Y el escándalo que produce estas declaraciones tan aberrantes de este cardenal traidor a la misión que le ha encomendado Cristo mediante su Iglesia clama la ira del Cielo. Los fieles portugueses, salvo que lo hayan hecho, están en la obligación de acudir a la Santa Sede exigiendo se sancione a este personaje digo de repudio y desprecio; lo mismo corre para la pseudo monja genocida. Asimismo, y aunque nos cueste, debemos rezar por el alma de estos personajes siniestros para que antes de morir se conviertan para que no les haya valido más el no haber nacido.
Cuánta falta nos hace el Santo Oficio de la Inquisición!ª!


EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM