Cuando quiero escuchar a mi líder espiritual, aquel que es sucesor de San Pedro, busco muchas cosas. Pero, por encima de todas, lo que busco es que sus palabras me consuelen, me iluminen y me reafirmen en la Fe. Hoy, como me ha pasado otras veces (todas las veces, quizás), después de las declaraciones del ¿Papa? Francisco, me ha invadido una sensación que no puedo describir. Quizá sea un desconcierto, una nebulosa, en fin: lo contrario a lo que cabría esperar.
No sé si os pasará a vosotros, compañeros, pero me siento solo.
¿Y qué es eso de una reunión del G8? No entiendo nada. No entiendo nada.
Solo. Nada. Lo cotrario de católico y de Jesucristo, respectivamente.
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