Re: ¿Pero ya hay cisma de facto o no lo hay?
Desde que en El Vaticano tomaron la postura de ocuparse de asuntos mundanos en vez de aquellos que tienen encomendados desde que Cristo fundase SU Iglesia en la figura de Pedro, las consecuencias negativas han venido sucediéndose sin parar. A día de hoy hasta los tiempos del CVII parecen casi tranquilos comparados con lo que pasa sesenta años más tarde. Y es que no se puede esperar nada más sí a quien corresponde la tarea de guiar y apacentar a las ovejas de Nuestro Señor, han dejado de lado su misión. No todo el mundo tiene la misma convicción, ni la misma fuerza de voluntad y si, además, no hay suficiente formación y delante está bien desplegado ese escaparate de el mundo, el demonio y la carne, todo casi gratis y aparentemente sin responsabilidad alguna, ¿de qué nos podemos extrañar? Sin embargo, las alternativas noi son muy tranquilizadoras. Sí Cristo nos dijo que su reino no es de éste mundo a qué vienen este tipo de acciones, de búsquedas de soluciones, cuando la única que hay, la única válida, aquella de la cual en el Vaticano parecen haberse olvidado, es el Evangelio. Esa es la raíz del problema, ahí está la causa fundamental de todo, incluido el cisma "de facto" que existe ahora mismo: el olvido de Cristo, el olvido de su Evangelio al mundo.
El futuro del cristianismo en Europa
Por INFOVATICANA | 29 febrero, 2020
(First Things)- En Europa, el cristianismo está desapareciendo. Según una encuesta reciente, sólo el 71% de los europeos se siguen identificando como cristianos, si bien el 81% fue educado en la fe. La mayoría no son practicantes. Entre los jóvenes, la situación es peor. Un 55% de los jóvenes europeos entre los 16 y los 29 años de edad no se identifican con ninguna religión, según un estudio llevado a cabo por la Universidad St. Mary.
A medida que el cristianismo disminuye, la política europea se seculariza. Los partidos demócrata-cristianos han perdido su distintiva identidad religiosa y se han convertido en partidos, en general, liberales o conservadores. Al mismo tiempo, los partidos seculares verdes o socialistas han aumentado su porcentaje de votos.
Sin embargo, en los últimos años, esta secularización política ha sufrido un cambio notable, aunque tal vez superficial. El aumento del terrorismo islámico ha hecho que los partidos conservadores, anteriormente en los márgenes de la política, hicieran énfasis en su identidad cristiana. La Lega en Italia, el Rassemblement National en Francia, la AfD en Alemania y Vox en España, entre otros, hacen llamamientos a las raíces cristianas de Europa para contrarrestar lo que ellos consideran una forma imperialista del islam. Estos partidos se centran más en la identidad cultural que en la fe, aunque han formado alianzas con creyentes verdaderos. Rémi Brague ha llamado a esta forma política de cristianismo [Christianity en inglés], “cristianicismo” [Chistianism en inglés] [también ha utilizado el término “cristianistas” en contraposición a “cristianos” cuando afirma que la civilización cristiana no la fundó gente que creía en el cristianismo, sino gente que creía en Jesucristo; ndt].
Uno de estos líderes “cristianistas” sería Thierry Baudet, del antisistema y antiestadounidense Foro Holandés para la Democracia. Insiste en que Europa debe reconocer su herencia cristiana: “Nuestras nuevas generaciones caminan por nuestras ciudades como extranjeros, no tienen ni idea del significado que tienen la Pascua o la Navidad, o lo que narran esas historias que ven en las vidrieras o en las iglesias”, me ha dicho.
Santiago Abascal, líder del partido conservador y antisistema español Vox, también lamenta el hecho de que las instituciones europeas sigan desacreditando sus raíces cristianas. “Les dicen a nuestros jóvenes que se olviden de cualquier vínculo con el pasado”, ha declarado. “Una civilización que se olvida de su pasado está condenando su futuro… Basta con caminar por las calles de Londres, París o Bruselas para darse cuenta de que el multiculturalismo no tiene razón de ser, salvo para servir a los intereses de los poderosos”.
Francesca Donato, miembro de la Lega en el Parlamento Europeo, acusa al Papa Francisco de no haber defendido la identidad cristiana de Europa. “A menudo, cuando los inmigrantes llegan ilegalmente, la Iglesia se ofrece para acogerlos”, ha dicho. En su opinión, esto lleva a un tratamiento preferencial de los inmigrantes respecto de los europeos que necesitan el mismo tipo de ayuda. “Jesús habló sobre ayudar a nuestro prójimo, por lo que debemos empezar ayudando a los que están más cerca de nosotros”.
Algunos de estos populistas ven el cristianismo como un mero elemento de la identidad cultural europea. Otros creen y practican su fe de manera sincera. En el clima político actual, estas dos fuerzas se están uniendo. Los creyentes verdaderos colaboran con los no creyentes.
Abascal, por ejemplo, es un católico practicante. Matteo Salvini, líder de la Lega, ha tenido el rosario en la mano en los mítines, pero insiste en que no es un “buen católico”. Baudet no es religioso, pero siente aprecio por el cristianismo.
Mientras algunos líderes católicos, incluyendo el Papa Francisco, se han declarado claramente hostiles hacia el populismo, otros están abiertos a esta alianza. El cardenal Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha afirmado recientemente que un político que “sostiene simbólicamente el rosario es más digno de confianza que uno que literalmente derriba la Cruz de Cristo”. Marcello Pera, un filósofo ateo coautor de un libro con Benedicto XVI, ha dicho a sus amigos laicos europeos: “Debemos llamarnos cristianos”.
Los líderes cristianos esperan que esta alianza lleve a una recuperación sincera de la fe en Europa, pero los líderes populistas más seculares tal vez tengan otra cosa en mente. No oponen el islam al tradicionalismo cristiano. Más bien luchan contra los valores “iliberales” del islam haciendo un llamamiento a los que ellos consideran ser los valores más “liberales” del cristianismo, esos que son compatibles con una visión secular del mundo.
Por ejemplo, Salvini ha hecho llamamientos a los “valores de libertad y cristianismo” cuando ha hablado contra las prácticas islámicas tradicionales. Durante su mitin en la catedral de Milán antes de las elecciones de 2018, dijo: “Es evidente que la interpretación fanática del Corán es incompatible con nuestros valores de libertad y cristianismo… y como padre, quiero recordar el hecho de que hay colegios en los que se prohíbe a algunas madres musulmanas aprender italiano y trabajar, y a las niñas hacer deporte o ir a fiestas de cumpleaños con niños”. También añadió que el velo y el burqa son formas “inaceptables” de sometimiento de las mujeres.
Desde luego, los líderes cristianos están de acuerdo con la crítica que Salvini hace de los aspectos opresivos del islam. La libertad no es opuesta al cristianismo, aunque un amplio liberalismo ideológico sí que lo es. Pero si los líderes populistas utilizan el cristianismo sólo como un instrumento para oponerse al “iliberalismo” islámico, Europa seguirá siendo, de nuevo, una sociedad sin fe incluso después de haber superado la amenaza del islam radical. Esta utilización de la fe corre el riesgo de convertir al cristianismo en un elemento superficial de estos partidos populistas, y no su verdadera razón de ser. Queda aún por ver si el “cristianicismo” llevará a un renacimiento genuino del cristianismo.
Publicado por Alessandra Bocchi en First Things.
https://infovaticana.com/2020/02/29/...smo-en-europa/
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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