Respuesta: Tauromaquia , arte en movimiento
Bien, retomando el hilo de la discusión, no hacen falta muchas luces "mentales" para entender qué, en efecto, lo que hay es una campaña contra la fiesta de los toros. Y esta campaña se fundamenta en el mismo error de asociar toros y nacionalismo español. La fiesta gusta a gente de todo color y condición, y la fiesta repele en igual medida y en todos los ámbitos sociales y culturales.
Ya se ha comentado que se empieza por una cuestión de estética, pero después se suele seguir por una buena dosis de demagogias varias. Las dos más importantes son las que la califican de salvajada, por parte de grupos e individuos que apoyan el aborto o las tiranías marxistas sin el más mínimo empacho, y, por aquella otra que pretende imponer el gusto por ella en base al sofisma de que "o te gusta o no eres español".
Sin ánimo de molestar a nadie, al cabo de los años de mi vida, estoy harto de que cuando entre un grupo de extranjeros surja mi nacionalidad, tenga que aparecer simultáneamente el ¡oh! spañiol, torero, ¡olé! guitarra, flamenco, "castañetas". Pues como vasco y por ello español, con todos los respetos pues va a ser que no. Yo estoy esperando a que cualquier extranjero cuando pregunte por mi nacionalidad me pregunte primero de qué parte de España y luego, si quiere, me puede preguntar por la tortilla de patatas, la paella, el arroz con leche o por la butifarra catalana.
Y ya que hablamos del amaneramiento en algunos círculos tradicionalistas en los que se está infiltrando el espíritu de los tiempos, habrá que concluir que es el PP el principal valedor de la fiesta de los toros, particularmente en Madrid donde por ley ha sido declarada bien de interés cultural.
En cuanto a la posición del toro en la mitología ibérica, es evidente, pero eso no lo convierte en toro de lidia. Además, esa devoción hacia la figura de este animal, es un elemento común en toda la cuenca mediterránea y la arqueología nos ofrece múltiples ejemplos. Podríamos empezar hasta con el Buey APIS, podemos seguir con el topónimo ITALIA que viene de vitulli = novillos, hijos del dios TORO, y de este modo rastrear un sinfin de referencias.
De todos modos, este tema ya ha sido tratado con anterioridad en Hispanismo y siempre ha generado discusión. Hay una norma que mantenemos todos: no hablamos de fútbol, no hablamos de mujeres pues tiene un carácter humillante para ellas, nuestras madres, hermanas y compañeras, y tampoco deberíamos hablar de toros. Es una cuestión estética, más que nada.
Última edición por Valmadian; 31/05/2010 a las 15:47
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores