Me viene a la memoria la intervención de los carlistas sevillanos en aquella guerra y especialmente a don José Díez de la Cortina y Cerrato, Conde de la Cortina de la Mancha, que se alzó en Marchena a principios de octubre de 1873 con sus dos hijos José y Juan y varias decenas de guerrilleros marcheneros, asqueados por el clima de desintegración que se vivía en Sevilla en aquella época, tras la caída de los cantones federalistas de Sevilla, Utrera y Carmona. Aquellos valientes se enfrentaron al Regimiento de Montesa y tras recorrer la provincia en aquella época se trasladó a Extremadura donde se unió a las tropas carlistas mandadas por el general Sabariegos, participando en hechos de armas tan importantes como la victoria en el Villar del Pedroso, que provocó el desguarnecimiento de las tropas republicanas de la provincia de Cáceres y que por cobardía de los mandos manchegos que habían sustituido al general Sabariego muerto en la acción de Retamosa, no tomaron Cáceres, como se lo pedían insistentemente los partidarios carlistas de aquella ciudad. El coronel Díez de la Cortina, murió valientemente junto con su hijo Juan en la batalla de Piedrabuena (Ciudad Real) en Julio de 1874.
Su hijo, José Díez de la Cortina, sobrevivió a aquella batalla, y tras años de peripecias, incluida su participación en la guerra de Filipinas, lo vemos en Abril de 1934 ya octogenario, pasando revista al glorioso requeté sevillano en la famosa concentración del Quintillo. El último vástago de aquella extraordinaria familia carlista murió en el Madrid republicano de la guerra en 1937 en circunstancias aún no aclaradas.
Estoy escribiendo una novela histórica sobre aquella epopeya del carlismo sevillano, que espero publicar el año próximo.