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Las Gafas de Castellani
http://www2.xlsemanal.com/upload/firmas_autores/jmp.jpg LAS GAFAS DE CASTELLANI http://www.xlsemanal.com/elsemanal_f.../comun/1x1.gif
Tengo un amigo porteño muy querido, Fabián Rodríguez Simón, lector omnívoro y librepensador recalcitrante, con quien me gusta enzarzarme en arduas (y broncas) disputas teológicas, cada vez que nos reunimos en Buenos Aires. En cierta ocasión, mientras pasábamos revista a los grandes escritores católicos del siglo XX, de Chesterton a Lewis, de Bloy a Tolkien, mi amigo incorporó a la lista el nombre de un compatriota del que no tenía noticia (y eso que me precio de conocer a fondo la literatura argentina): Leonardo Castellani. Confesé que jamás había oído hablar del tal Castellani; mi amigo, tras zaherirme y declararse escandalizado, me procuró unos cuantos libros suyos, repescados de los tumultuosos estantes de su biblioteca. Nunca se lo agradeceré bastante: Leonardo Castellani (Santa Fe, 1899-Buenos Aires, 1981) es un escritor extraordinariamente vigoroso, dotado por igual para la diatriba y el pensamiento sentencioso, la sátira y la exégesis bíblica, con un estilo que nace de manantiales cervantinos para discurrir, en arrebatado torrente, por todos los géneros: novela y ensayo, poesía y crítica literaria, cuento policial y artículo de prensa. Apasionado polemista, formidable detractor de la modernidad, poeta con un áspero ramalazo profético, profeta con un ensimismado ramalazo lírico, Castellani es sobre todo un campeón de la ortodoxia, única forma posible de heterodoxia en nuestra época.
Disfruté como un enano leyendo a Castellani, y espero seguir disfrutando por mucho tiempo, pues localizar algunas de sus obras, de tan recónditas y postergadas por la desidia editorial, es tarea propia de sabuesos. En mi existencia de lector he saboreado muchos deslumbramientos; pero nunca el tamaño de ese deslumbramiento había sido tan gigantesco, en comparación con el diminuto reconocimiento de un autor. Castellani se distinguió siempre por sostener –y no enmendar– aquellas posturas estéticas, filosóficas o religiosas que los repartidores de bulas del cotarro cultural han decidido anatemizar; y esta vocación felina de singularidad lo ha expulsado a esos arrabales de descrédito donde la moderna censura del pensamiento hegemónico sepulta a quienes tienen la gallardía de llevar la contraria sin desmayo. En honor a la verdad, esta condena en muerte no es demasiado diversa a la que padeció en vida: expulsado de la Compañía de Jesús, Castellani sufrió todo tipo de iniquidades y tropelías, hasta morir, viejo y achacoso, sin más refugio que su fe montaraz y la lealtad acérrima a sus dos vocaciones, tan íntimamente desposadas entre sí: la sacerdotal y la literaria.
Hace unos días, invitado por el Colegio Mayor Universitario San Pablo en Madrid, hablé a unos jóvenes del descubrimiento gozoso de Castellani. Descubrí entonces, con sorpresa y júbilo, que había entre ellos un par de argentinos que compartían mi devoción por aquel cura quijotesco y trabucaire. Ambos eran hijos de discípulos de Castellani, hombres que habían compartido las tribulaciones del maestro y lo habían acompañado en los años de la tribulación (que fueron casi todos), cuando apenas encontraba quien editara sus libros. Uno de esos jóvenes, Mariano Jora, me confió que en su habitación guardaba, a modo de reliquia, las fatigadas gafas que Leonardo Castellani gastó en sus postrimerías, antes de cerrar los ojos, o de abrirlos a la única Gloria que persiguió en vida. Le rogué a Mariano, con secreto temblor y rendido alborozo, que me las mostrara; y Mariano corrió a su habitación para traérmelas. Eran unas gafas de montura pobretona, unas gafas tan menesterosas que parecían como en parihuelas o cabestrillo, con las patillas flojas y liadas de esparadrapos costrosos. Eran las gafas de un hombre que vive en el alambre de la pura supervivencia, las gafas de un hombre que no tiene dinero para cambiárselas, las gafas de un hombre que ni siquiera piensa en cambiárselas, porque ha hecho de la pobreza su escuela, su avío, su consuelo, su nobleza, su más íntima sustancia.
Me quedé mirándolas un largo rato, con emoción compungida, como si en aquellas gafas se cifrase una dolorosa enseñanza moral. Y pensé que aquellas gafas casi mendicantes, testimonio de una vida de privaciones e infortunios, eran también la metáfora de una época miope que gasta a sus mejores hombres sin siquiera reparar en ellos, demasiado engolfada en modas y vanidades filibusteras. Pero está de Dios que Leonardo Castellani sea redescubierto: con que sólo una de las personas que lean este artículo rebusque sus libros y se asome a sus páginas, picada por el gusanillo de la curiosidad, seré el hombre más feliz de la Tierra.
http://www.xlsemanal.com/web/firma.p...&id_firma=6211
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Re: Las Gafas de Castellani
También me sorprendió leer a Prada hoy en el Xl semanal, dando un homenaje a un escritor tan bueno (por los pocos textos que he podido leer y tan poco conocido por el público en general.
¿Por cierto alguién sabe donde encontrar los libros de Castellani?
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Re: Las Gafas de Castellani
A través de iberlibro.com (parte superior o inferior de esta página) puedes encontrar librerías de viejo que los tienen.
Físicamente yo los he visto en la capilla de FSSPX en Madrid, pero igualmente se trata de ejemplares de viejas ediciones.
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Re: Las Gafas de Castellani
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Re: Las Gafas de Castellani
Yo creo que Prada está cada vez mejor desde que lee a Castellani. Vale la pena que demos a conocer a este genial teólogo, novelista, filósofo y poeta. En Internet también se pueden encontrar algunos textos y artículos suyos aunque no muchos. Hace poco me lo pasé en grande leyendo El nuevo gobieno de Sancho. Es una divertidísima sátira que arremete contra el liberalismo con una ironía como solo los argentinos pueden conseguir. Aquí hay un enlace al texto en la Biblioteca Virtual Cervantes:
http://www.cervantesvirtual.com/serv...0035/index.htm
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Re: Las Gafas de Castellani
LEONARDO CASTELLANI
Resulta muy oportuno, en estos difíciles y duros tiempos que nos toca vivir, publicar un trabajo tan serio y certero como el que ha realizado el Padre Juan Carlos Ceriani, sobre la figura y la obra de este profeta, inmerecido por Argentina, que fue el Padre Leonardo Castellani. Profeta que aún hoy, a veinte años de su muerte permanece ignorado por su propio pueblo, cuando no también aún perseguido por la envidia y la mediocridad. "El Padre Castellani no es la Iglesia"; "el Padre Castellani no es infalible" (él jamás pretendió, ni dijo ser ni poseer ninguna de estas cosas, como humilde servidor del Verbo que siempre fue, y como católico ortodoxo que nunca dejó de ser) pero, como todo verdadero profeta, dijo “su” palabra (que no era propiedad suya) hasta el martirio, porque, para quienes les conocimos personalmente, el Padre Castellani fue también un mártir de esta Argentina injusta e ignorante.
Asombra realmente leer estas páginas, estos fragmentos escogidos de sus obras sobre el Apocalipsis y sobre el actual misterio de iniquidad y de oscuridad que padecemos todos los católicos, por la anticipación con que supo ver los problemas que nos aquejan hoy, especialmente a los argentinos. Porque el Padre Castellani no solo nació y vivió en la Argentina, sino que vio todo por y a través de Argentina... y sufriendo a Argentina. Por alguna razón misteriosa, Dios se compadeció de nosotros, los argentinos, dándonos a alguien como al Padre Castellani. Y que Él tenga misericordia de nosotros y nos ayude a no despreciar y a no ignorar las gracias que nos envía, para que no se cumpla aquello que solía decir el mismo Castellani (¿citando a Kirkegaard?): “La gracia que no convierte, pervierte”. Escuchemos a Castellani.
Carlos Pérez Agüero
"El Reverendo Padre Leonardo Castellani. Un profeta de los últimos tiempos"
capítulos:
Estado de la cuestión. La Cristiandad será profanada
Conjeturas proféticas
La Iglesia Conciliar opta por la revolución
Un Papa y un Obispo de la Tradición
¿Qué tenemos que hacer?
Conclusión
Si Castellani era un profeta. Por Sebastián Randle. Presentamos, en esta ocasión, una pequeña pero muy sustanciosa conferencia expuesta por Sebastián Randle, dictada el 21 de Abril del 2006, exponiendo de manera sintética y precisa la vocación por la cual siempre -el Padre Castellani- tuvo que luchar y sufrir; su vocación de profeta y patriota. Actualmente, como vemos, sigue siendo perseguido con la guerra del silencio y la calumnia, por el mismo tipo de personajes que lo acosaron durante su vida, gracias a que, cada vez, su obra profética se hace más actual todavía.
La versión está tomada directamente de los apuntes utilizados en la conferencia. Para una profundización mayor sobre el tema, recomendamos la lectura del libro “Castellani, 1899-1949” del mismo autor, editado por Vortice en el 2003.
Por la conversión de los que injuran a Dios de palabra, escrito o acción. MENSAJERO DEL CORAZON DE JESUS, Buenos Aires, Año XXV III Tomo III Nº 4, diciembre de 1941.
La cobardía es un pecado, y en algunos casos muy grande. Tomado del libro "El Evangelio de Jesucristo".
Sermón del polvo. Tomado del libro "Crsito ¿Vuelve o no vuelve?"
Cartas de un demonio a otro. Desde bastantes años atrás el P. Leonardo Castellani estaba trabajando en la redacción de un libro que se iba a llamar algo así como "Cartas de un demonio a otro". Inspirándose en la imaginación de Lewis y su notable obra "Cartas de un diablo a su sobrino", Castellani pensaba exponer las realidades sobrenaturales y naturales como si las captase desde el punto de vista del Maligno.
Homilías:
El R. P. Leandro Castellani comentando el Evangelio, en un sermón de 1966, correspondiente al Domingo vigecimocuarto después de Pentecostés hace éste comentario profético, para nosotros, refiriéndose a “la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el lugar santo (el que lea, que entienda)”.
«Éste trozo comienza en el último “Signo” de la Parusía, el Sagrario desolado; o sea la abominación de la desolación dónde no debería estar.»
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Re: Las Gafas de Castellani
SEMBLANZA DE LEONARDO CASTELLANI Buenos Aires - 2005
INDICE
Biografía
Listado de Obras
Aproximación a la obra de Leonardo Castellani - Ana Maria Llurba
El Misántropo (de "Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas)
Extractos de "Camperas"
La Verdad ( de "San Agustin y Nosotros")
Parábola del Sepulcro y las Víboras (de "Las Parábolas de Cristo")
La Provocación (de "Cristo y los Fariseos")
Leon Bloy, por Leonardo Castellani
Santo Tomás
Carta a Leónidas Barletta
Poesías
Presentar al Padre Leonardo Castellani es poco menos que imposible.
Basta con repasar tan sólo superficialmente su biografía y echar una mirada a vuelo de pájaro sobre su obra para darse cuenta de que no estamos ante un individuo común cuya existencia pueda ser resumida mediante el recitado institucional de las banalidades habituales.
Y es que Leonardo Castellani no fue un hombre común. Toda una generación — tanto de amigos como de adversarios — estaría dispuesta a testificar que fue un ser excepcional. Y para muchos de esa generación el "Padre Castellani" es prácticamente toda una leyenda.
Para los de la generación siguiente — que es la que hoy tiene entre veinte y treinta años, o un poco más — Castellani es un casi desconocido. No figura entre los "top ten" de ningún "ranking".
Y eso no es bueno. Las personas como él merecen un puesto en la Historia viva de la especie. Por honestas. Por sinceras. Por ser de una sola pieza y por no conocer de hipocresías. Castellani perteneció todavía a una generación de seres humanos con los que se podía estar de acuerdo, o en desacuerdo; pero no se podía dejar de respetarlos. A veces, de admirarlos. Aunque muchos de ellos — y Castellani era uno — probablemente hubieran recibido la admiración con cierta ironía.
Lo cual a veces me hace pensar que no tuvieron noción de su grandeza.
O la tuvieron, pero lo que sucede es que nosotros nos hemos ido empequeñeciendo.
Vayan, pues, estos textos y vaya esta semblanza como muestra — pequeña e insuficiente — de la envergadura de Leonardo Castellani y de lo que hemos perdido con su desaparición física.
Ojalá sirvan para mantener vivo entre nosotros a su espíritu y a su pensamiento.
Que, más allá de acuerdos o desacuerdos, buena falta nos hacen.
Denes Martos, Febrero 2005.
Leonardo Luis Castellani - Biografía
Nacido en Reconquista, Provincia de Santa Fe, República Argentina, el 16 de noviembre de 1899. Era hijo de Héctor Luis Castellani y Catalina Contepomi. Héctor Luis llegó a la Argentina en 1872 a los 5 años con su padre Leonardo, arquitecto florentino y fundador de la colonia San Antonio de Obligado en el norte santafesino. Don Héctor fue maestro normal y ejerció el oficio de periodista. http://www.laeditorialvirtual.com.ar...tellani_01.jpgFundó y dirigió el periódico "El Independiente", el primero en el norte de Santa Fe. En la época de Leandro N. Alem, militó en la Unión Cívica Radical. Tras un confuso episodio con la policía provincial en 1906, Don Héctor recibió un pistoletazo que le produjo la muerte. Su madre, Catalina Contepomi, era nacida en la Argentina de una familia de inmigrantes friulianos, supuestamente descendientes de condes. Los Castellani Contepomi tuvieron otros tres hijos menores: María Magdalena, Luis Oscar y Armando Néstor.
En su niñez Leonardo Luis perdió un ojo que le fue reemplazado por uno de vidrio. Asistió a la escuela primaria particular de don José Parodi y en 1913 quedó pupilo en el célebre Colegio de la Inmaculada, dirigido por los padres jesuitas en Santa Fe. Allí conoce a dos amigos de toda la vida: el poeta Horacio Caillet Bois y el político sanjuanino Alberto L. Graffigna.
El 27 de julio de 1918 ingresó como novicio a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Córdoba. En 1924 pasa al Colegio del Salvador en Buenos Aires donde enseñaba Castellano, Literatura, Historia e Italiano. Por esos años publica en la revista del Colegio su fábulas camperas.
En 1928 comienza sus estudios de Teología en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto. A fines de 1929 es enviado a Europa a proseguir sus estudios.
En la Universidad Gregoriana de Roma tuvo como profesores al cardenal Luis Billot S.J. y al P. Charles Boyer S.J., entre otros grandes. El 31 de julio de 1930 el cardenal Marchetti-Selvaggiani lo ordena sacerdote en Roma.
El 8 de julio de 1932 parte para Francia, donde permanece tres años. El primer año, en Amiens-sur-Marne (Picardía), comienza estudios de filosofía. Pasa luego a París donde asiste a la Facultad de Filosofía de la Sorbona como alumno regular. Emile Brehier fue su profesor de Historia de la Filosofía. Concurre a cursos libres: al de George Dumas sobre examen clínico de enfermos mentales en "L'Asyle Sainte Anne" (1933-34), al de George Wallon sobre la escuela nueva (1932-33), y a los del P. Marcel Jousse S.J. --de cuyas ideas fue introductor en Argentina-- en "L'Ecole d'Antropologie" (1932-33) y en la "L'Ecole Practique des Hautes Etudes" (1933-34). Al finalizar el curso de 1934 se le otorga el diploma de "Etudes Superieurs en Philosophie, Section Psychologie".
En julio de 1934 va a Alemania y Austria con el patrocinio del embajador argentino en Francia, Dr. Tomás Le Breton, para profundizar sus estudios sobre Psicología y problemas educacionales. Visita escuelas especiales y reformatorios infantiles en Milán, Munich, Innsbruck y Viena. A principios de 1935 pone fin a su formación intelectual y regresa a su patria. Durante su estada en Europa había comenzado a colaborar en Criterio, lo cual sigue haciendo hasta 1942. Apareció además, en Buenos Aires, la primer edición en libro de sus Camperas.
En la ciudad eterna, se postuló al examen Ad Gradum, el cual exige el conocimiento y desarrollo de temas tan especializados y difíciles que, en cada siglo, uno o dos candidatos se presentan a rendirlos; mas, en ocasiones, ninguno los aprueba. Castellani, con notas todas sobresalientes, obtuvo el título más alto que la iglesia católica otorga a los más sabios entre sus doctores. Este título es el apodado "diploma bulado" por llevar como protocolización el mismo sello de plomo de las bulas pontificias. En él, el Su Santidad Pío XI y el General de la Compañía de Jesús, P. Wladimir Ledochowski, en 1931 acreditaron con su firma, que Leonardo Luis Castellani era "Doctor Sacro Universal" Cum licentia ubique docendi, cuyo título habilita a enseñar filosofía y teología en cualquier universidad católica del mundo sin reválida. El eximio título de Doctor Sacro Universal, asimismo, le daba derecho a publicar sus escritos sin censura previa, en los países donde no hubiese otro título igual o superior al suyo. Superior, no existía ninguno; igual, nadie lo tenía en la iglesia americana desde el Descubrimiento hasta él.
Fue teólogo, filósofo y poeta, y a juicio de un destacado filósofo actual, Héctor Mandrioni --quien fuera discípulo suyo--, "fue la inteligencia más brillante que produjo la Iglesia argentina" y fue también en buena medida desaprovechado por ella.
Sus esfuerzos intelectuales se dirigían hacia la Literatura y la Política. Así colaboró con Delfina Bunge de Gálvez en Ichtys, en el diario de los Mitre, La Nación (1937-41), con su amigo Lautaro Durañona y Vedia y con Santiago Díaz Vieyra en Cabildo (desde 1943). Fue director de la revista Estudios (1940-42).
Compartió una conmovedora amistad con el escritor Leopoldo Lugones quien se encontraba a punto de su conversión al catolicismo al producirse su suicidio. De acuerdo con Castellani, el suicidio de Lugones fue el fruto de la oposición de ciertos católicos de nota, incluida parte de la jerarquía eclesiástica, a su conversión.
En las elecciones del 24 de febrero de 1946 es candidato a diputado nacional en segundo lugar por la Capital Federal a través de la Alianza Libertadora Nacionalista, que lleva su propia lista pero apoya la fórmula Perón-Quijano. No es electo y entre los años 1947 y 1951 vive los momentos de crisis con la Compañía de Jesús y de reinserción en la Iglesia Católica.
En diciembre de 1946, parte hacia Roma en el "Naboland" con un pasaje obsequiado por el P. José Silva S.D.B. Pretende hacer conocer al general de la Compañía de Jesús los hechos irregulares de que ha sido víctima y la situación insufrible que le ha sido creada. El 1 de enero de 1947 llega a Génova. Por fin es recibido por el P. Janssens quien lo conmina a salir de la Compañía de Jesús bajo condiciones que él determinaría posteriormente. No acepta y permanece en Roma. En junio de 1947 recibe orden por escrito de trasladarse perentoriamente a Manresa, España.
En la reclusión de Manresa pasa dos años de sufrimiento. Su confesor el P. José Murall S.J., y sus amigos argentinos y españoles le aconsejaron que solicitase su traspaso al clero secular, lo que finalmente hizo. Abandonó Manresa el 19 de julio de 1949 y llegó a Buenos Aires en avión el 22 del mismo mes. Se albergó en el Colegio del Salvador, dio cuenta de lo acaecido al P. Juan Castillejo S.J., rector del Colegio, y por escrito, por estar ausente en Córdoba, al P. Juan Moglia S.J. Por último, el 18 de octubre de ese año se le separa de la Compañía sin proceso.
Fue acogido con benevolencia y amistad por Mons. Roberto Tavella, arzobispo de Salta, quien lo alojó en su casa. En Salta, adonde llegó en 1950, fue poco a poco mejorando su salud, aunque el clima no era el ideal para él. Se desempeñó en la Escuela Normal de esa ciudad al frente de las cátedras de Metafísica y de Problemas Nacionales.
Viaja a Buenos Aires a consultar a sus médicos. Estos le piden que abandone Salta y descanse al menos un año en Reconquista, su pueblo natal.
A comienzos de 1952 se establece en Buenos Aires y reasume su cátedra en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario. En 1951 el gobierno de Perón había expropiado el diario La Prensa, que pasaba al dominio de la Confederación General del Trabajo, siendo director el escritor César Tiempo; allí Castellani colaboró en el Suplemento Literario. Hasta 1953 colabora también en la revista peronista Continente. En 1952 y 1953 dictó cursos de filosofía en la Sociedad Científica Argentina, y en 1954 y 1955, en el Teatro del Pueblo
Durante este tiempo sucede algo curioso, si bien había sido rehabilitado por el arzobispo salteño, en Buenos Aires no se le permitía ejercer sus funciones sacerdotales en público.
En 1955 es dejado cesante en sus cátedras, durante lo que él mismo Castellani denominó "el sarampión anticlerical de Perón". Sólo se le permite colaborar en el diario Tribuna de San Juan, dirigido por su amigo Alberto Graffigna. Allí durante todo el año '56 publica los comentarios al Evangelio dominical.
Tras la caída de Perón, Castellani continúa su vocación periodística principalmente en Azul y Blanco. Sin embargo, en 1957 Tribuna es clausurado.
Como sacerdote recién en 1966, por gestión del Nuncio Apostólico, Mons. Lino Zanini, se le restituyó plenamente el ministerio sacerdotal, sin reservas ni condicionamientos. Así readmitido entre el clero de Buenos Aires, dictó sus últimos cursos y conferencias: en el Colegio Champagnat (1965), en el Salón de Actos de la Parroquia del Socorro (1968 y 1969), en el local de Patria Grande (1974, 1975 y 1976). También en esta época (1967-69), funda, dirige y escribe asiduamente en Jauja.
Muy tarde, llegaron algunos reconocimientos, Doctor "Honoris Causa" por la Universidad de Buenos Aires y el premio "Consagración Nacional" (30 de diciembre de 1975).
Pasó sus últimos años como ermitaño urbano, acompañado únicamente de Irene Caminos, su ayudante, y las visitas frecuentes de sus amigos. Falleció el 15 de marzo de 1981 en la ciudad de Buenos Aires.
Su tomismo fue muy original, combinando elementos del neoescolasticismo italiano y del tomismo francés de principios del siglo XX, con el suarecianismo aprendido en su Orden. A mediados del siglo XX se vinculó a Pierre Marechal y su intento de explicación kantiana del tomismo. En sus años de persecución, se fue identificando de apoco con el danés Sören Kierkegaard, pastor luterano fundador del existencialismo, y adoptando muchas de sus reflexiones.
Se puede decir que, a diferencia de lo que sucedió con muchos otros pensadores de su generación, permaneció fiel a su pensamiento político toda su vida. Sólo comparando dos obras centrales, Las canciones de Militis, que firma con el seudónimo de Jerónimo del Rey, la cual recoge artículos publicados en Cabildo entre 1943 y 1944, y Esencia del liberalismo, que recoge una conferencia en la librería Huemul de 1960. El tema central del pensamiento político de Castellani es el anti-liberalismo o, tal vez mejor, desde la fe y el pensamiento católico juzga al liberalismo como una etapa del proceso de destrucción de la Cristiandad iniciado por la Reforma protestante, continuado con la Ilustración y la Revolución Francesa, y que engendró al comunismo. El liberalismo ha hecho mucho mal en Argentina y otros pueblos católicos: "Una herejía medio católica, medio protestante y medio atea [...] vino a la vida justamente cuando nosotros los argentinos veníamos a la independencia. Nos hizo tanto mal como una damajuana de caña en una jaula de monos: y no nos arruinó del todo, porque por gracia de Dios aquí había fuertes vitaminas españolas. Y también había hombres que no eran monos." Párrafos anteriores decía: "Esa obsesión de la libertad propia de un loco vino a servir maravillosamente a las fuerzas económicas que en aquel tiempo se desataron, y al poder del Dinero y de la Usura, que también andaban con la obsesión de que los dejasen en paz", marcando una conexión necesaria entre liberalismo y capitalismo salvaje, que engendra el colectivismo marxista.
Por iniciativa del cardenal Antonio Quarracino se inició una revalorización del padre Castellani, plasmada en la edición de sus obras completas en los '90.
Listado de Obras:
El siguiente listado de las obras del P. Castellani está adaptado de la Bibliografía elaborada por el Dr. Pedro Luis Barcia, publicada en la revista "El Gato Negro", diciembre de 1996. Se omiten numerosos prólogos y epílogos a libros de otros autores, traducciones, comentarios y numerosos artículos periodísticos en diarios y revistas, y obras de otros autores sobre Castellani.
01. Camperas
"Camperas" Fábulas santafesinas. Proemio del autor. Prólogo de Hugo Wast. Buenos Aires, Ediciones Surgo, 1931, 304 pp.
"Camperas" Cuentos de la pampa y el monte. Buenos Aires, Editorial La Mazorca, 1941, 111 págs. Con ilustraciones de Tinton. Consta de 18 fábulas seleccionadas de la primera edición. "Fdo. Jerónimo del Rey". Lleva un leve prefacio sin firma.
"Bichos y personas. (Camperas)" Buenos Aires. Plantin Editorial, 1951, 323 pp. Con ilustraciones de Juan Font. Edición notablemente aumentada. No lleva el prólogo de Hugo Wast.
"Camperas" Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 255 pp. Con el proemio del autor. Incluye una nueva sección, la XVI. Otra edición: Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1967, 201 pp.
"Bichos y personas" (Camperas). Buenos Aires, Organización San José, 1970,254 pp. Repone el prólogo de Hugo Wast y la Introducción del autor.
"Camperas" (Bichos y personas), Buenos Aires Ediciones Dictio, 1976.
"Camperas" Prefacio de Fray Aníbal Fosbery O.P. Con vocabulario anexo. Buenos Aires, Vórtice, (1992), 234 pp. El vocabulario lo preparó Mabel Radis. Los dibujos del interior son de Laura Soldevila. Repone el prólogo de Hugo Wast: "He hallado un fabulista" y la "Introducción" y el "Prólogo" del autor. Contiene 92 fábulas en XVII secciones. Es la edición más completa de la obra.
02. La catarsis católica en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola
"La catharsis catholique dans les exercises spirituels d'Ignace de Loyola". 1. La premiêre semaine. París, 1934, 91 pp. (150 x 95 mm). Edición restringida (Tesis doctoral).
Hay edición castellana: "La catarsis católica en los ejercicios espirituales de Ignacio de Layola". 1. La primera semana. Buenos Aires, Ediciones Epheta, 1991, 119 pp.
03. Historias del norte bravo
"Historias del Norte bravo". Buenos Aires, Editorial Serviam, 1936, 221 pp. Prólogo del autor. Con el seudónimo de Jerónimo del Rey.
Segunda edición, Buenos Aires, Librería Huemul, 1970,141 pp. Prólogo de Víctor Eduardo Ordóñez. Tercera Edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 22. Edición aumentada a 28 cuentos en cuatro secciones.
04. San Agustin y Descartes
Separata de Descartes. Homenaje en el tercer centenario del Discurso del método, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1937, 358 pp. La separata tiene numeración 117 a 159. Ensayo filosófico incorporado a la obra asentada en no 9, cap. VIII.
05. Sentir la Argentina. Leopoldo Lugones.
Buenos Aires, Editorial Adsum, 1938,33 pp. Con un retrato a lápiz de Lugones hecho por Alejandro Sirio. Es el artículo que publicara en La Nación, el domingo 12 de mayo de 1938, p. 1 .
Este ensayo va a ser incluido en la obra Critica Literaria, a. no 13. Y luego, como cap. 5 del libro Lugones, a. no 31.
06. Notas sobre la psicología cartesiana
Separata del volumen Escritos en honor de Descartes, La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 1938, 337 pp.
Será incluido como capítulo de Conversación y critica filosófica, a. no 9.
07. La reforma de la enseñanza
"La reforma de la enseñanza". Con una introducción del Dr. Celestino Marcó. Buenos Aires, Editorial Difusión, 1939, 215 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Vórtice, 1993. Con una "Presentación" del Cardenal Antonio Quarracino. Prólogo y notas de Juan Carlos Ballesteros.
08. Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas
"Martina Ofelia. (Romance para ciegos)", Buenos Aires, Editorial Difusión, 1939, 150 pp. Introducción de Mons. Gustavo Franceschi.
"Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas". Buenos Aires, Ediciones Penca, Club de Lectores, 1944, 254 pp. Con el seudónimo de Jerónimo del Rey. Agrega un capítulo, "El tanguista", del libro El nuevo gobierno de Sancho.
Otra edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 22.
09. Conversación y crítica filosófica
"Conversación y crítica filosófica". Cuadernos de Psicología. Buenos Aires, Espasa Calpe Argentina, 1941.
Segunda Edición: Buenos Aires, El Ermitaño Urbano, 285 pp. 1986
10. Las 9 muertes del padre Metri
"Las 9 muertes del Padre Metri". Buenos Aires, Ediciones C.E.P.A., 1942, 260 pp. Con una advertencia del autor.
Segunda edición, con el título de Las muertes del Padre Metri, Buenos Aires, Ediciones Sed, 1952, aumentada con tres poemas y dos cuentos.
Tercera edición: Bixenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 24..
11. El nuevo gobierno de Sancho
"El nuevo gobierno de Sancho". Buenos Aires, Librería y Editorial El Ateneo, 1942, 208 pp. Advertencia del autor y prólogo de Juan Oscar Ponferrada. Como autor, figura Cide Hamete Benengeli, y Jerónimo del Rey como traductor del arábigo. Con dibujos de Marius (Carlos Vergottini).
Segunda Edición: Buenos Aires, Ediciones Penca, Club de Lectores, 1944. Aumentada con tres capítulos y uno inconcluso, "El hombre que vio al Diablo", tomado de Martita Ofelia, a. nº 8.
Tercera edición: Buenos Aires, Theoría, 1965, aumentada.
Cuarta edición: Buenos Alres, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, 1.
Quinta edición: Buenos Aires, Theoría, 1991.
Sexta edición: Buenos Aires, Vórtice-Serviam (Exposición del Libro Católico), 1991
12. Una santa maestrita.
"Una vida admirable de la bienaventurada María Bartolomé Capitanio, fundadora del Instituto de las Hermanas de Caridad, llamada de la Virgen Niña". Narrada por Leonardo Castellani. Con dibujos de Font. Buenos Aires, Escuela Tipográfica Don Guanella, 1944,123 pp. Hagiografía.
13. Crítica literaria
"Crítica Literaria". Prólogo de Hernán Benítez. Buenos Aires, Ediciones Penca, 1945, 487 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1974; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, IV. Ensayos y crítica literaria.
14. Las canciones de Militis
"Las canciones de "Militis. Buenos Aires, Editorial de Formación Patria, 1945, 224 pp. Con un prólogo del autor, firmado: Jerónimo del Rey.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1973; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, 1, 391 pp. Con el agregado de "6 ensayos y 3 cartas", pp. 253 a 361. El volumen se cierra con una "Reseña Biográfica" y una "Bibliografía de L. C." (pp. 363-391) compuestas por Jorge Castellani, el editor de la colección y sobrino de L. C..
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 19, con un estudio preliminar de Rubén Calderón Bouchet.
15 Elementos de metafísica.
"Elementos de metafísica" Buenos Aires, D.A.L.I.A., 195 1, 225 pp. Manual filosófico para el sexto año secundario. Hubo una primera versión en Salta, mimeografiada y sin numeración, en 1950, con el título "Rudimentos de metafísica"
16. Cristo ¿vuelve o no vuelve?
"Cristo, ¿vuelve o no vuelve?" Ensayos religiosos. Ilustraciones de Vergottini (Marius). Buenos Aires Paucis Pango, 1951, 274 pp. Advertencia preliminar del autor.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, vol. 5.
17. El libro de las oraciones
"El libro de las oraciones". Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1951, 244 pp. Con un aparato con datos biográficos del autor.
Segunda edición, aumentada: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, vol. 25. Poesías.
18. La muerte de Martín Fierro
"La muerte de Martín Fierro". (Desiderio Fierro Cruz). Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1953, 297 pp. Poesía.
19. Los papeles de Benjamín Benavídez
"Los papeles de Benjamín Benavides". Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1954 pp. Contiene solamente los Cuadernos 1 y 11 de la obra.
Segunda edición: México, Edicionesjus S.A., 1967,411 pp. Contiene los cuadernos I, II y III.
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 30. La obra completa, con los cuatro cuadernos. Narrativa y ensayística aunadas.
20. Explicación y prueba en psicológia.
Separata de las Actas del Primer Congreso Argentino de Psicología, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 1955, 380 pp. Corresponde a las pp. 305 a 322.
21. Su Majestad Dulcinea
"Su majestad Dulcinea. Historia pueril-profético-policial-prodigioso-político-religiosa del fin de este siglo extraída de las memorias de Luis Sancho Vélez de Zárate Namuncurá (a) el Cura Loco; Primer Patriarca del Neo-Virreynato del Río de la Plata por Edmundp Florio y Jerónimo del Rey". Ilustraciones de Ballester Peña y Juan Francisco Lanosa. Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1956, sin foliación.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Patria Grande, 1972, 300 pp.
22. El Evangelio de Jesucristo
"El Evangelio de Jesucristo" Buenos Aires, Itinerarium, 1957, 402 pp. Firmado como Leonardo Castellani Conte Pomi Ph. D.
Segunda edición: Buenos Aires, Itinerarium, 1958, corregida y aumentada.
Tercera Edición: Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1963;
Cuarta edición: BuenosAires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 7.
23. El enigma del fantasma en coche
"El enigma del fantasma en coche". Buenos Aires, Ediciones Norte, 1958, 153 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, s. ed., 1976.
24. El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trio
"El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío". Buenos Aires, Ediciones Doseme, 1959, 157 pp.
25. Las parábolas de Cristo
"Las parábolas de Cristo". Buenos Aires, Itinerarium, 1959,345 pp.
Segunda edición: Mendoza, Ediciones Jauja, 1994.
26. Doce parábolas cimarronas
"Doce parábolas cimarronas". Buenos Aires, Itinerarium, 1959, 173 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Itinerarium, 1960, 173 pp.
27. Esencia del liberalismo.
Buenos Aires, Librería Huemul, 1961, 30 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Editorial Nuevo Orden, 1964, 30 pp.
Tercera edición: Buenos Aires, Librería Huemul, 1971, 55 pp. Edición aumentada con un apéndice y tres capítulos.
Cuarta edición, aumentada: Buenos Aires Dictio, 1976; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII, v. asiento nº 31.
28. Perspectivas argentinas.
Buenos Aires, Librería Huemul, 1962, 27 pp.
30. El Apokalipsis de San Juan
"El apokalipsis de San Juan". Traducción del griego y estudio literal. Buenos Aires. Ediciones Paulinas, 1963, 388 pp.
Segunda edición: México, Editorial Jus S.A., 1967, 358 pp.
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 10.
Cuarta edición: Buenos Aires, Ediciones Vórtice, 1990 Con un prólogo del Padre Alfredo Sáenz, S. J.
31. Lugones
"Lugones". Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964,129 pp. Firma como Leonardo Castellani Conte Pomi. Incluye a. nº 5.
Segunda edición aumentada: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII, v. a. nº 45.
32. El rosal de nuestra Señora
"El rosal de Nuestra Señora". Buenos Aires, Ediciones Nuevas Estructuras, (1964), 142 pp.
33. Sonatas tristes de todo el año manresano. Poemas.
"Sonatas tristes de todo el año manresano". Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 54 pp.
34. Juan XXIII (XXIV)
"Juan XXIII (XXIV) o sea la resurrección de Don Quijote. (Sinfonía fantástica a la Berlioz en tres movimientos y una coda; para uso de naciones subdesarrolladas)." El título en tapa es Juan XIII Una fantasía. Firma como Jerónimo del Rey. Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 342 pp. Novela
35. Las profecias actuales
"Las Profecías actuales". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1966, 28 pp.
36. Freud en cifra
"Freud en cifra". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1966, 70 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones del Buen Ladrón, 1991, 78 pp.
37. Decíamos ayer
"Decíamos ayer..." Buenos Aires, Editorial Sudestada, 1968, 424 pp.
38. Crestomatía
"Crestomatía". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1969, 224 pp. Introducción, glosa y anexo gramatical de la profesora Irene Enriqueta Caminos. Es una antología de textos de L. C. para la enseñanza.
39. Política y salvación
"Política y salvación". Buenos Aires, Ediciones Patria Grande, s. a. (1972), sin numeración.
40. De Kirkegord a Tomás de Aquino
"De Kirkegord a Tomás de Aquino". Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1973, 264 pp.
41. Seis ensayos y tres cartas
"Seis Ensayos y tres cartas". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1973, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, 1 v. a. nº 14.
Segunda edición, aumentada con cinco ensayos: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 20.
42. Crítica literaria - Notas a caballo de un pais en crisis
"Notas a caballo de un país en crisis", en el tomo del a. no 13. Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1974; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, IV: "Crítica literaria. Notas a caballo de un país en crisis". Lleva estudio de Bernardino Montejano, h.
43. Catecismo
"Catecismo". Buenos Aires, Círculo de Amigos de Leonardo Castellani, 1975, 140 pp.
44. El ruiseñor fusilado - El místico
"El ruiseñor fusilado. El místico". (jacinto Verdaguer, presbítero). Buenos Aires, Ediciones Penca, 1975, (colofón, en portada, 1952), 314 pp. La biografía y crítica de Verdaguer, pp. 9-154; el drama en tres actos, El místico, pp. 155-314
45. Nueva crítica literaria
"Nueva crítica literaria". Obra publicada junto a las obras registradas en los asientos nº 31 y 27. Lugones. "Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976. Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII. Los dos primeros libros están aumentados en su contenido. Las tres obras llevan sendos prólogos de: Jorge N. Ferro, Roberto H. Rafaelli y Juan Luis Gallardo. Ensayos.
46. Una gloria santafesiana:Horacio Caillet-Bois. Vida y Obra
"Una gloria santafesina. Horacio Caillet-Bois. Vida y obra". Buenos Aires, Ediciones Penca, 1976, 255 pp.
47. Catecismo para adultos
"Catecismo para adultos". 16 lecciones sobre el Verbo Encarnado. Buenos Aires, Ediciones del Grupo Patria Grande, 1979,189 pp.
48. Proceso a los partidos políticos
"Proceso a los partidos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 52 pp. Contiene: "Martita Ofelia, víctima ritual", "Romance de Martita Ofelia", "Dollyla libertad de imprenta" y "La 'bocación' de maestra".
49. Sentencias y aforismos políticos
"Sentencias y aforismos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 63 pp. Selección temática de 260 reflexiones breves.
50. Las ideas de mi tío el cura
"Las ideas de mi tío el Cura". Buenos Aires, Editorial Excalibur, 1984, 233 pp. Prólogo del P. Carlos Miguel Buela. Nota Editorial de Antonio Caponetto y Jorge N. Ferro.
51. Antología de cuentos.
"Antología de cuentos". Introducción y selección de Fermín Chávez. Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación-Gram Editora, 1994, 161 pp.; Colección Identidad Nacional, 31.
52. Psicología humana
"Psicología humana". Mendoza, Ediciones Jauja, 1995, 293 pp. Ensayos.
Hay un segunda edición, 1997
53. Freud
"Freud". Mendoza, Ediciones Jauja, 1996.
54. Domingueras prédicas
"Domingueras prédicas", Mendoza, Ediciones Jauja, 1997
55. Domingueras prédicas II
"Domingueras prédicas II", Mendoza, Ediciones Jauja, 1998
56. Castellani por Castellani
"Castellani por Castellani", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999
57. Un país de Jauja
"Un país de Jauja, Mendoza", Ediciones Jauja, 1999. Escritos publicados en la revista "Jauja", fundamentalmente 'Directoriales' y 'Periscopio'
Otra recopilación de sus Directoriales había sido publicada con el título Reflexiones políticas T
58. Cristo y los fariseos
"Cristo y los fariseos", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999
59. San Agustín y nosotros
"San Agustín y nosotros", Mendoza, Ediciones Jauja, 2000
Otras obras en colaboración: (Breve selección)
Revista Jauja T : Dirección desde su primer número (Enero 1967) hasta el último (Diciembre 1969)
Summa Teológica: Revisión, traducción parcial y comentario de los cinco primeros tomos de la "Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino", en la edición (en 20 tomos) del Círculo de Lectores. 1944 -1945
El señor del mundo, de Robert H. Benson : Traducción y posfacio, 1958
La iglesia patrística y la parusía : Traducción, prólogo y reelaboración (autor original: P. F. Alcañiz), 1962.
Las cien mejores poesías líricas argentinas: Recogidas por Castellani y Fermín Chávez, 1953.
Algunos Seudónimos:
Jerónimo del Rey
Militis Militorum
Cide Hamete (h)
Pio Duca D'Elia
Desiderio Fierro
Aproximación a la obra de Leonardo Castellani
Ana María Llurba
De la gloria de Dios y de su Verbo
tengo el impuro corazón henchido
Pero el poeta no miente
cuando canta francamente
lo que vio y creyó mirar
digamén qué va a cantar
si no canta lo que siente.
LEONARDO CASTELLANI
El centenario del nacimiento del padre Leonardo Castellani, poeta, filósofo y teólogo, ha pasado inadvertido para la intelectualidad nacional, que parece mantener el «cerco sutil e impenetrable de desdén y menosprecio» que tendiera en el pasado en torno a su persona, como ha señalado Monseñor Antonio Quarracino, [1] y que, embarcada en el casi idolátrico homenaje a su contemporáneo, Jorge Luis Borges — cuyos indudables méritos literarios reconocemos—, ha olvidado el valor intrínseco de la vasta obra del erudito sacerdote, acaso porque éste privilegió la Fe, la sencillez de la espiritualidad y el sentimiento de lo sagrado presente en la vida cotidiana, por sobre el racionalismo, los juegos de especulación filosófica carentes de sentido de trascendencia y la estética del lenguaje que son tan preciados a los ojos del materialismo posmoderno.
Es nuestro propósito intentar una aproximación a su obra, ciñéndonos a sus escritos meramente literarios, a modo de reconocimiento y homenaje.
San Jerónimo del Rey, hoy Reconquista, en el Chaco santafesino, tierra bravía en aquellos tiempos, «región que se estaba haciendo al borde del bosque virgen y del Paraná sin costa», [2] espacio de cruce cultural a causa de la inmigración, vio nacer, el 16 de noviembre de 1899, a Leonardo Castellani, hijo de un inmigrante italiano, Luis Héctor
Castellani y de Catalina Contemponi.
Allí creció, a la vera del río, en contacto con el paisanaje y con aquellos pioneros que luchaban a tientas, guiados por el instinto, para abrirse camino; allí forjó su visión del mundo y aprendió a amar a la patria que es «el amor primero/y es el postrero amor después de Dios». [3]
Allí, en la infancia, comenzó a manifestarse su vocación de narrador y su capacidad de observación: «mi gran diversión era, después de leer cuentos y contarlos, ver y oír todas las cosas», disposición que le permitiera atesorar en su memoria vivencias de «sucesos centrales, trágicos o tristes» que años más tarde aflorarían como materia poética en sus obras, «como islotes de enseñanza y ensueño» que fijaría en la escritura, con intención catártica, para librarse de ellos. [4] Recuerdos de sus raíces que constituyen los cimientos de su obra poética.
De su padre — oriundo de Florencia y naturalizado argentino, maestro y periodista, fundador del diario El Independiente, hombre de carácter impetuoso y de firmes convicciones, que muriera asesinado por intereses políticos en 1906 — [5] heredó la naturaleza apasionada e indoblegable, que conjugó con una libertad interior espontánea e
ingenua comparable a la de un niño que expresa lo que siente sin medir las consecuencias.
Temperamental, impulsivo, contestatario, frontal en la expresión de sus ideas pero respetuoso de la libertad de pensamiento de los otros, no obstante sus polémicas; poseedor de una sólida formación intelectual — obtuvo el grado de Doctor Sacro Universal en la Pontificia Universidad Gregoriana y el de Doctor en Filosofía, Rama Psicología, en la Sorbonne —, que le permitió desarrollar una actividad polifacética — periodista, docente, escritor, pero por sobre todo pastor de almas —, fue dueño de una intuición, una agudeza y una rapidez de juicio que solían depararle cuestionamientos y problemas.
Él mismo se define plenamente como «un pueblero sangregringa tinterón tragalibros» que se atrevió a «manosear la guitarra de Hernández», de quien considera que ha heredado la «manda» de cantor porque un mismo «bautismo de sangre y tierra y agua y aire y sol nos hermana», [6] como un hombre «doctor en Teología, o sea un hombre que debe ver la Teología en la realidad y no sólo en los libros si es que quiere salvar su alma», [7] «maldomador de sueños y escultor de la nieve». [8]
Su solidez teológica y su alta espiritualidad se unen al saber científico y al de las ciencias del espíritu en sus creaciones, frutos difíciles de encuadrar en el paradigma del canon literario, que responden a un «género singular», acorde a la peculiar personalidad de Castellani, a quien el padre Benítez [9] calificó de «género único».
Sus obras de imaginación son frutos originales, que parecen no responder a un plan escritural determinado
y estructurarse a partir de las peripecias; discursos narrativos donde el contexto sociohistórico gravita profundamente en la acción en tanto que la historia se entreteje con las ciencias, los sentimientos y la religión para expresar, con sencillez, los problemas más intrincados de la condición humana y la filosofía o bien las verdades de la Fe.
En sus narraciones, de corte realista, plasma un mundo diegético pintoresco y colorido donde espacidad
pacios, objetos, situaciones y símbolos de la vida cotidiana son fácilmente reconocibles, al igual que los personajes tipos que, más allá del color local del ambiente y el tiempo en que se desarrolla la historia, pueden considerarse universales.
El juego lingüístico discursivo, sutilmente, induce al lector a poner en acto su capacidad de interpretar las relaciones existentes entre su realidad vital y la del mundo representado en la ficción, a través de la magia de una escritura sencilla, pero profunda desde el significado, que tiende a una sola meta: alcanzar y transmitir la palabra de Dios, cuyo Verbo no se agota en sí mismo, que es la única portadora de la Verdad y capaz de iluminar el sendero de la vida
humana.
Leonardo Castellani fue un apasionado en su vida y sus fantasías literarias, que nacen de un arrebato vital surgido de la intimidad de su espíritu. Fue un hombre que escribió cuentos porque «no podía evitarlo», como señala en el prólogo a Historias del Norte Bravo, relatos en los que presenta un mundo simple y complejo al mismo tiempo y plasma su temática recurrente: la religión; la familia; la problemática de la muerte; la preocupación sociológica; la ternura por los desvalidos; el amor a los niños; la admiración por la fortaleza de los que luchan; la importancia de las cosas simples; el profundo rechazo de la politiquería, la ruindad y el crimen.
El género policial y de enigma, discurso esencialmente intelectual que se propone develar un misterio «por obra de la inteligencia, por una operación intelectual», [10] ejerció poderoso influjo en Castellani, en virtud de las posibilidades de buceo psicológico, de crítica social e ideológica y de reflexión religiosa que permite. Posibilidades que supo explotar con singular habilidad y estilo.
Al respecto, Jorge Lafforgue señala: «La lupa de la Teología no estará ausente […] en los cuentos policiales de Leonardo Castellani, cuyas anécdotas parecen ser con frecuencia simples coartadas para exponer y defender el eterno tema de la Salvación». [11]
La originalidad de Castellani radica, acaso, en que sus historias, al remitir a un contexto social que las enmarca y del que nacen, cuyo sentido es preciso descifrar, abre camino a la narrativa no ficcional y, paralelamente, en un nivel más profundo constituyen una investigación y una denuncia acerca de esa realidad y de la sociedad contemporánea.
La labilidad estructural del género se evidencia en sus creaciones que, en algunos casos, se adecuan a los cánones ingleses de la novela problema, donde el enigma que rodea el crimen se resuelve por medio del ejercicio de la inteligencia, en tanto que otros dan cuenta de lo impreciso de las fronteras y de la fuerza de la contaminación genérica.
Con la aparición de Las nueve muertes del padre Metri, volumen de cuentos policiales publicado en 1942, en los que se acerca a su admirado Chesterton en el manejo del género, en el dominio de la paradoja y la creación del sacerdote-detective, dio impulso a la narrativa policial en nuestro medio, como asevera Rodolfo Walsh.
El protagonista de esas historias, el padre Metri, es considerado por la crítica, con una actitud francamente
reduccionista, como una transposición del padre Brown transplantado al suelo argentino y acriollado. Al respecto, podemos afirmar que, si bien retoma la idea del clérigo-investigador, obra a semejanza del escritor irlandés que estructurara a su criatura ficcional, el padre Brown, en base a la personalidad de su confesor, el padre O’Connor, y funde los rasgos de ese personaje con los caracteres psicológicos y algunos sucesos vividos por un sacerdote, fray Ermete Constanzi, más conocido como padre Metri —misionero en el Chaco santafesino del que tuviera noticias por relatos y recuerdos familiares, hombre de ciencia y acción que era gran narrador. Pese a los puntos de contacto, pues la influencia de Chesterton es indudable, los diferencia la visión del mundo, alegre y racional en aquél, angustiada y
visceral en Castellani. Los reales aportes de Castellani a la narrativa policial en nuestro medio, como señala Barcia, han sido soslayados, y no se ha estudiado la personal estructura de sus historias policiales, que enriquece con matices de humor, con la ironía y la parodia, en cuanto recursos estilísticos, unidos a una reflexión metafísico-teológica sobre la referencialidad histórica, que pueden observarse en El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío, o en
Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas.
Castellani plasma, en el relato de crímenes concretos, no sólo una realidad psicosociológica sino el eterno planteo entre las fuerzas del Bien y del Mal que subyace en las profundidades del alma humana, la busca de una Verdad superior.
Sus relatos regionales Historias del Norte bravo y Camperas, en cambio, configuran la imagen de un mundo chúcaro, salvaje y poético, poblado por una amplia gama de tipos humanos enfrentados a los problemas que la vida urde en esos paisajes característicos de nuestra tierra, historias simples donde encontramos la intención didáctica y el ambiente tan caros a Horacio Quiroga.
Castellani mira el mundo con una actitud crítica y denuncia la frivolidad de la vida moderna y el avance del mal ante la pasividad de la sociedad y el aburguesamiento de los católicos, al mismo tiempo que expresa su amor por la justicia y el deseo de alcanzar la restauración del orden social en Cristo.
Hombre de profunda fe, aferrado a las «verdades insondables que la Única Verdad enseñó al hombre», teólogo ortodoxo, «Quijote de lo absoluto», hizo de la expresión de esa fe la causa y el fin de su vida y su obra. De allí que, en sus textos profanos, donde hallamos profundas reflexiones dogmáticas matizadas por el humor, nos ofrezca una visión de la realidad a la luz de la teología.
La poética
El intento de perfilar la concepción poética del padre Leonardo Castellani no resulta tarea ardua por cuanto ese pensamiento impregna y atraviesa toda su obra. Está presente, ya a modo de juicio crítico, riguroso, taxativo y certero, en su producción ensayística, [12] donde expresa la filosofía estética en la que basa su poética, ya plasmado en las palpitantes y vívidas imágenes estructuradas en el singular discurso de sus creaciones literarias. Ideario artístico
que, como bien señala Liliana Caratti, [13] él mismo expone de modo sistemático en el apéndice de Doce parábolas cimarronas, [14] y en «Arte Poética», [15] donde sintetiza su concepción estético-literaria.
A juicio de Castellani, las obras de arte, «esas creaciones humanas» acerca de la Verdad, la Belleza y el Ser, son, en cuanto «creaciones» y más allá de la bondad o maldad de su contenido moral, poseedoras de una esencia ideal y de algo eterno pero, en cuanto «humanas», sólo «son mera imaginación,un vano sueño». [16]
«La belleza, que es el objeto del Arte, tiene que ver con la Verdad y el Bien ontológicos, que son dos nombres de Dios», [17] y es a través de la Belleza percibida, que produce el Amor, que es la atracción del Bien y manifestación de la plenitud del ser, que el arte ayuda a entender el misterio de las cosas:
En suma, el arte es un reflejo de Dios, de la
imagen de Dios en el alma del hombre, y la
actividad más connatural al hombre; y si viviésemos
en pura natura, sería la actividad más
alta del hombre. [18]
En la concepción castellaniana, el arte, que tiene una raíz religiosa, y donde el artista plasma su espíritu, es un lujo del alma que juega a la creación:
Arte, lujo del alma, descotado
batón de seda de la idea esquiva,
alcaloide sutil y alambicado,
néctar de la más fuerte siempreviva.
El hombre poeta decide el camino a seguir optando por usar el don del verbo para ofender y engañar o, por el contrario, para cantar el Bien, para dar testimonio de su fe:
Carracio, Tiepolo, Bellini … cuánta
fe, para de esa tela y droga atroz,
haber hecho sin fin, Venecia santa,
dalmáticas e incienso para Dios. [19]
El arte es juego que entraña un peligro para el poeta, en virtud de su naturaleza humana, por eso el padre advierte que:
El Arte sirve al lujo, es un lujo y el lujo y la
lujuria están cerca. El Arte es un lujo intelectual,
un lujo del alma; y el alma lujosa orilla el orgullo.
El Arte juega, es un juego; pero juega a la creación,
como Dios, y por eso está cerca de la idolatría.
El Arte tiene que ver con lo divino;
mas el último fin del hombre no es lo divino sino Dios mismo;
personal, infinito e inaccesible, a no ser por la Gracia. [20]
Para Castellani, la poesía es intuición y emoción, cosa viva nutrida en la realidad y en el acervo poético del pasado, en el que se ha de abrevar para «olvidarse de todos los libros después de haberlos leído todos».
La poesía
Leonardo Castellani concibe la poesía como gesto, como expresión de un movimiento vital —«la vida es movimiento», dice—, como manifestación de una necesidad de comunicación del hombre que es poeta; gesto que despierta en los receptores una repercusión mímica que va acompañada de un correlato mental que nos revela el interior de los otros, señala en Psicología humana. [21]
La fuente de la poesía, nos dice Castellani, es el estilo oral, ese estilo con el que se han creado los libros más grandes de la humanidad: la Biblia, el Korán, el Talmud, los poemas homéricos, etc., estilo olvidado y desvalorizado, a su juicio, por la soberbia intelectual de la modernidad.
Contra los artificios de la literatura escrita, Castellani propone la espontaneidad natural de la literatura de tradición oral; por eso, en su obra, este humanista cristiano al que podemos calificar de erudito privilegia el gesto, la emoción y la sencillez de la oralidad:
Sea tu verso un gesto viril
y no una actitud escultórica
de alma y carne, no de marfil…
y todo lo demás es retórica. [22]
Siguiendo el ejemplo de Cristo, quiso ser «maestro». «Yo lo que quiero es enseñar, no divertir ni conmover», dice por boca de Pío Ducadelia, y buscó ser entendido por los más humildes y menos preparados, iluminar al que sufre en la oscuridad y restituir la felicidad a los espíritus con el estilo más natural y poético. Trató de imitar la sencillez de la
forma, la unción y el interés que despertaba el Maestro, al acomodar su mensaje al nivel de sus oyentes con fuerza particular y persuasiva; y como Él se expresó con vehemencia para condenar la altivez espiritual de sus interlocutores.
Privilegió la parábola como género claro y elocuente que permite establecer la analogía existente entre el mundo visible y el invisible; género que habla a la imaginación, estimula la actividad espiritual y permite captar la enseñanza oculta en la narración, a través del cual se puede predicar la Verdad sin ofender a los poderosos.
De allí su estilo parabolero, como le gustaba decir. Son parábolas sus fábulas camperas, al igual que Su majestad Dulcinea y Juan XXIII (XXIV), lo son también sus cuentos, y son personajes de parábola los suyos.
El don
El talento literario es, para Castellani, un don divino, un atributo lacerante e irrenunciable del poeta, que va unido a una facultad peculiar: la perspicacia, esa doble vista de la que hablaba Balzac, una «videncia» que le permite captar la realidad más hondamente, en toda su dimensión, vivirla con mayor intensidad, y sentir íntimamente, con mayor hondura, tanto la belleza cuanto la fealdad del mundo que lo lastima y lo entristece, dolor que sublima en el penoso gozo de la creación:
Es un don doloroso del poeta
su doble percepción, su doble vista.
El que ve la belleza ve lo feo,
y es triste. Mas, cantado, es poesía. [23]
Talento que viene de Dios:
¿Y quién me enseñó estilo y armonía?
El mismo Director, Él la enseñaba.
Él la enseñaba, sí; yo la vivía.
Y ella en el alma se me ensimismaba. [24]
Gracia a la que no se puede renunciar, que ha de ejercitarse, que debe dar sus frutos, pues, como lo enseña en la parábola De las minas y los talentos, aquel que ha sido privilegiado con ese don habrá dedar cuenta de lo que con él se ha hecho. [25]
Esa aptitud singular, que diferencia al poeta de los otros hombres, que lo acerca al Absoluto, paradójicamente, se convierte en una pesada carga, pues lo enfrenta a un mundo que no lo comprende, con el que no puede pactar, el que se molesta con sus agudezas y lo margina cuando le transmite la cara desagradable de la realidad, esa que, deliberadamente, acaso, quiere ignorar. Rechazo que se acentúa aún más, en estos tiempos de descreimiento, cuando
el poeta es un hombre religioso que tiene «el coraje de vivir» el compromiso de su arte con la Verdad, y que Castellani expresa, en sextinas de corte hernandiano, con aceptación:
Vas hacer hablar a muchos
me dijo en más de un recodo
unos hablarán de un modo
otros de otro, así o asá
mantente en la verdá
con eso te digo todo
dirigí a Dios solamente
todo tu afán de cantor
plata no esperés ni honor
si es claro y fiel tu cantar
mal te van a interpretar
y cuanto más claro, pior. [26]
Castellani, como tantos otros poetas, ha vivenciado ese dolor, producto de la soledad y la incomprensión, que es una llaga abierta:
Ya les dije que el cantor
si canta, canta su vida
sólo descubro mi herida
y con hacerlo, la curo
y que yo sepa, les juro
no la canto embellecida.
Y al cantar suma su voz a las voces de todos los poetas, de las que se hace eco, para entonar esa queja dolorosa que arranca del espíritu la acuciante necesidad de crear, más allá del gozo que esa misma actividad entraña:
Yo a Dios en mi vida triste
le he pedido sin cesar
gracia para soportar
el talento que me diste. [27]
El poeta y su misión
El poeta, para Castellani, tiene algo de vate, de nabí, de profeta que anticipa en sus intuiciones y presentimientos, basados en datos racionales, que nacen de su subconsciente en ese estado de éxtasis que llamamos inspiración, el porvenir de su época, [28] plasmándolos en imágenes poéticas:
«La prudencia aconseja que se hable en parábolas, que se hable indirectamente, que se hable humorísticamente. ¿Para qué está el escritor? Para divertir a la gente. Para divertirla, si no, no hay pan. Vamos a divertirla describiendo obscuramente su propio destino: se reirán a carcajadas del tonto de la parábola; se indignarán del malvado de la parábola, sin darse cuenta de que son ellos mismos.» [29]
De allí el estilo parabolero que atraviesa toda su obra, pues para él la parábola no es un género menor sino «poesía simbólica», en la que el tono conciso, la sobriedad y el lenguaje coloquial y popular contribuyen a expresar los símbolos, y los tropos, el acercamiento a lo absoluto.
El acto creativo ha de ser libre, ha de permitir que el poeta asimile y se funda con la naturaleza llevado por el amor al Creador, del cual es símbolo.
En su «Arte poética», una cuarteta basta para señalar el sentido que orienta su creación:
Reniega una vez más de tu fortuna
da de mano las frases bellas
y cual los perros a la luna
di tu verdad a las estrellas. [30]
Cantar la verdad es su misión, pero no la verdad ambigua, cambiante, mediocre y egoísta de este mundo con valores subvertidos donde nos ha sido dado vivir, sino:
La verdad que antes iba al lado
de la poesía, virgen ruda,
tan fuerte como un hombre armado
o como una mujer desnuda. [31]
La Verdad suprema, aprehendida, internalizada hecha carne en el duro camino de la existencia humana, vivenciada para poder transmitirla como experiencia subjetiva, con valor de verdad. [32]
Es así como puede sostener el concepto de verdad en la obra poética:
Y en esto la boca mía
es de la verdá la fuente
un poeta nunca miente
ni en lo más imaginao
y esto todo es inventao
no hay cosa que yo no invente.
[…]
Pero el poeta no miente
cuando canta francamente
lo que vio y creyó mirar
diganmé qué va a cantar
si no canta lo que siente. [33]
No hay mentira en la invención poética, pues «el material» surge de la realidad sedimentada en lo profundo de su alma.
La poesía tiene por misión ser portadora de la verdad, y esa verdad del poeta tiene su correspondencia en la Verdad Evangélica, que «debe ser vivida, comunicada y obrada», como dijera Pío XII . [34]
Para Castellani, la Verdad es sinónimo de Cristo, a cuyo servicio está la poesía. Ser poeta es ser nabí, recitador, nos dice:
«Dios está en la obra de todos los grandes poetas, aunque sea odiado como en Vigny, negado como en Swinburne, calumniado en Leopardi, escarnecido en Heine, blasfemado en Shelley, insultado en Carducci; está con su Amor en Juan de la Cruz, con su conocimiento en León, con su Iglesia en Prudencio, con su Presentimiento en Verlaine; y en los poetas malditos, Rimbaud, Baudelaire y con su Justicia; y con todo junto en Dante. Si nos obligaran a definirlo en la obra de Claudel, diríamos que está en ella como último fin del hombre.» [35]
La poesía es, entonces, un medio para llegar al cielo:
Dios no me ha dado pan a repartir
templo que hacer ni enfermo que vendar…
tan sólo la misión de hacer salir
el sol cada mañana sobre el mar.
No me mandó enseñar a bien vivir
sino a saber morir —y me hizo dar
el verbo inteligible que formar
y que decir sabiéndolo decir.
[…]
Y espada se hizo y fuego el verbo en mí. [36]
El «corazón es lo que interesa al poeta», dice a propósito de Claudel, [37] y esa aseveración bien puede aplicarse a su creación.
No son, a juicio de Castellani, los valores estéticos ni la temática los que hacen de un discurso una obra literaria, sino la Verdad, ese Bien inefable, universal que trasciende y se expande superando los límites propios de la palabra que florece con nuevo sentido y nueva vida, libre de las ataduras de la lengua.
«Una poesía inmortal no es al fin más que un alma vibrante de amor o dolor que ha encerrado por obra del arte ese momento suyo en el joyel alado y transparente de la palabra. Pero no basta eso: es preciso que esa misma vibración la hayan tenido o puedan tener centenares de otras almas; vale decir, que sea comunicable o, lo que es lo mismo, humana.» [38]
La génesis de sus obras
En el prólogo a Historias del Norte Bravo, Castellani, desdoblado en Jerónimo del Rey, reflexiona sobre el origen, la utilidad y el fin de sus historias:
«Con la ayuda de mi amigo [el jesuita Castellani], que se dignó prestarme sus instrumentos de introspección, hallé tres capas concéntricas, cada vez más sutiles, de motivación. La primera podría denominarse recuerdos de infancia, fuerte, recuerdos eruptivos, como dice mi amigo que dice Bacon. La segunda sería la percepción en ellos de dos o tres grandes leyes que rigen terriblemente la vida del hombre. La tercera sería un embrión de sistema de conocimiento interno y experimental de la Argentina por dentro, a través del conocimiento de mí mismo.» [39]
Evoca su infancia y su inclinación a la lectura de cuentos para, después, contarlos, a la que se sumaba su inquietud por ver y oír todas las cosas. Esas lecturas y vivencias dejaron sus huellas en la memoria y, años más tarde, surgieron «como islotes de enseñanza y ensueño».
Impensadamente, esos recuerdos
«surgen así bruscamente delante de mí — es una figura insomne o una escena, casi siempre una persona —; me acaparan la atención y se hacen transparentes por dentro; y entonces yo los escribía para fijarlos y para librarme dellos. Llegan sin yo llamarlos y se me hacen sin yo quererlos, y una vez que están hechos es mucho más penoso no escribirlos.» [40]
Hay, en la narrativa castellaniana, una función catártica. Este hombre que observa la realidad en constante transformación, con la mirada ingenua y
«los vidrios de colores de [sus] impresiones primeras […] con los ojos no anteojados aún de conceptos y de dichos ajenos, los ojos de cuando yo miraba todo intuitivamente y podía ver con fuerza enorme las cosas más simples, que
son las más importantes.» [41]
Esas «cosas simples» que constituyen lo «más importante» son una constante en su obra: la religión y la familia con el valor sociológico que comportan, el tema de la muerte, el rechazo del crimen y la ruindad, de la politiquería, el amor a los niños y la ternura por aquellos que sufren, por los desvalidos, la admiración por la fortaleza para resistir la
adversidad de la vida.
Esas realidades «primordiales» conocidas en la infancia, que constituyen «los fantasmas de mi corazón», se plasman en su obra y permiten un conocimiento del mundo por analogía, pues en esos fantasmas el intelecto «inte-lee al trasluz, como una filigrana, la marca y la razón y la ley de las cosas».
El tema eje de la creación de Castellani es la realidad espiritual, la búsqueda constante de la perfección interior que lleva a Dios, al Ser Absoluto con el que el alma busca identificarse, fundirse, para transmitir su mensaje:
Conocer la Verdad en este mundo
no es fácil. Cierto. Defenderla menos.
Pero ella sola funda los serenos
templos del Cristo siempre moribundo. [42]
La preocupación religiosa signó su vida y su obra, la Fe fue la brújula que marcó el camino hacia Jauja, camino sembrado de escollos que entorpecían su andar, pero que no abandonó en ningún momento porque sabía bien lo que quería: alcanzar el Reino de los Cielos.
Su ideal es la Verdad; su estética, sustentada en la moral y el saber, es la expresión de la sencillez y la humildad; su intención, mostrar al hombre contemporáneo, reflejado en el espejo de sus narraciones, su vacío espiritual, la pérdida de ese centro interior en el que se encuentra Dios y del sentido de trascendencia de la vida.
Bibliografía
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., Crítica literaria. Notas a caballo de un país en crisis, Buenos Aires, Dictio, 1974
., Decíamos ayer, Buenos Aires, Sudestada, 1968
., Doce parábolas cimarronas, Buenos Aires, Itinerarium, 1959
., El crimen de Ducadelia, Buenos Aires, Doseme, 1959
., Historias del Norte bravo, Buenos Aires, Dictio, 1977
., Juan XXIII (XXIV), una fantasía, Buenos Aires, Theoría, 1964
., La muerte de Martín Fierro, Buenos Aires, Cintra, 1953
., Las canciones de Militis, Buenos Aires, Dictio, 1974
., Las ideas de mi tío el cura, Buenos Aires, Excalibur, 1984
., Las muertes del padre Metri, Buenos Aires, Dictio, 1978
., Las parábolas de Cristo, Mendoza, Jauja, 1974
., Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas, Buenos Aires, Dictio, 1977
., Nueva crítica literaria, Buenos Aires, Dictio, 1976
., Psicología humana, Mendoza, Jauja, 1997
De Brethel, Jacques, Leonardo Castellani, novelista argentino, Buenos Aires, Guadalupe, 1973
Eisewzweig, Uri, Le récit imposible. Formes et sens du roman policier, Paris, Christian Bourgois, 1986
Lafforgue, Jorge y Jorge Rivera, Asesinos de papel. Ensayos sobre narrativa policial, Buenos Aires, Colihue, 1996
Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, nº 36, 1994
Ruiz Ibarlucea, Alicia, Cuentos policiales argentinos, Buenos Aires, Huemul, 1989
Vizcay, Luis, Leonardo Castellani, Buenos Aires, Teoría, 1962
Zlotnik de Goldman, Irene, «La productividad de los códigos en el cuento policial argentino», en Argentina en su Literatura,
Fac. de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1986
NOTAS
1.- La cita está tomada de la Semblanza del Padre Leonardo Castellani hecha por Monseñor Antonio Quarracino, en el Homenaje al Reverendo Padre Castellani, realizado en la Universidad del Salvador el 6 de julio de 1990.
2.- Leonardo Castellani, Historias del Norte bravo, p. 12.
3.- Leonardo Castellani, «Canción del amor patrio», en Las muertes del padre Metri, p. 33.
4.- Cf. prólogo a Historias del Norte Bravo, p. 12.
5.- Encontramos una proyección de esta muerte en una de sus primeras creaciones, «El cuento», Historias del Norte Bravo, pp.15-21.
6.- Leonardo Castellani, La muerte de Martín Fierro, pp. 13 y 16.
7.- Leonardo Castellani, Decíamos ayer, p. 45.
8.- «No me doy por vencido», en La Prensa, 1959.
9.- Hernán Benítez, Prólogo a Crítica Literaria, p. 11.
10.- Jorge Luis Borges, «El cuento policial», en Obras Completas, v. IV, p. 193.
11.- Jorge Lafforgue y Jorge Rivera, Asesinos de papel, 1996.
12.- En Crítica literaria (1974) y Nueva crítica literaria (1976).
13.- Liliana B. Pincirolli de Caratti, «El pensamiento poético», en Revista del Instituto de investigaciones históricas Juan Manuel de Rosas, nº 36, 1994.
14.- Leonardo Castellani, Doce parábolas cimarronas, pp. 156-173.
15.- Leonardo Castellani, Las canciones de Militis, p. 31.
20.- Leonardo Castellani, «El arte de las parábolas», en Doce parábolas cimarronas, p. 163.
21.- Psicología humana, pp. 101-104.
22.- Leonardo Castellani, Las canciones de Mílitis, p. 33.
23.- Castellani, Leonardo, Juan XXIII(XXIV); una fantasía, p. 276.
24.- Leonardo Castellani, Los papeles de Benjamín Benavídes, p. 218.
25.- Con respecto a la creatividad como mandato divino y en relación con el significado de «talento», señala en Las Parábolas de Cristo, p. 282: «Dígame si esto no significa ordenar Dios al hombre, como servicio de Dios la creatividad, —o sea la actividad productiva de sus facultades— con el rigor más absoluto». Y amplía, en la p. 280: «Dios quiere por lo visto que cada hombre en este mundo (y sin eso no puede salvarse) “haga algo”, produzca con y en su mente primero y después afuera, una cosa que ningún otro pueda hacer sino él». Conceptos semejantes expresa en Psicología humana, pp. 342-343: «Si Dios le dio a uno el talento literario, tiene que hacer literatura, aunque en toda literatura haya complacencia propia y la religión sea contraria a la complacencia propia, porque ése es el camino de suprimir la complacencia propia, hacerla servir para algo».
26.- Leonardo Castellani, La muerte de Martín Fierro, p. 214.
27.- Leonardo Castellani, La muerte de Martín Fierro, p. 181
28.- Leonardo Castellani, Psicología humana, p. 349.
29.- Leonardo Castellani, Las parábolas de Cristo, p. 63-64. Los versos citados corresponden a un soneto incluido en Las ideas de mi tío el cura.
30.- Leonardo Castellani, Las canciones de Militis, p. 32.
31.- Leonardo Castellani, Las canciones de Militis, pp. 13-14.
32.- En relación con la verdad de la subjetividad, señala en su «Arte poética», incluida en Canciones de Militis: «La experiencia es un modo de conocer que se refiere a uno mismo por un lado y por otro a las cosas; pero a las cosas que han pasado por uno; de modo que es un conocimiento enteramente cierto, indubitable, porque no es un conocimiento de oídas; y eso es lo que significa esa frase aparentemente disparatada del filósofo Kirkergord: la subjetividad es la verdad; lo cual quiere decir que la única verdad verdadera, segura y vital que poseemos es aquella que está enzarzada con nuestra propia existencia. Todo lo demás, aunque no sea despreciable, son saberes de oídas» (pp. 31-32).
33.- Leonardo Castellani, La muerte de Martín Fierro, p. 104-111.
34.- Citado por Castellani en Las Parábolas de Cristo, p. 282.
35.- Leonardo Castellani, Crítica literaria, p. 98.
36.- Leonardo Castellani, Las parábolas de Cristo, pp. 63-64. Los versos citados corresponden un soneto incluido en Las ideas de mi tío el cura.
37.- Leonardo Castellani, Crítica literaria. Notas a caballo de un país en crisis, 1974.
38.- Leonardo Castellani, Crítica Literaria, p. 98.
39.- Leonardo Castellani, Historias del Norte Bravo, p. 12.
40.- Leonardo Castellani, Historias del Norte bravo, p. 13.
41.- Leonardo Castellani, Historias del Norte bravo, p. 13.
42.- Leonardo Castellani, Las canciones de militis, p. 123.
http://www.laeditorialvirtual.com.ar..._Antologia.htm
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Re: Las Gafas de Castellani
Por cierto, le honra que de su estada en Manresa, descubriera y admirara a los dos grandes ( e incomprendidos) de la Plana de Vic, Mossèn Cinto Verdaguer y a Torras i Bàges.
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Re: Las Gafas de Castellani
Hace rato que ando buscando la poesía Jauja y no consigo encontrarla, alguien podria ayudarme con alguna página donde pueda encontrarla o si la tiene subirla?
Muchas gracias
Saludos a todos en Cristo y en María Reina
Evelyn
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Re: Las Gafas de Castellani
Leonardo Castellani: Para Sören, Jauja
El año cincuenta – y, antes del 60 (no recuerdo la fecha) – acabé de leer meditadamente el gran tratado de Kirkegord “Posdata definitiva no científica a las Nonadas Filosóficas”, después de haber leído otras obras menores para alcanzar su comprensión. El libro me fascinó (o más elegante me impactó) de tal modo que ese mismo día escribí el poema kierkegordiano Jauja, el mejor de los míos (esto quizá no sea decir mucho) con una facilidad no ordinaria, como si alguien me lo dictase.
*
Uso allí la alegoría de un viaje arriscado por mar a una de las Islas Afortunadas para corporizar el “Itinerarium Mentis” del místico danés; como Fray Juan de Yepes usó la de una subida a la montaña, Santa Teresa el ingreso a la cámara más íntima de un palacio, el Inglés Bunyan el de un viaje a pie plagado de obstáculos y peripecias alegóricas; y así otros poetas místicos.
*
La escrición del poema, que va aquí en apéndice, me dejó la impresión de que el danés me había ayudado, como se lo pedí, lo cual significaba que se había salvado y estaba con Dios, lo cual se puede tener por superstición (y Uds. caros lectores pueden tenerlo) pero en mí es convicción soberana.
El poema comienza:
*
*
JAUJA
*
Yo salí de mis puertos tres esquifes a vela
Y a remo a la procura de la Isla Afortunada
Que son trescientas islas, mas la flor de canela
De todas es la incógnita que denominan Jauja
Hirsuta, impervia al paso de toda carabela
La cedió el Rey de Rodas a su primo el de León
Solo se aborda al precio de naufragio y procela
Y no la hallaron Vasco de Gama ni Colón.
*
Rompí todas mis cosas implacable exterminio
Mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja
Mis libros de Estrabonio de Plutarco y de Plinio
Y dije que iba a América, no dije que iba a Jauja.
Pinté verdes los cascos y los remos de minio
Y las vela como alas de halcón y de ilusión
Quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio
Mi madre y su pañuelo llorando en el balcón.
*
Muchas veces la he visto, diferentes facciones,
Diferentes lugares, siempre la misma Jauja
Sus árboles, sus frondas floridas, sus peñones
Sus casas, maderamen del más perito atauja.
Su señuelo hechicero de aromas y canciones
Enfervecía el cielo de mi tripulación,
Mas desaparecían sus mágicas visiones
Apenas la ardua proa tocaba el malecón.
*
La he visto entre las brumas, la he visto en lontananza
A la luz de la luna y al sol de mediodía
Con sus ropas de novia de ensueño y esperanza
Y su cuerpo de engaño decepción y folia.
Esfuerzo de mil años de huracán y bonanza
Empresa irrevocable pues no hay volver atrás
La isla prometida que hechiza y que descansa
Cederá a mis conatos cuando no pueda más.
*
Surqué rabiosas aguas de mares ignorados
Cabalgué sobre olas de violencia inaudita
Sobre mil brazas de agua con cascos escorados
Recorrí la traidora pampa que el sol limita.
Desde el cabo de Hatteras al golfo de Mogados
Dejando atrás la isla que habitó Robinson
Con buena cara al tiempo malo y trucos osados
Al hambre y los motines de la tripulación.
*
Me decían los hombres serios de mi aldehuela
“Si eso fuera seguro con su prueba segura
También me arriesgaría, yo me hiciera a la vela
Pero arriesgarlo todo sin saber es locura...”
Pero arriesgarlo todo justamente es el modo
Pues Jauja significa la decisión total
Y es el riesgo absoluto, y el arriesgarlo todo,
Es la fórmula única para hacerla real.
*
Si estuviera en el mapa y estuviera a la vista
Con correos y viajes de idea y vuelta y recreo
Eso sería negocio, ya no fuera conquista
Y no sería Jauja sino Montevideo.
Dar dos recibir cuatro, cosa es de petardista,
Jauja no es una playa-Hawaii o Miramar.
No la hizo un matemático sino el Gran Novelista
Ni es hecha sino para marineros de mar.
*
Las gentes de los puertos donde iba a bastimento
Risueñas me miraban pasar como a un tilingo
Yo entendía en sus ojos su irónico contento
Aunque nada dijeran o aunque hablaran en gringo.
Doncellas que querían sacarme a salvamento
Me hacían ojos dulces o charlas de pasión
La sangre se me alzaba de sed o sentimiento
Mas yo era como un Sísifo volcando su peñón.
*
Busco la isla de Jauja, sé lo que busco y quiero
Que buscaron los grandes y han encontrado pocos
El naufragio es seguro y es la ley del crucero
Pues los que quieren verla sin naufragar, son locos
Quieren llegar a ella sano y limpio el esquife
Seca la ropa y todos los bagajes en paz
Cuando sólo se arriba lanzando al arrecife
El bote y atacando desnudo a nado el caz.
*
Busco la isla de Jauja de mis puertos orzando
Y echando a un solo dado mi vida y mi fortuna;
La he visto muchas veces de mi puente de mando
Al sol de mediodía o a la luz de la luna.
Mis galeotes de balde me lloran ¿cuándo, cuándo?
Ni les perdono el remo, ni les cedo el timón.
Este es el viaje eterno que es siempre comenzando
Pero el término incierto canta en mi corazón.
*
Oración
*
Gracias te doy Dios mío que me diste un hermano
Que aunque sea invisible me acompaña y espera
Claro que no lo he visto, pretenderlo era vano
Pues murió varios siglos antes que yo naciera
Mas me dejó su libro que, diccionario en mano,
De la lengua danesa voy traduciendo yo
Y se ve por la pinta del fraseo baquiano
que él llegó, que él llegó.
*
Leonardo Castellani
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Re: Las Gafas de Castellani
Muchísimas gracias Hyeronimus, también se la he pedido a Don Cosme y ya me la ha pasado.:)
Nuevamente le agradezco, que tenga un buen día.
Saludos en Cristo y en María Sma.
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Re: Las Gafas de Castellani
Como vi que la pregunta estaba en dos hilos, repondí en el más apropiado, y parece que D. Cosme no la vio. No sé si la sacaría del mismo sitio, pero yo la encontré con el contexto. En todo caso, me alegra que le llegara la respuesta por partida doble, porque a veces uno lanza una pregunta y no encuentra quien se la pueda responder.
Tenga un buen día, y saludos en Cristo y María
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Re: Las Gafas de Castellani
Cita:
Iniciado por
Von-Feuer
¿Por cierto alguién sabe donde encontrar los libros de Castellani?
Cita:
Iniciado por
Donoso
Físicamente yo los he visto en la capilla de FSSPX en Madrid, pero igualmente se trata de ejemplares de viejas ediciones.
En cuestión de dias saldrá a España Castellani con la editorial Libros Libres.
http://www.libroslibres.com/img/libros/sobrevivir_p.jpghttp://www.libroslibres.com/img/libros/btn_ampliar.gif http://www.libroslibres.com/img/pixtrans.gifCómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI
ISBN: 9788496088849
Autor: Leonardo Castellani
Precio: 18.00
Comprar on line: Libros Libres [18.00 €]
La figura del sacerdote argentino Leonardo Castellani ha adquirido una notoriedad creciente en España gracias a la constante difusión de su pensamiento por el escritor Juan Manuel de Prada, que ha preparado para LibrosLibres una edición con los mejores y más polémicos trabajos periodísticos del padre Castellani, anotados y precedidos por un prólogo sobre esta figura de las letras hispanoamericanas. Castellani ha sido considerado “el Chesterton de la lengua española” por la amplitud temática de su obra, su empeño apologético y su carácter incisivo. Castellani creó escuela y un cuarto de siglo después de su muerte mantiene lectores fieles que dicen que descubrir a Castellani es una experiencia inolvidable.
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http://www.libroslibres.com/ficha_libro.cfm?id=225
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Re: Las Gafas de Castellani
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Re: Las Gafas de Castellani
http://www.cope.es/laestrellapolar#top
entrevista a juan manuel de prada en la presentación del libro
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Re: Las Gafas de Castellani
Esto figura en la página de la COPE: http://www.cope.es/laestrellapolar#top
Cita:
Juan Manuel de Prada nos habla del mejor escritor católico en español del s.XX
Se llama Leonardo Castellani, y el libro que ha editado Juan Manuel de Prada lleva el título Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, en Libros Libres. Castellani fue el profeta que supo entender lo que le pasaba al mundo. Estamos ante un autor con una capacidad de subversión absoluta, silenciado por el matrix progre, y un maestro en la formulación del pensamiento más certero que provoca la adhesión del lector, sin caer en la brocha gorda. En definitiva, un intérprete de las verdades más profundas. Castellani fue un sacerdote argentino de finales del XIX, jesuíta, al que expulsaron de la orden, pero sin que él nunca renegara de su fe. Más tarde fue restituido, conciliando su vocación literaria y sacerdotal. Para Juan Manuel de Prada, Castellani es el Chesterton en lengua española, un escritor potente sin que huela a sacristía, un escritor de contundencia y gran brillantez, aunque no escriba para hacer amigos.
Un subversivo absoluto, expulsado de su orden y que no huela a sacristía es simbolo ideal para que los catolicos compitan con los iconos zpedorros. Si oliera a sacristía y no fuera subversivo sería del opus, seguro.
Hay que desconfiar de los autores famosos despues de muertos. Si este hombre no era conocido en la epoca super-catolica del Caudillo o de Perón, por algo sería. Solo en epocas desquiciadas como esta se hace famosos a medianias como este tipo. Llamar mejor escritor católico a este tipo ¿Y las obras del cardenal Gomá? ¿Y las del padre Poveda? ¿Y las de Royo Marin?
Un cura metido a literato como este Castellani tiene que ser un mal cura. Un cura, de ser algo, ha de ser teologo. Y si no a rezar.
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Re: Las Gafas de Castellani
El padre Castellani es un gran escritor católico sin discusión. Es 100% fiel a la Tradición y no tiene nada de modernista, y fue perseguido por unos jesuitas que ya empezaban a apartarse de la doctrina. En la España supercatólica del Caudillo no se lo conocía porque los libros de Castellani se publicaron en Argentina y no tenía tanta difusión. Nadie discute el nivel de otros autores como el cardenal Gomá, el padre Poveda o el padre Royo Marín, entre muchos otros. Pero le aconsejo que antes de descalificar lea algo de Castellani. Se va a sorprender. No era ningún mal cura. Por supuesto que era teólogo. Y no cualquier teólogo. Castellani, con notas todas de sobresaliente, obtuvo el título más alto que la Iglesia Católica otorga a los más sabios entre sus doctores (1931). Diploma bulado lo claman por llevar como protocolización el mismo sello de plomo de las bulas pontificias. En él, el Papa Pío XI y el Prepósito General de la Compañía de Jesús, P. Wladimiro Ledóchowski, acreditan con su firma, que Leonardo Luis Castellani es Doctor Sacro Universal (cum licentia ubique docendi), que su título lo habilita a enseñar Filosofía y Teología, aquí, como en Inglaterra, la China o el Japón, sin reválida. El mismo le da derecho a publicar sus escritos sin censura previa, en los países donde no hubiese otro título igual o superior al suyo. Superior, no existe; igual, nadie lo tenía en la Iglesia desde el descubrimiento de América hasta él. Magnífica hazaña de atleta intelectual. Sin contar otros títulos obtenidos en la Sorbona. Y eso de "famoso después de muerto" no sé a qué viene. Desgraciadamente no es tan famoso. No se habla de él por su marcado carácter políticamente incorrecto. Pero entre algunos católicos tradicionalistas no es tan desconocido, al menos en Argentina. Gracias a Dios, Juan Manuel de Prada lo está dando a conocer en España.
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Re: Las Gafas de Castellani
Credo del Incrédulo» Leonardo Castellani
«Creo en la Nada Todoproductora, dónde salieron el cielo y la tierra.
Y en el Hómo Sápiens, su único Rey y Señor,
que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono.
Nació de la Santa Materia,
bregó bajo el negror de la Edad Media.
Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,
cayó en la miseria,
inventó la Ciencia,
y ha llegado a la Era de la Democracia y la Inteligencia.
Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre.
Creo en el Libre Pensamiento,
la Civilización de la Máquina,
la Confraternidad Humana,
la Inexistencia del pecado,
el Progreso Inevitable,
la Putrefacción de la Carne
y la Vida Confortable. Amén».
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Re: Las Gafas de Castellani
Coincido en la comparación que se hace Jm de Prada, de Castellani con Chesterton.
Tengo una obra de Castellani, de homilías, y sin duda, estamos ante un buen y gran teólogo; por no citar su Apokalipsis comentado.
Lo que me sorprende ( o no tanto para el que lleva veneno y el aguijón presto) es que haya quien se haya atrevido en este foro a denostar su figura sin tan ni siquiera haber leído nada suyo.
¿Medianía el padre Castellani? Hay que ser muy burro para atreverse a a hacer semejante afirmación.
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Re: Las Gafas de Castellani
Cristo Rey
« Ergo Rex es tu? Tu dixisti…
Sed Regnum deum non est de hoc mundo » (Ioan. 18 : 33-36)
El año 1925, accediendo a una solicitud firmada por más de ochocientos obispos, el Papa Pío XI instituyó para toda la Iglesia la festividad de Cristo Rey, fijada en el último domingo del mes de octubre.
Esta nueva invocación de Cristo, nueva y sin embargo tan antigua como la Iglesia, tuvo muy pronto sus mártires, en la persecución que la masonería y el judaísmo desataron en Méjico, con la ayuda de un imperialismo extranjero: sacerdotes, soldados, jóvenes de Acción Católica y aun mujeres que murieron al grito de “¡Viva Cristo Rey!”
Esta proclamación del poder de Cristo sobre las naciones se hacía contra el llamado liberalismo. El liberalismo es una peligrosa herejía moderna que proclama la libertad y toma su nombre de ella.
La libertad es un gran bien que, como todos los grandes bienes, sólo Dios puede dar; y el liberalismo lo busca fuera de Dios; y de ese modo sólo llega a falsificaciones de la libertad.
Liberales fueron los que en el pasado siglo rompieron con la Iglesia, maltrataron al Papa y quisieron edificar naciones sin contar con Cristo. Son hombres que desconocen la perversidad profunda del corazón humano, la necesidad de una redención, y en el fondo, el dominio universal de Dios sobre todas las cosas, como Principio y como Fin de todas ellas, incluso las sociedades humanas.
Ellos son los que dicen: “Hay que dejar libres a todos”, sin ver que el que deja libre a un malhechor es cómplice del malhechor; “Hay que respetar todas las opiniones”, sin ver que el que respeta las opiniones falsas es un falsario; “La religión es un asunto privado”, sin ver que, siendo el hombre naturalmente social, si la religión no tiene nada que ver con lo social, entonces no sirve para nada, ni siquiera para lo privado.
Contra este pernicioso error, la Iglesia arbola hoy la siguiente verdad de fe: Cristo es Rey, por tres títulos, cada uno de ellos de sobra suficiente para conferirle un verdadero poder sobre los hombres.
Es Rey por título de nacimiento, por ser el Hijo Verdadero de Dios Omnipotente, Creador de todas las cosas; es Rey por titulo de mérito, por ser el Hombre más excelente que ha existido ni existirá, y es Rey por titulo de conquista, por haber salvado con su doctrina y su sangre a la Humanidad de la esclavitud del pecado y del infierno.
Me diréis vosotros: eso está muy bien, pero es un ideal y no una realidad. Eso será en la otra vida o en un tiempo muy remoto de los nuestros; pero hoy día... Los que mandan hoy día no son los mansos, como Cristo, sino los violentos; no son los pobres, sino los que tienen plata; no son los católicos, sino los masones. Nadie hace caso al Papa, ese anciano vestido de blanco que no hace más que mandarse proclamas llenas de sabiduría, pero que nadie obedece. Y el mar de sangre en que se está revolviendo Europa, ¿concuerda acaso con ningún reinado de Cristo?
La respuesta a esta duda está en la respuesta de Cristo a Pilatos, cuando le preguntó dos veces si realmente se tenía por Rey. “Mi Reino no procede de este mundo”. No es como los reinos temporales, que se ganan y sustentan con la mentira y la violencia; y en todo caso, aun cuando sean legítimos y rectos, tienen fines temporales y están mechados y limitados por la inevitable imperfección humana.
Rey de verdad, de paz y de amor, su Reino procedente de la Gracia reina invisiblemente en los corazones, y eso tiene más duración que los imperios. Su Reino no surge de aquí abajo, sino que baja de ahí arriba; pero eso no quiere decir que sea una mera alegoría, o un reino invisible de espíritus.
Dice que no es de aquí, pero no dice que no está aquí. Dice que no es carnal, pero no dice que no es real. Dice que es reino de almas, pero no quiere decir reino de fantasmas, sino reino de hombres. No es indiferente aceptarlo o no, y es supremamente peligroso rebelarse contra El.
Porque Europa se rebeló contra El en estos últimos tiempos, Europa y con ella el mundo todo se halla hoy día en un desorden que parece no tener compostura, y que sin El no tiene compostura…
Mis hermanos: porque Europa rechazó la reyecía de Jesucristo, actualmente no puede parar en ella ni Rey ni Roque. Cuando Napoleón I, que fue uno de los varones —y el más grande de todos— que quisieron arreglar a Europa sin contar con Jesucristo, se ciñó en Milán la corona de hierro de Carlomagno, cuentan que dijo estas palabras: “Dios me la dio, nadie me la quitará”.
Palabras que a nadie se aplican más que a Cristo. La corona de Cristo es más fuerte, es una corona de espinas. La púrpura real de Cristo no se destiñe, está bañada en sangre viva. Y la caña que le pusieron por burla en las manos, se convierte de tiempo en tiempo, cuando el mundo cree que puede volver a burlarse de Cristo, en un barrote de hierro. “Et reges eos in virga férrea” (Los regirá con vara de hierro).
Veamos la demostración de esta verdad de fe, que la Santa Madre Iglesia nos propone a creer y venerar en la fiesta del último domingo del mes de la primavera, llamando en nuestro auxilio a la Sagrada Escritura, a la Teología y a la Filosofía, y ante todo a la Santísima Virgen Nuestra Señora con un Avemaría.
Los cuatro Evangelistas ponen la pregunta de Pilatos y la respuesta afirmativa de Cristo:
“— ¿Tú eres el Rey de los judíos?”
“— Yo lo soy”.
¿Qué clase de rey será éste, sin ejércitos, sin palacios, atadas las manos, impotente y humillado?, debe de haber pensado Pilatos.
San Juan, en su capítulo XVIII, pone el diálogo completo con Pilatos, que responde a esta pregunta:
Entró en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo: “¿Tu eres el Rey de los Judíos?”
Respondió Jesús: “¿Eso lo preguntas de por ti mismo, o te lo dijeron otros?”
Respondió Pilatos “¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los pontífices te han entregado. ¿Qué has hecho?”.
Respondió Jesús, ya satisfecho acerca del sentido de la pregunta del gobernador romano, al cual maliciosamente los judíos le habían hecho temer que Jesús era uno de tantos intrigantes, ambiciosos de poder político: “Mi reino no es de este mundo. Si de este mundo fuera mi reino, Yo tendría ejércitos, mi gente lucharía por Mí para que no cayera en manos de mis enemigos. Pero es que mi Reino no es de aquí”.
Es decir, su Reino tiene su principio en el cielo, es un Reino espiritual que no viene a derrocar al César, como Pilatos teme, ni a pelear por fuerza de armas contra los reinos vecinos, como desean los judíos.
El no dice que este Reino suyo, que han predicho los profetas, no esté en este mundo; no dice que sea un puro reino invisible de espíritus, es un reino de hombres; El dice que no proviene de este mundo, que su principio y su fin está más arriba y más abajo de las cosas inventadas por el hombre.
El profeta Daniel, resumiendo los dichos de toda una serie de profetas, dijo que después de los cuatro grandes reinos que aparecerían en el Mediterráneo, el reino de la Leona, del Oso, del Leopardo y de la Bestia Poderosa, aparecería el Reino de los Santos, que duraría para siempre. Ese es su Reino...
Esa clase de reinos espirituales no los entendía Pilatos, ni le daban cuidado. Sin embargo, preguntó de nuevo, quizá irónicamente: “—Entonces, ¿te afirmas en que eres Rey?”.
Respondió Jesús tranquilamente: “—Sí, lo soy —y añadió después mirándolo cara a cara—; yo para eso nací y para eso vine al mundo, para dar testimonio de la Verdad. Todo el que es de la Verdad oye mi voz”.
Dijo Pilatos: “— ¿Qué es la Verdad?”
Y sin esperar respuesta, salió a los judíos y les dijo: “—Yo no le veo culpa”.
Pero ellos gritaron: “—Todo el que se hace Rey, es enemigo del César. Si lo sueltas a éste, vas en contra del César”.
He aquí solemnemente afirmada por Cristo su realeza, al fin de su carrera, delante de un tribunal, a riesgo y costa de su vida; y a esto le llama El dar testimonio de la Verdad, y afirma que su Vida no tiene otro objeto que éste.
Y le costó la vida, salieron con la suya los que dijeron: “No queremos a éste por Rey, no tenemos más Rey que el César”; pero en lo alto de la Cruz donde murió este Rey rechazado, había un letrero en tres lenguas, hebrea, griega y latina, que decía: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”; y hoy día, en todas las iglesias del mundo y en todas las lenguas conocidas, a 2.000 años de distancia de aquella afirmación formidable: “Yo soy Rey”, miles y miles de seres humanos proclaman junto con nosotros su fe en e1 Reino de Cristo y la obediencia de sus corazones a su Corazón Divino.
Por encima del clamor de la batalla en que se destrozan los humanos, en medio de la confusión y de las nubes de mentiras y engaños en que vivimos, oprimidos los corazones por las tribulaciones del mundo y las tribulaciones propias, la Iglesia Católica, imperecedero Reino de Cristo, está de pie para dar como su Divino Maestro testimonio de Verdad y para defender esa Verdad por encima de todo.
Por encima del tumulto y de la polvareda, con los ojos fijos en la Cruz, firme en su experiencia de veinte siglos, segura de su porvenir profetizado, lista para soportar la prueba y la lucha en la esperanza cierta del triunfo, la Iglesia, con su sola presencia y con su silencio mismo, está diciendo a todos los Caifás, Herodes y Pilatos del mundo que aquella palabra de su divino Fundador no ha sido vana.
En el primer libro de las Visiones de Daniel, cuenta el profeta que vio cuatro Bestias disformes y misteriosas que, saliendo del mar, se sucedían y destruían una a la otra; y después de eso vio a manera de un Hijo del Hombre que viniendo de sobre las nubes del cielo se llegaba al trono de Dios; y le presentaron a Dios, y Dios le dio el Poderío, el Honor y el Reinado, y todos los pueblos, tribus y lenguas le servirán, y su poder será poder eterno que no se quitará, y su reino no se acabará.
Entonces me llegué lleno de espanto —dice Daniel— a uno de los presentes, y le pregunté la verdad de todo eso. Y me dijo la interpretación de la figura: “Estas cuatro bestias magnas son cuatro Grandes Imperios que se levantarán en la tierra [a saber, Babilonia, Persia, Grecia y Roma, según estiman los intérpretes], y después recibirán el Reino los santos del Dios altísimo y obtendrán el reino por siglos y por siglos de siglos”.
Esta palabra misteriosa, pronunciada 500 años antes de Cristo, no fue olvidada por los judíos. Cuando Juan Bautista empieza a predicar en las riberas del Jordán: “Haced penitencia, que está cerca el Reino de Dios”, todo ese pequeño pueblo comprendido entre el Mediterráneo, el Líbano, el Tiberíades y el Sinaí resonaba con las palabras de Gran Rey, Hijo de David, Reino de Dios. Las setenta semanas de años que Daniel había predicho entre el cautiverio de Babilonia y la llegada del Salvador del Mundo, se estaban acabando; y los profetas habían precisado de antemano, en una serie de recitados enigmáticos, una gran cantidad de rasgos de su vida y su persona, desde su nacimiento en Belén hasta su ignominiosa muerte en Jerusalén.
Entonces aparece en medio de ellos ese joven doctor impetuoso, que cura enfermos y resucita muertos, a quien el Bautista reconoce y los fariseos desconocen, el cual se pone a explicar metódicamente en qué consiste el Reino de Dios, a desengañar ilusos, a reprender poderosos, a juntar discípulos, a instituir entre ellos una autoridad, a formar una pequeña e insignificante sociedad, más pequeña que un grano de mostaza, y a prometer a esa Sociedad, por medio de hermosísimas parábolas y de profecías deslumbradoras, los más inesperados privilegios: durará por todos los siglos — se difundirá par todas las naciones — abarcará todas las razas — el que entre en ella, estará salvado — el que la rechace, estará perdido — el que la combata, se estrellará contra ella — lo que ella ate en la tierra será atado en el cielo, y lo que ella desate en la tierra será desatado en el cielo.
Y un día, en las puertas de Cafarnaúm, aquel Varón extraordinario, el más modesto y el más pretencioso de cuantos han vivido en este mundo, después de obtener de sus rudos discípulos el reconocimiento de que él era el “Ungido”, el “Rey”, y más aún, el mismo “Hijo Verdadero de Dios vivo”, se dirigió al discípulo que había hablado en nombre de todos y solemnemente le dijo: “Y Yo a ti te digo que tú eres Kefá, que significa piedra, y sobre esta piedra Yo levantaré mi Iglesia, y los poderes infernales no prevalecerán contra ella y te daré las llaves del Reino de los Cielos. Y Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”.
Y desde entonces, viose algo único en el mundo: esa pequeña Sociedad fue creciendo y durando, y nada ha podido vencerla, nada ha podido hundirla, nadie ha podido matarla. Mataron a su Fundador, mataron a todos sus primeros jefes, mataron a miles de sus miembros durante las diez grandes persecuciones que la esperaban al salir mismo de su cuna; y muchísimas veces dijeron que la habían matado a ella, cantaron victoria sus enemigos, las fuerzas del mal, las Puertas del Infierno, la debilidad, la pasión, la malicia humana, los poderes tiránicos, las plebes idiotizadas y tumultuantes, los entendimientos corrompidos, todo lo que en el mundo tira hacia abajo, se arrastra y se revuelca (la corrupción de la carne y la soberbia del espíritu aguijoneados por los invisibles espíritus de las tinieblas); todo ese peso de la mortalidad y la corrupción humana que obedece al Angel Caído, cantó victoria muchas veces y dijo: “Se acabó la Iglesia”.
El siglo pasado, no más, los hombres de Europa más brillantes, cuyos nombres andaban en boca de todos, decían: “Se acabó la Iglesia, murió el Catolicismo”. ¿Dónde están ellos ahora?
Y la Iglesia, durante veinte siglos, con grandes altibajos y sacudones, por cierto, como la barquilla del Pescador Pedro, pero infalible irrefragablemente, ha ido creciendo en número y extendiéndose en el mundo; y todo cuanto hay de hermoso y de grande en el mundo actual se le debe a ella; y todas las personas más decentes, útiles y preclaras que ha conocido la tierra han sido sus hijos; y cuando perdía un pueblo, conquistaba una Nación; y cuando perdía una Nación, Dios le daba un Imperio; y cuando se desgajaba de ella media Europa, Dios descubría para ella un Mundo Nuevo; y cuando sus hijos ingratos, creyéndose ricos y seguros, la repudiaban y abandonaban y la hacían llorar en su soledad y clamar inútilmente en su paciencia...; cuando decían: “Ya somos ricos y poderosos y sanos y fuertes y adultos, y no necesitamos nodriza”, entonces se oía en los aires la voz de una trompeta, y tres jinetes siniestros se abatían sobre la tierra: uno en un caballo rojo, cuyo nombre es La Guerra; otro en un caballo negro, cuyo nombre es El Hambre; otro en un caballo bayo, cuyo nombre es La Persecución Final; y los tres no pueden ser vencidos sino por Aquel que va sobre el caballo blanco, al cual le ha sido dada la espada para que venza, y que tiene escrito en el pecho y en la orla de su vestido: “Rey de Reyes y Senor de Dominantes”.
El Mundo Moderno, que renegó la reyecía de su Rey Eterno y Señor Universal, como consecuencia directa y demostrable de ello se ve ahora empantanado en un atolladero y castigado por los tres últimos caballos del Apocalipsis; y entonces le echa la culpa a Cristo.
Acabo de oír por Radio Excelsior una poesía de un tal Alejandro Flores, aunque mediocre, bastante vistosa, llamada Oración de este Siglo a Cristo, en que expresa justamente esto: se queja de la guerra, se espanta de la crisis (racionamiento de nafta), dice que Cristo es impotente, que su “sueño de paz y de amor” ha fracasado, y le pide que vuelva de nuevo al mundo, pero no a ser crucificado.
El pobre miope no ve que Cristo está volviendo en estos momentos al mundo, pero está volviendo como Rey — ¿o qué se ha pensado él que es un Rey?—; está volviendo de Ezrah, donde pisó el lagar El solo con los vestidos salpicados de rojo, como lo pintaron los profetas, y tiene en la mano el bieldo y la segur para limpiar su heredad y para podar su viña. ¿O se ha pensado él que Jesucristo es una reina de juegos florales?
Y ésta es la respuesta a los que hoy día se escandalizan de la impotencia del Cristianismo y de la gran desolación espiritual y material que reina en la tierra. Creen que la guerra actual es una gran desobediencia a Cristo, y en consecuencia dudan de que Cristo sea realmente Rey, como dudó Pilatos, viéndole atado e impotente. Pero la guerra actual no es una gran desobediencia a Cristo: es la consecuencia de una gran desobediencia, es el castigo de una gran desobediencia y — consolémonos— es la preparación de una gran obediencia y de una gran restauración del Reino de Cristo. “Porque se me subleven una parte de mis súbditos, Yo no dejo de ser Rey mientras conserve el poder de castigarlos”, dice Cristo.
En la última parábola que San Lucas cuenta, antes de la Pasión, está preanunciado eso: “Semejante es el Reino de los cielos a un Rey que fue a hacerse cargo de un Reino que le tocaba por herencia. Y algunos de sus vasallos le mandaron embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros. Y cuando se hizo cargo del Reino, mandó que le trajeran aquellos sublevados y les dieran muerte en su presencia”.
Eso contó Nuestro Señor Jesucristo hablando de si mismo; y cuando lo contó, no se parecía mucho a esos cristos melosos, de melena rubia, de sonrisita triste y de ojos acaramelados que algunos pintan. Es un Rey de paz, es un Rey de amor, de verdad, de mansedumbre, de dulzura para los que le quieren; pero es Rey verdadero para todos, aunque no le quieran, ¡y tanto peor para el que no le quiera!
Los hombres y los pueblos podrán rechazar la llamada amorosa del Corazón de Cristo y escupir contra el cielo; pero no pueden cambiar la naturaleza de las cosas. El hombre es un ser dependiente, y si no depende de quien debe, dependerá de quien no debe; si no quiere por dueño a Cristo, tendrá el demonio por dueño. “No podéis servir a Dios y a las riquezas”, dijo Cristo, y el mundo moderno es el ejemplo lamentable: no quiso reconocer a Dios como dueño, y cayó bajo el dominio de Plutón, el demonio de las riquezas.
En su encíclica Quadragesimo Anno, el Papa Pío XI describe de este modo la condición del mundo de hoy, desde que el Protestantismo y el Liberalismo lo alejaron del regazo materno de la Iglesia, y decidme vosotros si el retrato es exagerado: “La libre concurrencia se destruyó a sí misma; al libre cambio ha sucedido una dictadura económica. El hambre y sed de lucro ha suscitado una desenfrenada ambición de dominar. Toda la vida económica se ha vuelto horriblemente dura, implacable, cruel. Injusticia y miseria. De una parte, una inmensa cantidad de proletarios; de otra, un pequeño número de ricos provistos de inmensos recursos, lo cual prueba con evidencia que las riquezas creadas en tanta copia por el industrialismo moderno no se hallan bien repartidas”.
El mismo Carlos Marx, patriarca del socialismo moderno, pone el principio del moderno capitalismo en el Renacimiento, es decir, cuando comienza el gran movimiento de desobediencia a la Iglesia; y añora el judío ateo los tiempos de la Edad Media, en que el artesano era dueño de sus medios de producción, en que los gremios amparaban al obrero, en que el comercio tenía por objeto el cambio y la distribución de los productos y no el lucro y el dividendo, y en que no estaba aún esclavizado al dinero para darle una fecundidad monstruosa. Añora aquel tiempo, que si no fue un Paraíso Terrenal, por lo menos no fue una Babel como ahora, porque los hombres no habían recusado la Reyecía de Jesucristo.
Los males que hoy sufrimos, tienen, pues, raíz vieja; pero consolémonos, porque ya está cerca el jardinero con el hacha. Estamos al fin de un proceso morboso que ha durado cuatro siglos.
Vosotros sabéis que en el llamado Renacimiento había un veneno de paganismo, sensualismo y descreimiento que se desparramó por toda Europa, próspera entonces y cargada de bienestar como un cuerpo pletórico. Ese veneno fue el fermento del Protestantismo; “rebelión de los ricos contra los pobres”, como lo llamó Belloc, que rompió la unidad de la Iglesia, negó el Reino Visible de Cristo, dijo que Cristo fue un predicador y un moralista, y no un Rey; sometió la religión a los poderes civiles y arrebató a la obediencia del Sumo Pontífice casi la mitad de Europa. Las naciones católicas se replegaron sobre sí mismas en el movimiento que se llamó Contrarreforma, y se ocuparon en evangelizar el Nuevo Mundo, mientras los poderes protestantes inventaban el Puritanismo, el Capitalismo y el Imperialismo.
Entonces empezó a invadir las naciones católicas una a modo de niebla ponzoñosa proveniente de los protestantes, que al fin cuajó en lo que llamamos Liberalismo, el cual a su vez engendró por un lado el Modernismo y por otro el Comunismo.
Entonces fue cuando sonó en el cielo la trompeta de la cólera divina, que nadie dejó de oír; y el Hombre Moderno, que había caído en cinco idolatrías y cinco desobediencias, está siendo probado y purificado ahora por Cinco castigos y cinco penitencias:
Idolatría de la Ciencia, con la cual quiso hacer otra torre de Babel que llegase hasta el cielo; y la ciencia está en estos momentos toda ocupada en construir aviones, bombas y cañones para voltear casas y ciudades y fábricas;
Idolatría de la Libertad, con la cual quiso hacer de cada hombre un pequeño y caprichoso caudillejo; y éste es el momento en que el mundo está lleno de despotismo y los pueblos mismos piden puños fuertes para salir de la confusión que creó esa libertad demente;
Idolatría del Progreso, con el cual creyeron que harían en poco tiempo otro Paraíso Terrenal; y he aquí que el Progreso es el Becerro de Oro que sume a los hombres en la miseria, en la esclavitud, en el odio, en la mentira, en la muerte;
Idolatría de la Carne, a la cual se le pidió el cielo y las delicias del Edén; y la carne del hombre desvestida, exhibida, mimada y adorada, está siendo destrozada, desgarrada y amontonada como estiércol en los campos de batalla;
Idolatría del Placer, con el cual se quiere hacer del mundo un perpetuo Carnaval y convertir a los hombres en chiquilines agitados e irresponsables; y el placer ha creado un mundo de enfermedades, dolencias y torturas que hacen desesperar a todas las facultades de medicina.
Esto decía no hace mucho tiempo un gran obispo de Italia, el arzobispo de Cremona, a sus fieles.
¿Y nuestro país? ¿Está libre de contagio? ¿Está puro de mancha? ¿Está limpio de pecado? Hay muchos que parecen creerlo así, y viven de una manera enteramente inconsciente, pagana, incristiana, multiplicando los errores, los escándalos, las iniquidades, las injusticias. Es un país tan ancho, tan rico, tan generoso, que aquí no puede pasar nada; queremos estar en paz con todos, vender nuestras cosechas y ganar plata; tenemos gobernantes tan sabios, tan rectos y tan responsables; somos tan democráticos, subimos al gobierno solamente a aquel que lo merece; tenemos escuelas tan lindas; tenemos leyes tan liberales; hay libertad para todo; no hay pena de muerte; si un hombre agarra una criaturita en la calle, la viola, la mata y después la quema, ¡qué se va a hacer, paciencia!; tenemos la prensa más grande del mundo: por diez centavos nos dan doce sábanas de papel llenas de informaciones y de noticias; tenemos la educación artística del pueblo hecha por medio del cine y de la radiotelefonía; ¡qué pueblo más bien educado va a ir saliendo, un pueblo artístico! ¡Qué país, mi amigo, qué país más macanudo!
— ¿Y reina Cristo en este país? — ¿Y cómo no va a reinar? Somos buenos todos. Y si no reina, ¿qué quiere que le hagamos?
Tengo miedo de los grandes castigos colectivos que amenazan nuestros crímenes colectivos. Este país está dormido, y no veo quién lo despierte. Este país está engañado, y no veo quién lo desengañe. Este país está postrado, y no se ve quién va a levantarlo.
Pero este país todavía no ha renegado de Cristo; y sabemos por tanto que hay alguien capaz de levantarlo.
Preparémonos a su Venida y apresuremos su Venida. Podemos ser soldados de un gran Rey; nuestras pobres efímeras vidas pueden unirse a algo grande, algo triunfal, algo absoluto.
Arranquemos de ellas el egoísmo, la molicie, la mezquindad de nuestros pequeños caprichos, ambiciones y fines particulares.
El que pueda hacer caridad, que se sacrifique por su prójimo, o solo, o en su parroquia, o en las Sociedades Vicentinas...
El que pueda hacer apostolado, que ayude a Nuestro Cristo Rey en la Acción Católica o en las Congregaciones…
El que pueda enseñar, que enseñe…
Y el que pueda quebrantar la iniquidad, que la golpee y que la persiga, aunque sea con riesgo de la vida.
Y para eso, purifiquemos cada uno de faltas y de errores nuestra vida. Acudamos a la Inmaculada Madre de Dios, Reina de los Ángeles y de los hombres, para que se digne elegirnos para militar con Cristo, no solamente ofreciendo todas nuestras personas al trabajo, como decía el capitán Ignacio de Loyola, sino también para distinguirnos y señalarnos en esa misma campaña del Reino de Dios contra las fuerzas del Mal, campaña que es el eje de la historia del mundo, sabiendo que nuestro Rey es invencible, que su Reino no tendrá fin, que su triunfo y Venida no está lejos y que su recompensa supera todas las vanidades de este mundo, y más todavía, todo cuanto el ojo vio, el oído oyó y la mente humana pudo soñar de hermoso y de glorioso.
Leonardo Castellani,
de su obra “Cristo, ¿vuelve o no vuelve?”.
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Re: Las Gafas de Castellani
Los perros y la fe
JUAN MANUEL DE PRADA
Han sido muchas las veces en que la fe ha sido arrojada a los perros; y, cuando ya parecía que los perros la iban a devorar, han sido los perros los que perecieron. En las deslumbrantes páginas que rematan El hombre eterno, Chesterton computa hasta cinco ocasiones (pero fueron muchas más) en que la Historia parecía que iba a presenciar el fin de cristianismo; y otras tantas en que el cristianismo volvía a alzarse de sus ruinas, mientras sus enemigos se extinguían en la noche de los tiempos. Cuando el nominalismo crece triunfante sobre los escombros de la Edad Media, aparece Tomás de Aquino en la silla de Aristóteles; cuando el Islam galopa a rienda suelta, gritan como un trueno miles de jóvenes exultantes, hijos espirituales de Francisco de Asís, que elevan al cielo un bosque de flechas; cuando el paganismo renacentista se infiltra en las mismas estructuras de la Iglesia y desemboca en la disgregación de la Reforma, surge el aguerrido Ignacio de Loyola. Y así sucesivamente en todos los crepúsculos de la Historia, una y otra vez, hasta llegar a nuestros días: cuando ya parece que la fe está a punto de sucumbir, cuando ya los hombres que la profesan parecen cansados y claudicantes, surge un movimiento que les devuelve el ímpetu; y siempre se demuestra que, cuanto más irremediable parece la claudicación, más pujante es el resurgimiento.
Y es que, como concluye Chesterton, la fe cuenta con un Dios que sabe cómo salir del sepulcro. Todas las épocas han tratado de emborrachar a sus hijos con vinos rebajados, con vinos agriados, con vinos que esconden un veneno o un somnífero; y, en todas las épocas ha terminado brotando, como una potente catarata carmes, la fuerza nutritiva del vino original. Y los hombres que se habían resignado a emborracharse con vinos adulterados, tras probar ese vino original, han vuelto a pronunciar aquellas palabras de gratitud que pronunciaron los invitados a las bodas de Caná: «Tú has guardado el buen vino para el final». El vino adulterado de nuestra época se llama laicismo; y como todos los vinos aguachirles o ponzoñosos que se le han ofrecido a la Humanidad desde que el mundo es mundo, le dice al hombre que Dios no existe, le dice al hombre que él mismo es Dios, le promete la liberación de todas las ataduras, el Paraíso en la Tierra y un porvenir plagado de bienaventuranzas; y el hombre, engolosinado, bebe de ese vino hasta quedarse ahíto, para luego descubrir que todas esas promesas se resumen en una resaca sobresaltada de bascas y mareos.
Entonces, el hombre borracho de ese vino adulterado, mientras se deja arrastrar plácidamente por la corriente de su tiempo, mira en su derredor y descubre a lo lejos un barco frágil, zarandeado por el oleaje, que sin embargo se obstina en navegar a contracorriente. Y entonces reflexiona: «Yo tal vez esté muerto; y, puesto que nado a favor de la corriente, ni siquiera me habría dado cuenta. Pero para navegar como lo hace ese barco frágil hace falta estar vivo, porque sólo lo que está vivo puede navegar a contracorriente». Y, mientras el hombre ve pasar a su lado, arrastrados por la corriente, a todos los sofistas y demagogos que lo aturdieron con sus promesas, decide subir a ese barco al que una fuerza sobrenatural impulsa en sentido contrario. Y, subido a ese barco, vuelve a sentirse vivo.
La Iglesia es ese barco frágil que navega a contracorriente. La singladura que promete es áspera y fatigosa, a diferencia del plácido abandono que augura dejarse arrastrar por la corriente. En su sufriente itinerario, ese barco es asaltado por piratas, desgarrado por luchas intestinas, acechado por bajíos y arrecifes, zarandeado por mil tempestades, pero el timonel que lo guía jamás desvía el rumbo. Y, cuando ya parece sucumbir a las Escilas y Caribdis que le lanzan mil dentelladas, vuelve a resurgir, dejando atrás a la jauría. A veces llegan hasta la prensa ecos de ese combate sempiterno: mientras el laicismo se afana en retirar los crucifijos de las paredes, 268.000 españoles más que el año pasado han decidido colaborar a través de la declaración del impuesto sobre la renta en esa singladura a contracorriente. Son 268.000 españoles más deseosos de sentirse vivos, hartos del vino adulterado que les sirven en la taberna del laicismo. Y su número no hará sino crecer.
www.juanmanueldeprada.com
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Re: Las Gafas de Castellani
El apocalipsis según Leonardo Castellani:
Muy interesante. Y como indica el nombre se puede acceder "gratis". Muy buen texto para meditar este Adviento en espera de Nuestro Señor.
http://www.gratisdate.org/nuevas/apo...is-default.htm
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Re: Las Gafas de Castellani
Por fin, llegó Castellani
A España, porque, al menos por lo que respecta al abajo firmante, todas las obras del genio argentino Leonardo Castellani (1899-1981) son ediciones de allende el océano. El libro iniciático del castellanismo que acaba de ver la luz se titula “Cómo sobrevivir intelectualmenteq al siglo XXI” y consiste en una selección de los artículos más importantes del egregio escribano, realizado por Juan Manuel de Prada, que, dicho sea de paso, se ha lucido, tanto como seleccionador como en calidad de introductor.
De Prada establece un parangón entre el jesuita argentino y el periodista británico Chesterton. Dado lo que castigo a los lectores de Hispanidad con GKC, no necesito explicarles que soy, como el chiste vasco, netamente partidario.
¿Por qué no se conoce a Castellani? Pues por lo mismo que no se conoce a Chesterton. Porque ambos genios se dedicaron, preferentemente, al artículo periodístico, es decir, al estilo literario por excelencia del mundo moderno, y eso se lo pone muy difícil a los historiadores. Se precisa gente con capacidad de síntesis, virtud intelectual extraña. Pues bien, De Prada posee esa virtud: su selección de textos hace más sabroso que nunca a Castellani.
Dice De Prada que Chesterton y Castellani sólo se diferencian en el carácter jovial del primero. Sí, es cierto, pero es que el laico Chesterton era sabio y santo, mientras Castellani, quizás por hispano, quizás por jesuita, bastante tenía con ser sabio y buena persona.
La diferencia no sólo es de jovialidad: es que yo todavía no he encontrado un autor como don Gilbert, capaz de meterse en todos los charcos de “escribir un libro a la menor provocación”, sin, no ya insultar, sino, ni tan siquiera adjetivar a las personas. Los adjetivos duros de Chesterton eran para los personajes, para lo prototipos, jamás para las personas. Por eso, todos los enemigos de Chesterton se rendían antes a su bonhomía que a sus argumentos (ante éstos salían escaldados, unos lo reconocían, otros le tildaban de dogmático). Castellani alaba a Chesterton pero, sobre todo, al otro miembro del 'Chesterbelloc', al amigo personal de GKC, el anglo-francés Hilaire Belloc, porque don Hilario era menos caritativo que su compañero de pelea.
Castellani no es un santo, pero es otro sabio, como Belloc: une erudición y deducción, análisis y síntesis, retórica y dialéctica, memoria y entendimiento, practicidad y brillantez. Pobre del que caiga en sus manos: no expresa opiniones, sino juicios sin posibilidad de apelación. La ironía puede resultar atroz y don Leonardo es sarcástico, inmisericorde con la necedad. Los gigantes se vuelven enanos porque don Leonardo no deja títeres con cabeza. Es el niño que grita que el emperador va desnudo, y no conforme con la evidencia, se empeña en demostrarlo, y demuestra la desnudez vergonzosa del archipámpano. Andre Gide, Anatole France, Renan, Nietzsche, Ortega y Gasset, HG Wells, Jean Paul Sartre, todos en 'porreta picada' ante el recto pensar, o quizás el pensamiento recto, de don Leonardo. Ojo, dándole a cada uno lo suyo, con el uso de la virtud más oculta del mundo moderno -la ecuanimidad- como bandera. ¡Sencillamente gozoso!
Castellani es uno de esos críticos con el que aprendes más, lees más y llegas más allá que con el original. El mal crítico tiene algo de parásito, el bueno, es la superación del autor.
Puestos a encontrarle algún fallo a la espléndida selección realizada por Juan Manuel de Prada sólo echo de menos una mayor presencia de la obra cumbre de Castellani: su trilogía sobre el Apocalipsis, sin duda lo mejor que se ha escrito desde San Juan de Patmos. Ahí el genio porteño demuestra que si estúpido resulta el iluminismo sobre el fin del mundo, no menos estúpido es el desprecio sobre la cuestión por un cristiano. Es decir, que Castellani se sitúa en el otro extremo del péndulo que ocupa el arquetipo más necio que ha diseñado la civilización actual: el brujo materialista. Pero comprendo que la trilogía sobre el Apocalipsis es simplemente imposible de introducir en un resumen salvo que el editor, Alex Rosal, pretendiera un libro de 1.000 páginas, en lugar de uno de 300.
Pero créanme: Castellani es un mundo nuevo y, encima, esta vez contamos con un guía de primera, porque la tarea de De Prada, al menos yo sería incapaz de coronarla. Allá ustedes si no visitan el nuevo mundo.
Eulogio López
http://www.hispanidad.com/completo.aspx
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Re: Las Gafas de Castellani
ALACRAN: Me he topado con tu desafortunado comentario sobre nuestro entrañable Padre Castellani, a quién conocí y traté asiduamente, quién me honró con su amistad y fue mi maestro mas preclaro.
La página de COPE te vendió "carne podrida" y tu, sin más, la compraste, agregando de tu cosecha otras inexactitudes; que en nombre de la verdad y caridad se deben desmentir y aclarar.
Por lo que veo, no has leido nada de la monumental obra de Castellani. Te invito a hacerlo, y así podrás comprobar por tí mismo su extraordinaria figura.
Además, te sugiero que leas lo que han dicho de Castellani los distintos foristas en este hilo.
Es un grave error considerar a Castellani como un "subversivo". Su doctrina fue de una absoluta ortodoxia. Me atengo a lo dicho al respecto por Hyeronimus.
Acerca de la expulsión de los Jesuitas... fue una infamia de la Orden, que lamentablemente perdió a su máxima inteligencia y si le hubieren hecho caso, no habrían terminado siendo la punta de lanza de la Teología de la Liberación, entre otros errores. En esto, como en tantas cosas, el Padre fue profético.
Tampoco es cierto que sea "famoso después de muerto". En nuestro país el liberalismo, las logias, los de la "linea media"; el progresismo, y demás yerbas, nunca lo quisieron y lo condenaron a la conspiración del silencio, mientras vivía, al igual que después de muerto.
En cuanto a la "época super católica del caudillo o de Perón"; hay mucho hilo en el carretel... En la Argentina fue en gran medida el catolicismo, liberal, demócrata cristiano y progresista el que destituyó al General Perón y hasta el día de la fecha lo siguen detestando.
En lo atinente al "super catolicismo" que mencionas, en la época de Franco, si dicho catolicismo hubiera sido real y verdadero; es obvio que no habrian arribado al poder quienes lo hicieron a la muerte del caudillo.
De más está decir que Castellani no fue en modo alguno "un tipo de medianias"; por el contrario, al estilo de San Pablo, dió el buen combate y mantuvo la Fe; fueron precisamente los "medianos", los mediocres, los necios y, sobre todo, aquellos que ya sabemos, los que lo persiguieron impiadosamente.
Alacrán: no basta que un cura sea "teólogo", para ser bueno... he conocido y conozco a muchos "teólogos" que espantan... y que Dios nos pille confesados antes de leer sus "refritos".
Sin perjuicio de ello, te informo que Castellani era doctor en Teología, en Filosofía y en Psicología; además de saber Castellano, Latín, Griego, Francés, Inglés, Alemán, Italiano, Portugués, Catalán, e incluso aprendió el Danés para poder leer a Kierkegaard. De allí salió su magnífico libro "De Kierkegaard a Santo Tomás".
Pero por sobre todo fue un hombre bueno, integro, un verdadero singular, con una inteligencia privilegiada, a más de un humor chestertoniano. A ello se adiciona que vivió en una pobreza franciscana y una sorprendente frugalidad en sus comidas.
Si quieres saber algo del Padre Castellani, y está a mi alcance, cuenta conmigo.
Quedo a tus órdenes.
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Re: Las Gafas de Castellani
Estimado Juan Vergara:
Así que Dios le concedió la bendición de que el P. Castellani fuera su maestro y amigo. Nos honraría mucho si nos contara anécdotas y experiencias, así como cosas que aprendiera de él.
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Re: Las Gafas de Castellani
Cita:
Iniciado por
juan vergara
La página de COPE te vendió "carne podrida" y tu, sin más, la compraste, agregando de tu cosecha otras inexactitudes; que en nombre de la verdad y caridad se deben desmentir y aclarar.
qué es lo que hay de mal en la cope. No es que sea defensor de la misma, en absoluto, pero lo que dicen ahí de Castellani,no me pareció tan mal. Igual si vos fuiste discípulo de él, sabrás más que todos. Esperamos tus anecdotas. Saludos
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Re: Las Gafas de Castellani
Estimado Facón: Aclaro que no tengo nada contra la página COPE, a quién no conozco. Tampoco he leido lo que allí dicen de Castellani. Mis líneas solo obedecen a los dichos de Alacrán, quién cita ese sitio.
Agredezco tu comentario y voy a intentar llegar a COPE, a fin de constatar lo que exponen sobre el Padre Castellani.
En cuanto a anécdotas del Padre; prometo remitir una conferencia que ofrecí sobre el mismo.
Si bien es algo larga, puede ser util como una visión panorámica de la vida de nuestro buen cura.
Un abrazo.
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Re: Las Gafas de Castellani
Estimado Hyeronimus:
Qué bueno habernos conectado. En este foro soy un novel principiante y me he enriquecido, entusiasmado y he seguido con deleite tus valiosisimos aportes, que aprovecho para agradecer.
Con relación al Padre Castellani, como le comenté a Facón, Dios mediante les enviaré al foro una charla que dí sobre él, hace ya muchos años y, si bien es extensa, creo que puede venir bien como una reseña del legendario personaje que fue el entrañable cura.
Un abrazo.
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Re: Las Gafas de Castellani
no no a ver, yo no defiendo la COPE, no me gusta nada, se jactan de católicos pero son liberales católicos, pero en este programa y ese día tuvo lugar la presentación del libro por Juan Manuel de Prada, un periodista ultimamente muy fiable. Yo solo digo que estuvo bien ese día, escuchalo que te va a gustar. Saludos
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Re: Las Gafas de Castellani
Instrucciones de eyección por Castellani
Este mundo de hierro que nos ha tocado vivir es un avión que ha entrado en pérdida y que se va a estrellar. Es cuestión de tiempo. Y digamos que es cuestión más bien de poco tiempo que se estrelle. A quien quiera que estemos en esta aeronave no nos queda sino eyectarnos y salvar la vida. Mejor dicho: eyectarnos y salvar el alma, pues de esto se trata. Y no es fácil en medio del ansia y de los nervios encontrar las instrucciones de autoeyección. Hete aquí que el Padre Leonardo Castellani nos las brinda. Estas instrucciones están en el último libro editado de él, y primero editado en España: Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, del que ya JSarto diera cuenta en esta bitácora.
Instrucciones de eyección, repito, que distan mucho de las órdenes y ultimátums de deyección a que el asfixiante mundo que vivimos nos somete.
Juan Manuel de Prada es, aparte de un católico a machamartillo, un cada vez más famoso y notorio escritor español dotado de un alto octanaje de incorrección política. El ha hecho la selección de textos del libro de Castellani. Una selección sabia para quien desee introducirse en Castellani al punto de que me atrevo a decir que este libro es, con mucho, la mejor tarjeta de presentación del Padre Castellani que hay en este momento.
Rescatamos esta entrevista que la agencia vaticana Zenit le hizo. Y no se pierdan por nada, especialmente quienes nunca han degustado el manjar de Castellani, Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI.
Rafael Castela Santos
Sobrevivir intelectualmente en el siglo XXI se ha convertido en todo un desafío. Para afrontarlo, Juan Manuel de Prada, uno de los escritores españoles más leídos, ofrece un consejo: leer la obra del padre Leonardo Castellani.
Por este motivo, la editorial española LibrosLibres acaba de publicar Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, una selección de artículos del sacerdote argentino, realizada por De Prada, prologada y anotada por él mismo.
Los escritos de Castellani han sido agrupados en cinco partes: “Primero política”, “Visiones de España”, “El canon occidental”, “Ortodoxia”, “El drama educativo” y “Digamos la verdad”.
Esta edición supone un acontecimiento literario en España, donde hasta ahora no había llegado el pensamiento de este autor.
ZENIT ha conversado sobre ello con De Prada, quien en los últimos años ha ido creando expectación en torno a Castellani citándole continuamente en sus muy leídas colaboraciones de prensa.
--¿Por qué se habla del padre Leonardo Castellani como de “el Chesterton de la lengua española”?
--Juan Manuel de Prada: Bueno, creo que si hay en la lengua española un escritor católico que admita parangón con Chesterton este es, sin duda alguna, Castellani. Con esto no quiere decirse que el lector de este libro vaya a tropezarse con una especie de imitador o epígono de Chesterton ni nada parecido. Castellani es un escritor de una personalidad única, no imita a nadie ni admite imitaciones: y éste es el primer rasgo del escritor verdadero. Pero, como Chesterton, nos subyuga por el fondo y por la forma. Un apologeta de la fe sin un estilo literario distintivo acaba resultando insufrible, incluso a quienes están convencidos, y no digamos a quienes es preciso convencer. Castellani, al igual que Chesterton, tiene un estilo vibrante, lleno de delicias formales; un estilo que al principio puede resultar difícil al lector desprevenido, pero con el que, una vez degustado, uno desea alimentarse siempre. Si Chesterton es un campeón de la paradoja, Castellani lo es de la ironía y el sarcasmo, en la mejor tradición cervantina. Y su pensamiento, envuelto en ese estilo tan peculiar y sabroso, tiene la capacidad para adentrarse en los grandes asuntos de su tiempo, y para anticipar los del tiempo que viene; de ahí su profunda actualidad, como ocurre en Chesterton. Ambos, por lo demás, son defensores de la ortodoxia; y su capacidad dialéctica, su vocación polemista, son simplemente irresistibles. Ambos, en fin, son capaces de tratar los asuntos más graves con humor; y los asuntos más leves con gravedad. ¿Qué más puede pedirse?
--¿Cómo es posible que un autor de esta categoría haya permanecido casi en el anonimato fuera de Argentina, e incluso allí no haya recibido una mayor atención?
--Juan Manuel de Prada: Esta pregunta casi podría formularse al revés. ¿Cómo es posible que un autor de esta categoría haya logrado, aunque sólo sea mínimamente, salvar la barrera del olvido? Pues habría que empezar señalando que nunca en la Historia se había consolidado una dictadura ideológico-cultural tan monolítica y protegida por la propaganda como la que padecemos en la actualidad. Chesterton, es cierto, ha logrado sortear esa dictadura gracias a que fue apreciado literariamente por Borges; pero los borgianos que “redescubrieron” a Chesterton ya empiezan a arrepentirse, porque saben que han metido al enemigo en casa. Eso que yo llamo el Matrix progre es una máquina perfectamente engrasada, que exalta a autores mediocres siempre que sean favorables a su hegemonía; y condena al ostracismo a cualquiera que ose infringir su dictadura. Esto ocurre con autores contemporáneos, y también con los que ya murieron. Y, naturalmente, un autor como Castellani, azote de todas las falacias que sostienen los cimientos del Matrix progre, tenía que ser silenciado por los repartidores de bulas que mueven el cotarro cultural; de ello depende su hegemonía. Más triste es que los propios católicos no le hayan prestado una mayor atención. Esto demuestra que el Matrix progre ha logrado confinar a los católicos en un gueto de ostracismo; y que los católicos se han conformado con tan triste destino.
--Da la impresión de que Castellani iba por libre, no se casaba con nadie: aplicaba su fervor apologético lo mismo a la actualidad política, que a los problemas internos de la Iglesia, que a poner en solfa a los grandes santones intelectuales y literarios de nuestro tiempo ...
--Juan Manuel de Prada: Esto es una de las mayores delicias de su escritura. Castellani era lo que los franceses llaman un maître à penser, un escritor que no sólo nos deslumbra con sus agudos pensamientos, sino que nos ayuda a pensar. Y ello es porque se trata de un verdadero sabio, y no de uno de esos sabios de pacotilla que alumbra nuestra época. Todo su pensamiento se nutre de la fe; y esa fe le transmite un emocionante “ardor por la verdad” que se contagia a cualquier asunto que trate. Naturalmente, tal ardor le reportó innumerables enemigos...
--En la edición que ha preparado (Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI) destacan las críticas de Castellani a filósofos y escritores que se consideran intocables: Sartre, Joyce, Nietzsche. ¿Encontrará el lector en esta obra pautas para definir una visión católica de la cultura?
--Juan Manuel de Prada: Indudablemente. Una visión que encandilará a cualquier lector que no tenga la visión lastrada por las anteojeras de los prejuicios. Tanto en los autores que defiende –Chesterton, Belloc, Bloy, Wodehouse, etc.- como en los que denuesta (que incluyen también, por cierto, a muchos santones de las letras españolas) subyace una radical y subversiva “apuesta alternativa” por otra cultura posible. Se trata de la cultura que el Matrix progre ha decidido ocultar, para imponer hegemónicamente la suya. Y esa propuesta alternativa no puede ser sino católica; porque, en contra de lo que algunos creen, la única alternativa cultural posible a la cochambre que hoy nos invade no es ideológica, sino religiosa. Religiosa, al menos, en sus fundamentos; otra cosa es que, por cálculo estratégico, esa apuesta deba usar la acción política, como el propio Castellani defiende en un artículo titulado “Primero política”, que he recogido en este volumen.
--Leo en uno de los artículos: “El sacerdote debe odiar el fariseísmo en todos sus grados; es el primer deber de su ministerio celar la pureza de la virtud de la religión”. ¿Fue éste el gran empeño vital de Castellani?
--Juan Manuel de Prada: Fue, sin duda, uno de sus grandes empeños. Castellani fue víctima del fariseísmo; y sabe que el fariseísmo corrompe el corazón de la fe, vaciándolo de su sustento. Castellani nos recuerda que, entre los cimientos de la predicación de Jesucristo se hallan, junto a las ocho Bienaventuranzas, las siete Maldiciones que lanzó contra los fariseos. Casi todos los males que afligen hoy a la Iglesia, como los que la afligían mientras él vivió, tienen su raíz en el fariseísmo. Castellani lo intuyó genialmente, anticipándose en varias décadas a los que iba a ocurrir tras el Concilio Vaticano II. Lo que Péguy llamaba “conversión de la mística en política” –esto es, el fariseísmo- fue lo que descompuso a las órdenes religiosas en los años postconciliares: pensaron que la consecución de la justicia en la tierra podía anteponerse a la predicación del Evangelio. Y esta sustitución de la religión por la ideología –de izquierdas o de derechas- es un peligro que subsiste hoy.
--Usted ha destacado en alguna ocasión la pobreza del autor. ¿Cómo fue su vida en ese sentido, como escritor?
--Juan Manuel de Prada: Castellani no se casó con nadie, y esto, naturalmente, se paga. Además, se mantuvo firme en su ortodoxia, que como nos enseñó Chesterton es la única forma de heterodoxia que nuestra época no admite. Castellani dijo en alguna ocasión que si hubiese sido un “jesuita heterodoxo” habría sido honrado con todo tipo de distinciones. Pero se mantuvo fiel a sus convicciones, se mantuvo encadenado a la Verdad, y esto lo obligó a vivir siempre en la estrechez –si no penuria- económica. En vida apenas obtuvo reconocimientos, ni durante los mandatos de Perón ni con la dictadura de Videla. Y, tras su muerte, la izquierda triunfadora en lo político y en lo cultural se ha esforzado por acallar su inmenso legado. En el prólogo de este libro refiero una anécdota que resume el carácter de este gran escritor. En 1974, Videla invita a almorzar a la Casa Rosada a Borges, Sábato y el propio Castellani. Durante la comida, el único que reclama clemencia para los detenidos e intercede por el escritor Haroldo Conti es Castellani, mientras Borges y Sábato callan; al salir de la Casa Rosada, Borges y Sábato se deshacen en elogios de Videla ... mientras Castellani se marcha a su casa, sin decir palabra a los periodistas. Hoy Borges y Sábato son autores consagrados; Castellani ha sido condenado a las tinieblas exteriores. Quien tenga oídos para oír ...
--¿Qué futuro le augura ahora que por fin rompe en España la barrera del silencio?
--Juan Manuel de Prada: Quiero pensar que Castellani será un revulsivo intelectual para los lectores que se asomen a las páginas de este libro. Y que a la publicación de Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI se sucedan otras ediciones de su obra. Creo que Castellani puede convertirse en uno de los grandes referentes para el lector católico inconforme con la alfalfa que le sirve el Matrix progre ... y en general para todo lector que no se halle cómodo en un mundo en el que, bajo los ropajes de la sacrosanta democracia, triunfa la más feroz tiranía de pensamiento que vieron los siglos. A todos ellos va dedicada la edición de este libro.
http://casadesarto.blogspot.com/
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Re: Las Gafas de Castellani
Una recomendación
JUAN MANUEL DE PRADA
Sábado, 13-12-08
ME han escrito muchos lectores interesándose por el escritor argentino Leonardo Castellani, a quien desde hace algún tiempo cito con profusión en mis artículos, y pidiéndome que les recomiende alguna de sus obras. Como las obras de Castellani eran inencontrables en España, no me quedaba otro remedio que remitirlos a las procelosas aguas de internet y desearles una pesca afortunada; pero desde hace unas semanas Castellani está accesible para el lector español en una edición que yo mismo he preparado, donde recojo algunos de sus escritos más sabrosos y aguerridos sobre los asuntos más diversos: política, religión, literatura, educación... y España. La obra se titula Cómo sobrevivir intelectualmente en el siglo XXI, y está publicada por LibrosLibres. Me permito recomendársela a mis lectores, en la seguridad de que no los defraudará: porque la lectura de Castellani puede encandilar, puede subyugar, puede también cabrear y -si quien lo lee es muy progre- hasta ocasionar desarreglos similares a los que padece la niña de «El exorcista». Pero defraudar no defrauda nunca.
No defrauda porque tiene un estilo vibrante que bebe por igual en manantiales bíblicos y cervantinos. Y no defrauda, sobre todo, porque expone sus ideas como si fuesen aventuras, gozosas pesquisas en pos de la verdad, acompañadas siempre por un humor disolvente y socarrón que derriba los espesos muros de la mentira como si estuviesen hechos de alfeñique. Castellani se distingue, además, por sostener todas las posturas estéticas, filosóficas y religiosas demonizadas por el Matrix progre; y esta vocación quijotesca de singularidad es la que explica que un escritor de su categoría haya sido silenciado por los repartidores de bulas del cotarro cultural. En su escritura hay una cualidad persuasiva y una voluntad polemista que provocan en el lector un movimiento de adhesión muy similar al que suscita Chesterton, con quien guarda algunas similitudes: como Chesterton, Castellani profesa el gusto por la paradoja, la vocación acérrima de ortodoxia, el sentido del humor para encarar los asuntos más graves y la gravedad para abordar los asuntos más nimios. Para mí, Castellani es el Chesterton de la lengua española, aunque lo separan de él muy evidentes rasgos de estilo y carácter: como ocurre con Chesterton, lo que nos encandila de la escritura de Castellani es que, a la vez que nos regocija con sus delicias formales, nutre de esqueleto y musculatura nuestro pensamiento; a la vez que nos divierte, estimula nuestra inteligencia, la dota de un andamiaje robusto y la impulsa por caminos nunca antes transitados. Castellani es lo que los franceses llaman un maître à penser.
¿Y cómo es posible que un escritor tan dotado, tan formidablemente original, haya permanecido todo este tiempo arrumbado en los desvanes de la incuria? El Matrix progre es una máquina perfectamente engrasada que exalta con contundencia a autores mediocres o zarrapastrosos, siempre que sean favorables a su hegemonía; y que, con idéntica contundencia, condena al ostracismo a cualquiera que ose infringir su dictadura, aunque sea genial. Ocurre con autores contemporáneos, y también con los que ya murieron; y, naturalmente, un autor como Leonardo Castellani, azote de todas las falacias que sostienen los cimientos del Matrix progre y escarnecedor inmisericorde de todos los santones entronizados por la modernidad (¡qué páginas desternillantes encontrará el lector del libro que recomiendo, dedicadas a Joyce o Sartre!), tenía que ser silenciado por los repartidores de bulas que mueven el cotarro cultural; de ello depende su hegemonía. Más triste es que los propios católicos no hayan prestado a Castellani la atención que merece: en lo que se demuestra que el Matrix progre ha logrado confinar a los católicos en un gueto de ostracismo; y que los católicos se han conformado con tan triste destino, acatando su condena a la irrelevancia cultural.
Pero quiero pensar que aún queda gente refractaria a las directrices evacuadas desde los púlpitos del Matrix progre. A ellos va dedicado Cómo sobrevivir intelectualmente en el siglo XXI: regálenselo estas Navidades y, después de degustarlo, regálenlo también a algún progre que tengan a mano, para ver cómo patalea y echa espumarajos mientras lo lee.
http://www.abcdesevilla.es/20081213/...-20081213.html
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Re: Las Gafas de Castellani
Ando por la mitad del libro (lo compré el jueves), es un libro excelente.
A parte de su mensaje claramente ortodoxo derrocha pasión por la palabra, haciendo un uso claro y exacto de los términos. Lectura obligada, tanto por su fondo como por su exquisitas formas.
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Re: Las Gafas de Castellani
Un genio desconocido
10.12.08 | 12:37. Archivado en
Leonardo Castellani: Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI. Los escritos más polémicos del Chesterton de la lengua española.. Libros Libres, Madrid, 2008, 334 pags.
Por fin llega Castellani a nuestras librerías. Magnífica ocasión para que los españoles se encuentren con él. Y seguro que ese encuentro va a llevar a no pocos a querer leer más de este sacerdote argentino indescriptible.
Inteligente, brillante, desmesurado, genial, provocador, tal vez con un punto de locura que no falta en muchos de los grandes hombres, irritante a veces, sugerente siempre... Y libre, sobre todo, libre.
Esta aproximación a su pensamiento que hace Libros Libres no es una antología aunque pueda parecerlo. Porque a Castellani es imposible antologizarlo. No se pueden escoger sus mejores escritos. Todos son los mejores. El libro recoge cuarenta y nueve artículos que se leen con entusiasmo y desasosiego. Todos interpelan, destruyen, abren ventanas, animan, hacen pensar.
Castellani (1899-1981) es una fuerza de la naturaleza que chocaba con todo. Hasta consigo mismo. Sebastián Randle le escribió una extensa biografía que interrumpió con la tormentosa salida del sacerdote argentino de la Compañía de Jesús. Se devora como una apasionante novela de aventuras. Y deja una inmensa insatisfacción. Por no saber que le aconteció después a este sacerdote incapaz de respetar lo mediocre, lo vulgar, lo zafio. Y otras muchas cosas. La moda, las figuras que no lo son o lo son sólo en la credulidad de los necios, hasta el lenguaje. Como si el respeto sólo lo mereciera Dios Nuestro Señor. Y algún lector necio pensará tal vez que ni Él. Pero eso sería problema del lector y no de Castellani. En eso no tiene quiebra.
Habla de todo. Y mal de mucho. Con qué pluma, qué cultura, qué brillantez, qué inteligencia. No se compartirán todos sus juicios pero todos interpelan, hacen pensar, irritan, entusiasman... ¿Es el Chesterton español? Yo no me atrevería a asegurarlo. Pero es tan grande como el genial converso. Tan gigante.
Yo hay un pecado que desconozco: la envidia. Dicen que los vanidosos carecen de ella pues no se van a envidiar a sí mismo. Pues a mí, de mayor, me gustaría ser como Castellani. No porque anhele su vida, tan rota, sino su personalidad, su libertad, su pluma, su desgarro, su amor a la Iglesia pese a haber peleado tanto con tantos eclesiales, su entrega a Dios, tan luchada, tan probada y siempre vencedora.
A todos os recomiendo su lectura. Y me atrevería a deciros que no devorarais el libro. Un artículo al día. Leído con calma. Aprendiendo de él e incluso hasta peleándoos con él. Seguro que termináis enriquecidos. Y fortalecidos. Frente a la basura hoy imperante.
Es un libro apasionante. Como Castellani.
http://blogs.periodistadigital.com/l...798#more207798
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Re: Las Gafas de Castellani
Estimado compatriota Juan Vergara, un gusto poder conocer, aunque mas no sea por este medio a un amigo de Castellani, espero sinceramente que pueda deleitarnos con alguna que otra anecdota.
In Christo et Maria Sanctissima
Cristian
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Re: Las Gafas de Castellani
No vi la respuesta de Alacrán, ¿qué es lo que dijo?:confused:
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Re: Las Gafas de Castellani
Veo que hay varios enlaces a biografías del Padre que están mal y pecan por exageradas cuando no mentirosas. El P. Castellani fue (es) un grande sin necesidad de que se lo doctoree o se le den honores que no tuvo. Recomiendo mucho la biografía escrita por el Dr. Sebastián Randle (Ediciones Vórtice [ventas@vorticelibros.com.ar]).
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Re: Las Gafas de Castellani
Sobre Castellani solo puedo decir que era UN PROFETA, con todo el significado de la palabra.
Respecto a lo dicho por la COPE, no es cierto que se le criticara, al contrario, Javier Esparza llevó a su programa a De Prada y no hicieron más que elogiarle, si queréis oirlo aquí está el enlace: http://www.cope.es/19-11-08--descubr...ticia_ampliada
Alacrán, te recomiendo que leas a Castellani y verás como cambias de opinión, rectificar es de sabios.
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Re: Las Gafas de Castellani
Cita:
Iniciado por
Erasmus
No vi la respuesta de Alacrán, ¿qué es lo que dijo?:confused:
Mis disculpas, no sé por qué ayer no me aparecía la página 1 y por eso no vi la respuesta de Alacrán, un disparate total por cierto:eek:
Cita:
Iniciado por
Ioannes
Alacrán, te recomiendo que leas a Castellani y verás como cambias de opinión, rectificar es de sabios.
Sí, creo que dijo éso porque no debe saber quien fue.
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Re: Las Gafas de Castellani
Estmados amigos, colocó aquí la referencia del nuevo libro que se edita en España sobre Castellani. un saludo a todos y disfrutenlo.
Catálogo
Pluma en ristre
ISBN: 978-84-92654-42-0
Autor: Leonardo Castellani
Precio: 20.00
Comprar on line: TiendaLibres [19.00 €]
Pluma en ristre recoge escritos de Leonardo Castellani que hasta ahora habían permanecido inéditos en forma de libro. En ellos derrocha el ingenio y la profundidad analítica que le han convertido en un autor de referencia en Argentina y, ahora también, en España. La extraordinaria calidad literaria de su obra ha conquistado tantos lectores, o más, que su amplitud temática, que abarca desde la teología y la filosofía a la política y la crónica cultural. De él puede decirse con propiedad, conforme a la sentencia clásica, que nada humano le era ajeno.
Edición, prólogo y notas de Juan Manuel de Prada
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Enrique Rodríguez / El Semanal Digital
Tolkien pudo escribir «El Señor de los Anillos» gracias a un sacerdote del Puerto de Santa María
Primero fue Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, con el que miles de lectores calmaron el gusanillo que les había introducido Juan Manuel de Prada. Tenían que leer, insistía en sus artículos, a un tal Leonardo Castellani (1899-1981), sacerdote y escritor polifacético, jesuita a la antigua usanza (teólogo por la Gregoriana, psicólogo por la Sorbona), de rectilínea ortodoxia y atrabiliaria pluma, a quien habían separado de la Compañía de Jesús y prohibido decir misa durante unos años terribles para él, que sublimó escribiendo textos maravillosos por su originalidad literaria y su infrecuente hondura de pensamiento.
Este argentino de Reconquista (Provincia de Santa Fe) era desconocido en España, y aquella primera antología recogió lo mejor de sus mejores textos. Aparece ahora, también publicada por LibrosLibres, una selección de escritos inéditos que ni en su tierra natal habían visto la luz en forma de libro. Prada los ha anotado con un esfuerzo y un cariño que se palpan, para que el lector español no se pierda en la inagotable riqueza onomástica, referencial y lingüística de Castellani. Se titula el compendio Pluma en ristre, y no defraudará a quienes se entusiasmaron descubriendo a un autor de los que enganchan. Tampoco, por supuesto, a quienes lo descubran ahora.
La segunda obra de Castellani en España, ya en librerías
¿Por qué?
Primero, porque Castellani sabía elevarse a los principios de las cosas desde sus comentarios a la actualidad más fungible y perentoria, que plasmaba en artículos "de batalla" publicados en periódicos y revistas militantes. La falta de academicismo de sus pretensiones era compatible con una capacidad analítica sublime que da empaque a todos sus textos.
De lo divino y lo humano
En esta obra, por ejemplo, se agrupan en ocho áreas.
Los siete de "El liberalismo, voilà l´ennemi" desbrozan el carácter ajeno al genio hispánico de esta ideología, y su condición destructora de la sociabilidad natural del hombre. Los cuatro de "El reino del dinero" se adentran en el terreno de la economía, con aportaciones de interés sobre la naturaleza del dinero. Los seis de "De España un poco" brindan al lector sorprendentes y acerbas críticas al Premio Nobel Vicente Aleixandre -no hay que olvidar que Castellani fue un excepcional crítico literario- y una interesante visión de La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, junto a una interpretación sobre nuestra decadencia a la luz de tres siglos de literatura española. Los siete de "Las corrientes de la historia" trazan la evolución de la política y la cultura en su alejamiento del paradigma cristiano, católico, que en un tiempo no tan lejano aún lo informaba todo.
Los diez de "Fariseos y modernistas" reflejan al Castellani más puro y destilado, y el más desconcertantemente único y sin par. (Fue un gran debelador del fariseísmo desde la ortodoxia en un tiempo en el que, en una Iglesia que aún no había estallado tras el Concilio, el modernismo hacía su labor de zapa... denunciando a la ortodoxia por farisea.)
Los siete de "La belleza del dogma" inciden en dicha temática, aunque más en positivo, e incluyen dos artículos muy interesantes que recogen cómo y por qué cambió su posición sobre la obra de Jacques Maritain. Los diez de "Tribulaciones de un crítico de la cultura" desvelan el buen conocimiento que tenía nuestro autor del mundo de los medios de comunicación y de problemas, por ejemplo, del mundo editorial que aún hoy persisten.
Por último, los ocho de "Una política con legitimidad" reflexionan sobre la cuestión fundamental que preocupa en la cosa pública: quién debe mandar, y cómo, para que tengamos la obligación de obedecer.
Una muerte de leyenda
Son en total, pues, 59 joyas, mezcladas en su composición cronológica e incluso estilística –se integran los más circunspectos con los más castellanianos, plenos de ironía y/o de sarcasmo-, pero de una coherencia interna excepcional... que sólo falla en un asunto menor, como es el cambio de opinión de Castellani sobre la prohibición del arzobispo de Buenos Aires a sus sacerdotes de ir al cine. Prada ha incluido los dos artículos en la antología como curiosidad que humaniza a un personaje desbordante en todos los aspectos. Incluso en las aristas, como la forma burlesca en que reproducía el nombre del superior general de los jesuitas que le había apartado de su querida Compañía.
Castellani vivió "pluma en ristre", pero no contra los débiles, sino quijotescamente, con su lanza sólo presta para traspasar a gigantes y mamelucos, en defensa de las cosas sencillas que movían su corazón: Dios, la Patria... o el placer de leer. E incluso el de escribir sin tener que vivir de lo que escribía, como a él, pobremente, le tocó hacer cuando algunos odios eclesiásticos le pusieron en su punto de mira. Y como, aunque escritor genial, vocación de mártir no tenía, se defendió con uñas y dientes. De ahí ese agotado "¡Señor, me rindo!" que proclamó al sentirse mal, un instante antes de caer muerto.
Unidad de mente
La publicación de Pluma en ristre es sólo el segundo paso de la introducción en España de este autor. Ya no hay marcha atrás, porque, como señala Prada en el Prólogo, "leer a Castellani y profesarle una lealtad acérrima son episodios simultáneos de una misma y gozosa aventura del espíritu". Además, añade, este volumen recoge todos los "asuntos predilectos" del escritor argentino, abordados con esa "unidad de mente" (que echa de menos Prada en los medios católicos hodiernos) gracias a la cual un principio inspirador puede iluminar todos los rincones de la realidad.
Bienvenidos, pues, de nuevo al universo castellaniano, que tiene mucho de agujero negro: si caes en él, ya no sales... y concentra una luz tan deslumbrante que pasa desapercibida.
Entrega a domicilio en 48 horas a través de MRW y pague contra reembolso o con tarjeta de crédito. Por la compra de dos libros, portes gratuitos. A través de tiendalibres.com o el 915940922.
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Re: Las Gafas de Castellani
será que mucho hace que no me paso por aca que no me sale la imagen, en fin rastrearlo por aquí en el link. un gran saludo.
Facón
::.Libros Libres.::
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Re: Las Gafas de Castellani
Magnífica noticia esta nueva publicación del maestro Castellani, y según me adelantó De Prada cuando tuve el gusto de saludarle personalmente en mi ciudad se trata de escritos inéditos del "pestíferamente ortodoxo" maestro argentino.
Por cierto no sé si en algún foro se ha comentado algún artículo de JM de Prada, desde luego si Castellani es el Chesterton hispano, De Prada bien puede ser el Quevedo del SXXI.
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Re: Las Gafas de Castellani
Totalmente de acuerdo, Ioannes. Por eso aquí en Hispanismo reproducimos constantemente artículos de Prada.
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Re: Las Gafas de Castellani
Que bueno que se esten editando en España las obras del padre Castellani!!!
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Re: Las Gafas de Castellani
Pluma en ristre
Sigo cumpliendo mi misión de descubrir al lector español el genio de Leonardo Castellani; y en ello hallo la gracia del vivir
JUAN MANUEL DE PRADA
Día 13/11/2010
TODOS venimos a este valle de lágrimas con alguna misión modesta que no suele coincidir con las misiones farrucas y altisonantes que, en nuestro engreimiento, solemos arrogarnos; y en cumplir esa misión que nos ha sido asignada está la gracia del vivir. Yo descubrí esa misión cuando cayó en mis manos un libro de un tal Leonardo Castellani, un escritor argentino del que jamás había oído hablar; aunque para ser más preciso, el libro no «cayó» en mis manos, sino que en ellas lo puso Fabián Rodríguez Simón, Pepín para los allegados, un muy querido amigo porteño, librepensador y un poco comecuras, capaz sin embargo de reconocer el genio allá donde florece, aunque sea en terrenos tan adversos como los que merodeó Castellani, que fue siempre un paladín de la ortodoxia católica (un paladín magullado y escarnecido al modo quijotesco, convendría añadir). A Pepín le sorprendía sobremanera que un escritorazo como Castellani —ninguneado por la cultura oficial argentina— no fuera tampoco conocido de la mayoría de los católicos; y apostilló, sarcástico: «¡Así se entiende que os vaya tan mal!».
Que Leonardo Castellani no fuera reconocido ni siquiera entre los suyos tiene una explicación teológica desgarradora, que Jesús anticipa en su sermón de despedida, cuando anuncia la forma más pavorosa de persecución, reservada a sus seguidores más leales, que es la persecución que se ejerce a la vez desde fuera y desde dentro: «Os expulsarán de las sinagogas; e incluso llegará la hora en que os matarán y pensarán que con eso hacen un servicio a Dios». Castellani, fiel a la vocación de «bandera encontrada» o «signo de contradicción» (hoy diríamos «mosca cojonera») que el viejo Simón atribuyó al propio Jesús, fue un incansable polemista que combatió los desvaríos antirreligiosos de nuestra época; pero también combatió —¡ay, osado!— con igual brío el fariseísmo que corrompe a la Iglesia y a sus jerarquías, que sufrió en sus propias carnes.
A rescatar del olvido a este Chesterton entreverado de Leon Bloy, que «con todos se peleó, salvo con Dios», dediqué mis esfuerzos desde entonces. Leonardo Castellani, que cultivó todos los géneros literarios y en todos derramó su estilo vibrante y recio, brilló con luz fulgurante en el género periodístico, que quizá sea el que mejor se amolda a su genio nervioso y combativo. Una selección de sus artículos junté hace un par de años en «Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI», publicado por la editorial LibrosLibres, que para mi sorpresa (y alborozo) fue un pequeño éxito; y ahora he juntado, para la misma editorial, otra que he titulado quijotescamente «Pluma en ristre», esta vez con escritos que hasta la fecha habían permanecido inéditos en libro. En ellos, Castellani aborda los más diversos asuntos humanos —políticos, económicos, filosóficos, culturales—, contemplados siempre bajo una luz divina; y es esta luz unificadora lo que le permite ser a un tiempo polemista y apologeta, en una simbiosis rara y deslumbrante que lo convierte en eso que los franceses llaman un maître à penser: alguien que, a través de sus reflexiones, no sólo nos invita a reflexionar, sino que nutre de esqueleto y musculatura nuestras reflexiones, que a la vez que estimula y vigoriza nuestra inteligencia la impulsa por caminos nunca transitados.
Con este Pluma en ristresigo cumpliendo mi misión de descubrir al lector español el genio de Leonardo Castellani; y en ello, aun a sabiendas de que me aguarda su mismo destino, hallo la gracia del vivir.
Pluma en ristre - abcdesevilla.es
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Re: Las Gafas de Castellani
Por cierto, Juan, no sé cómo andarás de tiempo pero hace mucho que nos tienes prometida la transcripción de una conferencia tuya sobre el padre Castellani. Y cualquier anécdota que tengas sería también muy apreciada.
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Re: Las Gafas de Castellani
Castellani inédito
http://3.bp.blogspot.com/_n90Q0MUdb8...+en+ristre.jpg
Juan Manuel de Prada prossegue, com entusiasmo infatigável, o seu labor de difusão da obra do grande sacerdote argentino Padre Leonardo Castellani em Espanha. Surgiu recentemente nas livrarias do país vizinho, organizada por Prada e editada pela Libros Libres, a obra “Pluma en Ristre”, que se afigura desde já de leitura obrigatória, tanto mais por ser uma compilação de textos de Castellani nunca anteriormente aparecidos em livro, mesmo na Argentina.
Depois da publicação de “Como sobrevivir intelectualmente al siglo XXI”, trata-se de mais uma iniciativa merecedora de todo o elogio e apoio, pois torna acessível ao grande público o conhecimento do trabalho de um autor que é, e sê-lo-á cada vez mais, uma figura essencial do pensamento católico tradicional contemporâneo e do combate contra a heresia modernista.
Pela minha parte, só posso desejar vivamente que a "Aletheia", que publica Prada em Portugal, ganhe coragem, se abalance e ouse colocar também à disposição dos leitores portugueses este livro!
E não termino, sem antes recomendar ainda a leitura deste interessante artigo de Enríque Rodriguez, publicado no "El Semanal Digital".
A Casa de Sarto
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Re: Las Gafas de Castellani
Desde luego "Como sobrevivir intelectualmente al Siglo XXI" es una gozada, además es sutil y divertidísimo, cuando uno se quiere dar cuenta esta soltando carcajadas con su irónico sentido del humor; El Jueves tuve delante "Pluma en Ristre" y "El apocalipsis" pero por falta de dinero este mes me quedé con cara de tonto y no los compré...en fin, hay más días que judías.
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Re: Las Gafas de Castellani
Cuando habías dicho que viste el apocalipsis, me quedé impresionado, pues no me había enterado de que tambien publicaron ya el apocalipsis de san juan, pensaba que todavia estaba en preparación. Pero en fin aquí coloco el enlace, para los interesados. Esta vez no hay articulos, sino todo un libro exegético sobre el Apocalipsis, de un gran teólogo, Leonardo Castellani.
Homo Legens - El Apokalipsys de San Juan
http://www.homolegens.com/images/sto...pokalipsys.jpg
Leonardo Castellani
24.00 €
Autor: Leonardo Castellani
PVP: 24.00 €
ISBN: 978-84-92518-52-4
Número de Páginas: 416
El Apokalipsys de San Juan
«Leonardo Castellani, como aquellos pintores de frescos que, allá en la edad de oro de la Cristiandad, reservaban a la Parusía el lugar de privilegio en sus hermosas representaciones de la Historia de la Salvación, sabe que la virtud teologal de la esperanza acaba marchitándose, o convirtiéndose en una cáscara hueca, cuando dejamos de esperar la segunda venida de Cristo.»
Del prólogo de Juan Manuel de Prada
Leonardo Castellani
«Leonoardo Castellani (1899-1981) fue siempre un hombre expectante de las realidades últimas, tan expectante que le fue permitido contemplarlas a la vez con mirada panorámica (como el profeta que las ve desde una atalaya) y ensimismada (como el poeta que las ve desde dentro, habitando en ellas); y toda su escritura está alumbrada por un horizonte escatológico que la torna distintiva e irresistible. Innumerables fueron los artículos y conferencias que nuestro autor dedicó, a la luz de la Revelación y de la Tradición, a los misterios parusíacos; y hasta cinco los libros suyos que tienen como asunto principal la interpretación de las profecías apocalípticas. Dos de ellos son novelas (…) y los otros tres títulos componen una suerte de trilogía exegética sobre el Apocalipsis: Cristo, ¿vuelve o no vuelve? (1951) es una colección de breves ensayos; Los papeles de Benjamín Benavides, una briosa y curiosísima novela que Castellani empezó a publicar en 1954 (en una edición que sólo contiene sus dos primeros libros), para dar por acabada en 1978; y, por último, El Apokalypsis de San Juan (1963), donde junto a una traducción del original griego, Castellani nos propone su interpretación más sistemática del libro».
Del prólogo de Juan Manuel de Prada
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http://www2.xlsemanal.com/upload/firmas_autores/jmp.jpg
Cristo, ¿vuelve o no vuelve?
por Juan Manuel de Prada
Decía Leon Bloy que, cuando quería estar al tanto de las últimas noticias, leía el Apocalipsis. Sospecho que hoy casi nadie sigue el ejemplo de Bloy, ni siquiera entre los creyentes. Leonardo Castellani, en su libro El Apokalypsis de San Juan (que acaba de publicar Homo Legens, con prólogo del menda), se pregunta por qué la propia Iglesia católica ha dejado de predicar la escatología, los misterios últimos que se siguen recitando en el Credo (segunda venida de Cristo o Parusía, resurrección de la carne, Juicio Final) e invocando en la liturgia de la misa («¡Ven, Señor Jesús!»), si bien de forma cada vez más automática, como se recitan abstrusas fórmulas algebraicas que ya nadie entiende. Podría aducirse que la Iglesia ha dejado de predicar tales misterios por prudencia, para evitar una confrontación conflictiva con el racionalismo propio de la época, como los cristianos de los primeros siglos se acogían a la «disciplina del arcano», para evitar las persecuciones de los emperadores romanos; pero lo cierto es que la Iglesia no hace uso de la misma «prudencia» en otras cuestiones en que su doctrina choca con igual o mayor violencia con la mentalidad contemporánea (pensemos en las cuestiones de moral sexual). Por lo demás, la disciplina del arcano a la que se acogían los primeros cristianos los aconsejaba callar sobre determinados puntos del dogma cuando se desenvolvían en el mundo; pero en modo alguno tal disciplina se extendía a las celebraciones litúrgicas, y tampoco a la predicación de sus ministros.
Otra razón que podría aducirse es que la predicación de la escatología puede infundir entre los fieles ideas extravagantes que lindan con la herejía o la locura. Al propio Castellani algún cura le reprochó que se dedicara a la exégesis del Apocalipsis, advirtiéndole que quienes lo hacían terminaban mal de la olla; a lo que Castellani, siempre tan sarcástico, le respondió preguntándole si San Ireneo o el cardenal Newman debían contarse en el gremio de los que han perdido la chaveta. Lo cierto es que toda predicación de índole religiosa puede producir perturbaciones, como demuestra el hecho de que tantos locoides afirmen haber presenciado una aparición mariana; mas no por ello la Iglesia ha dejado de hablar de la Virgen. Y el día que dejara de hacerlo, por temor a excitar la fantasía de los fieles propensos a las ideas extravagantes, estaría traicionando su misión. Sin embargo, ha dejado de predicar la escatología. ¿Por qué?
Algún cura al que se lo he preguntado me ha dicho que el Apocalipsis es un libro demasiado oscuro, por lo que es mejor centrarse en la predicación de los Evangelios. Aceptando que los Evangelios no sean también oscuros en muchos pasajes (¡échale un galgo a ciertas parábolas!), lo cierto es que el Apocalipsis está contenido de forma abreviada en los Evangelios (Mc 13, Mt 24); y que uno de estos pasajes se lee en las iglesias, en la misa del penúltimo domingo del tiempo ordinario. ¡Pero resulta que luego, en la predicación, el asunto central del Evangelio se soslaya, se maquilla, se edulcora y embrolla! Y lo mismo ocurre con las predicaciones del Adviento, que es el tiempo litúrgico establecido para recordar la primera venida de Cristo y anunciar su segunda; pero de la segunda nada se dice. ¿Por qué?
Yo creo que una de las causas principales del agostamiento de la fe en nuestra época es que los creyentes han dejado de creer en esta segunda venida; o, al menos, que han dejado de pensar en ella. Y, despojada de su horizonte escatológico (de su clave de bóveda), la fe acaba desustanciada, porque la fe «es sustancia de lo que se espera». Y cuando el creyente deja de esperar, o no sabe a ciencia cierta lo que espera, acaba reduciendo su fe a un código de buena conducta, a pura moralina inmanentista; y para el viaje de la buena conducta no hacen falta las alforjas de la fe. Incluso pueden resultar enojosas: pues la fe desustanciada, en un mundo incrédulo, lo único que acarrea (quien lo probó lo sabe) son desprecios, aflicciones y malos mirares; y cuando tales formas de tribulación dejan de entenderse a la luz de la escatología, resultan insoportables. Conque, para no padecerlas, el creyente deja que su fe vaya pereciendo de inanición.
A las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan les recomiendo, como Leon Bloy, la lectura del Apocalipsis, que no es un libro amargo, sino jubiloso en extremo; y, si lo encuentran demasiado oscuro, acudan al libro de Leonardo Castellani que arriba mencionaba, en cuya venta yo no me llevo un duro, sino tan sólo la satisfacción de predicar en Adviento la segunda venida.
XLSemanal revista online de actualidad
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Re: Las Gafas de Castellani
Un enlace a una edición digital de El nuevo gobierno de Sancho
El nuevo gobierno de Sancho - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
¡A disfrutarlo!
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Re: Las Gafas de Castellani
Yo desde luego lo disfruté mucho cuando lo leí hace unos años. Eso sí, advierto que conviene estar familiarizado con el vocabulario argentino para sacarle más jugo a la ironía y el humor del libro.
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Re: Las Gafas de Castellani
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txapius
Enorme
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Re: Las Gafas de Castellani
Alacran, no se debe hablar sin saber.
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Re: Las Gafas de Castellani
Leonardo Castellani y la democracia.
“En suma, lo que entiende Suárez decir es que la autoridad civil no puede ejercerse sino para el pueblo y con algún modo de consentimiento suyo; mientras el Roseao pretende que debe ejercerse por el pueblo, y por medio de representantes o mandantes elegidos explícitamente tiro a tiro, que por un lado tienen atribuciones ilimitadas y deiformes en forma realmente monstruosa, y por otra, pueden ser depuestos al capricho de la multitud, ornada de una especie de Voluntad Divina, es decir, Infalible, Sapientísima y Creadora del Bien y del Mal. Error siniestro y herético, causa de todas las revueltas modernas, y del terrible envenenamiento político cuyas convulsiones todo el mundo sufre en este momento.
De este error han salido las consecuencias que usted sabe en la Argentina nuestra. ¿Quiénes gobiernan la Argentina? ¿Los más virtuosos, los más justos, los más sabios, los más videntes? ¿Quién se atrevería a sostenerlo? NO. Gobiernan teóricamente “los que el pueblo quiere”. ¿Y el pueblo quiere siempre a los más justos, los más virtuosos, los más sabios, los más videntes? NO. La masa teóricamente los querría siempre provisto que: 1° la masa misma estuviese siempre en estado de gracia y sabiduría, y 2° que fuera capaz de discernirlos, lo cual es absurdo por hipótesis, porque en ese paradisíaco caso, la masa ya no necesitaría gobierno alguno.
De hecho, usted sabe a quiénes quiere en la realidad de las cosas la masa, o mejor dicho, la parte de ella que vota. La masa se ve obligada a querer a los que se le autoimponen como “más sabios, más justos, más virtuosos, más videntes” en una lucha taimada y feroz, donde la virtud, la justicia y la sabiduría brillan por su flamante ausencia, donde todos los vicios hijos de la ambición, la avaricia y la pereza, y todos los pecados desde el homicidio hasta la mentira y el insulto hacen la más flagrante, colorida e impúdica exhibición de sí mismos, en una desnudez que cada día se hace más cínica y más caradura. Prostitución espantosa de aquel sublime ideal del Reino de Dios que al comienzo llamamos “democracia”, ante la cual el filósofo no tiene más remedio que cubrirse la cara con la toga y salir del circo hacia la soledad; y el cristiano ponerse a orar y temer algún gran castigo del cielo, “quod advertat Deus”, una intervención de Azrael el Destructor.”
Leonardo Castellani S.J., “Canciones de Militis”, Ed. Dictio. Bs. As., 1973, págs. 285/286.
STAT VERITAS
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Re: Las Gafas de Castellani
El evangelio de Castellani
JUAN MANUEL DE PRADA
Hace algunos años, en la populosa biblioteca de un muy querido amigo porteño, Fabián Rodríguez Simón, descubrí algunos libros de Leonardo Castellani. Siendo mi amigo librepensador, y siendo Castellani un cura trabucaire y tonante, me sorprendió que me recomendara su lectura tan encarecidamente; tanto que acabé por hacerle caso, temeroso de toparme con uno de esos escritores medio cursis y medio coñazos que tanto abundan en los arrabales de la literatura. Pero me topé, en cambio, con un escritor "ígneo y original" (con estos dos epítetos tan exactos lo califica una comentarista anónima, en la página web de "Religión en libertad"): ígneo al mo do de los verdaderos profetas, con palabras de fuego que abrasan y confortan a partes iguales; original al modo de los verdaderos poetas, con una sensibilidad en vilo que ilumina cuanto toca, desde la sátira política a la exégesis bíblica. Nunca agradeceré suficientemente a mi amigo porteño aquel descubrimiento gozoso, que para mí fue el comienzo de una conversión profunda -literaria, vital, religiosa- en la que todavía ando metido. Me impuse el deber de dar a conocer a Leonardo Castellani al lector español; y en esta tarea he empeñado muchos esfuerzos: quizá este rescate sea lo único que se recuerde de mi paso por la tierra; desde luego, sé que será mi principal mérito cuando se separen las ovejas de los cabritos. ahora acabo de publicar en Ediciones Cristiandad "El Evangelio de Jesucristo", tal vez el libro más hermoso de Castellani. Lo escribió en las circunstancias más adversas: expulsado de la Compañía de Jesús, apartado del ministerio sacerdotal (que luego le sería restituido), solo e infamado, roído por tormentos espirituales crudelísimos que a otra naturaleza más inconstante que la suya habrían empujado a la apostasía. tal era su penuria por entonces que llegó incluso a trabajar como camionero y repartidor de leche; así hasta que un amigo que dirigía un periódico le propuso escribir unos comentarios a los Evangelios dominicales, a cambio de unas monedillas. Y Castellani escribió unas piezas grandiosas que no son propiamente sermones, ni meditaciones teológicas, ni glosas eruditas, ni mucho menos una "vida de Cristo" a la moda protestantoide, sino -como el propio autor los define- "ensayos existenciales" llenos de gracia y erudición, de observaciones sabrosas y exultantes pesquisas, en donde el polemista y el apologeta se dan la mano para derramarse sobre todas las cosas terrenas, sin desarraigarse jamás de su sustancia ultraterrena. Las lecturas evangélicas son así alumbradas sin moralinas ni sociologismos campanudos; el pensamiento agudo, aferrado siempre al mástil de la ortodoxia, y el estilo provocador, indómito, zumbón a veces, otras arriscado, hacen de cada comentario una fiesta de la inteligencia y una celebración ardorosa de la fe. Justo lo que uno busca en los sermones de los domingos y raras veces encuentra.
A esta gavilla de comentarios a los Evangelios añade Castellani una introducción formidable en la que se enfrenta a la "cuestión sinóptica" siguiendo las tesis del jesuita francés Marcel Jousse, que consideraba que los Evangelios eran piezas recitativas a las que no pueden aplicarse los métodos establecidos para el estudio de los géneros literarios. Por supuesto, Castellani aprovecha para repartir mandobles a las torías histórico-críticas que empiezan considerando que los Evangelios son el fruto de un "elaboración literaria" para acabar degenerando en un almácigo de hipótesis desquiciadas. Un libro, en fin, para quedarse a vivir dentro de él, en coloquio amoroso y ensimismado, como el propio Castellani vivió dentro del Evangelio.
El Evangelio de Castellani - ABC.es
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Re: Las Gafas de Castellani
En el foro hay algunos otros hilos sobre el P. Castellani. ¿Se podrían incluir en este para que no estén muy desparramados y facilitar la búsqueda y lectura?
http://hispanismo.org/politica-y-soc...la-patria.html
http://hispanismo.org/politica-y-sociedad/13210-castellani-y-el-terremoto-de-japon.html
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Re: Las Gafas de Castellani
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Re: Las Gafas de Castellani
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Hyeronimus
El evangelio de Castellani
JUAN MANUEL DE PRADA
Hace algunos años, en la populosa biblioteca de un muy querido amigo porteño, Fabián Rodríguez Simón, descubrí algunos libros de Leonardo Castellani. Siendo mi amigo librepensador, y siendo Castellani un cura trabucaire y tonante, me sorprendió que me recomendara su lectura tan encarecidamente; tanto que acabé por hacerle caso, temeroso de toparme con uno de esos escritores medio cursis y medio coñazos que tanto abundan en los arrabales de la literatura. Pero me topé, en cambio, con un escritor "ígneo y original" (con estos dos epítetos tan exactos lo califica una comentarista anónima, en la página web de "Religión en libertad"): ígneo al mo do de los verdaderos profetas, con palabras de fuego que abrasan y confortan a partes iguales; original al modo de los verdaderos poetas, con una sensibilidad en vilo que ilumina cuanto toca, desde la sátira política a la exégesis bíblica. Nunca agradeceré suficientemente a mi amigo porteño aquel descubrimiento gozoso, que para mí fue el comienzo de una conversión profunda -literaria, vital, religiosa- en la que todavía ando metido. Me impuse el deber de dar a conocer a Leonardo Castellani al lector español; y en esta tarea he empeñado muchos esfuerzos: quizá este rescate sea lo único que se recuerde de mi paso por la tierra; desde luego, sé que será mi principal mérito cuando se separen las ovejas de los cabritos. ahora acabo de publicar en Ediciones Cristiandad "El Evangelio de Jesucristo", tal vez el libro más hermoso de Castellani. Lo escribió en las circunstancias más adversas: expulsado de la Compañía de Jesús, apartado del ministerio sacerdotal (que luego le sería restituido), solo e infamado, roído por tormentos espirituales crudelísimos que a otra naturaleza más inconstante que la suya habrían empujado a la apostasía. tal era su penuria por entonces que llegó incluso a trabajar como camionero y repartidor de leche; así hasta que un amigo que dirigía un periódico le propuso escribir unos comentarios a los Evangelios dominicales, a cambio de unas monedillas. Y Castellani escribió unas piezas grandiosas que no son propiamente sermones, ni meditaciones teológicas, ni glosas eruditas, ni mucho menos una "vida de Cristo" a la moda protestantoide, sino -como el propio autor los define- "ensayos existenciales" llenos de gracia y erudición, de observaciones sabrosas y exultantes pesquisas, en donde el polemista y el apologeta se dan la mano para derramarse sobre todas las cosas terrenas, sin desarraigarse jamás de su sustancia ultraterrena. Las lecturas evangélicas son así alumbradas sin moralinas ni sociologismos campanudos; el pensamiento agudo, aferrado siempre al mástil de la ortodoxia, y el estilo provocador, indómito, zumbón a veces, otras arriscado, hacen de cada comentario una fiesta de la inteligencia y una celebración ardorosa de la fe. Justo lo que uno busca en los sermones de los domingos y raras veces encuentra.
A esta gavilla de comentarios a los Evangelios añade Castellani una introducción formidable en la que se enfrenta a la "cuestión sinóptica" siguiendo las tesis del jesuita francés Marcel Jousse, que consideraba que los Evangelios eran piezas recitativas a las que no pueden aplicarse los métodos establecidos para el estudio de los géneros literarios. Por supuesto, Castellani aprovecha para repartir mandobles a las torías histórico-críticas que empiezan considerando que los Evangelios son el fruto de un "elaboración literaria" para acabar degenerando en un almácigo de hipótesis desquiciadas. Un libro, en fin, para quedarse a vivir dentro de él, en coloquio amoroso y ensimismado, como el propio Castellani vivió dentro del Evangelio.
El Evangelio de Castellani - ABC.es
Ando como loco buscando todo el material del padre Castellani y es bastante complicado, la verdad que es un gustazo que en España, en apenas 3 años, se hayan reeditado 2 obras suyas y 2 recopilaciones de artículos...la cosa marcha.
Mañana cobro la extra y pienso comprar este título.
Ya te contaré.
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Re: Las Gafas de Castellani
En España son difíciles de conseguir, pero gracias a Juan Manuel de Prada ya se puede conseguir algo. En Argentina sin duda habría más posibilidades, aunque algunos sólo se encuentren en librerías de viejo.
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Re: Las Gafas de Castellani
Leonardo Castellani
Bibliografía
El siguiente listado de las obras publicadas del P. Castellani está adaptado de la Bibliografía elaborada por el Dr. Pedro Luis Barcia, publicada en la revista "El Gato Negro", diciembre de 1996
Se omiten numerosos prólogos y epílogos a libros de otros autores, traducciones, comentarios y numerosos artículos periodísticos en diarios y revistas, y obras de otros autores sobre Castellani.
El icono al costado del título, permite ver las portadas de algunas ediciones.
- 01. Camperas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Camperas" Fábulas santafesinas. Proemio del autor. Prólogo de Hugo Wast. Buenos Aires, Ediciones Surgo, 1931, 304 pp.
"Camperas" Cuentos de la pampa y el monte. Buenos Aires, Editorial La Mazorca, 1941, 111 págs. Con ilustraciones de Tinton. Consta de 18 fábulas seleccionadas de la primera edición. "Fdo. Jerónimo del Rey". Lleva un leve prefacio sin firma.
"Bichos y personas. (Camperas)" Buenos Aires. Plantin Editorial, 1951, 323 pp. Con ilustraciones de Juan Font. Edición notablemente aumentada. No lleva el prólogo de Hugo Wast.
"Camperas" Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 255 pp. Con el proemio del autor. Incluye una nueva sección, la XVI. Otra edición: Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1967, 201 pp.
"Bichos y personas" (Camperas). Buenos Aires, Organización San José, 1970,254 pp. Repone el prólogo de Hugo Wast y la Introducción del autor.
"Camperas" (Bichos y personas), Buenos Aires Ediciones Dictio, 1976.
"Camperas" Prefacio de Fray Aníbal Fosbery O.P. Con vocabulario anexo. Buenos Aires, Vórtice, (1992), 234 pp. El vocabulario lo preparó Mabel Radis. Los dibujos del interior son de Laura Soldevila. Repone el prólogo de Hugo Wast: "He hallado un fabulista" y la "Introducción" y el "Prólogo" del autor. Contiene 92 fábulas en XVII secciones. Es la edición más completa de la obra. - 02. La catarsis católica en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"La catharsis catholique dans les exercises spirituels d'Ignace de Loyola". 1. La premiêre semaine. París, 1934, 91 pp. (150 x 95 mm). Edición restringida (Tesis doctoral).
Hay edición castellana: "La catarsis católica en los ejercicios espirituales de Ignacio de Layola". 1. La primera semana. Buenos Aires, Ediciones Epheta, 1991, 119 pp. - 03. Historias del norte bravo http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Historias del Norte bravo". Buenos Aires, Editorial Serviam, 1936, 221 pp. Prólogo del autor. Con el seudónimo de Jerónimo del Rey.
Segunda edición, Buenos Aires, Librería Huemul, 1970,141 pp. Prólogo de Víctor Eduardo Ordóñez. Tercera Edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 22. Edición aumentada a 28 cuentos en cuatro secciones. - 04. San Agustin y Descartes
Separata de Descartes. Homenaje en el tercer centenario del Discurso del método, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1937, 358 pp. La separata tiene numeración 117 a 159. Ensayo filosófico incorporado a la obra asentada en no 9, cap. VIII. - 05. Sentir la Argentina. Leopoldo Lugones.
Buenos Aires, Editorial Adsum, 1938,33 pp. Con un retrato a lápiz de Lugones hecho por Alejandro Sirio. Es el artículo que publicara en La Nación, el domingo 12 de mayo de 1938, p. 1 .
Este ensayo va a ser incluido en la obra Critica Literaria, a. no 13. Y luego, como cap. 5 del libro Lugones, a. no 31. - 06. Notas sobre la psicología cartesiana
Separata del volumen Escritos en honor de Descartes, La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 1938, 337 pp.
Será incluido como capítulo de Conversación y critica filosófica, a. no 9. - 07. La reforma de la enseñanza http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"La reforma de la enseñanza". Con una introducción del Dr. Celestino Marcó. Buenos Aires, Editorial Difusión, 1939, 215 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Vórtice, 1993. Con una "Presentación" del Cardenal Antonio Quarracino. Prólogo y notas de Juan Carlos Ballesteros. - 08. Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Martina Ofelia. (Romance para ciegos)", Buenos Aires, Editorial Difusión, 1939, 150 pp. Introducción de Mons. Gustavo Franceschi.
"Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas". Buenos Aires, Ediciones Penca, Club de Lectores, 1944, 254 pp. Con el seudónimo de Jerónimo del Rey. Agrega un capítulo, "El tanguista", del libro El nuevo gobierno de Sancho.
Otra edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 22. - 09. Conversación y crítica filosófica http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Conversación y crítica filosófica". Cuadernos de Psicología. Buenos Aires, Espasa Calpe Argentina, 1941.
Segunda Edición: Buenos Aires, El Ermitaño Urbano, 285 pp. 1986 - 10. Las 9 muertes del padre Metri http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Las 9 muertes del Padre Metri". Buenos Aires, Ediciones C.E.P.A., 1942, 260 pp. Con una advertencia del autor.
Segunda edición, con el título de Las muertes del Padre Metri, Buenos Aires, Ediciones Sed, 1952, aumentada con tres poemas y dos cuentos.
Tercera edición: Bixenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 24.. - 11. El nuevo gobierno de Sancho http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El nuevo gobierno de Sancho". Buenos Aires, Librería y Editorial El Ateneo, 1942, 208 pp. Advertencia del autor y prólogo de Juan Oscar Ponferrada. Como autor, figura Cide Hamete Benengeli, y Jerónimo del Rey como traductor del arábigo. Con dibujos de Marius (Carlos Vergottini).
Segunda Edición: Buenos Aires, Ediciones Penca, Club de Lectores, 1944. Aumentada con tres capítulos y uno inconcluso, "El hombre que vio al Diablo", tomado de Martita Ofelia, a. nº 8.
Tercera edición: Buenos Aires, Theoría, 1965, aumentada.
Cuarta edición: Buenos Alres, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, 1.
Quinta edición: Buenos Aires, Theoría, 1991.
Sexta edición: Buenos Aires, Vórtice-Serviam (Exposición del Libro Católico), 1991 - 12. Una santa maestrita.
"Una vida admirable de la bienaventurada María Bartolomé Capitanio, fundadora del Instituto de las Hermanas de Caridad, llamada de la Virgen Niña". Narrada por Leonardo Castellani. Con dibujos de Font. Buenos Aires, Escuela Tipográfica Don Guanella, 1944,123 pp. Hagiografía. - 13. Crítica literaria http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Crítica Literaria". Prólogo de Hernán Benítez. Buenos Aires, Ediciones Penca, 1945, 487 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1974; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, IV. Ensayos y crítica literaria. - 14. Las canciones de Militis http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Las canciones de "Militis. Buenos Aires, Editorial de Formación Patria, 1945, 224 pp. Con un prólogo del autor, firmado: Jerónimo del Rey.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1973; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, 1, 391 pp. Con el agregado de "6 ensayos y 3 cartas", pp. 253 a 361. El volumen se cierra con una "Reseña Biográfica" y una "Bibliografía de L. C." (pp. 363-391) compuestas por Jorge Castellani, el editor de la colección y sobrino de L. C..
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 19, con un estudio preliminar de Rubén Calderón Bouchet. - 15. Elementos de metafísica.
"Elementos de metafísica" Buenos Aires, D.A.L.I.A., 195 1, 225 pp. Manual filosófico para el sexto año secundario. Hubo una primera versión en Salta, mimeografiada y sin numeración, en 1950, con el título "Rudimentos de metafísica" - 16. Cristo ¿vuelve o no vuelve? http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Cristo, ¿vuelve o no vuelve?" Ensayos religiosos. Ilustraciones de Vergottini (Marius). Buenos Aires Paucis Pango, 1951, 274 pp. Advertencia preliminar del autor.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, vol. 5. - 17. El libro de las oraciones http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El libro de las oraciones". Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1951, 244 pp. Con un aparato con datos biográficos del autor.
Segunda edición, aumentada: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca Dictio, vol. 25. Poesías. - 18. La muerte de Martín Fierro http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"La muerte de Martín Fierro". (Desiderio Fierro Cruz). Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1953, 297 pp. Poesía. - 19. Los papeles de Benjamín Benavídez http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Los papeles de Benjamín Benavides". Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1954 pp. Contiene solamente los Cuadernos 1 y 11 de la obra.
Segunda edición: México, Edicionesjus S.A., 1967,411 pp. Contiene los cuadernos I, II y III.
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 30. La obra completa, con los cuatro cuadernos. Narrativa y ensayística aunadas. - 20. Explicación y prueba en psicológia.
Separata de las Actas del Primer Congreso Argentino de Psicología, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 1955, 380 pp. Corresponde a las pp. 305 a 322.
Leonardo Castellani - Bibliografa
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Re: Las Gafas de Castellani
Leonardo Castellani
Bibliografía
El siguiente listado de las obras publicadas del P. Castellani está adaptado de la Bibliografía elaborada por el Dr. Pedro Luis Barcia, publicada en la revista "El Gato Negro", diciembre de 1996
Se omiten numerosos prólogos y epílogos a libros de otros autores, traducciones, comentarios y numerosos artículos periodísticos en diarios y revistas, y obras de otros autores sobre Castellani.
El icono al costado del título, permite ver las portadas de algunas ediciones.
- 21. Su Majestad Dulcinea http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Su majestad Dulcinea. Historia pueril-profético-policial-prodigioso-político-religiosa del fin de este siglo extraída de las memorias de Luis Sancho Vélez de Zárate Namuncurá (a) el Cura Loco; Primer Patriarca del Neo-Virreynato del Río de la Plata por Edmundp Florio y Jerónimo del Rey". Ilustraciones de Ballester Peña y Juan Francisco Lanosa. Buenos Aires, Ediciones Cintra, 1956, sin foliación.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones Patria Grande, 1972, 300 pp. - 22. El Evangelio de Jesucristo http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El Evangelio de Jesucristo" Buenos Aires, Itinerarium, 1957, 402 pp. Firmado como Leonardo Castellani Conte Pomi Ph. D.
Segunda edición: Buenos Aires, Itinerarium, 1958, corregida y aumentada.
Tercera Edición: Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1963;
Cuarta edición: BuenosAires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 7. - 23. El enigma del fantasma en coche http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El enigma del fantasma en coche". Buenos Aires, Ediciones Norte, 1958, 153 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, s. ed., 1976. - 24. El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trio http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío". Buenos Aires, Ediciones Doseme, 1959, 157 pp. - 25. Las parábolas de Cristo http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Las parábolas de Cristo". Buenos Aires, Itinerarium, 1959,345 pp.
Segunda edición: Mendoza, Ediciones Jauja, 1994. - 26. Doce parábolas cimarronas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Doce parábolas cimarronas". Buenos Aires, Itinerarium, 1959, 173 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Itinerarium, 1960, 173 pp. - 27. Esencia del liberalismo.
Buenos Aires, Librería Huemul, 1961, 30 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Editorial Nuevo Orden, 1964, 30 pp.
Tercera edición: Buenos Aires, Librería Huemul, 1971, 55 pp. Edición aumentada con un apéndice y tres capítulos.
Cuarta edición, aumentada: Buenos Aires Dictio, 1976; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII, v. asiento nº 31. - 28. Perspectivas argentinas.
Buenos Aires, Librería Huemul, 1962, 27 pp. - 30. El Apokalipsis de San Juan http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El apokalipsis de San Juan". Traducción del griego y estudio literal. Buenos Aires. Ediciones Paulinas, 1963, 388 pp.
Segunda edición: México, Editorial Jus S.A., 1967, 358 pp.
Tercera edición: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1977; Biblioteca Dictio, vol. 10.
Cuarta edición: Buenos Aires, Ediciones Vórtice, 1990 Con un prólogo del Padre Alfredo Sáenz, S. J. - 31. Lugones http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Lugones". Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964,129 pp. Firma como Leonardo Castellani Conte Pomi. Incluye a. nº 5.
Segunda edición aumentada: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII, v. a. nº 45. - 32. El rosal de nuestra Señora http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El rosal de Nuestra Señora". Buenos Aires, Ediciones Nuevas Estructuras, (1964), 142 pp. - 33. Sonatas tristes de todo el año manresanoPoemas.
"Sonatas tristes de todo el año manresano". Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 54 pp. - 34. Juan XXIII (XXIV) http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Juan XXIII (XXIV) o sea la resurrección de Don Quijote. (Sinfonía fantástica a la Berlioz en tres movimientos y una coda; para uso de naciones subdesarrolladas)." El título en tapa es Juan XIII Una fantasía. Firma como Jerónimo del Rey. Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1964, 342 pp. Novela - 35. Las profecias actuales
"Las Profecías actuales". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1966, 28 pp. - 36. Freud en cifra http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Freud en cifra". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1966, 70 pp.
Segunda edición: Buenos Aires, Ediciones del Buen Ladrón, 1991, 78 pp. - 37. Decíamos ayer http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Decíamos ayer..." Buenos Aires, Editorial Sudestada, 1968, 424 pp. - 38. Crestomatía
"Crestomatía". Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1969, 224 pp. Introducción, glosa y anexo gramatical de la profesora Irene Enriqueta Caminos. Es una antología de textos de L. C. para la enseñanza. - 39. Política y salvación
"Política y salvación". Buenos Aires, Ediciones Patria Grande, s. a. (1972), sin numeración. - 40. De Kirkegord a Tomás de Aquino http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"De Kirkegord a Tomás de Aquino". Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1973, 264 pp.
Leonardo Castellani - Bibliografa
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Re: Las Gafas de Castellani
- 41. Seis ensayos y tres cartas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Seis Ensayos y tres cartas". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1973, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, 1 v. a. nº 14.
Segunda edición, aumentada con cinco ensayos: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 20. - 42. Crítica literaria - Notas a caballo de un pais en crisis http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Notas a caballo de un país en crisis", en el tomo del a. no 13. Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1974; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, IV: "Crítica literaria. Notas a caballo de un país en crisis". Lleva estudio de Bernardino Montejano, h. - 43. Catecismo
"Catecismo". Buenos Aires, Círculo de Amigos de Leonardo Castellani, 1975, 140 pp. - 44. El ruiseñor fusilado - El místico http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"El ruiseñor fusilado. El místico". (jacinto Verdaguer, presbítero). Buenos Aires, Ediciones Penca, 1975, (colofón, en portada, 1952), 314 pp. La biografía y crítica de Verdaguer, pp. 9-154; el drama en tres actos, El místico, pp. 155-314 - 45. Nueva crítica literaria http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Nueva crítica literaria". Obra publicada junto a las obras registradas en los asientos nº 31 y 27. Lugones. "Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976. Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII. Los dos primeros libros están aumentados en su contenido. Las tres obras llevan sendos prólogos de: Jorge N. Ferro, Roberto H. Rafaelli y Juan Luis Gallardo. Ensayos. - 46. Una gloria santafesiana:Horacio Caillet-Bois. Vida y Obra http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Una gloria santafesina. Horacio Caillet-Bois. Vida y obra". Buenos Aires, Ediciones Penca, 1976, 255 pp. - 47. Catecismo para adultos
"Catecismo para adultos". 16 lecciones sobre el Verbo Encarnado. Buenos Aires, Ediciones del Grupo Patria Grande, 1979,189 pp. - 48. Proceso a los partidos políticos
"Proceso a los partidos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 52 pp. Contiene: "Martita Ofelia, víctima ritual", "Romance de Martita Ofelia", "Dollyla libertad de imprenta" y "La 'bocación' de maestra". - 49. Sentencias y aforismos políticos
"Sentencias y aforismos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 63 pp. Selección temática de 260 reflexiones breves. - 50. Las ideas de mi tío el cura http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Las ideas de mi tío el Cura". Buenos Aires, Editorial Excalibur, 1984, 233 pp. Prólogo del P. Carlos Miguel Buela. Nota Editorial de Antonio Caponetto y Jorge N. Ferro. - 51. Antología de cuentos.
"Antología de cuentos". Introducción y selección de Fermín Chávez. Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación-Gram Editora, 1994, 161 pp.; Colección Identidad Nacional, 31. - 52. Psicología humana http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Psicología humana". Mendoza, Ediciones Jauja, 1995, 293 pp. Ensayos.
Hay un segunda edición, 1997 - 53. Freud http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Freud". Mendoza, Ediciones Jauja, 1996. - 54. Domingueras prédicas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Domingueras prédicas", Mendoza, Ediciones Jauja, 1997 - 55. Domingueras prédicas II http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Domingueras prédicas II", Mendoza, Ediciones Jauja, 1998 - 56. Castellani por Castellani http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Castellani por Castellani", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999 - 57. Un país de Jauja http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Un país de Jauja, Mendoza", Ediciones Jauja, 1999. Escritos publicados en la revista "Jauja", fundamentalmente 'Directoriales' y 'Periscopio'
Otra recopilación de sus Directoriales fue publicada con el título Reflexiones políticas http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif - 58. Cristo y los fariseos http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"Cristo y los fariseos", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999 - 59. San Agustín y nosotros http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
"San Agustín y nosotros", Mendoza, Ediciones Jauja, 2000
Obras en colaboración (Breve selección)
- Revista Jauja http://hjg.com.ar/txt/lc/img/i.gif
Dirección desde su primer número (Enero 1967) hasta el último (Diciembre 1969) - Summa Teológica
Revisión, traducción parcial y comentario de los cinco primeros tomos de la "Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino", en la edición (en 20 tomos) del Círculo de Lectores. 1944 -1945 - El señor del mundo, de Robert H. Benson
Traducción y posfacio, 1958 - La iglesia patrística y la parusía
Traducción, prólogo y reelaboración (autor original: P. F. Alcañiz), 1962. - Las cien mejores poesías líricas argentinas
Recogidas por Castellani y Fermín Chávez, 1953.
Algunos Seudónimos
- Jerónimo del Rey
- Militis Militorum
- Cide Hamete (h)
- Pio Duca D'Elia
- Desiderio Fierro
Leonardo Castellani - Bibliografa
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Re: Las Gafas de Castellani
De Prada: reportaje sobre Leonardo Castellani
http://2.bp.blogspot.com/-73dp2OjJ-P..._en_Espana.jpg
MADRID, 06 Feb. 12 / 06:15 am (ACI/EWTN Noticias).-El reconocido escritor y crítico literario Juan Manuel de Prada, “resucitó” en España la obra del autor, apologeta y sacerdote jesuita argentino Leonardo Castellani (1899-1981) en un total de cuatro libros entre los que destacan “Como sobrevivir intelectualmente al siglo XXI” y “Pluma en ristre” de la editorial Libros Libres.
De Prada, escritor en medios españoles y columnista en el diario vaticano L’Osservatore Romano, concedió una entrevista a ACI Prensa para explicar las razones por las que ha recopilado la obra del P. Castellani, un referente intelectual católico.
ACI Prensa: ¿por qué escogió al P. Leonardo Castellani para recopilar sus artículos y textos?
De Prada: porque fue un escritor que me deslumbró, del que no sabía nada, eso que soy un conocedor de la literatura argentina. Es un apologeta y defensor de la fe admirable y decidí que había que darlo a conocer al lector español.
ACI Prensa: ¿resaltas su manera de defender la fe?
De Prada: nunca vi a un apologeta defender con tanta brillantez las verdades del la fe y también la encarnación de esas verdades en las realidades naturales, en lo político, social, económico, y especialmente cultural, me resulto un caso único.
Pensemos en escritores del ámbito anglosajón o francés, Chesterton, Belloc, escritores más consagrados o aplaudidos. En un escritor en lengua española nunca vi esta fusión tan espectacular entre una escritura extraordinaria y un amor tan grande a la fe.
ACI Prensa: ¿cuál ha sido el papel que Castellani ha desempeñado en tu visión del mundo y de la religión?
De Prada: lo considero un maestro en el camino, creo que la fe es un camino que nunca se termina de andar, más allá que uno crea o no crea. La fe siempre anda entre escollos, sombras, dificultades, está alimentada por algo que es más fuerte que uno, pero al mismo tiempo uno tiene que desenvolverse en el mundo.
En este camino surgen constantemente inquietudes y a mí Castellani en eso me ayudó mucho: a enfrentarme a esas inquietudes, a encontrar respuestas, razones, fortaleza, belleza, humor.
Es un escritor muy dotado para el humor, me dio razones incluso para enojarme porque es un escritor muy apasionado. Se toma las cosas muy a pecho, se enfada mucho, pero luego al mismo tiempo tiene ese humor.
ACI Prensa: ¿su obra te motivó a acercarte a Dios?
De Prada: yo siempre he tenido fe, pero leyendo su obra pude profundizar mucho más en ella.
ACI Prensa: ¿por qué crees que ha tenido tanta aceptación en España la obra de Castellani sobre los últimos tiempos?
De Prada: no diría que haya tenido tanta aceptación, yo diría que Castellani es "un maldito" porque es un testigo de la verdad. Y creo que en un mundo donde la mentira acampa por sus fueros un testigo de la verdad es un maldito, y eso no lo cambia nadie, más que Cristo cuando vuelva.
ACI Prensa: ¿a qué se refiere cuando dice que Castellani es "un maldito"?
De Prada: es un escritor cuya sensibilidad cultural de nuestro tiempo no lo admite, repele, como a Cristo lo repelieron sus contemporáneos. Como le dijo el viejo Simeón a la Virgen en el día de la presentación en el templo, “este niño va a ser signo de contradicción”.
Creo que cualquier seguidor de Jesús es un signo de contradicción, es un elemento perturbador en medio de la sociedad, y un escritor como Castellani es un elemento perturbador dentro de esta pantomima cultural que vivimos hoy.
ACI Prensa: ¿cómo un jesuita argentino “resucita” en España, cuál considera es el aporte más valioso de Castellani?
De Prada: yo creo que fue la providencia. A mí quien me hace descubrir a Castellani es un amigo porteño anticlerical y nada religioso, pero que tuvo la grandeza de reconocer que Castellani era un gran escritor.
Y así fue que lo conocí, no lo descubrí gracias a un fervoroso católico sino gracias a un ateo, pero al mismo tiempo una excelente persona, llena de virtudes y un gran amigo. Y eso lo interpreto como una providencia, que me lo recomiende una persona que en teoría me tendría que haber recomendado un tipo de lectura distinta, es casi un milagro.
Además del hecho de que yo, teniendo tantas recomendaciones de lecturas y con tantas lecturas atrasadas, me pusiera a leer ese libro. En todo hubo un componente muy providencial.
El hecho de que empiece a publicar sobre él también fue providencial, he publicado ya 4 libros de Castellani en España: dos antologías de artículos, publicados en Libros Libres, “Como sobre vivir intelectualmente al siglo XXI” y “Pluma en ristre”, y dos de sus mejores libros: “El apokalipsys de San Juan”, un comentario al apocalipsis, y el “Evangelio de Jesucristo”, que son comentarios a las lecturas dominicales del Evangelio.
Es posible que publique un quinto libro: “Los papeles de Benjamín Benavides”. Es milagroso que también haya editores que se hayan interesado. Estoy seguro que hay lectores a los que la obra de Castellani también les ha parecido apasionante.
ACI Prensa: ¿por qué el P. Castellani fue separado de la orden de los jesuitas?
De Prada: tenía un carácter muy duro que le hacía tener choques con los de la Compañía, a veces conductas que se pueden considerar estrafalarias. Era un escritor, poeta, artista, y los grandes creadores tienen una mente complicada, y creo que esto no lo supieron entender sus superiores al tratar de moldear su temperamento a unas reglas comunes para todos los de la Compañía.
Por otra parte, él denunció de forma feroz en una serie de cartas, que fue lo definitivo para que lo expulsaran de la compañía, como los votos de pobreza castidad y obediencia de la compañía necesitaban ser purificados, tener un rigor más de fondo y un rigor menos de forma, esto fue implacable para él.
Esas cartas están en un libro editado en Argentina "Cristo y los fariseos". Al leer esas cartas en las que reflexiona sobre la pobreza, castidad y obediencia uno entiende lo que ocurrió posteriormente en las órdenes religiosas. Creo que su separación del ministerio sacerdotal de alguna manera es una especie de signo profético de lo que le iba a ocurrir a la Iglesia en los años inmediatamente posteriores, en donde la vida sacerdotal y religiosa tanto iba a sufrir.
Fue repuesto en su ministerio sacerdotal en los años 60, volvió a hacer misas, y murió haciendo misas todos los días. Se le ofreció siendo anciano volver a la Compañía de Jesús pero lo rechazó y se quedó como sacerdote secular.
ACI Prensa: ¿qué le dice Castellani a los católicos del mundo secularizado de hoy?
De Prada: les hubiera llamado católicos “mistongos”, católicos blanditos, fofos, que pretenden servir a dos amos, habría sido bastante áspero, pero también divertido. Hubiera sido un látigo para nuestras conciencias extraordinario y nos hubiera hecho muy bien. Pero creo que lo importante de un escritor al final son sus libros, y en eso creo que Castellani nos ha dejado libros maravillosos que tenemos que leerlos.
Breve biografía
El P. Castellani nació en Santa Fe (Argentina). Ingresó a la Compañía de Jesús (jesuitas) a los 19 años y fue ordenado sacerdote en 1931. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma y Psicología en la Sorbona de París. De vuelta a casa, su actividad periodística y política le granjeó muchos y poderosos enemigos.
En 1949 fue expulsado de la Compañía de Jesús y suspendido en su ministerio sacerdotal, que recuperó en 1966. Tan duro periodo concentra su mejor producción intelectual, que le catapultó como referente para el pensamiento argentino.
Murió en Buenos Aires dejando obras ya clásicas como Camperas, Los papeles de Benjamín Benavides, El Apocalipsis de San Juan o Su Majestad Dulcinea.
Fuente: ACI Prensa.
STAT VERITAS
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Re: Las Gafas de Castellani
muy buen aporte Hyeronimus!
Debo mi conferencia sobre el padre Castellani.
No la encuentro en mi desordenado por no decir caótico archivo, tratare de ubicarla.
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Re: Las Gafas de Castellani
Vivir en tiempo futuro
Juan Manuel de Prada
Hace cinco años aproximadamente publiqué en esta misma revista un artículo titulado Las gafas de Castellani, en el que narraba con alborozo el descubrimiento de un escritor argentino, Leonardo Castellani (1899-1981), cuya lectura me había dejado una profunda huella. O quizá sea más apropiado decir profunda herida: porque Castellani no solo me pareció un escritor muy dotado, con un estilo entre quijotesco y montaraz que no se parecía a ningún otro que hubiese leído antes, sino que transformó y trastornó por completo mi forma de ver las cosas, mi forma de vivir mi propia vocación literaria y mi fe religiosa. Hay escritores que, en coyunturas determinadas de nuestra existencia, ensanchan nuestro horizonte vital; y así me ocurrió a mí con Castellani, al que le había sido concedido el doloroso don de mirar más adentro y más allá de la apariencia de las cosas; y a quien, ya en vida, se le condenó al ostracismo. «Los hombres que viven en tiempo presente escribió en cierta ocasión rechazan instintivamente hacia la soledad al que vive en tiempo futuro». En medio de este rechazo y soledad vivió Castellani: rechazo que, en muchos momentos de su vida, fue auténtico calvario, y casi muerte civil.
Aquel artículo que publiqué hace cinco años cayó en las manos de un editor magnífico y una de las personas más nobles que he conocido en mi vida, Carmelo López-Arias, que me invitó a publicar un libro de Leonardo Castellani en la editorial en la que trabaja, LibrosLibres. Lo titulamos Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI; y, sorprendentemente, se vendió más que bien, lo que después me permitiría publicar otras obras del mismo autor: Pluma en ristre (otra selección de artículos), El Evangelio de Jesucristo (comentarios sabrosísimos a las lecturas dominicales del Evangelio) y El Apokalypsis de San Juan (una exégesis del último libro del Nuevo Testamento). Durante todos estos años, el rescate de Leonardo Castellani ha sido motor principalísimo de mi vida, algo que ni siquiera las personas más allegadas a mí han comprendido del todo, porque en mi tozudez proselitista había algo de inmolación. Pero hay cosas que uno no hace porque quiera, sino porque sabe que tiene que hacerlas; y sabe también que si no las hace tendrá algún día que rendir cuentas por ello.
Ahora concluyo esta labor de rescate publicando Los papeles de Benjamín Benavides (Homo Legens), tal vez la obra más representativa del genio castellaniano, una suerte de novela de tesis que participa del diálogo platónico, la sátira de costumbres y hasta de la intriga policial, cuyo protagonista, el Benjamín Benavides del título un trasunto evidente del propio autor, discute con un grupo de amigos variopintos las profecías del Apocalipsis. A simple vista, parece una obra escrita a salto de mata que entreteje, con evidente falta de unidad académica, fabulaciones de índole peregrina; pero, poco a poco, emerge de su lectura una visión abarcadora de la Historia humana (y de su vida futura, más allá de este 'valle de lágrimas') cautivadora. Y, en momentos tan críticos y sombríos como los que vivimos, especialmente dilucidadora y esperanzada.
Castellani habla en Los papeles de Benjamín Benavides de asuntos sobre los que la cultura de nuestro tiempo ha echado siete candados; y que hasta los propios cristianos han dejado de 'imaginar'. Pero, como en algún pasaje de la obra observa su autor, toda esperanza verdadera se apoya en el pedestal que la imaginación le presta: si no podemos hacernos una idea concreta de lo que esperamos, tendemos a expulsarlo de nuestra mente. Desde hace ya bastante tiempo, se está haciendo un esfuerzo -silencioso pero implacable- que consiste en retirar poco a poco todos los apoyos sobre los que la imaginación popular sostenía su creencia en una vida futura; y así, cegadas todas las salidas por donde el creyente buscaba concebir su destino último, la esperanza acaba marchitándose y siendo ensordecida por «una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre por el hombre». Pero no hace falta sino mirar en derredor para descubrir que todas las promesas de consecución del paraíso en la Tierra que nos hicieron los 'cantores del progresismo' se han revelado falsas y frustrantes. Castellani, que vivía en tiempo futuro, nos devuelve en Los papeles de Benjamín Benavides, con la vista siempre clavada en el horizonte escatológico, el verdadero sentido de la esperanza cristiana. Inevitablemente, se lo hicieron pagar con creces.
Vivir en tiempo futuro
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Re: Las Gafas de Castellani
Que bueno lo de Juan Manuel Prada!
Los Papeles de Benjamin Benavides del Padre Castellani es un libro imperdible.
Me alegro que se haya editado en España y lo recomiendo absolutamente!
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Re: Las Gafas de Castellani
"Los Papeles de Benjamín Benavides", de Leonardo Castellani - leitura absolutamente obrigatória!
http://4.bp.blogspot.com/-rS7vZe3-NM...20/Papeles.jpg
Está de parabéns a “Homo Legens”, que tão relevantes serviços tem prestado à cultura católica em terras espanholas e não só, pela publicação de “Los Papeles de Benjamin Benavides”, do Padre Leonardo Castellani, obra que surge agora pela primeira vez no país vizinho e com o atractivo suplementar de a presente edição ser prefaciada por Juan Manuel de Prada.
De “Los Papeles” direi “apenas” que é o meu livro preferido de autoria de Castellani: a ele retorno com frequência e a cada regresso descubro novas coisas para ponderar e reflectir. Autêntica obra-prima, escrita com notável erudição sem prejuízo de ser de leitura simplicíssima, nesta o ilustre sacerdote argentino debruça-se sobre aquele que foi o seu tema favorito de estudo ao longo da sua vida - o Apocalipse de São João.
Através de um conjunto de diálogos em que a personagem central é Don Benya ou Benjamín Benavides, extravagante sábio católico espanhol com raízes judias sefarditas, Castellani sustenta de modo mais do que convincente ser o Apocalipse um livro simultaneamente retrospectivo e prospectivo, no qual é narrada e/ou prevista toda a História da Igreja até ao final dos tempos, os quais serão consumados com a segunda vinda de Cristo à Terra (verdade de fé tão esquecida nos dias de hoje por quase todos os que se dizem crentes - “Et iterum venturus est cum gloria”, reza-se no “Credo”).
Leitura mais do que recomendada, leitura absolutamente obrigatória!
A Casa de Sarto
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Re: Las Gafas de Castellani
http://4.bp.blogspot.com/-IDMN115il7...i+de+Prada.jpg
LOS PAPELES DE BENJAMÍN BENAVIDES.
Leonardo Castellani.
Prólogo de Juan Manuel de Prada.
Homolegens, 2012.
448 páginas. Precio 25 euros
En: La Librería Católica
El Matiner
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Re: Las Gafas de Castellani
O autêntico romance profético da nossa época
http://4.bp.blogspot.com/-K2eWz6dHYf...Dulcinea+2.jpg
Seria óptimo que Juan Manuel de Prada, apesar de abalado pelos sucessos recentes ou até por causa disso mesmo, se abalançasse, no seu labor de divulgação da obra do Padre Leonardo Castellani, a promover a reedição de “Su Majestad Dulcinea”, trabalho no qual o insigne sacerdote católico argentino demonstra em absoluto toda a sua genialidade, obrando o autêntico romance profético da nossa época. Sobre este último, não resisto a transcrever daqui o seguinte trecho:
Lo que Castellani expone en sus libros teológico-exegéticos, lo ha desarrollado también, y de manera insuperable, en sus novelas. Entre ellas, quisiéramos destacar Su Majestad Dulcinea, a nuestro juicio una de sus obras cumbres, donde, retomando la trama de la novela de Benson que hemos comentado anteriormente, imagina los sucesos del Apocalipsis, pero aplicándolos a nuestra patria. También allí reaparece la figura siniestra de Juliano Felsenburgh. Mas lo que allí se describe con pluma maestra –como sabemos, constituye uno de los temas recurrentes en el pensamiento de nuestro autor– es la corrupción en el interior de la Iglesia. A diferencia de los católicos fieles, una minoría cada vez más exigua, la mayor parte de los cristianos adhiere a la corriente política dominante, la política del Señor del Mundo, que no es otro que Felsenburgh, de cuyo Imperio somos una de las colonias. Digamos entre paréntesis que en esta materia del Gobierno Mundial, Castellani fue un verdadero profeta, llegando a predecir hasta el envío de tropas argentinas para operaciones ordenadas por el Poder que ejerce la hegemonía universal. Pues bien, en nuestra patria se va formando en ciertos lugares una Iglesia falsa, que bajo el nombre de Neocatolicismo, Movimiento Vital Católico o Vitalismo Cristiano, llega incluso a inficcionar ciertos espacios de poder de la Iglesia de Cristo y como señalara S. Pío X en su condena al Modernismo, socava las raíces mismas de la fe, y operando «desde dentro», confunde al pueblo cristiano, al mismo tiempo que acosa duramente a los católicos fieles, de modo semejante a como ocurrió en tiempos de Arrio o de otras grandes herejías.
Es la Iglesia de Monseñor Panchampla, obeso obispo a las órdenes del poder imperante, rodeado de su séquito de eclesiásticos serviles. En un acto público se concretó solemnemente la unión de la Iglesia y del Estado, del poder espiritual y temporal, «conciliados cordialmente por obra de la Razón y la Vida por primera vez en la historia de los pueblos», como clamó el Locutor oficial. Y así, la religión adulterada suplió públicamente a la de Cristo. Como la Iglesia decía «Extra Ecclesiam nulla salus», escribe Castellani, esta Contra-Iglesia o Pseudo-Iglesia predica: Fuera de la «democracia» no hay salvación. Trátase, como se ve, de una auténtica defección, o más propiamente, de una «herejía» o «nueva religión». Queda el lenguaje, pero vaciado de sentido; quedan los viejos ritos, pero falsificados. «El misterio de iniquidad, que consiste en la inversión monstruosa del movimiento adoratorio hacia el Creador en hacia la creatura se ha verificado del modo más completo posible, sin suprimir uno solo de los dogmas cristianos..., solamente con convertirlos en mitos, es decir, en símbolos de lo divino que es lo humano».
En la ficción de Castellani coexisten dos Papas, el verdadero, León XIV, que reside ocultamente en Jerusalén; y el falso, pero oficial, Cecilio I, con sede en Roma. Cuando años más tarde Cecilio I muere, es elegido para sucederlo el propio Juliano Felsenburgh, quien reúne así todos los poderes. Mas la Iglesia no ha muerto, ya que los católicos fieles tienen sus Patriarcas e Inspectores clandestinos, que a la muerte de León XIV eligen a Juan XXIV.
En fin, como puede verse, Su Majestad Dulcinea es una novela teológica acerca del fin de la historia. «Estos tiempos son muy buenos –dice su protagonista, el Cura Loco, que no es otro que el mismo Castellani–, porque son eficacísimos para hacernos renegar de lo que Cristo llamó “el mundo”». Dejemos, por el momento, la consideración de esta novela, local y universal a la vez.
A Casa de Sarto
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Re: Las Gafas de Castellani
Una novela del P. Castellani de difícil reseña
Genial, con atisbos locoides, apasionante, profética...
Jerónimo del Rey (P. Leonardo Castellani): Juan XXIII (XXIV). Una fantasía. Librería Lectio, Córdoba (Argentina), 2013, 349 pgs.
El libro se escribió en 1964. Y es plenamente castellaniano: brillante, incluso genial, imposible, que atrapa enseguida al lector que tenga interés por cuestiones eclesiales y una cierta cultura pues al analfabeto cultural le será imposible entenderlo, con mucho fondo autobiográfico, crítico, amante de la institución, con atisbos que algunos podrían considerar progresistas y enorme fondo tradicional y profético. Ya me dirán si no es profético un Papa argentino y que renuncia al Pontificado. Y ya para rizar el rizo el Papa es él. Sacerdote abandonado, expulsado de la orden "jeromiana", la suya también empezaba por jota, y rescatado por Juan XXIII para reconducir un Concilio que se le iba de las manos. Para mí ha sido un gozo de lectura. Que me confirma más en la genialidad de este singular sacerdote argentino.
Es una novela y no os la voy a destripar. El lector que pueda hacerse con el libro, cosa que no será fácil pues está editado en Argentina y supongo que con escasa tirada, quedará asombrado de tanta imaginación y de tanto fondo real. Algunos personajes son identificables, otros, pura imaginación del autor. Que tenía mucha.
Y aquí concluyo la nota. Quien quiera saber más que intente hacerse con el libro. El mío no lo presto. Pero sí hago constar mi agradecimiento al queridísimo amigo que me lo regaló.
¿Lo habrá leído el Papa Francisco?
Castellaniana
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Re: Las Gafas de Castellani
LEONARDO CASTELLANI, MAESTRO DE LA FE
Jorge Mastroianni (Publicado en “Cabildo” 98, año X, segunda época)
Los años transcurridos desde la muerte del Padre Castellani (foto de la izquierda), son posiblemente el lapso en que frecuentamos su trato con mayor asiduidad. Decimos “trato” y no “lectura”, porque un libro de Castellani es una lección dialogada entre autor y lector, un coloquio que va desarrollándose inadvertidamente, hasta que —de pronto— las intuiciones y sentimientos que suscita la lectura irrumpen en forma de diálogo ameno y chispeante. El alma de ese diálogo personal, directo y confiado, consistía en su propósito de cumplir con el oficio que Dios eligiera para él, esto es, enseñar la Fe, poniendo a su servicio los medios más aptos del que él eligiera para cumplirlo: nos referimos a su vocación de sacerdote y su idoneidad de hombre de letras. Porque este escritor singular, profundo, sabio y disciplinado como pocos en su trabajo; este lector de oficio —que ejercía como un deber de estado en que se juegan la vida o muerte eternas— este sacerdote que amó a la Iglesia “a pesar de los pesares” y, sobre todas las cosas, amó a Cristo presente en la Iglesia, era, sobre todas las cosas también, un hombre de Dios, un hombre elegido por Dios. Dice bien Calderón Bouchet en su Estudio Preliminar a “Las Canciones de Militis” (Ed. Dictio, Bs. As., 1974) que “…sin ser dominico, hizo suyo el lema de aquella Orden: Contemplari et contemplata aliis tradere”. Bien dice, porque de esta contemplación y transmisión de lo contemplado, puede afirmarse que fue el primer motor de su obra. Y bien dice, cuando explicitando el concepto, agrega: “…si hay algo que distingue a Castellani de otros doctos en sagradas ciencias, es su idoneidad para hacerse entender y provocar en la inteligencia un movimiento de profundo goce intelectual sostenido por dos estímulos aparentemente antagónicos: el descubrimiento de la verdad y la asombrosa comprobación de la insignificancia de las mentiras que la ocultaban…” (subrayado nuestro). Conocer, en sentido cristiano, es contemplar y luego obrar en orden a lo contemplado. La virtud de la caridad, en este caso, consiste en participar a los demás de la Verdad contemplada: esa “caridad de la Verdad” que debemos al prójimo, antes y mejor que cualquier otro bien material o moral.
“El problema del aeronauta (dice Castellani), no es sólo volar alto, sino volar alto con pasajeros y carga, que de otro modo le puede sacar ventaja cualquier globito de hidrógeno”. Castellani voló alto y dotado de un instrumental de vuelo excepcional: Teología, Filosofía, Lingüística, Psicología, latín y griego, seis idiomas modernos, preceptiva literaria, arte y sensibilidad de poeta. Voló alto hacia Dios, por amor de Dios, llevando en el “anca” de su vuelo a la Patria, que al decir de Verlaine en los inolvidables versos que Castellani tradujera “…ya son un solo amor, ya no son dos”. Y voló alto para salvar su alma y la nuestra en un vuelo del que algunos fueron pasajeros y otros fuimos carga. Dicho en cristiano, unos pocos fueron Cireneos y otros, cruz.
Se ha dicho de él que fue el escritor religioso más original de este tiempo. Es verdad, pero vale la pena detenernos a considerar en qué consistía esa originalidad. Por una parte, originalidad de estilo, innegable, evidente, casi única. Pero por otra, o mejor dicho, subsumiendo aquélla, la originalidad de las almas en gracia, la santa originalidad de los fieles a las mociones de la Gracia.
¡Qué más le daba al Padre una palabra, un giro idiomático más o menos pulido, si expresaba claramente la idea que trataba de enseñarnos, la verdad que defendía, el punto de la Fe en que podíamos vacilar, tropezar o escandalizarnos! Castellani fue un maestro en la más amplia y pura acepción de la palabra, un maestro de la inteligencia, pero también un maestro de los corazones, porque movía la voluntad a la enmienda y a la vida virtuosa: porque edificaba, en suma, poniendo la inteligencia al servicio de la Fe.
Este servicio de la inteligencia en obsequio de la Fe, esta subordinación de grado de la razón a la Providencia, puede parecernos fácil a los que obramos sin mucho miramiento respecto de ambas. Pero en los hombres del talante (y del talento) de Leonardo Castellani, implica un esfuerzo y un vencimiento de valor excepcional: es fácil renunciar a las riquezas que no se tienen, lo tremendamente difícil es renunciar a las que se tienen.
En obsequio de la Fe, Castellani vendió, como el mercader de la parábola, todos sus bienes. Por cultivar el pequeño grano de mostaza, por hallar el tesoro escondido, por adquirir la perla única, gastó su vida, “…al servicio de Dios y de los hombres, en las cosas que miran a Dios” (San Pablo, ad Heb.)
Dice Bloy, parafraseando a San Pablo, precisamente, que la Fe “…es la sustancia de nuestra Esperanza”. Castellani vivió como pocos esa verdad; como pocos nutrió su Esperanza de la Fe y como pocos la esparció generosamente, como la buena semilla del Evangelio. Algunas cayeron sobre el camino, otras a su vera. Algunas fueron asfixiadas por los abrojos, pero alguna cayó en buena tierra. Y germinó, y dio frutos en abundancia. En esta patria enferma, tan melancólica, tan doliente, es preciso volver a ver la patria bella, tan oculta, que solo los ojos de la Fe intrépida, de la Fe que mueve montañas, serán capaces de descubrirla.
Castellaniana: Maestro de la Fe
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Re: Las Gafas de Castellani
34º aniversario de su fallecimiento
Parecemos devolvértelos a Ti, oh Dios, de Quién los recibimos. Pero así como Tú no los perdiste al darlos a nosotros, tampoco los perdemos cuando regresan a Ti.
Oh Amante de Almas, Tú no das como el mundo da. Lo que das no quitas, pues lo que es Tuyo, también es nuestro puesto que somos Tuyos, y Tú eres nuestro.
La vida es eterna, el amor es inmortal; la muerte no es más que horizonte, y el horizonte no mas que límite de nuestra visión.
¡Levántanos, oh Poderoso Hijo de Dios, para poder ver más allá; enjuga nuestros ojos para mirar con luz más clara; acércanos a Ti para sentirnos junto a Ti y hallarnos cerca de nuestros queridos seres que están contigo!
Y mientras preparas un lugar para nosotros, prepáranos a nosotros también para esa tierra feliz, por que donde estés, estemos nosotros también, por siempre. Amén.
Rdo. Padre Bede Jarret O.P.
Castellaniana
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Re: Las Gafas de Castellani
Padre Leonardo Castellani: el profeta incómodo (la mitad de su vida)
https://historicamenteincorrecto.fil...pg?w=209&h=300
No hace mucho, el escritor español, Juan Manuel de Prada descubrió al gran padre Leonardo Castellani, quizás lo mejor que haya dado la Argentina en el ámbito católico del siglo XX. Pocos lo conocen o mejor dicho, no tantos como debieran.
Presentamos ahora la versión digital de una obra genial: el libro del Dr. Sebastián Randle titulado “Castellani (1899-1949)“. Su autor tuvo la dicha de trabajar a la luz de los diarios íntimos y las publicaciones éditas del gran jesuita argentino. Criticado por propios y ajenos y silenciado por muchos, creemos sin embargo que, aunque hay pasajes que no suscribimos totalmente, es del todo indispensable para entender el cambalache del siglo pasado.
Con permiso expreso del autor, lo ponemos a disposición para quienes deseen conocer al “profeta” más grande que tuvo la Argentina y aguardamos mientras tanto, la segunda parte (1949–1981) que fue prometida para fin del corriente año.
Como se trata de un libro “gordo”, me permito presentar aquí también un excelente resumen que escribiera mi maestro, el Dr. Octavio A. Sequeiros, justamente hoy 27 de Abril, a siete años de su partida a la casa del Padre: “Castellani: el profeta incómodo”, aparecido en la Revista Gladius Nº 59(2005), 55-100.
Que les aproveche.
Libro del Dr. Sebastián Randle en formato mobi, pdf y word
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Que no te la cuenten | La falsificación de la realidad
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Re: Las Gafas de Castellani
Con todos se peleó...
Leonardo Castellani fue un escritor peligroso: demasiado hondo y sincero para ser tolerado por el sistema
http://www.abc.es/media/cultura/2015...x--620x349.jpg
Leonardo Castellani
En mi existencia de lector he saboreado muchos deslumbramientos; pero ninguno tan gigantesco y perdurable como el que me proporcionó el argentino Leonardo Castellani. Con legítimo orgullo, puedo confesar que si hoy no soy un escritor sistémico, ni un católico chirle al uso, se lo debo a este gran maldito, que con todos se peleó salvo con Dios; también sin asomo de hipérbole, puedo añadir que, si he mantenido el entusiasmo por mi vocación en medio de tantas zancadillas y puñaladas traperas, ha sido gracias al ejemplo de este escritor duro y precioso como un diamante que supo sobreponerse a todas las penurias y animosidades. Y puede que también conserve la fe gracias a su influjo benéfico. Castellani ha sido mi faro en las noches oscuras del alma, mi consuelo en la tribulación, mi guía en la pesquisa de la verdad, mi profesor de energía, mi protección contra los sobornos mundanos y mi intercesor en el cielo; pues un pecador tan denodado como yo necesita un abogado tan pugnaz como Castellani.
Apasionado polemista, detractor implacable de la modernidad y de toda su cochambre ideológica, Castellani es sobre todo un campeón de la ortodoxia, que como ya sabemos es la única forma de heterodoxia que nuestra época repudia. Resulta, en verdad, sobrecogedor, que un escritor tan formidable haya sido confinado en los desvanes donde se pudren los escritores prescindibles; y tal confinamiento lo ha consumado la canallesca cultura sistémica, pero también -no nos engañemos- la desidia de los presuntos «buenos». Castellani se distinguió por sostener -y no enmendar- aquellas posturas estéticas, filosóficas o religiosas que los repartidores de bulas del cotarro cultural han decidido demonizar; las mismas que por respetos humanos, allanamiento ante el mundo o cobardía propia de eunucos muchos católicos (incluidos los que gastan báculo) no se atreven a defender. Aunque, para ser del todo sinceros, esta condena en muerte no es muy distinta de la que Castellani soportó en vida: expulsado de la Compañía de Jesús, sufrió todo tipo de tropelías, hasta morir viejo y achacoso, sin más refugio que unos pocos fieles que lo confortaron en la desdicha y la lealtad acérrima a sus dos vocaciones -la sacerdotal y la literaria-, íntimamente desposadas entre sí.
Terrible polemista
Nacido en 1899 en Reconquista, un pueblo santafesino, Castellani era hijo de emigrantes italianos. Su padre, un periodista librepensador, halló la muerte en una confusa trifulca con policías corruptos; es posible que este hecho marcase su carácter, misántropo y un poco neurótico. Por influjo de su piadosa madre, Castellani ingresa en la Compañía de Jesús en 1918; y la Compañía, que descubre enseguida sus dotes extraordinarias, lo envía a estudiar a Roma y a la Sorbona. En estos años de brillo y cosmopolitismo, Castellani prueba sus primeras armas literarias, que abarcan casi todos los géneros: volúmenes de relatos como «Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas» (con joyas que nada tienen que envidiar a los escritores más renombrados del género fantástico) o «Las muertes del padre Metri» (una especie de Padre Brown santafesinio), así como sátiras y colecciones de artículos como «El nuevo gobierno de Sancho» o «Las canciones de Militis», en las que junto a una cultura ecuménica Castellani revela dotes de apologeta consumado y temible polemista, dotado de un estilo vibrante y un
humor socarrón de estirpe cervantina que le permite derribar los espesos muros de la mentira como si estuviesen hechos de alfeñique.
Son años en los que Castellani prodiga su pluma en las publicaciones más variopintas, exponiendo ideas disolventes, lúcidas hasta la imprudencia, que le van ganando una legión de enemigos, tanto entre las sotanas como entre los mandiles. Si sus comentarios políticos son tan luminosos como devastadores, sus ensayos religiosos fustigan sin melindres el vicio del fariseísmo y la sosería de una Iglesia resignada a la inanidad; y nada tan regocijante como sus artículos de crítica literaria, donde pone como chupa de dómine a todos los santones del canon, desde el tostónico James Joyce al señoritingo Borges.
En todas estas obras, Castellani muestra una hondura intelectual y una capacidad admirable para provocar en la inteligencia un movimiento de adhesión gozosa (o de rechazo fulminante, si la inteligencia está infestada de paparruchas políticamente correctas). Y es que nuestro autor era eso que los franceses llaman un «maître à penser», alguien que, a través de sus reflexiones, no sólo nos invita a pensar, sino que vertebra y muscula nuestros pensamientos; alguien que no sólo acicatea nuestra inteligencia, sino que la nutre, la robustece, la dota de un andamiaje robusto y, a la vez, la impulsa por caminos nunca antes transitados.
Con razón un escritor tan peligroso ha sido execrado igualmente por los impíos, los esnobs y los meapilas, y tanto en la vida como en la muerte…
Con todos se peleó...
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Re: Las Gafas de Castellani
...Salvo con Dios
JUAN MANUEL DE PRADA
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Expulsado de los jesuitas en 1949, Leonardo Castellani no cedió en sus principios y mantuvo su combativa ortodoxia
En 1946, Leonardo Castellani escribió una serie de cartas ásperas y vigorosas, también algo imprudentes y temerarias, dirigidas a sus hermanos jesuitas de la provincia argentina, en las que denunciaba la esclerotización de los votos religiosos en la Compañía. Las desavenencias con sus superiores alcanzaron entonces el paroxismo; y Castellani viajó a Roma, creyendo ingenuamente que hallaría apoyo en el Padre General Janssens, que por aquellas mismas fechas recibía la visita de otro jesuita problemático, Teilhard de Chardin, un maldito de pacotilla, de los que el mundo gusta de ensalzar y aplaudir. Teilhard, por supuesto, fue mantenido con honores en la Compañía; Castellani fue recluido en Manresa, donde pasó muchas amarguras y quebrantos. Allí descubrió la obra de Jacinto Verdaguer, otra víctima como él del fariseísmo religioso, a quien dedicaría una obra desgarradora, «El ruiseñor fusilado», que puede leerse como una suerte de autobiografía espiritual.
Camionero y profesor
En octubre de 1949 Castellani es separado de la Compañía y suspendido a divinis. Con cincuenta años recién cumplidos, difamado y sin medios de vida, impedido para celebrar misa y atormentado por conflictos espirituales crudelísimos, se refugió primero en Reconquista, su pueblo natal, donde llegó a trabajar como camionero y repartidor de leche; luego en Buenos Aires, donde se empleó durante breve plazo como profesor de psicología, pero un decreto de Perón prohibió a los sacerdotes impartir clases en centros públicos. De nada sirvió a Castellani alegar que había sido apartado del ministerio: para los meapilas, era un renegado indigno; para los comecuras (que a veces son los mejores teólogos), un sempiterno sacerdote.
Vituperado por los enemigos de la fe y zaherido por los aprovechateguis y chupópteros del óbolo de la viuda que merodean (ayer igual que hoy) los palacios episcopales, Castellani entendió que el martirio de un escritor católico no consiste tan sólo en «sufrir por la Iglesia», sino también en «sufrir a manos de la Iglesia» (o siquiera de sus miembros más corruptos e hipócritas); y perseveró sin desmayo, a pesar de que amigos como el escritor comunista Leónidas Barletta lo exhortaban a abandonar la causa católica (la respuesta epistolar de Castellani a Barletta es, por cierto, una de las más hermosas apologías de la fe que jamás se hayan escrito).En medio de la noche oscura del alma y de la penuria más renegrida, Castellani resistió; y su ortodoxia, lejos de claudicar, se hizo más combativa y profética, incendiada de una esperanza que avizoraba la Parusía. Y si su fe no desmayó ni un ápice, tampoco lo hizo su escritura, que no hizo sino engrandecerse y acrisolarse en la tribulación, como la caballerosidad de don Quijote se engrandecía y acrisolaba ante los escarnios. Aquellos años de ímprobas penalidades, sostenido apenas por un puñado de fieles, le sirvieron para escribir algunos de sus mejores libros: su fantasía papal «Juan XXIII (XXIV)» (1964), su magnífico ensayo «El Evangelio de Jesucristo» (1957) y su grandiosa trilogía sobre el Apocalipsis: «Cristo, ¿vuelve o no vuelve?» (1951), «Los papales de Benjamín Benavides» (1954) y «El Apokalypsis de San Juan» (1963).
El estilo es el hombre
Y como los inicuos no siempre triunfan del todo, en 1966 Roma le restituyó el ministerio sacerdotal; e incluso pudo Castellani darse el gustazo (o tal vez sólo el melancólico desdén) de rechazar, en 1971, la reintegración a la Compañía de Jesús. En mayo de 1976, fue invitado por Jorge Rafael Videla a almorzar, junto a Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato, en la Casa Rosada. Durante aquella comida, fue el único que pidió clemencia por los represaliados políticos y reclamó la liberación del escritor Haroldo Conti, mientras Borges y Sabato callaban como putitas. Al salir de la Casa Rosada, los tres escritores fueron asaltados por una legión de periodistas expectantes. Borges fue parco pero inequívoco en la adulación: «Agradecí personalmente a Videla el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le mandé mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad del gobierno». Más servil todavía se mostró Sabato, que por entonces todavía no posaba de paladín de los derechos humanos: «Videla me ha producido una impresión excelente. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente… Me impresionó su amplitud de criterio y su cultura». Castellani se abstuvo de hacer declaraciones; miró con asco a los dos lameculos y se largó. El estilo es el hombre.
En cierta ocasión se definió así: «Yo soy pestíferamente ortodoxo. Si fuese jesuita heterodoxo, mucho mejor le iría a mi bolsillo. Pero como ya estoy viejo y cambiar no me gusta, prefiero quedar así no más, mal que le pese a mi bolsillo, al obispo de Rosario y a quienquiera que sea: pestíferamente ortodoxo, que ojalá pueda traducirse mañana contagiosamente católico». Ese mañana ya ha llegado. No sé a qué esperas, querido lector, para dejarte contagiar por este escritor inmenso, bendito de Dios y maldito de los hombres.
...Salvo con Dios
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Re: Las Gafas de Castellani
Un par de enlaces a dos libros completos, uno ya se ha mencionado, pero no se si se puso enlace y el otro es realmente un complemento al primero.
https://web.archive.org/web/20140326...sDeSanJuan.htm
https://web.archive.org/web/20140326...pocalipsis.htm
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Re: Las Gafas de Castellani
Un profeta ante la "gran calamidad"
Transcribo a continuación la entrevista que el diario La Prensa realizó a Sebastián Randle, autor de la monumental biografía del P. Leonardo Castellani.
22.01.2017 | El biógrafo del padre Castellani explica el destino singular del olvidado sacerdote y escritor. Sebastián Randle sostiene que el autor de "El Evangelio de Jesucristo" era un tipo difícil al que le tocó denunciar la Gran Apostasía. Ni entonces ni ahora se le prestó la debida atención.
Por Jorge Martínez
https://3.bp.blogspot.com/-baMcAIChv...31-08-1972.jpg
Hace tiempo que no se habla del padre Leonardo Castellani. Un olvido injusto por donde se lo mire, que a la vez pasa por alto la profundidad de una de las grandes mentes del catolicismo de habla hispana en el siglo XX, y soslaya el talento literario de sus numerosos escritos repartidos en libros, artículos, conferencias y homilías.
Políglota, teólogo y exégeta, pero también periodista, crítico literario, poeta y novelista: Castellani (1899-1981) dejó una obra tan vasta -al menos 60 volúmenes- como rica por la agudeza de sus reflexiones y el encanto de su estilo, una marca inconfundible del autor. Ese estilo personalísimo que nunca perdía el humor ni la campechanía aunque hablara del Reino de los Cielos, el Fin de los Tiempos o la Parusía y que era como el destilado accesible al lector corriente de una honda sabiduría acumulada en decenios de estudio y oración.
Era ese uno de los muchos rasgos que lo acercaban a G.K. Chesterton, escritor al que admiraba y al que tanto se parece pese a las diferencias de temperamentos y peripecias vitales.
Castellani fue un personaje a todas luces extraordinario que hace algo más de un decenio encontró al biógrafo digno de su estatura. El doctor Sebastián Randle, hombre de la Justicia, aficionado a las letras y católico combativo, acometió la empresa en sus ratos libres como trabajo de amor y de reparación. El resultado fue Castellani, 1899-1949, biografía monumental publicada en 2003 por la editorial Vórtice, que recorre la mitad de la vida y la obra del sacerdote nacido en Reconquista, provincia de Santa Fe. Y que lo hace con las adecuadas dosis de fe, cultura y buen humor para mejor retratar a semejante biografiado. En marzo próximo saldrá la continuación de esa obra insustituible.
Mientras aguarda esa nueva publicación, Randle accedió a responder por correo electrónico algunas consultas de este diario sobre el hombre al que dedicó toda una vida de lecturas y -al menos- dos decenios de investigación y escritura.
-A pesar del olvido ominoso en que cayó, el padre Castellani fue, como autor, muy leído e influyente, al menos dentro de ciertos sectores. ¿Cómo podemos medir hoy la influencia cultural, política y hasta teológica que tuvo en su tiempo?
-Yo creo que es una pregunta imposible de responder, a menos que distingamos y digamos con toda claridad qué cosa queremos decir con "influencia". Si de números de personas se trata, puede que el grupo de "influenciados" sea relativamente importante. Pero si la "influencia" refiere a la gente que realmente lo entendió, que le fueron fieles luego, que se hicieron (de una u otra manera) discípulos de él, me parece que son pocos, muy pocos. De entre mis amigos, los que realmente entendieron a Castellani, son poquísimos. Eso a él lo tenía sin cuidado y a mí, ¿qué quiere que le diga?, también.
-Hay en la obra de Castellani un estilo característico, rápidamente identificable, un encanto muy personal. Usted lo define como propio de un "gran comunicador". ¿Cómo cree que lograba esa comunicación tan eficaz?
-Su poder de comunicación no tiene ningún secreto: había hecho los deberes, sabía su castellano (y seis lenguas más), sabía hablar muy bien (óiganse sus sermones que están en Internet) y escribía como los dioses. Tenía un inmenso sentido del humor y era original en extremo. Así cualquiera.
-¿Cuál es a su juicio el mejor libro? ¿Y por dónde recomendaría empezar a leerlo a quienes no lo conocen?
https://3.bp.blogspot.com/-wrREMfjCc...castellani.jpg
-Su mejor libro, a mi juicio, es El Evangelio de Jesucristo. Yo empezaría por ahí. O quizás, por algunas de las antologías de sus escritos, como la realizada entre nosotros por el P. Biestro o en España por Juan Manuel de Prada.
-En varios pasajes habla usted de un lado sombrío, "maldito", de Castellani. ¿A qué se debían esas aflicciones íntimas en una persona que por otra parte parecía ser tan creativa y enérgica?
-Vea, si a usted le pasa la mitad de lo que le pasó a Castellani en los primeros cinco años de su existencia, vaya si no va a tener "aspectos sombríos" y "lados oscuros" en su personalidad. En eso es obvio que Freud estaba en lo cierto. Pero además, si nos llegara a pasar la mitad de las cosas que le pasaron a él... pues... Pero, en fin, para contestar enteramente a su pregunta, no puedo sino referir, una vez más, a mi libro.
-Recuerdo que en alguna reseña Castellani definió al escritor inglés Hilaire Belloc como un "profeta". ¿Lo fue también el propio Castellani?
-Alguna vez hablé sobre este asunto de Castellani y sus dotes de profeta. Recurriendo a una categoría kierkegordiana, Castellani se reconocía un "singular" y en esa medida su voz resonaba con aires proféticos, malgré lui. Y no que fuera un caprichoso, como se lo ha acusado tantas inicuas veces, ni que quería hacerse el enfant terrible, ni que estaba loco. Castellani, como cualquier profeta, no tenía vocación ninguna por el martirio: no era un suicida y sabía que decir lo que tenía que decir le costaría carísimo. Pero como Jonás, quiso huir, refugiarse en una vida académica, en una tranquila studiositas de biblioteca, pipa y ocio intelectual. Pero Dios no lo dejó.
El profeta confrontará las potestades seculares si falta hace, pero habitualmente no es ésa su principal incumbencia, sino el confronto con las autoridades religiosas por esconder verdades que Dios quiere luminosas, la denuncia por permitir que la doctrina se corrompa o la acusación por vivir en colusión con el mundo mientras se degradan las costumbres. Por eso el profeta -a imagen de Cristo-, a la larga o la corta, se encontrará de topada con la jerarquía religiosa. Y la historia siempre se repite. Es cuando el pueblo cae en la apostasía que Dios envía al profeta para "chillar", para corregir el rumbo. Sólo que a Castellani le tocó venir a denunciar la Gran Apostasía, posiblemente la última. Era un tipo difícil, creía inminente el fin de los tiempos y nos previno de la Gran Calamidad por venir, a nosotros, los fieles de los países del Plata, desde su ignominia, noche oscura y destierro. Y es parte no pequeña de la Gran Calamidad, que todavía, cincuenta, sesenta años después, aún no se le preste la debida atención.
-La Iglesia parece vivir hoy días de particular zozobra, que tal vez sólo puedan entenderse a la luz del Apocalipsis, libro que Castellani estudió y comentó toda su vida. ¿Se anima a conjeturar qué opinaría el padre a ese respecto? ¿O es que ya lo expresó en algunos de sus libros?
-En efecto, nos tocan vivir días tan oscuros que, por mi parte, no alcanzo a ver casi nada. Y no, ni siquiera Castellani anticipó un Papa como el que tenemos, aparte de contar con un Papa emérito. No señor. Yo me he pasado la vida leyendo a Castellani pero confieso que todo eso me sirve de poco cuando contemplo lo que está sucediendo en la Iglesia. Claro que los fenómenos antiguos que persisten, eso sí, Castellani ayuda a verlos, cosas como el fariseísmo por ejemplo, o la onda anti-parusíaca, se ven con toda claridad. Pero hay cosas nuevas como el plebeyismo y la nadeidad de Bergoglio que a uno lo dejan completamente perplejo. Porque a él, a Bergoglio, digo, ni para Anticristo le da, no señor, no le da el cuero. Y luego, él es el perfecto anti-Castellani ¿no? El jesuita que no estudió nada, que no sabe nada de nada, el progre-peronista diletante y falsificador, el amado del mundo, el irreverente y adulador del mundo al que le fue tan, pero tan bien, que llegó a Papa. ¿Qué le parece? Sí señor, es el anti-Castellani, perfecto. Y ¡sandiez! también es argentino.
The Wanderer
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Re: Las Gafas de Castellani
Los Papeles de Leonardo Castellani (Libro para descargar)
LOS PAPELES
DE
LEONARDO CASTELLANI
Recopilación de sus prólogos y epílogos a terceros
Daniel O. González Céspedes
(Compilador)
San Rafael – Mendoza – Argentina 2017
Prólogo
Link de descarga
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Re: Las Gafas de Castellani
Que buen aporte Erasmus!
No había leído este libro de prólogos de nuestro entrañable Padre Castelllani.
Me emociono ver su fotografía, tan del padre, que me dio la impresión de volver a volverlo en su departamento de la calle Caseros, con esa expresión tan suya, su sotana, su boina y su cinturón, en la que también se puede apreciar parte de su biblioteca.
Que recuerdos! Y que morriña!
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Re: Las Gafas de Castellani
Un gusto verte de vuelta en el foro, Juan. ¿Cómo estuvo el viaje?
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Re: Las Gafas de Castellani
Gracias Erasmus.
Gracias a Dios me fue muy bien.
Estuve en Inglaterra, Francia y Alemania, peregrine 12 días en Tierra Santa, luego anduve por Roma y termine en España.