Re: El Capitán Trueno en la tierra de Thule

Iniciado por
Hyeronimus
Pues no sería tan disparatado el nombre de España un siglo antes del Rey Sabio, ya que aparece en el Cantar de Mío Cid, y con la grafía y lenguaje de la época, para que se vea que no es una versión en castellano moderno:
E yo con los c aqui fincare en la çaga;
terne yo Castejon don abremos grand enpara.
Si cueta vos fuere alguna al algara
fazed me mandado muy privado a la çaga;
¡d'aqueste acorro fablara toda España!"
Pero lo más interesante es que no se hable de España como territorio, sino como entidad política. Ese aspecto no está tan claro y es que mientras en el Cantar podría ser una referencia geográfica, en la Estoria de España la cuestión es más dudosa, pero en las aventuras del Cap. Trueno hay un sentido más unitario y no recuerdo (han pasado demasiados años desde que leía sus aventuras) referencias explícitas a los distintos reinos peninsulares independientes entre ellos de aquél siglo.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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