Desearía resaltar este párrafo que he encontrado en este artículo del señor Juan Manuel de Prada. Porque tengo que decir que, aunque sí estoy de acuerdo básicamente con casi todo de lo que en él dice, me gustaría hacer una corrección, con la que sé que quizás algunos de los que la lean no estén de acuerdo.
Dice D. Juan Manuel que 'la participación del prestamista en la riqueza generada por su préstamo no puede considerarse usura', y con ese argumento no puedo estar de acuerdo. El que presta un dinero no tiene por qué obtener ningún derecho en la riqueza generada con el préstamo, una vez puesto en manos del receptor, porque aquí interviene el factor trabajo de este último que es quien, con su esfuerzo, lo ha conseguido. Usted me puede prestar un dinero y yo con él hacer lo que quiera... puedo organizar darme una vuelta al mundo, comprarle un abrigo de visón a mi señora... o puedo invertirlo en comprarme un sistema de riego para mi huerto. Si lo gasto en darme la vuelta al mundo me generará algún tipo de beneficio, quizás no cuantificable en términos económicos, pero algunos dirían que sí en otros términos... eso sería, en todo caso, discutible. Y si me lo gasto en tener contenta a mi señora, eso no le va a otorgar a usted ningún derecho de pernada, así como tampoco se lo va a otorgar sobre mis beneficios si decido adquirir un sistema de riego y lo pongo a funcionar con mi propio esfuerzo.
Y es que, creo que hay que distinguir entre otorgar a alguien un préstamo personal y hacer una inversión en su negocio con la esperanza de que ésta sea lucrativa.
Ahora bien, si usted estuviera de acuerdo conmigo en invertir en mi negocio, eso ya sería otra cosa. Y en ese caso, ya acordaríamos en qué terminos esta alianza sería más fructífera y deseable para ambos. Así como también repartiríamos si los hubiere, tanto los beneficios como las pérdidas... Es decir, definiríamos de mutuo acuerdo, y según la doctrina cristiana, qué valor le daremos al trabajo y qué valor al capital y al riesgo, etc, etc... Pero entoces ya no estaríamos hablando de prestamos, sino de inversiones, que es cosa bien distinta.
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NOTA: También quisiera dejar claro que si don Juan Manuel hubiere hablado del coste de oportunidad que supone prestar un capital, ya sería distinto. En ese caso, sí que estoy de acuerdo en que sería un error llamar usura a tener este factor en cuenta. Si yo le presto a usted un dinero, pierdo la oportunidad de meterlo en ese banco que me promete un 2 o un 3 por ciento de interés, así como también pierdo la oportunidad de comprarme yo mismo el sistema de riego que usted se va a comprar con mi dinero y utilizarlo en mi propio beneficio. Amén de que tampoco me parecería absurdo llegar a cuantificar en dinero el coste que supondría el contar con la posibilidad de que usted no lo devolviera... Es cuestión de mirar lo que cobran las agencias de seguros para cubrir esa contingencia.
Por eso yo le pregunto: ¿usted qué está proponiéndome?, ¿darme un crédito o paticipar en mi negocio como un socio capitalista?. Aclárese, señor de Prada, porque son dos cosas bien distintas.
Un saludo
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