Efectivamente, señor Martin Ant, en ese párrafo el Papa dice eso, que los obreros deben de percibir el salario necesario para poder alimentar dignamente a sus familias. Ahora bien, créame que debido a mi ignorancia en materia financiera, por mucho que he leído y releído sus excelentes aportaciones sobre los textos de C. H. Douglas, aún no he conseguido entender lo que dicen. Y repito, esta circunstancia solo es debida a mi completa ignorancia en la materia. De todas formas, las propuestas que usted ha lanzado basadas en las teorías de esta escuela, al margen de no poder comprenderlas, como ya le dije en otros hilos, no me gustan. Y es que para mi, el trabajo tiene un valor social intrínseco que va mucho mas allá que la mera percepción salarial. Jamás he llegado a compartir ninguno de los criterios basados en el crédito social y demás historias que nos prometen una especie de estipendio sin pegar un palo al agua. Sinceramente, y perdone (como siempre le digo) mi ignorancia, a mi eso jamás me ha parecido ni correcto, ni bueno, ni posible, ni aún siquiera deseable en modo alguno. Yo soy de la vieja escuela y para mi la riqueza nace siempre del trabajo y el esfuerzo, y entiéndase ésto dicho tanto a nivel individual o familiar como nacional o colectivo. Es decir, yo no puedo salirme de la máxima expresada por San Pablo que decía: 'el que no trabaja, no come...'. Y usted perdone mi ignorancia... y mi atrevimiento (seguro que causado por ésta). Porque ya se sabe lo que dice el dicho: 'La ignorancia es atrevida'.
Por eso en este hilo yo, humildemente, desearía poder seguir hablando de salarios emanados del esfuerzo de los obreros, del sudor de la frente... vamos, como ha sido ganado el pan desde que el mundo es mundo, o al menos desde que Adán y Eva fueron expulsados del paraíso. Porque yo no entiendo nada de cuestiones financieras.
Un abrazo en Cristo N.S.El valor del trabajo adquiere una importancia suprema como valor de dignidad y realización del ser humano, por lo que éste no debería estar sujeto a criterios financieros, así como tampoco a la ley de oferta y la demanda.
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