Varsovia / Toruń, 15 julio 2020
, San Enrique II, emperador y confesor. El pasado domingo 12 se celebró en Polonia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Con una participación algo superior a la de la primera vuelta (68,58% del censo, frente al 64,51% del 28 de junio) resultó reelegido por estrecho margen el Presidente de la República en funciones, Andrzej Duda.

Esta segunda vuelta había quedado reducida a dos candidatos. A la primera concurría, como candidato de Konfederacja (Confederación) el diputado Krzysztof Bosak, quien a pesar de su juventud es ya viejo amigo de la Comunión Tradicionalista, aunque la coincidencia en ideario no sea plena. Bosak obtuvo un honroso cuarto puesto, con casi el 7% de los votos, en unas elecciones en que el nefasto "mal menor" favoreció al tibio y equívoco Duda.


Krzystof Bosak (de pie, tercero por la izquierda) con miembros de las Juventudes Tradicionalistas. Madrid 2006


El Profesor Jacek Bartyzel ha tenido la amabilidad de elaborar para FARO un análisis detallado de estas elecciones presidenciales, que a continuación reproducimos.

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia fue ganada por una pequeña mayoría por el candidato del partido gobernante de centro-derecha, Ley y Justicia, el actual presidente Andrzej Duda. Durante la campaña electoral, Duda enfatizó su catolicismo y anunció que se opondría firmemente a la ideología LGBT y la revolución moral. Sin embargo, se teme que tanto el Presidente como el partido gobernante carezcan de determinación en esta resistencia, especialmente si los Estados Unidos, a cuyo gobierno está casi sometido el de Polonia, presionan a favor de cambios en la legislación para otorgar privilegios a los desviados sexuales. La dependencia voluntaria de los EE.UU. (resultante del miedo a Rusia) es otro grave inconveniente del campo presidencial en Polonia.

Después de todo, la derrota del candidato de la oposición liberal progresista, Rafał Trzaskowski, también apoyado por la izquierda (cuyo candidato en la primera ronda fue el declarado homosexual Robert Biedroń) es un verdadero regalo del Cielo para Polonia. Ya cuando era candidato a la alcaldía de la capital polaca, Varsovia, que ahora ocupa, Trzaskowski declaró que su sueño era conceder el "matrimonio" entre homosexuales. También representa una formación que abandona descuidadamente la soberanía en manos de la Unión Europea, es decir, de Alemania. Sin embargo, se debe mirar con alarma que hasta diez millones de polacos votaron por este candidato que es el rostro de la revolución moral, y que ganó entre los votantes más jóvenes, aunque en conjunto perdiera.

Para la coalición antisistema, la Confederación (Konfederacja), que es una alianza flexible de nacionalistas moderados (Movimiento Nacional), de libertarios y de monárquicos tradicionalistas --cuyo candidato, Krzysztof Bosak, se retiró tras la primera vuelta de las elecciones, en las que terminó en cuarto lugar-- es vergonzoso que casi la mitad de sus votantes hayan votado en la segunda ronda a Trzaskowski, considerándolo a su vez un "mal menor" que el "socialista" Duda.


En resumen: Polonia es un país dividido equitativamente en "dos naciones": una católica, patriótica y moralmente tradicional; la otra, secularizada, adoctrinada por las ideologías de la Nueva Izquierda y mirando ciegamente al Occidente liberal. Estas "dos naciones" se encuentran en un estado de "guerra civil" emocional; y lo peor es que la nación católica esté ahora políticamente en manos de un partido (Ley y Justicia) cuyo catolicismo es "pálido", "democristiano" y calculado instrumentalmente.





Agencia FARO