En el corazón burgués de Berlín occidental, un edificio de seis plantas y 4.000 metros cuadrados acoge la nueva sede de la Iglesia de la Cienciología en la capital alemana. El centro fue inaugurado en Enero en medio de grandes críticas. Los vecinos del barrio de Charlottenburg, sobre todo los padres de niños en edad escolar, temían que la organización lanzase una campaña de captación en los alrededores y los políticos de la oposición echaban en cara a las autoridades municipales que no hubieran hecho nada para evitar que los cienciólogos se establecieran en Berlín, lugar ideal en Alemania, según un documento interno del grupo, para impulsar su "campaña planetaria de salvación". Medio año después, los responsables políticos se han puesto manos a la obra e intentan ahora por lo menos impedir que la organización distribuya panfletos informativos en la calle.
En Hamburgo, donde hace una década que tienen prohibido anunciarse en la vía pública, van más allá. El ministro federal del Interior, Udo Nagel, ha pedido al Gobierno central que prohíba las actividades de la Iglesia de la Cineciología. Los seguidores de Lafayette Ronald Hubbard están por ahora sometidos a vigilancia por parte del Ministerio del Interior, ya que el organismo de protección constitucional considera que la Cienciología rechaza, "el sistema legal democrático" y actúa contra los derechos humanos. Pero de ahí a que pueda prohibirse hay un trecho legal que democristianos y socialdemócratas consideran difícil de salvar. Las autoridades de la ciudad portuaria abanderan desde hace años la lucha contra esta organización pseudoreligiosa. Cuentan incluso con un grupo de trabajo sobre la Cienciología, cuya directora, Ursula Caberta, es conocida entre los cienciólogos como "el demonio camuflado". Caberta, que durante 15 años ha estudiado el fenómeno, ha publicado El libro negro de la Cienciología, donde recoge sus conocimientos y cuya salida al mercado ha intentado boicotear la organización que ella califica de "sectaria". En su libro, esta ex diputada socialdemócrata dedica un capítulo especial a los menores nacidos dentro del grupo y las dificultades que encuentran cuando deciden abandonarla. Y para ejemplo el de la hijastra de la sede inaugurada en Berlín. La joven, de 14 años, se presentó hace semanas ante Caberta en busca de protección. Al parecer, la menor teme que sus padres la envíen a un internado de la Cienciología en Dinamarca y que le prohíban el contacto con su hermanastro de 25 años que acaba de renegar de la ideología que, entre otros famosos, profesa Tom Cruise.
Precisamente, el actor estadounidense ha sido la última disputa entre la sociedad germana y el club de los cienciólogos. Cruise dará vida en la gran pantalla a Claus Schenk von Stauffenberg, el militar alemán que perpetró un fallido atentado contra Hitler. Al equipo de rodaje se le ha negado la autorización para rodar en edificios emblemáticos. La versión oficial es que no puede entorpecerse la labor cotidiana de la policía en sus inmuebles. El filme, llamado Valquirias, recibirá, sin embargo, una subvención de cinco millones de euros del Consejo Cinematográfico Alemán.
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