Siempre los mismos corifeos, los que no quieren que se sepan las verdades como puños de lo que hicieron, son los que tienen que dar la nota. A base de gritos histéricos y mentiras perpetuas, pretenden tapar la boca, qué digo, subyugar la libertad de los demás, la libertad de pensar, de sentir, de enfocar la vida, de ver el mundo de un modo distinto a los del pensamiento único, uniformador, materialista, ateo y totalitario.

Pero como todo da la vuelta en la vida, veremos algún día como las estatuas de Franco vuelven a sus pedestales, las calles a llamarse como se llamaron, a publicarse memorias hoy prohibidas o deliberadamente olvidadas, y a muchos proclamar públicamente lo que son... cuando la tiranía de la desvergüenza sangrienta se hunda, cuando se juzgue a los tiranos.

PS. Que haya incluso miembros de las Brigadas Internacionales, de esas malas bestias de dos patas que vinieron a España a asesinar españoles, dice todo y más de la catadura de esta progresía del demonio.