Un hecho se valora moralmente no sólo por sus resultados, sino por los medios empleados y su fundamentación; lo contrario, no es más que maquiavelismo y utilitarismo; nada más lejos del catolicismo.
Si los principios y medios son revolucionarios nada hay que celebrar; si es por eso habría que celebrar las dádivas de los sicarios y mafiosos por favores concedidos o por ganarse al pueblo, como hiciera Pablo Escobar, en Colombia, obsequiando a los pobres.
Los revolucionarios no son de mejor ralea que aquel personaje abyecto.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
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