Misiones y su población indígena pasaba a tener absoluta centralidad. Observamos, entonces, que desde principios de los 80 hasta el presente se han ido sucediendo una serie de aportes que sin tener una gran intensidad en cuanto a su frecuencia y número, han puesto dicho tema en la consideración pública del Uruguay, al tiempo que los investigadores implicados han realizado aportes al proceso de intensos estudios que sobre esa temática se vienen desarrollando desde hace décadas en la región rioplatense y frente a los cuales la historiografía uruguaya presentaba un marcado retraso. Tenemos así el trabajo poco difundido pero casi pionero en el país de Leslie Crawford “La Provincia Uruguaya del Tape” (63), así como en 1982 Rodolfo González Rissotto y su esposa Susana Rodríguez Varese ven publicada la primera parte de su trabajo “Contribución al estudio de la influencia guaraní en la formación de la sociedad uruguaya”. Especial mención merece esta publicación que recoge los frutos de una minuciosa investigación realizada en todos los archivos parroquiales del Uruguay, que permitió determinar que ascendían a varias decenas de miles los indígenas misioneros establecidos a lo largo y ancho del país en su etapa fundacional. Los mismos autores han presentado también varios trabajos a distintos Congresos sobre Misiones realizados en la región y otras publicaciones (64). También el investigador Fernando Assunçao, recientemente desaparecido, continuó realizando aportes (65). Por su parte los arqueólogos Leonel Cabrera y Carmen Curbelo también de manera temprana comenzaron a presentar trabajos a los Congresos Internacionales sobre Misiones, destacándose sus estudios sobre la última población indígena en Uruguay: San Francisco de Borja del Yí (66). Posteriormente Leonel Cabrera continuó dando a conocer valiosos estudios de carácter etno-histórico sobre los procesos de interrelación entre las diversas etnias indígenas en el período colonial (67), mientras que Carmen Curbelo ha dirigido proyectos de investigación arqueológica sobre las últimas poblaciones guaraní-misioneras en Uruguay, las mencionadas San Borja del Yí y Bella Unión (68).
También el P. Juan Villegas ha realizado investigaciones publicadas en sucesivos trabajos en Uruguay y el exterior (69) y nosotros nos incorporamos en esta etapa a dichos estudios con trabajos como “Sangre indígena en el Uruguay” (1986) donde señalábamos la presencia hasta hoy de descendientes de indígenas misioneros en el país, agregándose luego otros trabajos (70).
En el contexto de esa fértil corriente de publicaciones sobre los tiempos coloniales y las Misiones, el investigador Walter Rela ha realizado algunos aportes con documentación inédita o poco conocida (71). En 1994 vio la luz “La cruz y el lazo” obra póstuma de Esteban Campal, la cual, en línea con los trabajos anteriores del autor, reivindica el papel jugado por los jesuitas y las misiones en el establecimiento de verdaderas matrices de modalidades de producción agropecuaria, destinadas a tener larga vida en la región (72). Otros autores, sin embargo han cuestionado la relevancia del aporte guaraní-misionero y han continuado la línea tradicional al
Marcadores