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Tema: Las Españas y el fútbol

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    Re: Las Españas y el fútbol

    FÚTBOL
    Semillas de fútbol en Puerto Rico
    7 de mayo de 2013
    La visa para un sueño que entonaba Juan Luis Guerra en su famosa bachata se extravió en un despacho de Bayamón. Jesús Franco pasó el mal trago en el aeropuerto de Philadelphia en enero de 2012. Fue deportado por ilegal. Los agentes de inmigración le cerraron la aduana. Quería trabajar, no hacer turismo. Sus semillas de fútbol en Puerto Rico tenían fecha de caducidad. La experiencia tuvo un final triste, amargo, y con deudas aún insatisfechas. Nada que ver con el recuerdo de la celebración un mes antes.


    El ritmo frenético de Daddy Yankee, el mago del desamor del reggaeton, acelera la fiesta en el vestuario del Bayamón Fútbol Club, que celebró la Liga Nacional de Puerto Rico a primeros de diciembre de 2011. Los artífices desde el banquillo fueron David Caballero y Jesús Franco, pioneros andaluces que se toparon con un país en el que el fútbol presenta demasiadas particularidades y no termina de germinar porque los depredadores son múltiples. Los campeones son héroes anónimos.


    El béisbol, el baloncesto y el boxeo devoran la actualidad informativa de una hermosa isla, que fue una de las tres últimas lágrimas derramadas del Imperio español en 1898, junto a Cuba y Filipinas. Tras más de 400 años como colonia española, quedan como recuerdo la arquitectura señorial, ciertas costumbres y el idioma, salpicado de numerosas expresiones anglosajonas, pues Puerto Rico mantiene una peculiar relación con Estados Unidos, del que es un Estado Libre Asociado. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917.


    Sin duda, los boricuas miran a USA; algunos con admiración, otros con recelos. Si hablamos de deporte, no hay discusión: la mitomanía por lo norteamericano salta a la vista en las calles de San Juan, Bayamón o Ponce, pulmones principales del país. Los niños visten las camisetas de los mejores bateadores de los Red Sox de Boston, los Yankees de Nueva York o los Giants de San Francisco; los adolescentes sueñan con emular a José Juan Barea, el menudito base que guió a los Dallas Mavericks a lucir su primer anillo de la NBA. Si la intensidad informativa flojea, las portadas son para el penúltimo chisme sobre el ídolo musical Ricky Martin. En último caso, siempre queda el comodín de Piculín Ortiz, afamado ex jugador de baloncesto, abonado a la vida loca. Apenas queda resquicio para el fútbol, cuya rutina es una batalla continua por encontrar reclamo.


    La noche que el Bayamón se proclamó campeón había tenido que variar su horario por la coincidencia de la pelea por el título mundial de peso Superwelter del boricua Cotto y Margarito en el Madison Square Garden de Manhattan. Además, el club abonó la emisión de pago y retransmitió la velada en las pantallas del estadio Bayamón Soccer Complex para que no hubiera rezagados entre los 4.000 hinchas habituales. Y eso que la entrada al recinto es gratuita porque las instalaciones son municipales. En otros estadios, el ticket oscila entre los 10 y los 15 dólares, lo que cuesta un menú de comida rápida.


    Algunas amenazas de este largo letargo del fútbol nacen de la idiosincrasia de la sociedad boricua, gente con alma caribeña, sin prisas, pura vida. Esta negligencia fue la que cortó las ilusiones de Jesús Franco, que no supo que había trabajado dos meses sin papeles. Incompetencia de dirigentes que montan ligas independientes y firman extraños acuerdos de colaboración, que pasan de unos clubes a otros. Bayamón firmó una entente con el Sevilla Fútbol Club en junio de 2008. Ya en 2009 el subcampeón de Liga fue el Sevilla Fútbol Club de Juncos…


    De este galimatías intentó huir los Islanders, club profesional que militaba en la United Soccer League (USL), categoría que vive un escalón por debajo de la Major Soccer League, en la que estrellas en declive como Henry instalan su retiro dorado. Estas dos ligas profesionales norteamericanas, cerradas y sin ascensos y descensos, multiplican los impedimentos a nuevas franquicias caribeñas por los costes en viajes y el cansancio que supone el traslado desde Portland, Austin o la gélida Vancouver, de Canadá.


    Los ya desaparecidos Islanders, que tuvieron a sus vecinos como filial, no eran un referente, en realidad. El futuro es invertir en cantera para que el fútbol arraigue de una vez. De esos brotes verdes se encargaban en Bayamón nuestros protagonistas, David Cabellero y Jesús Franco. Los Islanders disputaron una liga nodriza de la Major Soccer League, mientras que Sevilla FC, River Plate o Huracán han intentado echar raíces en la antigua colonia española


    Caballero, a quien le dio tiempo a conquistar un segundo título, era el entrenador y acaba de regresar para montar su proyecto de escuela de futbol. Formaba parte del selecto elenco de ojeadores de Ramón Rodríguez Monchi, gurú de la dirección deportiva en España, tras su periplo en equipos modestos de Regional y en los escalafones inferiores del Sevilla. Precisamente su participación en un campus en Bayamón, como parte del protocolo de colaboración con el club de Nervión, le dio a conocer en la ciudad. Le acompañó Jesús Franco, preparador físico y miembro activo de la Academia de Bayamón, el único club deportivo de Puerto Rico que tiene en su organigrama todas las categorías, desde equipos con niños de 4 años hasta los profesionales, además de las secciones femeninas.


    El mentor de David y Jesús fue Alberto Santiago, el presidente del Bayamón, que con 6 años emigró a Sevilla, al populoso barrio de La Macarena. En los inicios de los años 80 se embelesó del fútbol de Pintinho y Francisco. “El Bayamón es el club más organizado con diferencia. Las instalaciones son magníficas y la Residencia para los jugadores que vienen de fuera es donde suele concentrarse la selección”, relata Jesús Franco.


    “Las lluvias son torrenciales, imprevisibles a cualquier hora del día, que suelen suspender los partidos, y más en épocas de huracanes”, explica el preparador físico.


    Los jóvenes boricuas compaginan el fútbol con otros deportes, como voleibol, baloncesto o béisbol. “En ocasiones coincidían entrenamientos nuestros y partidos de otras disciplinas y había que rogarles para que jugaran al fútbol”, advierte Jesús Franco, que apunta otras trampas en el camino: “En el primer equipo teníamos jugadores extranjeros, como tres colombianos, que llegaron a Puerto Rico con becas de estudio y con lo rigurosos que son en la Universidad se perdían partidos con nosotros para cumplir con las exigencias de sus equipos estudiantiles”. Si no juegan con la Universidad, no hay visa.


    Estos estudiantes reciben un salario del Bayamón, pero viven de la manutención universitaria y no son excepciones. Muchos de los jugadores trabajan como administrativos y empleados de banca, ya que los sueldos de los futbolistas franquicia apenas alcanzan los 1.500 dólares, más premios por títulos. David Caballero y Jesús Franco disfrutaban de otros privilegios adicionales, como casa gratis y vehículo.


    El proyecto tenía el empuje del alcalde de la ciudad, Ramón Luis Rivera, un entusiasta del fútbol y del fomento del deporte, en general. El Bayamón se beneficia de las suculentas subvenciones institucionales. El resto del presupuesto procede de patrocinadores privados.


    El fútbol puertorriqueño se agarra a cualquier ayuda, pero suelen derivar en experiencias calamitosas. El River Plate de Buenos Aires, que también tenía un acuerdo de colaboración con Ponce, llenó el equipo de argentinos y de deudas antes de la súbita fuga; Huracán, otro club argentino a escala más modesta, sí sigue su tarea en la Isla, y el Milan, aunque mira de reojo a Puerto Rico, de momento dedica sus esfuerzos a la escuela que montó en Miami.


    En éstas andaba el Sevilla FC, que ha mandado entrenadores para formar a técnicos locales y acoge a promesas en la ciudad deportiva de la Carretera de Utrera. Ocurrió con Andrés Cabrero, novel internacional, que probó en el Sevilla C, que compite en Tercera División.


    Cabrero es una de las esperanzas de la selección caribeña, que hace 40 años tuvo como entrenador a otro español emigrante, José María López. El combinado boricua, empero, no suele avanzar mucho en ese laberinto que es la clasificación de los países de la CONCAFAF (norteamericanos, caribeños y centroamericanos). Con vistas a Brasil 2014, Puerto Rico hizo turismo en San Cristóbal y Nieves e igualó su mejor resultado internacional con un 0-4 a Santa Lucía, el mismo que endosó a Islas Caimán hace años. Aún está verde para empresas mayores. Tampoco se puede esperar mucho de una selección que no debutó hasta 1946 ante Costa Rica con una debacle (0-12).


    Los más acérrimos -algunos hay- recuerdan todavía a Chris Armas, un chico del Bronx neoyorkino, que aterrizó en Bayamón en los albores de los años 90 y disputó cinco partidos con la selección en la Copa Caribe. La FIFA no los consideró oficiales y Chris pudo hacer carrera con el combinado de las barras y estrellas. Con 66 internacionalidades, es el jugador de Estados Unidos que más citas ha acumulado sin celebrar un Mundial. A Francia 98 no llegó porque aún no había explotado sus condiciones y justo antes de Japón y Corea 2002 se lesionó de gravedad, cuando ya soñaba con el estreno al más alto nivel.


    La historia del fútbol de Puerto Rico está salpicada más por anécdotas que por hechos diferenciadores. Aurelio Ruiz, actual preparador físico del Mallorca con Joaquín Caparrós, hizo sus pinitos en Bayamón, donde también probó fortuna la temporada pasada Segarra, que salió de la cantera del Sevilla.


    “Queda un largo camino por recorrer”, reflexiona Jesús Franco, que estima que en unos años la cantera que sembraron en Bayamón será el pasaporte a un futuro más esplendoroso. Alex Oikkonen también salió de Bayamón para probar en diferentes equipos de Holanda.


    Mientras, el señuelo es llevar a la Isla a leyendas, como ocurrió con Pelé en el verano de 2011, gracias a actos promocionales de potentes empresas. Ojalá sea un calco de lo que ocurrió con el onubense Juan Ramón Jiménez, que recibió el Premio Nobel en San Juan en 1956. Sus últimos años en Puerto Rico avivaron el interés local por la literatura.


    Si floreciera el fútbol, sería como ganar un Mundial. Jesús Franco colaboró mientras le dejaron. Ahora trabaja en la cantera del Betis y estudia en Barcelona un Máster de Alto Rendimiento para Deportes Colectivos.




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    Semillas de fútbol en Puerto Rico | Time Out Magazine - Historias del Deporte Andaluz
    Última edición por Michael; 13/07/2014 a las 11:15
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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