Era cuestión de tiempo. Todo empezó con la costumbre de dar conciertos de música clásica en iglesias, que aunque sea música hermosa y arte, desde luego no es el lugar más apropiado. Aparte otras consideraciones, como que el público se comporte más como en un teatro que como en un templo, aplausos en la iglesia, etc. Y claro, así, poco a poco se va llegando a estos abusos sacrílegos.
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