El cacicazgo indígena fue una institución crucial en los pueblos indios novohispanos, la nobleza indígena jugó un rolen la economía de los pueblos y regiones controladas por españoles, con la conquista del altiplano mexicano, los indios y los españoles debieron buscar la forma de crear un sistema estable y de sustento para la sociedad, proceso que llevó a la creación de una nueva sociedad con espacios para indios y españoles, el cacicazgo fue parte de ello, heredero de las instituciones que tuvieron los indios antes del arribo de los españoles, para sobrevivir, los indios se adaptaron al mundo cambiante y jugaron el papel de pivotes y fueron cruce del mundo indio y español que en la legislación, estaba separado.
En el siglo XVI, Tepexí de la Seda era un pueblo de indios con población esparcida en una zona montañosa cercana al Mixtecapan, al sur de la Puebla de los Ángeles, se cree que la época prehispánica era una fortaleza popoluca, a mediados del siglo se introdujo el cultivo de la seda, que fue prohibido posteriormente, pero el nombre se quedó. Había algunos pocos españoles con tierras en el cacicazgo, pero no pertenecían al pueblo de indios, aunque si al corregimiento homónimo. Había un monasterio dominico que fungía como parroquia, el pueblo estaba rodeado de territorios nahuas y mixtecas, habitado por nahuaparlantes y popolucas, aunque se cree que vivían separados. En 1570 había 3,800 tributarios, para 1620 eran 1,118, lo que demuestra la disminución de la población, como en toda Nueva España, si se convierten las cifras y se considera que eran 4.5 personas por cada tributario, tenemos 17,100 habitantes en 1570 y 5,031 en 1620,
Los Mendoza, eran los caciques, originarios de Puebla de los Ángeles y con contactos con los caciques de Tepeaca, Tecalli y Acatzinco. Aunque había una querella legal sobre el territorio y se cree, varios caciques, en 1596 tenemos a los Moctezuma, Guzman, Mendoza, Luna, Ceynos (o Sainos), De la Cruz y Esquivel, no sabemos con certeza si todos eran caciques o si estaba solamente la disputa. Para el siglo XVIII eran solamente los Moctezuma y Cortés, Mendoza y Luna, De la Cruz y Cebrián. Los Mendoza recibieron ese nombre al ser evangelizados, el antepasado fue Matzatzin, cuando la matriarca de la familia, doña Ana de Santa Bárbara, falleció en 1620, los registros no mencionan su edad, pero era de edad avanzada dado que tenía nietos adultos, todos sus hijos habían muerto ya; sabemos que en 1570 enviudó, que sus padres fueron don Martín de la Cruz y doña Isabel de Guzman, que heredaron el cacicazgo de don Pedro Matzatzin.
El cacicazgo no solamente incluía tierras sino privilegios sobre los indios, el tributo [llamado terrazgo] y que era pagado por los terrazgeros por usar la tierra, pero en las fuentes se los llama por igual como terrazgueros, macehuales, tributarios o comuneros. Al propietario del cacicazgo se le llamaba cacique o cacica, si era mujer. Según las fuentes, el tributo eran mantas y lana hilada, así como servicios personales, también sembraban sus sementeras y ayudaban en el reconocimiento de tierras. El cargo de cacica de doña Ana y su señorío sobre la tierra, llevaba aparejada la entrega de gallinas, la entrega de leña y el mantenimiento de su casa de adobe. En 1597 ella se quejaba que no había quien trabajase en sus milpas y que los indios les enviasen dos personas a la semana para servirla. No eran muy diferentes a los caciques de Tlacotepec y toda la familia mantenía el cacicazgo como una organización corporativa.
Hay debate sobre la forma de heredar el cacicazgo, se cree que hay diferencia entre cacicazgos dispersos y consolidados; fue una institución modelada del mayorazgo español, el cacicazgo consolidado era heredado por el hijo mayor sin posibilidad de dividirse o venderse, el disperso tenía diferentes herederos en cada generación. Doña Ana dejó una herencia de ambas, tanto consolidada como dispersa, esta última en bienes que no pertenecían al cacicazgo, la consolidada eran cinco pueblos y tierras y terrazgueros, todo ello dejado a su nieto, don Diego de Mendoza, si él moría sin descendencia, sería de su hermano, don Domingo, si él moría sin descendencia, sería de sus hermanos o hermanas. Los terrazgueros eran considerados como una unidad económica reconocida por los españoles, parte de la herencia de los cacicazgos, parte del señorío o patrimonio.
Doña Ana dejó tras de sí, cajas con cincuenta chalchihuites y collares de coral, uno con una cruz de plata y una pequeña imagen dorada de Nuestra Señora. Había pequeñas cajitas de Flandes con algunos juguetes de mujer de poco valor, junto algunas ropas de seda. Había un armario grande de madera, seis sillas, algunas de ellas viejas y rotas, una pequeña y blanca mesa de escribir, algunas cajas vacías de madera, con candados y llaves, ropas de algodón teñido, dos lienzos con la Ascensión de Nuestro Señor y con San José y Nuestra Señora. Tenía once extensiones de tierras de riego, seis de tierras de temporal, tres jardines, un de árboles de granada, uno de nopales para obtener cochinilla y uno de pitaya, además de cuatro estancias de ganado menor, para cabras y ovejas, una estancia de ganado mayor para vacas, burros, mulas y caballos, así como una labor de maíz, claro que el nombre de la estancia hace referencia a su tamaño y no necesariamente a que no haya ganado menor o mayor en la estancia.
En una estancia del cacicazgo tuvo una merced para un trapiche, que no había sido construido aún en 1620. No tenemos la certeza de la extensión del cacicazgo, pero se cree que en las estancias solamente tenía 43 km cuadrados, pero la extensión no determina el valor, dado que vale más una milpa que un pastizal. Poseían los Mendoza varias casas, la primera con la puerta principal a la iglesia en el medio del pueblo, valuada en 400 pesos, todos los miembros de la familia vivían ahí. Otra cruzando la puerta falsa del monasterio dominico, no está claro quién vivía allí. La última estaba en la cabecera, cerca esquina sur de la iglesia, pero era pequeña y hecha de barro, aunque obviamente tuvieron más en las estancias.
Fuente: Hoekstra, R. (2010). A Colonial Cacicazgo: the Mendozas of Seventeenth-Century Tepexí de la Seda. European Review of Latin America and Caribbean Studies. pp. 87-106.
Imagen: ca. 1734 - "Retrato de Doña Juana María Inés Cortés Chimalpopoca, Convento de Corpus Christi de México para indias cacicas", anónimo, escuela mexicana, óleo sobre tela.
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Fuente:
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