Gracias, Tradición, por la ilustrada crónica sobre las reacciones de la Iglesia francesa frente al menor asomo de apoyo a las decisiones a tomar y tomada por SS Benedicto XVI. Muy importante para quienes no tenemos tanta información de primera mano y por tanto poco o nada podríamos agregar. Sí resaltar y difundir la estremecedora aceptación de que realmente hubo una ruptura, al decir que la liturgia expresa la teología, como argumento contra la Misa tradicional. Parece oirse la voz triunfante y soberbia del maligno. Contra él, antes que nada la Oración y la confianza en la promesa de que no prevalecerá. Bien señalada la distinción entre quienes está a su servicio y obran con el fin de la destrucción total de la Iglesia desde dentro y los que por orgullo o vaya a saberse qué no reconocen el error del Concilio que ha traído estos frutos por los que lo conocemos.
Francia parece estar nuevamente en el tiempo de juramentados y refractarios de los que salió por el heroísmo de éstos y por los admirables Vicarios de Cristo que Dios puso en Roma para enfrentar el error sin claudicaciones. Quiera Dios que Benedicto XVI sea el primero y audémoslo con nuestras oraciones.