La doctrina del Destino Manifiesto, el impulso de la masonería más algunos errores de Fernando VIII y la invasión a España por parte de Francia fueron la dinamita del activismo de los estadounidenses masones para derrotar no a España sino a la cristiandad. La historia de la Revolución Mundial es la guerra contra la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Hubo masones que promovieron el indigenismo en México para separar a Nueva España del Imperio Español, los liberales mexicanos influidos por la masonería hicieron constante activismo cuando Agustín de Iturbide fue declarado emperador de México, lograron su abdicación y posteriormente adaptaron la República Mexicana al marco jurídico que ya los estadounidenses tenían establecidos. La guerra que los estadounidenses sostuvieron con los mexicanos fue apoyada por los liberales de México, es una tesis demostrada que lamentablemente por la influencia de los liberales masones en la escritura de la historia oficial le han dado menos valor que a la independencia del Imperio Español.
En la Primera Guerra Mundial, el Káiser de Alemania propuso a Venustiano Carranza (Presidente en ese entonces de México) que apoyara a la Triple Entente en contra de los Estados Unidos a cambio de obtener de nueva cuenta los territorios robados infamemente por los gringos. Esto no se concretó pues México se hallaba dentro de la Revolución Mexicana y el Estado no era estable, mucho menos el gobierno.
Hoy en día, para cualquier mexicano (no nacionalista) es mejor ganarle a los Estados Unidos en fútbol o en boxeo que geopolíticamente. La pasividad aumenta cuando la historia oficial conceptualiza al mexicano como un heredero de civilizaciones indígenas que no constituían un Estado antes de la conquista. Es decir, un guerrero azteca lo consideran como un símbolo propio de México pero como todos sabemos, el resto de las 64 tribus indígenas que vivían en el actual territorio eran antípodas de los aztecas. De hecho, los tlaxcaltecas apoyaron con más de 75 mil hombres a Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlán.
Créanme que es patético ver a descendientes de españoles diciéndose herederos de Cuauhtémoc o de Moctezuma. De esta manera no se puede constituir un verdadero nacionalismo en México que tome en cuenta que tanto el elemento indígena como el español son lo que ahora representa al mexicano.
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