En el referéndum, los "panas" le dijeron: "¿Por qué no te callas?"
En el referéndum, los "panas" le dijeron: "¿Por qué no te callas?"
De hecho no quería reconocer el triunfo del NO, parece ser, esto es algo que se dice mucho por Venezuela estos días, y lo más seguro es que responda a la verdad. El gorila se negaba a reconocer su derrota, incluso estuvo dispuesto a echar el ejército a la calle para reprimir a los estudiantes y a toda la población partidaria del No, que sabían ya desde el cierre del último colegio electoral que su opción, rechazando la reforma, había triunfado. En Venezuela hasta que el Consejo Nacional Electoral no se pronuncia, dando los primeros resultados electorales, está prohibido que otras organizaciones, personas, revelen, especulen, resultados finales (las “israelitas”, sondeos previos, no se permiten).
Chávez ya a las 9 de la noche de ese domingo, hora venezolana, conocía que su proyecto de reforma había sido rechazado (no se dio el resultado final hasta la 1’30 de la madrugada del lunes, también hora venezolana), pero como decía arriba no quiso reconocer su fracaso en las urnas, su narcisismo ególatra se lo impedía, de ahí su intención de echar al ejercito a las calles.
Al parecer, al final, el ejército no estuvo dispuesto a derramar la sangre de los estudiantes, y de venezolanos inocentes en general, porque al gorila se le pusiera “ahí”, le dijeron en consecuencia que se tenía que tragar el NO. Esto demostraría que parte del ejercito lo tiene en contra, que no están dispuesto a dejar que Venezuela se convierta en una segunda Cuba. Estos militares estarían al lado de las tesis antichavistas del general Baudel, ex ministro de Chávez, que ahora está en la oposición al régimen chavista.
Es curioso porque la clase media, la que lógicamente era la más interesada en que ganara la opción del NO, fue de los grupos sociales más abstencionistas, junto con los chavistas que viven subvencionados por el régimen, los llamado “boliburgueses” que no estaban de acuerdo con la reforma, pero que tampoco querían votar en contra de su lider. Parece ser que gracias a los chavistas en potencia, los habitantes de barrios populares que siempre habían sido partidarios del gorila, se consiguió que la reforma se pegara el batacazo. Un barrio deprimido, lleno de pobreza, como Petare en Caracas, siempre feudo chavista, pero que sólo vive de promesas del gobierno, promesas que nunca llegan, gano el NO sorprendentemente.
El gorila está perdiendo el apoyo popular que un día le aupó al poder, en cierta forma es normal, después de nueve años de mal gobierno la gente empieza a cansarse de que todo vaya peor que cuando el chavismo llegó al poder (más paro, más corrupción, mayor inflación, mayor inseguridad ciudadana, escasez de productos de primera necesidad).
Como no espabile el gorila esta será la primera de una serie de tortas electorales, hay que tener en cuenta que la oposición ahora tiene más moral, sabiendo que ya no es imposible ganarle en las urnas al mico, además en el 2012 se le acaba el mandato y ya no puede presentarse a las elecciones, y dentro de dos años le pueden plantear al gorila otro revocatorio y expulsarle del poder antes de esa fecha. Al régimen castro comunista en Venezuela se le acercan malos tiempos, los días de “todo color de rosa” se acabaron... parece ser.
Adviento, tiempo de penitencia
El cacique Coromoto, jefe indio venezolano enemigo de la Religión, fué envenenado por la mordida de una serpiente; moribundo, se le aparece la Virgen Nuetra Señora y le dice que pida el Bautismo, que sanará y será Apóstol. Coromoto murió muchos años después de vencer la picadura de la Serpiente con la ayuda del Cielo, en plena vejez, convertido en un Apóstol para su pueblo.CUANDO los resortes del fraude y el engaño no están todavía debidamente aceitados y utilizados, la gente en general, si puede y hay por qué o quién, elige bien. Así pensaba Castellani de la democracia; así lo creemos nostoros también.
La Virgen de Coromoto es la Patrona de Venezuela
El golpe venezolano de ayer, primer Domingo de Adviento en el Rito ordinario, ha sido un rotundo desmentido a los infundios de la zurda, el indigenismo ideológico y el progresismo paquete y, aún, para el marxismo ortodoxo (que como podrán leer aquí, escapa del perdedor caribeño a toda la velocidad que da su silla de ruedas moral) que se postulaban como la única y mejor alternativa política para el desastre de lo que ellos llaman despreciativamente, al modo anglosajón, “Latinoamérica”. Su desprecio olímpico a la noble cuna de América, la bien donada, a su fundación católica y castellana, les brota de odio y resentimiento y asoma cada vez que un país americano rechaza la ideología después de haber aceptado, o algo así, al hombre; después de todo, su patrón odia desde el principio de los tiempos ¡qué más pueden hacer sus corifeos de ahora! Así que el zurdón Chávez, pese al auxilio invalorable de Juan Carlos de Borbón y de Estados Unidos, que comedidamente se prestaron a hacer notorio su jueguito de “Patria—Antipatria”, demostrando además que, efectivamente, son socios, ha perdido la guerra en pro del socialismo bolivariano (hemos oído muchos insultos y denuestos contra el Libertador; pero este sí que es nuevo...), que no es otra cosa que una vuelta más de rosca hacia la concreción del ideal progresista o neoliberal, o “neocon”, como dicen agora, esto es: un bolsillo liberal y una cultura marxista.
Es innegable que Hugo Chávez representó, en algún momento, una ilusión para Venezuela; pero rápidamente fue captado por el progresismo (una especie variable y proteica de la social democracia clásica) y su discurso ramplón, castrista, irrespetuoso, impío y atropellador, lo llevó al pozo. No menos que su soberbia, al pretender quedarse con Venezuela en un puño por medio de una reforma constitucional que ha sido el escándalo de toda América.
Desde Fernando VII, América, en cuanto ha podido y le han dejado, ha sido fiel a su consigna: “¡Viva el Rey católico, mueran los malos gobiernos!”, y esta regla, o la que implícitamente se puede extraer de ello, es lo que han ignorado casi todos los mandones locales desde hace dos siglos, fieles a concreciones o hechuras más de ideas foráneas que a sus tradiciones patrias, y cuya expresión más elemental es, a saber: Que se puede amar a los hombres y aún decírselo, pero que ello no es promesa ni aseguramiento de goces de alcoba: el terreno ganado, no es terreno conquistado. Aquí, a la gente no le gusta que le tomen el pelo, que la engañen o, como proclamaba un sabroso personaje de la televisión mexicana antes de iniciar su venganza: “¡Se aprovechan de mi nobleza ...”. En las recientes elecciones argentinas, más del 30% de los convocados no fue a votar o aniquiló su voto, demostrando que consideraba un fraude la elección: “¡mueran los malos gobiernos”!, de manera tal que los candidatos triunfantes no podrían esperar un apoyo de más del 25% de los electores. Y éste, aún, condicionado a la buena marcha de las cosas públicas, algo imposible de lograr para cualquier gobierno partidocrático que, por defecto de cuna y por inercia electoralista, aquello para lo cual es expresa y absolutamente ineficaz es, justamente, la política.
Chávez representa —en su forma más modesta— la fatal unión del liberalismo cruel y despiadado con el marxismo homicida, ladrón y desvergonzado, esa última etapa del ataque contra el Trono y el Altar desatada a los pies de la Santa Cruz y que hoy, a falta de nombre con que bautizar este esperpento, llamamos “progresismo”.
El médico de Estagira
Para ser completamente sinceros, no dejaremos de recoger la pena que nos da la frustración de lo que pudo ser una esperanza de verdadero buen gobierno en alguna de las Américas. Chávez no fue elegido por Dios para eliminar la Religión, la propiedad, la familia, la patria potestad, el tipo de cambio, el uso del suelo o el sistema métrico decimal, que son todas cosas que un gobierno, salvando las esenciales diferencias entre unas y otras, no tiene derecho alguno a toquetear; y que se toquetean cuando, precisamente, no se sabe ordenarlas, demostrándose así la falta de capacidad política más elemental. Aristóteles seguirá enseñanado, hasta el fin de los tiempos (que ojalá lleguen de una vez) que el bien común más excelente es la diversidad, asunto que, tangencialmente, toca S. S. Benedicto XVI en su reciente Encíclica; de la cual algo diremos, si Dios quiere. Y por lo tanto, toda tendencia a la uniformidad (lo contrario de la unidad) es antinatural, impolítica y resistida por los pueblos. Y por los Cielos, que la crearon.
Se inicia, pues, este tiempo de Adviento con una buena noticia y un acto de la Misericordia Divina. La primera, la novedad de la derrota de las pretensiones injustas de Hugo Chávez para nuestra bienamada tierra venezolana, la “pequeña Venecia” americana. Lo Segundo, la posibilidad de que él mismo, si quisiera tener pasta de héroe, arrojase su camisita colorada al basurero de donde jamás debió tomarla, gobernando su país para Dios y para el bien dellos mismos, que para eso es un Gobierno —bueno. Y se ganase así el Cielo.
Por desgracia (para él, mucho más que para Venezuela, pues la naciones pagarán sus pecados en esta tierra, pero sus gobernantes ...) no nos parece probable, y ni siquiera tendrá la oportunidad de meditar bien estas cosas de las que tanto depende. Pues ni Estados Unidos (que sostiene Venezuela y a Chávez con publicidad en contra y la compra de TODA la producción petrolera caribeña) ni los ideólogos del marxismo revanchista y resentido (que le escriben sus libretos) se lo permitirían fácilmente.
Adviento, pues, es tiempo de estrecha y observante penitencia, más para unos que para otros.
Decirlo, lo podemos hacer y lo estamos haciendo; pero saber aprovecharlo no depende de nosotros.
Pero en una désas, se le aparece la Virgen otra vez.
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